ALVAREZ CRESPO JULIO

INVESTIGADOR. Nació en Alausí el 8 de septiembre de 1903. Hijo legítimo de Isaac Alvarez Clavijo, abogado cuencano que se estableció en Guayaquil hacia 1885 pero emigró a Alausí por temor a la fiebre amarilla y allí contrajo matrimonio con Zoila Crespo Astudillo, también cuencana, siendo padres de una numerosa familia de doce hijos. Don Isaac fue uno de los más notables vecinos de Alausí y ocupó en varias oportunidades la presidencia del Concejo Cantonal.

Julio fue el décimo hijo y recibió las primeras letras en la escuela de Alausí a cargo de un profesor colombiano de apellido Ortiz. El 1912 su tío Roberto Crespo Astudillo, dueño de una tienda en Guayaquil, lo llamó a vivir a su lado en Mendiburo y Rocafuerte, terminando la primaria en el Colegio Mercantil del Prof. Marco A. Reinoso.

En 1915 pasó al Vicente Rocafuerte y obtuvo un premio Accésit en un concurso biográfico sobre Bolívar.

En 1918 falleció su madre en Guayaquil el 21 de graduó de Bachiller. El 22 ingréso a la Facultad de Medicina y comenzó a trabajar en la sala San Guillermo del Hospital General a cargo del Dr. Guillermo Gilbert, donde se trataban enfermos venéreos. Al siguiente año le correspondió servir en la San Luis del Dr. Leopoldo Izquieta Pérez, que le facilitó un microscopio y reactivos para la investigación y experimentación científica; por eso, el 25, ganó el Concurso anual entre estudiantes por el día del Libertador, cuyo premio ascendía a trescientos sucres con un trabajo sobre el “Plasmodio de la Malaria”, que encontró por primera vez en el Ecuador. Al año siguiente recibió el Premio de la Filantrópica. El Dr. Darío Moral lo llevó de ayudante de la sección parasitología de su laboratorio ubicado en General Córdova y V. M. Rendón, esquina del parque de la Merced, con sesenta sucres mensuales, dándole tiempo para que pudiera concurrir a las clases de la Universidad. Entonces triunfó en el concurso promovido por la Junta Administrativa de la U. con un interesantísimo trabajo titulado “Estudio de los Plasmodios en las formas de paludismo en esta ciudad” comprobando por primera ocasión la presencia de la Malaria.

En 1927 ganó por Concurso un Internado y el premio de la Municipalidad de Guayaquil, y ayudó en los exámenes al Dr. Lupercio Arteaga Martinetti, para demostrar por primera vez en el Ecuador la existencia de la enfermedad de Chagas, comprobada con especímenes de chinchorros infectados, recogidos a lo largo de la ruta del ferrocarril a la Costa.

En 1928 obtuvo el premio “Julián Coronel” consistente en una cédula de mil sucres y el 29 se incorporó al Cuerpo Médico de la República versando su tesis doctoral sobre “Estudio de diversos tipos de neumococos existentes en Guayaquil” cuyo resumen apareció publicado ese mismo año, así como también sus trabajos sobre “Bronconeumonía en un palúdico crónico”, “Anemias Ankilosmiásticas” y “La enfermedad de Charcot”.

Ese año residió en Manta donde tuvo la oportunidad de realizar varias curaciones de emergencia. El 30 descubrió y ayudó a erradicar un brote epidémico de bubónica en Manta, pero se desilusionó del ambiente pues era un pueblecito mínimo donde ni siquiera existía agua potable para beber.

Entre el 31 y el 34 fue médico de la Consulta Externa del Hospital General con ciento cincuenta sucres mensuales de sueldo, corriendo a su cargo la selección y distribución de pacientes. En 1932 publicó “Nuevo caso de lepra con bacilemía”. El 33 ingresó a la sociedad Médico Quirúrgica del Guayas presentando un estudio sobre el “Diagnóstico precoz del embarazo por el método de Friedman”, y fue designado profesor de Química del Rocafuerte con trescientos sucres mensuales por el Rector Dr. Antonio Sánchez Granados.

Ese año instaló su consultorio en la Policlínica especializándose en tratamiento de enfermedades tropicales.

En 1935 salió a la luz el estudio sobre la “Demostración práctica de la reacción de Friedman en el diagnóstico precoz del embarazo.” El 36 contrajo matrimonio con Piedad Rivadeneira Aguirre, tuvieron dos hijos que están casados y trabajan como ingenieros en Washington D. C. y editó un trabajo sobre “La Tina microscópica”

El 37 cerró el consultorio, instaló el laboratorio en Luque entre Pedro Carbo y Pichincha y editó “La reacción standard de Kahn y la Wassermann – Noguchi”. Al poco tiempo reemplazó al Dr. Juan Tanca Marengo como profesor agregado de Terapéutica y Clínica, en la facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil y fue principalizado en la cátedra de Química Biológica y Toxicología para el tercer curso con trescientos veinte y cinco sucres mensuales y adquirió una villa en el barrio del Centenario a Manuel Antonio Jiménez Arbeláez.

En 1940 publicó los siguientes trabajos “Tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas” y “Hemoculturas.” El 41 “Endocarditis infecciosa lenta.” El 42 fue invitado por el Dr. Izquieta Pérez a colaborar en el Instituto Nacional de Higiene como Jefe de la Sección de Parasitología con ochocientos sucres mensuales. Entonces cerró el laboratorio, intensifico sus actividades científicas y dio a luz varias investigaciones sobre la “Enfermedad de Chagas.” En asocio con el Dr. José Miguel Varas Samaniego descubrió que el signo de Romana del mal de Chagas era producido por el tripanosoma Cruzi. Igualmente investigó sobre la “Dirofilnaria en los caninos” y el “Parasitismo intestinal en los enfermos hospitalarios de Guayaquil” mereciendo una beca para actualizar sus conocimientos en la Escuela de Medicina de Tulane en New Orleans y en el National Institute of Bethesda de Maryland, participando activamente en las investigaciones de los Dres. Roes y Reardon sobre amebas en el 45 y el 46.

“A su regreso a Guayaquil, reanudó las investigaciones sobre amebas, desarrolló medios de cultivo, aisló algunas cepas locales para diversos tipos de estudio y ascendió a jefe del Departamento de Medicina Tropical del Instituto Nacional de Higiene, donde pudo construir un dispositivo micro aislador para el lavado de los quistes y la confección de medios de cultivo en la sección parasitología, también edito dos informes sobre el cultivo de la ameba histolítica exoeritrocitario de los parásitos del paludismo e ingresó a la sección Ciencias Biológicas del Núcleo del Guayas de la C.C.E.

En 1947 publicó “Tripanosoma Cruzi y tratoma carrioni, “La ameba histolítica y otros protozoarios intestinales”, “Amebiasis Crónica”, “Cocciodiosis intestinal”,        “Informaciones

epidemiológicas de la enfermedad de Chagas en el Ecuador” y “Un nuevo factor de crecimiento para el cultivo de la ameba histolítica y otros protozoarios intestinales”.

El 48 pasó a desempeñar la Jefatura del Laboratorio Médico del Hospital General con mil ochocientos sucres mensuales y reabrió su laboratorio particular en Luque y Chimborazo. Allí trabajó pr espacio de veinte y cinco años hasta obtener su jubilación. El 49 fue llevado por el Dr. García Solórzano a la Subdirección de Sanidad con ochocientos sucres mensuales.

En 1956 fue electo Presidente fundador de la Sociedad Médica panamericana (P.A.M.A.) capitulo de Guayaquil. El 59 editó “lavado microparasitario en coprología” como guía para estudiantes y laboratorios y casi al finalizar el gobierno de Ponce Enríquez fue designado Director General de Sanidad con S/. 3.000 mensual de sueldo por el Ministro de Previsión Social, Nicolás Crespo Ordóñez, y viajó a Ginebra representando al Ecuador en la XIII Asamblea Mundial de la Salud.

Entre 1964 y el 74 dictó la cátedra de Parasitología en el tercer concurso de la Facultad de Medicina con tres mil doscientos sucres mensuales de sueldo. Su salud se había resentido por una alergia crónica que le producía asma, debiendo medicinarse continuamente. Los remedios, a base de cortisona, a la larga le hicieron daño, ocasionándole osteoporosis. En 1975 sufrió la rotura de la cadera y fue operado en el exterior, posteriormente volvió a romper la cadera y fue sometida a nuevas operaciones aunque se recuperó.

En 1976 concurrió al IV Congreso Latinoamericano de Medicina celebrado en San José de Costa Rica y fue designado miembro de la Federación latinoamericana de Parasitología.

En 1980 a los 77 años de edad, cedió en venta su laboratorio y se retiró a la vida privada ingresó a la Academia Ecuatoriana de Medicina y fue electo Profesor honorario de la Universidad de Guayaquil y Médico honorario del Hospital General.

Ese año y contando con el tiempo suficiente pues ya estaba retirado de sus ocupaciones habituales, dio comenzó a un viejo anhelo de escribir la “Historia de la Medicina Tropical Ecuatoriana” conforme lo había venido conversando con el Dr. Luis A. León de Quito y pareció el primer tomo titulado “Amebiasis” en 106 págs.

En 81 salió el segundo: “Fiebre recurrente; Strongyloidiasis y Toxoplasmosis en 246 páginas y el 84 el tercero que trata sobre la “Enfermedad de Chagas en el Ecuador “en 233 páginas.

En 1985 recibió la Orden Nacional al Mérito. Concurría diariamente a la Sala San José del Hospital como visitante invitado del Dr. Jorge Luis Auz Landázuri y vivía retirado en sus estudios y escribiendo por las tardes y las noches, tratando siempre de ser útil a sí mismo y al prójimo al que tanto había servido. En 1.990 falleció su esposa y su amigo Auz murió de improviso y quedó solo. Entonces ingresó a la sección pagada del Hospicio Corazón de Jesús donde era visitado de vez en cuando por sus colegas y amigos. Su carácter serio, exigente y cumplidor. Su estatura alta, tez trigueña y contextura delgada. Hombre de pocas palabras y muchas ideas, de los pocos médicos ecuatorianos que estaba escribiendo sobre temas científicos y lo hacía con derecho pues era considerado una autoridad en Medicina Tropical.

El Dr. Auz se tomaba el trabajo diariamente de pasar por su departamento, le conducía en su carro particular al Hospital General para que gaste las horas de la mañana en asuntos importantes y de su especialidad, luego le devolvía a su departamento y esto diariamente durante varios años. Esta cortesía de amigo se debía a que el Dr. Julio había perdido las dos piernas a causa de una pertinaz diabetes y se las habían tenido que cortar, pero no se le notaba cuando caminaba pues lo hacía despacio y ayudado de un par de piernas ortopédicas de madera, especialmente confeccionadas, que parecían tan reales que hasta zapatos y medias tenían.

Esto que estoy relatando me impresionó muchísimo cuando me lo refirieron años más tarde, pues las veces que le visité no había caído en cuenta de ello y todo me pareció tan sorprendente como irreal. Realmente el Dr. Auz era un santo varón, un gran amigo, un hombre solidario, algo fuera de serie, nunca me he topado con otro caso similar a este que estoy relatando, de solidaridad a toda prueba, no solo de tiempo y persona, sino de afecto y comprensión entre colegas.

En 1987 apareció su Tomo IV titulado “Historia de la Malaria” en 86 págs. y en Suplemento con la “Epidemia de Coaque” en 56 págs. En 1989 su tomo V con Temas varios como la Desnutrición el Bocio Endémico, Parasitismo intestinal en el Ecuador y sus posibles soluciones. Algo de nuestra medicina sentimental, Leptospirosis icterohemorrágica y Bartonellosis: fiebre de Oroya, Verruga peruana, enfermedad de Camón su presencia en Ecuador en 164 págs. El 92 el Tomo VI sobre Leishmaniasis, Chagas, Ascaridiosis, etc. en 82 págs y el 94 un segundo suplemento al tomo IV con la Historia de la Malaria en 22 págs.

Esta Vida tan útil a la ciencia y a su Patria, poco a poco se me apagando y aquejado de varias dolencias, pero sobre todo de soledad, falleció en Guayaquil de avanzada edad y sus restos descansan en el Cementerio General.