ABASCAL Y SOUZA JOSÉ

VIRREY DEL PERU. – Nació en 1743 en Oviedo, Asturias, España. Hijo segundo de una familia de hidalgos pobres, pasó a Madrid y trabajó como dependiente de una hostería cercana a la Puerta del Sol hasta que un parroquiano, el Alférez Valle Riestra, le consiguió una plaza en el Regimiento de Mallorca.

Dos años después ascendió a soldado de Caballería y tras la campaña de Argel en 1765 fue oficial. Una tarde, que disciplinaba su Regimiento en las
inmediaciones de los sitios reales, acertó a pasar la carroza en que iba Carlos IV, quien la hizo parar y presenció las evoluciones de los soldados.

Enseguida mandó llamar al Capitán, le preguntó su nombre y mandó regresar al cuartel y constituirse en arresto. Al día siguiente le enviaba el nombramiento de Jefe del Regimiento de las Ordenes Militares que iría a combatir al Rosellón. El joven Abascal agradeció personalmente la distinción y desde entonces quedó amigo del Rey.

En 1767 fue Subteniente y embarcó hacia la guarnición de Puerto Rico donde permaneció dos años antes de volver a España. Al declarse la guerra contra Portugal en 1776 y creado el Virreynato del Río de la Plata formó parte de la expedición armada del Brigadier Pedro Antonio de Cevallos compuesta de ciento diez y seis naves y nueve mil hombres, que tomó sin resistencia la isla de Santa Catalina y la colonia de Sacramento.

En 1780 volvió a España. El 81 siguió a Garico en la isla de Santo Domingo y de allí a La Habana, amenazada por la flota inglesa. En 1795 ingresó a la Orden de Santiago, después le premiarían con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III. En 1799 fue destinado a la ciudad de Guadalajara, capital de la Audiencia de Nueva Galicia en México como Presidente de esta Audiencia, luego le promovieron al grado de Mariscal pues gozaba de los favores del Ministro Manuel Godoy. En 1804 salió su nombramiento para ocupar el virreinato del Río de la Plata, aunque a última hora se decidió en la corte enviarlo al Perú, por estimarlo más estratégico.

Durante su viaje en el Atlántico fue apresado por los ingleses, conducido a Lisboa lo libraron y finalmente pudo arribar a Buenos Aires y trasladarse por tierra a Lima, haciendo su ingreso el 20 de agosto de 1806 tras un largo periplo y fue declarado el XXXVIII Virrey.

En los primeros días de su gobierno llegó el fluido varioloso y se inauguró la Junta propagadora de la vacuna. Ese año tembló Lima. En 1807 y el 11 se vio en los cielos un cometa.

Para anticiparse a los conflictos que se veían surgir por todas partes
en el continente americano tras la independencia de las colonias inglesas y la influencia que ejercía las ideas de la revolución francesa, formó un plan y tomó una serie de medidas beneficiosas que reforzaron su poder. La llegada de la familia real portuguesa al Brasil en 1806 perturbó aún más su política.

Con la nobleza y el pueblo organizó el “Regimiento de Voluntarios Distinguidos de la Concordia Española en el Perú” cuando se enteró de la renuncia del Rey Carlos IV en Bayona.

Los enemigos del príncipe heredero, entre los cuales se contaba el propio Carlos IV, su ministro Godoy, el nuevo Rey José I Bonaparte y hasta la princesa del Brasil hija de Carlos IV, quisieron que Abascal se proclamara Rey del Perú, pero meditó bien el asunto y se decidió por el heredero Fernando, enviando a la península cuantiosas ayudas para sostenerlo, a pesar del gasto que le supondría mantener las guerras.

Formada la Junta Central de Gobierno en nombre de Femando, sus vocales convocaron a los pueblos para que envíen sus diputados a las Cortes, que instaladas el 24 de septiembre de 1810, legislaron entre otras disposiciones la Constitución de 1812, que Abascal hizo jurar, a pesar que desde 1809 había combatido a las Juntas americanas formadas en su Virreinato por considerarlas rebeldes, iniciándose las luchas por la independencia. Abascal aprovechó de su gran poder y de los ingentes recursos de que disponía para sofocar dichos movimientos legítimos en la Paz, Chuquisaca, Quito y Santiago y ocupar esas regiones. En Lima impidió hasta que se formara, aparte que mantuvo en acecho a la de Buenos Aires. Por el norte sus ejércitos llegaron hasta la actual Colombia y por el Sur a Chile. Por eso se ha dicho que convirtió al Perú en el centro realista en América, no porque el pueblo no quisiera su indepencia, sino porque venció toda iniciativa. En 1810 en Quito, el 12 en Huánuco, el 13 en Tacna, el 14 en Cusco. En Lima sometió a la prensa, clausurando imprentas y enjuciando a los escritores (1) En premio a tantos desvelos fue designado en 1812 con el título de Marqués de la Concordia Española en el Perú o simplemente de la Concordia, como le gustaba firmar.

En lo administrativo en 1808 abrió sus puertas el colegio de Abogados y se inauguró el cementerio. En 1810 estableció el Colegio de San Fernando de Medicina. En 1812 Guayaquil sufrió un gran incendio, un huracán azotó Lima con terremotos en lca y en Piura. La Inquisición fue finalmente abolida. En 1814 ingresó la última partida de negros esclavos al Perú y tres años después fue prohibido su tráfico por Fernando VII para satisfacer el pedido de los ingleses.

En 1815, habiendo declinado su popularidad inicial y considerando que su hija única Ramona Abascal, recién casada con el Brigadier Pereira, marcharía a España, le entregó un memorial con su renuncia, solicitando como reemplazo a su protegido Joaquín de la Pezuela. Estaba viudo, se sentía cansado e impotente tras ocho años de gobierno para detener la independencia de estas colonias. A un amigo escribía: Harto he hecho por atajar el torrente y no quiero ante la historia y ante mi Rey, cargar con la responsabilidad de que el Perú se pierda para España entre mis manos. Tal vez otro logre lo que yo no me siento con fuerzas para alcanzar.

Durante su administración, que fue un tiempo de grandes cambios políticos y sociales en estas colonias, se produjo la entrada de los ingleses a Buenos Aires, el traslado de la familia real portuguesa a la colonia del Brasil, los llamados “alborotos” en Quito y La Paz, la deposición del Virrey Marqués de Sobremonte en el Río de la Plata y la Jura de la Constitución en 1814.

El 7 de junio de 1816 se posesionó Pezuela y días después Abascal embarcó para la península donde le designaron Capitán General, miembro del Supremo Consejo y de la Cámara de Guerra.Falleció en 1827 de ochenta y cuatro años de edad. Estaba con las sienes plateadas pero sus hermosos ojos verdes seguían irradiando inteligencia y la moderación con firmeza de siempre. Tuvo en sus manos por varios meses la solución de los problemas sudamericanos, con su proclamación como Rey que hubiera servido de mucho, adelantando la independencia y ahorrando mucha sangre, en otras palabras, habría dado un gran paso en el desarrollo y la grandeza de estos países.