MISIONERO. Nació en Burgos, España, en 1597. Ingresó en 1612 en su ciudad natal a la Compañía de Jesús, donde realizó su formación vocacional, tiempo después pasó como Misionero a las Indias y estuvo en la Escuela de Quito.
En 1637 se trasladó a Cuenca con los padres Francisco de Figueroa natural de Popayán y Bartolomé Pérez español peninsular y con ellos fundó y fue Rector de esa Escuela, como paso previo para iniciar la entrada al Marañón o Amazonas a través del río Paute, por la ciudad de Loja, o directamente por Jaén de Bracamoros, pues a la Compañía de Jesús le interesaba misionar en esas extensas cuanto desconocidas regiones.
En 1638 era Corregidor de Quito su hermano el General Juan Vásquez de Acuña, Caballero de la Orden de Calatrava, cuando arribó a esa ciudad el General Pedro Texeiras, enviado por el Gobernador del Pará (1) Texeira había salido desde el pueblo de Curapá el 17 de Octubre, en cuarenta canoas, con sesenta portugeses y mil doscientos indios remeros, la mayor parte de los cuales se habían quedado en San Antonio de los Encabellados, y tras remontar el Amazonas hasta la boca del Napo, navegaron a las estribaciones de la cordillera y subieron a Quito, abriendo la ruta que había permanecido cerrada casi un siglo desde que el Capitán Francisco de Orellana, en la expedición de Gonzalo Pizarro, descubriera dicho río.
Texeira había examinado prolijamente las distancias, profundidades de los ríos, las poblaciones y alturas por medio de un piloto capacitado y su expedición constituyó un notable acontecimiento de grandes resonancias para Quito, pues venía a romper el aislamiento en que se hallaba desde siempre. La Audiencia vio un futuro de inmediata expansión y la Iglesia un nuevo campo de apostolado misionero. El Presidente Lic. Alonso Pérez de Salazar, considerando la trascendencia del suceso informó inmediatamente al Conde de Chinchón, Virrey del Perú, quien ordenó a Texeira que regrese con sus compañeros al Pará y que la Audiencia de Quito, además de auxiliarle para ese viaje, envíe algunos comisionados con la consigna de apuntar todos los detalles geográficos y etnográficos para informar al Rey sobre tan feliz suceso que uniría Quito y Europa por el gran río, el mayor del mundo; pero como el cumplimiento de esta orden significaba el expendio de dinero en leva de soldados con pertrechos y mantenimiento, se ofreció el Corregidor Vásquez de Acuña a cubrirlo y hasta acompañar a los expedicionarios: mas, la Audiencia, le negó la licencia por creerlo necesario en el puesto que ocupaba.
Ante esta situación, se encargó esa misión a la Compañía de Jesús, que eligió a los padres Andrés Artieda, lector de Teología en el Colegio de Quito y Cristóbal de Acuña, rector en el Colegio de Cuenca, quienes salieron de Quito en compañía de Texeira el 16 de Febrero de 1639 y llegaron al primer puerto del Napo, donde tomaron por el Amazonas hasta su desembocadura, averiguando todo lo concerniente al viaje, observando los detalles y demarcando los puntos principales, de modo que en las prolijas operaciones hubo de gastar Acuña once meses hasta el arribo al Pará y a San Luís de Marajao el 12 de Diciembre.
Allí se detuvieron hasta hallar una nave a España, tiempo que aprovechó en escribir “Nuevo descubrimiento y relación histórico-geográfica del gran río Marañón, el año de 1639, por la Provincia de Quito en el reino del Perú”, que dedicó al poderoso Ministro Gaspar de Guzmán Pimentel, Conde- Duque de Olivares.
Por fin, en marzo de 1640 ambos religiosos se embarcaron a España portando una recomendación de Texeira sobre todas sus tareas y servicios. En Madrid dieron cuenta del viaje y presentaron al Consejo de Indias la Real Provisión de la Audiencia, la susodicha Recomendación y los demás instrumentos relativos al asunto, entre los cuales se hallaba el “Memorial dado al rey pidiendo la conquista y predicación de las tierras del río de las Amazonas” y el Consejo dispuso la impresión de la Relación, que salió en un volumen en 4° en Madrid, el año de 1641 aunque a la presente no quedan ejemplares de esta obra. Acuña también delineó un Mapa que la Corte aceptó pero no permitió su publicación por considerar peligrosa ante el avance militar de los holandeses. Este Mapa se halla actualmente en la Mapoteca de Madrid y como aparece sin firma, ha sido considerado anónimo.
Mas, la intranquilidad en que vivía la corte española motivada por la sublevación de Portugal, impidió una acción real y efectiva en las extensas zonas de la Amazonía, para las cuales el diligente padre Acuña anhelaba su resguardo y poblamiento.
Entonces viajó a Roma como Procurador de su provincia y al retornar a España fue nombrado Calificador de la Inquisición, mientras su compañero Artieda volvía a Quito en 1643 por la vía de Cartagena de Indias y Bogotá.
Acuña seguía esperanzado en recibir auxilios de la corte y como los años pasaban inútilmente decidió venirse a América por Panamá y de allí siguió a Lima, donde vivió hasta 1676, falleciendo a la avanzada edad de 79 años, a causa de grave enfermedad.
Su obra fue estudiada por el geógrafo Sansón, que sacó de ella el Mapa de Acuña y delineó el río Amazonas por primera vez en el mundo, para acompañar su traducción francesa. En 1701 el Cartógrafo Lisle lo volvió a imprimir y el 7 lo mejoró el padre Samuel Fritz, grabándolo en Quito.
Acuña no fue realmente un descubridor de la ruta del Amazonas pues el honor le correspondió al Capitán Texeiras, Incluso se ha escrito que Acuña quiso arrebatar a la orden franciscana el mérito de la apertura de la vía Quito- Marañón, que fue tanto de Texeira como de Domingo de Brieva y Andrés de Toledo; sin embargo, le correspondió a Acuña el mérito de ser el autor de la Relación del nuevo descubrimiento del Marañón. En 1684 el padre Manuel
Rodríguez, reprodujo la Crónica de Acuña en su obra denominada “El Marañón y el Amazonas” que se divulgó por el mundo europeo del siglo XVII y proporcionó un cabal conocimiento de la existencia de esas tierras, antes desconocidas, pero dado que esta obra apareció sin la necesaria licencia eclesiástica, aunque se tradujo al portugués, inglés, francés y alemán, fue colocada en el Indice de Libros Prohibidos por la Iglesia y los ejemplares se recogieron en España.