POETA. Nació en Guayaquil el 15 de noviembre de 1926. Hijo legítimo de Santiago Altamirano Freile, comerciante en su lugar natal, Parroquia rural Bolívar, Provincia del Tungurahua, luego Guardián en la Compañía Nacional de Teléfonos ubicada en la calle Cañar No. 400 y Eloy Alfaro y de Delia Sánchez Rodríguez, natural de Pelileo quien falleció a consecuencia de tuberculosis pulmonar, epidemia que azotaba al puerto.
El mayor de una familia compuesta de cuatro hermanos. Su madre le enseñó las primeras letras en Ambato pero como era un niño enfermizo y tosigoso, recién concurrió a la escuela a los siete años y realizó una primaria muy irregular entre Guayaquil y Ambato por los continuos viajes de su familia, especialmente a la hacienda “La Viña”, del Gerente de la Compañía de Teléfonos, que administraba por temporadas su padre.
En 1940 falleció su madre de tuberculosis y al poco tiempo su padre contrajo nuevas nupcias. El martes 24 de noviembre de 1942 se escapó de su casa en Ambato, viajó a Guayaquil donde vivían sus tíos maternos quienes le llevaron con su padrino de bautizo Félix H. López, comerciante mayorista, importador de harina y manteca, con tienda en Malecón y Diez de Agosto, quien le tomó bajo su protección y colocó de empleado de mostrador con S/. 120 mensuales. Después lo enviaba a la provincia de El Oro como agente vendedor a comisión de los productos Heinz (Mostaza, Salsa de tomate, Frutas en conservas, Petitpoises) que llegaban de los Estados Unidos. Pronto comenzó a ahorrar lo suficiente, pudo traer a todos los suyos y les instaló un caramanchel en Pedro Carbo y Diez de Agosto para que se ganaran la vida.
Entonces tomó en arriendo un pequeño departamento en Huayna Cápac y
Ayacucho y por las noches asistía desde el 43 a los cursos nocturnos de contabilidad del Liceo América que dirigía el Prof. Carlos Estarellas Aviles. Allí también recibió clases de Literatura de Cristóbal Garcés Larrea, quien le motivó hacia la poesía, mientras un primo suyo le llevaba desde el 45 al Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura, en Pichincha e lllingworth, hasta que se incendió dicho local.
En 1946 se graduó de Contador y concurrió al batallón Quinto Guayas a fin de ser calificado para realizar la conscripción, mas no fue escogido por su débil contextura pues siempre fue flaquísimo. Vivía en una casa de propiedad del comerciante Joaquín Arias en 6 de marzo entre Diez de Agosto y Ballen, en cuya buhardilla escribió su primer poema: “Hijo Imperfecto”, que apareció en una de las revistas culturales de la ciudad.
Entre 1948 y el 50 fue Ayudante de Contabilidad en el Banco La Previsora con S/. 600 mensuales, recomendado por su amigo Jorge Mestanza; pero al tratar de formar un Sindicato le despidieron. La Gerencia comunicó a otras instituciones bancarias la causa del despido, para que no lo fueran a contratar como empleado, de suerte que quedó “marcado” y debió dedicarse al periodismo, olvidándo su título de Contador para siempre.
Durante esos años completó la secundaria en el Colegio Municipal César Borja Lavayen, fue electo por dos ocasiones presidente de la Asociación de Estudiantes y tuvo por compañeros a Isabel, Lily y Alsino Ramírez, José Safadi Emén, Pedro Sorroza Encalada, etc.
En 1950 ganó la Medalla de Oro en el Concurso de Poesía del Borja Lavayen con su composición “Paralelo 38”, escrita en honor a la sangrienta frontera artificial creada por las grandes potencias mundiales para separar al pueblo coreano. “Expresión feliz, de poesía de vanguardia ansiosa de futuro”. En 1951 le imprimieron su primer poemario bajo ese título, que apareció en páginas sin numerar. César Andrade y Cordero saludó la aparición de “Paralelo 38” diciendo que las voces poéticas novísimas de mayor significación eran Altamirano Sánchez y Ledesma Vásquez. lleana Espinel agregó que luego, el tiempo, las aguas y los libros publicados se encargaron de invertir ese orden nominal y sumar nombres significativos a la promoción generacional. La bohemia le fue conduciendo hacia los pobres caminos del periodismo de noticia, la crónica roja, el retrato de la víctima y demás asuntos insustanciales del momento, que no dejan secuencias memorables sino en las páginas de la historia chica que nadie recuerda y en los que Altamirano Sánchez descolló por espacio de veinticinco años como el Reportero Estrella que se arriesgaba a todo por conseguir una foto rara del instante o una noticia sensacional del momento.
Ese año se graduó de Bachiller, ya era ampliamente conocido en el país, muchos le admiraban y apoyaban con trabajos. Por eso en 1952 enseñó Castellano en el Colegio Chimborazo, ubicado en Boyacá y Colón, que dirigía su amigo el profesor y crítico Luís Cornejo Gaete.
Entre el 52 y el 54 se ganó la vida como comerciante ambulante en bicicleta, vendiendo a la sencilla en el suburbio. Al mismo tiempo comenzó a estudiar Jurisprudencia y se dedicó con mayor ahínco a la vida bohemia. Ganó por tres ocasiones consecutivas el Primer Premio en los Concursos convocados en la Universidad de Guayaquil y se mantuvo como el joven poeta del momento a través de los suplementos dominicales.
En 1954 su ex profesor Alfonso Aguilar Ruilova lo llevó de Reportero al diario “El Universo” con S/. 600 mensuales al comienzo, aunque luego le ascendieron a S/. 750.
En 1955 el Director de Publicaciones de la FEUE Sergio Román Armendáriz editó una selección con “33 Poemas Universitarios”, considerando a las principales figuras del movimiento novísimo llamado “Horizonte” (Carlos Altamirano Sánchez, Fernando Cazón Vera, Miguel Donoso Pareja, Cristóbal Garcés Larrea, Gastón Hidalgo Ortega, Horacio Hidrovo hijo, Víctor Hugo Peña Rosales, Sergio Román Armendáriz, José Safadi Emén y Jorge Torres Castillo). De Altamirano seleccionó tres composiciones tituladas: “6 a.m.”, “Sueño Profético” y “Equivocación de Dios”.
Poco después renunció en “El Universo” para viajar al Congreso Mundial de la Juventud a celebrarse en Varsovia, pero a última hora le birlaron el cupo y se quedó sin los pasajes. Entre el 57 y el 59 regresó a “El Universo”. El 59 enseñó Literatura en el Colegio Nacional Juan Bautista Aguirre de Daule. El 60 volvió a “El Universo”.
En 1962 formó el Comité de Empresa de El Universo y le eligieron Secretario General. El 63 fue operado de apendicitis en la Clínica del Seguro Social. El 64 vendió rifas para ganarse la vida pues había salido del periodismo.
El 65 Galo Martínez Merchán le llevó al semanario “El Tiempo” del que solamente aparecieron tres números. De allí pasó al vespertino “La Razón”, como Reportero, con S/.1.200 hasta el año 67.
En 1966 fue electo miembro de la Sección Medios de Comunicación Colectiva del Núcleo del Guayas de la CCE. Ya no se le consideraba poeta. El 67 fundó y presidió la Unión de Periodistas Ecuatorianos UPE entidad que desapareció el 70.
Igualmente, el 67, se realizaron tres recitales en el Núcleo, llamados de las Tres Generaciones por las diferencias de edad de los poetas que intervinieron. Poco después apareció un tomo bajo ese nombre, donde constan dos de sus poemas: “6 a.m” y “Danza de una queja”.
Por entonces viajó intempestivamente a Chicago tras una romántica ilusión que no se materializó. Se alojó en un pequeño departamento situado en Haested No. 602 y Garfieid, lavó platos y ollas en el Club de la Universidad de Chicago, hizo amistades valiosas y escribió una novela sobre la miserable vida que llevan los latinos en los Estados Unidos: “Puercos y Ratas”, que aún permanece inédita.
De regreso a Guayaquil en 1.968 volvió como reportero a “La Razón”. En 1.970 contrajo matrimonio con Jeaneth Noboa Hidalgo, con cuatro hijos. El 71 viajó a Panamá con otros periodistas ecuatorianos a cubrir la vuelta del exilio del líder populista Asaad Bucaram. El 74 se graduó tardíamente de abogado, nunca ejerció.
En 1976 salió de “La Razón” con Ricardo Vasconcelos a raíz de la huelga que se desató en dicha publicación. El 77, sin empleo fijo, se unió a Ernesto Campos Plaza con el fin de investigar en el Juzgado Primero del Crimen los procesos semi históricos de algún interés público. Fruto de tales pesquisas fue un libro en 184 págs. titulado “Exhumación”, hombres y sucesos, con una síntesis de ellos.
El libro se vendió bien, tres mil ejemplares se consumieron en pocos meses. En la introducción sus coautores aclararon: “si los cadáveres se exhuman – porqué no los hechos de los hombres? Estos hicieron la noticia, nosotros solo la recogimos. Un segundo tomo, con “otros apasionantes relatos de la vida real basados en los procesos penales de la época” y aunque quedó escrito continúa inédito por causas económicas.
En 1978 ingresó a la Asociación Ecuatoriana de Prensa de Pedro Iglesias Caamaño con S/. 7.000 y allí se mantuvo hasta el 85 que cerró dicha Agencia por muerte de su director. Entonces pasó a la Editorial del Núcleo del Guayas de la CCE.
En 1991, tras 40 años justos de silencio, apareció una selección de veintiseis composiciones suyas con su primera poesía y otra novísima, en 98 págs. bajo el título de “Lamento de un Soñador”. La obra constituye “un testimonio de solidaridad y reflexión. Son versos rebeldes por su mensaje y de una belleza profunda, disparan contra la opresión y miseria de las masas; cantos por la paz, la dignidad, la solidaridad, el amor y la pureza del pueblo. Poesía también de angustia, perfiles extraordinarios de su credo ideológico. Crónica exacta con enorme realismo social del dolor y la esperanza de los pueblos del mundo siempre en conflicto”.
El 2000 comenzó a perder la visión y quedó prácticamente ciego. Su gran pobreza agudizaba su dolor de no ver. Desde el 2.005 comenzó a sufrir molestias en la próstata y habiendo los médicos del IESS descubierto un cáncer en dicho órgano, que ya no era operable, se sometió a varios tratamientos hasta que finalmente le sobrevino la muerte sin dolores ni agonías el sábado 2 de mayo del 2009 en horas de la tarde.
Ha dejado una poesía gallarda, plena de voces de aliento con elementos de sinceridad y noble y singular rebeldía por lo social. Permanece inédito su poemario “Réquiem por María”, dedicado a su madre.
Blanco, delgado, pelo cano y mediana estatura. Su rebeldía le había granjeado resistencias e injusticias, pero lejos de amilanarse continuaba en la línea solidaria con la humanidad y el hombre.
Su caso es típico en una sociedad tercer mundista donde pocos son los que leen poesía y los diarios en su gran mayoría hacen un periodismo más bien comercial. Pudo haber sido el gran poeta al que estaba llamado por la amplitud de su estro, pero se desvió y la vida lo absorbió con tres de sus engañosas fases (bohemia de tragos, mujeres y amigotes) sepultándole desde 1951 en labores impropias de su altísimo destino que después de tan largo y ominoso silencio, intentó recuperar.
“6 a.m.” //A las seis será claro / y el periódico me dará su desayuno de un millón de vidas. / A las seis será claro / Pero antes…/ la ciudad, por su balcón de estrellas, / me dejará oír la oración de los pájaros y el grito huraño / de las mil espigas suburbanas:/ el vendedor de una luna en números de lotería, / el sacristán que con ojos contagiosos/ se balancea en el badajo de los siglos. /Todos / Miles. / Millones / se juegan la madrugada / en un paño de alfileres. / A esta hora los hombres dejaron de ser iguales. / Mientras una metralla de angustia / zurce la lucidez del obrero. / A las seis será claro / Y la mujer del burdel se lavará la cara. / Se descolgarán las camisas / y el jornalero cambiará de creencias. / Sonará un grito venido de la calle / a encerrarse en la jaula de miserias: / un grito de fábrica, / un grito de patrón, / un grito de terror / Esto aquí, en América / Y en el mundo / En los otros continentes donde tampoco existe la justicia, / aunque esto lo aseguren los periódicos / y tantos boletines que esconden la muerte / como se esconde la prostitución en los hoteles de lujo. / A las seis será claro / Y los hombres verán con terror a los hombres. / Muchos dirán que el agua está fría / y la pondrán bajo la influencia de (a estufa. / Otros hablarán con la tristeza / con la rabia / de solo haber percibido la fragancia / salida por la chimenea de una panadería. A las seis será claro / I la endeble música de cien generaciones/ comenzará a llenar los bolsillos y el cerebro / de los hombres que planean un nuevo sistema de vida. / Todo será claro a las seis, / pero un segundo antes / la dimensión de nuestras conciencias se dilata, / crece en el instante sin mensura / para borrar la palidez de veinte siglos muertos. // enero de 1950.
“Un Quehacer sencillo” //Todos somos poetas / cuando se nos cuartea el alma / o el dolor nos muele las entrañas / sin tiempo ni espacio limitados // Todos, en algún momento, / somos poetas. // Y esto puede ocurrimos a los quince años / o bien a los veinte calendarios, / no importa si a los treinta o los cuarenta / o de pronto esquinamos medio siglo. / por que el trabajo del poeta / es un quehacer sencillo / si pones los pies sobre la tierra. / que es tuya / y mía / porque algún día nos mezclaremos con ella. // Para escribir un verso / no tienes que ir en busca/ de aguja, hilo ni tijeras // porque no te ayudarán ni el sastre ni la costurera. // Para enrolarte en la escuela de la vida / y de los sueños/ de la paz y los silencios, / no busques el cayado / de los viejos caminantes, / ni acusa al carpintero / porque el libro no es de palo / sino el alma impresa en lienzo / del profundo amor a la vida / sin usar clavos / madera/ ni martillo. / que, éstos si, / a Cristo daño le hicieron. // Para escribir un libro que lo sientas, / como debe sentir la madre cuando pare, / búscate a ti mismo / y busca a Dios que te ilumine /pero nunca te entregues, ambicioso / o embriagado/ con pócimas de Diccionario / pues tus cantos de alegría / o tonadas de tristeza, omnidolientes, / no son moldes / de ninguna rancia maestría. // Amasa el dolor propio / y saca levadura del ajeno / sufre con el niño sus dolencias y mastica del obrero sus pesares, / o si los prefieres / oremos por las madres/ que grafican sus tormentos/ en el rostro acanalado / y sus ojos somnolientos. // Y si es así / si en verdad lo sientes y te duele. / escribe entonces, siempre escribe / sin miedo a que pierdas el empleo / y sin jamás esperar / el caramelo de un falso halago. / sin que tampoco te importa / el vinagre del que te condena / porque sufre y se envenena / o se atraganta / con estrofas de tu cruda poesía. // Es por ello que te digo, / que en este quehacer sencillo del poeta / el elogio por un triunfo pasajero / no dura más tiempo / que el pasar del viento // Guayaquil, 1990.