ABAD VALENZUELA GERMAN

RADIOLOGO. Nació en Guayaquil el 10 de agosto de 1919. Hijo legítimo del Ing. Benigno Abad Lara, marino ecuatoriano que se alzó con Clotario Paz en armas y peleó en el combate naval de Gala el 17 de abril de 1932 en el canal de Jambelí, contra el gobierno de Baquerizo Moreno. Arrestado y llevado a Quito, el Congreso de ese año decretó su amnistía y la Armada le concedió las Letras de Retiro. Nuevamente en Guayaquil rehabilitó los astilleros Cóndor en Francisco Marcos y la Ría con un pequeño varadero para reparar embarcaciones que surcaron el golfo y los ríos interiores del litoral. Después fue ingeniero del Agua Potable de Guayaquil, Jefe de la Planta Proveedora del Cuerpo de Bomberos, etc. y de Juana Valenzuela Garaycoa, naturales de Guayaquil.

Nació en una casa antigua en las cercanías de las Peñas, fue llevado a Quito y allí estudió hasta el segundo grado en el Colegio de La Salle. Al retornar su familia al puerto fue preparado por el prestigioso pedagogo José Echeverría López para ingresar al cuarto grado del Cristóbal Colón donde terminó la primaria.

Matriculado en el antiguo local del Vicente Rocafuerte, brilló como buen estudiante y excelente deportista y fue miembro del Club de Remo que hacía regatas en las aguas del Estero Salado, pero la huelga que estalló en tiempos del Rector Dr. Antonio Sánchez Granados le regresó al Cristóbal Colón y allí siguió hasta el Cuarto Curso, pasando nuevamente al Vicente en el Quinto hasta graduarse de Bachiller.

En 1938 ingresó a la Facultad de Mediana de la Universidad de Guayaquil y por sus buenas calificaciones fue destinado a trabajar en el Hospital General como anestesista y estudiante de Cirugía, a tiempo que recibía varios premios de la Asociación Escuela de Medicina y de la Sociedad Filantrópica del Guayas.

Cuando cursaba el tercer año ascendió a interno de la Sala San Juan Bautista donde operaba el Dr. Dionisio Espinosa Vega y era su Ayudante el Dr. Francisco Rizzo Velasco. Ellos inauguraron el servicio de Neurocirugía e idéntico trabajo realizaron en el Hospital de niños León Becerra, acompañados en ambos centros de salud por Abad Valenzuela, quien en 1943 observó con su compañero Reinaldo Irigoyen Arellano que no existía en el Hospital General, en servicio, un aparato de Rayos X, para tomar radiografías, y que solamente los pacientes con cierta capacidad económica podían pagarse ese lujo afuera. Entonces acordaron rehabilitar un pequeño equipo portátil marca “Sanitas” que se hallaba arrumado como cosa inútil en un rincón y que pusieron nuevamente en uso con espléndidos resultados. De allí posiblemente arrancó su interés por la radiología que se ha convertido en la pasión de su vida. Y aquí viene la anécdota. La noche del 28 de mayo de 1944 los Internos Salvador Loffredo Rodríguez, José Ramírez Dueñas y Abad Valenzuela se encontraban muy atareados operando una cesárea, cuando se inició el tiroteo y una bala perdida atravesó la mampara del quirófano y fue a chamuscarles los gorros. Terminada la cesárea fueron a la puerta del Hospital a recibir al primer contingente de heridos de bala de fusil o metralla que correspondía a los civiles que pugnaban por tomarse el cuartel de los Carabineros. El segundo envío fue de Carabineros que defendían las calles adyacentes al cuartel. Pronto el Hospital acogió a más de dos mil heridos y aunque todos los recursos se agotaron, el aparatito portátil de Rayos X arreglado por Abad Valenzuela e Irigoyen, continúo día y noche trabajando y hasta en los jardines se tendieron cordones para secar las radiografías de los abaleados. Demás está decir que también llegaron camionadas de muertos para que los revisaran a ver si alguno aún pudiera estar con vida.

Cuando cursaba el séptimo año en 1946 y ya para egresar, efectuó una resección de la mitad del intestino delgado y de las tres cuartas partes del grueso, por gangrena. Esta intervención constituyó un acontecimiento y fue relatada como curiosidad científica en un Congreso de Cirujanos de Suiza. Entonces no había antibióticos en el Ecuador y cualquier operación de alta cirugía llevaba el riesgo de la infección.

Por esa fecha se remodeló el Departamento radiológico del Hospital General instalando una unidad XK-1239, fue designado Ayudante del Dr. Julio Mata Martínez y en la Gaceta Médica apareció su primer trabajo científico sobre “Amebiasis hepato pulmonar- broncografía” en 13 páginas.

El 48 y tras obtener los premios en Fisiología y en Patología Interna que anualmente otorgaban los Drs.

Leopoldo Izquieta Pérez y Armando Pareja Coronel, se graduó de Médico y Cirujano y le encargaron la dirección del Dpto. Radiológico del Hospital. También intervino en la rehabilitación del Dpto. Radiológico del Hospital de Niños León Becerra, con el reacondicionamiento total de su equipo inutilizado por el uso. En el primer número de la Gaceta Médica de ese año publicó “Síndrome clínico- radiológico de oclusión infravateriana con dilatación del estómago” en 8 páginas. “La Encefalografía” salió en 9 páginas en el No. 3. “Radiología en los carcinomas de la ampolla de Vater y segmento duodenal perivateriano” en 5 páginas en el No. 4; “Lobectomía hepática por Carcinoma modular múltiple” en 12 páginas en el No. 5, éste último trabajo como Ayudante del cirujano Dr. Aquiles C. Rigail Caamaño y en septiembre editó en la Revista de la Asociación Escuela de Medicina “La Ventriculografía” en asocio con los Drs. Francisco Rizzo Velasco y Oswaldo Jervis Alarcón, estudio muy importante sobre radiografías del aparato biliar. En 1948 también salió en la Gaceta “Síndrome clínico radiológico de la tuberculosis intestinal” en 8 páginas. Ese año la Junta de Beneficencia designó al Dr. Julio Mata Martínez para Jefe del servicio Radiológico del Hospital y a su fallecimiento en un accidente aviatorio fue ascendido Abab Valenzuela a Jefe Interino. Dichas obligaciones le alejaron de la Cirugía, ciencia y arte para la que estaba tan bien dotado. Entonces recibió el premio Universidad de Guayaquil a la mejor tesis doctoral presentada ese año.

El 51 instaló la unidad KX-1239 en la Clínica del Seguro Social, incorporando dicho centro asistencial a la lista de instituciones que se habían modernizado en Guayaquil. En su consultorio de la calle Vélez No. 309 y Escobedo atendía a sus pacientes privados con un equipo marca Westinhouse, provisto de seriógrafo automático.

El 52 dirigió la ampliación del Dpto. de radiología del Hospital con un equipo de mil miliamperios Siemens, editó en las Actas del IV Congreso de Medicina tres artículos sobre “Exploración radiológica del estómago operado” en 10 páginas. “Aortografía toráxica y abdominal” en 8 páginas y “Observaciones radiológicas sobre localizaciones múltiples de la úlcera gastroduodenal” en 7 páginas.

El 54 radiodifundió como miembro del Club de Leones una charla científica a nivel popular titulada “Lo que el público debe saber sobre el cáncer” y de allí en adelante y en múltiples ocasiones ha utilizado la radio y otros medios de comunicación colectiva para educar a la población sobre los riesgos y prevenciones de las enfermedades.

El 55 dio a la publicidad “Radiología del cáncer al estómago” en la Gaceta Médica y “Diagnóstico radiológico de las vías biliares con la biligrafina intravenosa y triyodados bucales (telepaque y teridax)” en 9 páginas, que apareció en “La Revista” de Buenos Aires, del Colegio Interamericano de Radiología.

El 58 instaló el equipo radiográfico toráxico y óseo en el Hospital Psiquiátrico Lorenzo Ponce y participó en las instalaciones radiológicas del Hospital del Seguro Social con un equipo de quinientos miliamperios.

El 60 fue designado miembro de la Comisión asesora técnica de la Fundación de Cardiología “Jaime Puig Jiménez”. El 63 intervino en el Forum de Cardiología celebrado con los Drs. Julio Salem Dibo, Joffre Lara y Amadeo Moreira y fue designado profesor de Radiología para el sexto curso de la Facultad de Medicina de la Universidad de Guayaquil. El 65 publicó en el No. 2 de la Gaceta Médica “Exploración radiológica del estómago operado” en 8 páginas y en el No. 3 “Radiología en los carcinomas” en 5 páginas. El 66 fue miembro del Comité de Ayuda a los damnificados de la Parroquia Colimes. El 70 editó en los Anales de la Sociedad Médico Quirúrgica del Guayas, a la que pertenecía desde su graduación, un trabajo en 10 páginas, titulado “Farmacoradiografía diagnóstica de la Colestasis” y el 72 en la Revista Interamericana de Radiología salió “Farmacoradiografía diagnóstica y terapéutica en la asearidiasis de las vías biliares” en 7 páginas.

En junio del 74 asistió al I Congreso Nacional de la Federación argentina de Gastroenterología y recibió un Homenaje en los salones del Tennis Club cuando le condecoró el gobierno con la Orden Nacional al Mérito en el grado de Comendador. En noviembre intervino en el Curso Internacional de Dermatología y en el de Actualización y Perfeccionamiento en Gastroenterología y Radiología y expuso con los Drs. Ligio G. Mosca, de la Argentina, y José Baquerizo Maldonado. Su ponencia tituló “Síndrome postcolecistectomía”. Ese año atendió a la primera dama de la nación Corina del Parral de Velasco Ibarra en su Gabinete radiológico.

El 81 asistió y fue designado expositor en el XV Congreso Internacional de Radiología celebrado en Bruselas. Su ponencia versó sobre “Colestasis”. En octubre del 82 fue incorporado a la Sociedad Médica argentina. El 83 concurrió al V Congreso Internacional de Gastroenterología en Corrientes y al Vil de Endoscopía Digestiva y allí trató sobre “Diagnóstico radiológico de la Parasitosis”.

En Diciembre del 85 y en el Seminario de Temas Selectos de Medicina celebrado en Guayaquil habló sobre “Ulcus postbulbar del duodeno”. Ese año había concurrido al XVI Congreso Mundial de Radiología celebrado en Honolulo donde trató sobre “Diagnóstico oportuno del cáncer al estómago”, trabajo original e inédito que acumula treinta años de experiencias e investigaciones, habiendo sido previamente aprobado con honores por la sección de Gastroenterología del citado Congreso, y fue el único médico sudamericano que calificó como expositor.

En noviembre de ese año recibió un homenaje por cumplir sus bodas de Plata Profesionales.

Como catedrático poseía “la clara pedagogía de un hombre que sabe tanto y que es un especialista en la materia. Sus alumnos siguen sus clases con una compostura y atención recomendables. Respira sencillez pues su mundo es trimensional, moderno, fresco, lleno de corriente trifásica, películas y placas, mesas y pistolas de rayos, delantales y paredes de plomo. Sabio que habla con la ciencia en los labios, conferencista sobre temas científicos en Congresos Mundiales de Clínica Radiológica”.

Ha sido el innovador de las técnicas radiológicas en el país y por la época que le ha correspondido vivir, el impulsador de la modernización de esos servicios en los principales Hospitales de Guayaquil.

Casado con Lidia Rodríguez Falconí, por muchos años Directora del Museo Municipal del puerto principal, tuvo cinco hijos.

Había editado “Memorias radiológicas” y estaba escribiendo un texto para los alumnos de las Universidades del país.

Su gabinete radiológico funcionaba en el edificio de su propiedad ubicado en Padre Solano No. 136. Su estatura alta,
corpulento, tenaz en sus empresas, dedicado por entero a su profesión y pacientes. De hablar sentencioso y pausado. Estaba considerado un prominente radiólogo y figuraba entre los investigadores en el país.

Sus últimos años se vieron entristecidos por una pertinaz diabetes que gangrenó sus piernas, al punto que fue operado dos veces y las perdió. De allí en adelante sin poder salir de su villa diariamente como había siempre su costumbre, declinó con los meses y finalmente falleció.

Como dato curioso cabe mencionar su participación en la primera regata Guayaquil-Posorja en 1940, por el equipo de la Facultad de Medicina. Dicha prueba es la más larga del mundo y acostumbra largarse el día jueves santo de cada año, prueba muy difícil pues es necesario vencer las fuertes correntadas, los vientos, la niebla y el frío nocturno del Golfo. Por Medicina remaron Reynaldo Irigoyen Arellano, Galo Gómez Ramírez, Esteban Velarde B., Abad Valenzuela y César Acevedo Gangotena, que consiguió en la Cervecería un bote pesado de cinco remos. Entrenaron a como estuviera la marea, dos a tres horas todas las tardes, de enero a abril. Se inscribieron más de cuarenta botes pero pocos terminaron la prueba pues las entradas a los callejones o correderas: del Golfo eran muy difíciles. La tripulación de los hermanos Game Peña y la de la BAE Presidente Alfaro punteaban con la de la Facultad de Medicina. Los Game Peña ganaron porque utilizaron un atajo que solo ellos conocían. Medicina llegó tercero, a las siete de la mañana. Fue una prueba deportiva y patriótica que marcó época.