La noche del 11 de mayo arribó de incógnito a La Habana el periodista ecuatoriano de veinte y tres años de edad, Carlos Bastidas Arguello, natural de la población de Milagro en la provincia del Guayas, llegaba recomendado por su amigo Orlando Gómez Balado a quien había conocido en Sierra Maestra. Gómez Balado era hijo de N.N. “La Gallega”, propietaria del discreto Hotel Pasaje, ubicado en la avenida del Prado cerca del Capitolio habanero, donde se alojó nuestro compatriota, también conocido por su pseudónimo de “Atahualpa Recio” a causa de sus intervenciones radiales en Sierra Maestra.
A la mañana siguiente recorrió esa capital en compañía de Luís Gómez Balado hermano menor de Orlando. Visitó la sede provincial de los periodistas donde tuvo varias conversaciones, luego la embajada ecuatoriana, allí entregó al Embajador Virgilio Chiriboga el material gráfico obtenido entre los rebeldes de Sierra Maestra, con la consigna de que lo hiciera llegar – vía valija diplomática – al diario El Telégrafo de Guayaquil, para su publicación.
El martes 13 realizó otros contactos y quedó en esperar a un miembro del movimiento clandestino y rebelde “Veinte y Seis de Julio” en el interior del concurrido bar El Cachet, de las calles Galeano y Neptuno, quien le entregaría un paquete de cartas dirigidas a varios exiliados en los Estados Unidos. Era como las siete de la noche cuando tomó asiento y pidió un café, mas de improviso se presentó el Cabo de Policía Carlos Marreno Suárez, a) Gallo Ronco, corpulento matón a órdenes del Jefe de la Policía Secreta llamado Pilar García, famoso por su puntería y sin mediar motivo comenzó a provocarle con gruesos insultos, de allí pasó a los golpes y cuando Bastidas se levantó e intentó reaccionar, sacó el revólver que portaba y le asestó un tiro a boca de jarro, mientras sus acompañantes empezaban una confusa balacera para provocar el caos entre los concurrentes y permitir al asesino alejarse con toda tranquilidad.
Bastidas cayó al suelo, agonizó y se desangró algunos minutos. El cadáver fue llevado a la morgue a órdenes de la Policía donde permaneció tres días hasta que fue recuperado por la Asociación de Reporteros que le velaron en la funeraria de las calles Calzada y K y enterraron en el panteón que los periodistas poseen en La Habana. En 1.997 fue declarado Mártir de la Revolución, se exhumaron sus restos y los trasladaron al cementerio de Colón donde reposan los héroes.
Está considerado el último periodista asesinado en la dictadura de Batista pues a los pocos meses triunfó la revolución y el tirano huyo de la isla con sus secuaces. Su joven amigo Luís Gómez Balado, testigo presencial del crimen, puso una denuncia que no surtió efecto pues había fugado el asesino.
CARLOS BASTIDAS ARGUELLO ATAHUALPA RECIO
Nació el 21 de enero de 1.935 en Milagro, en un hogar formado por padres acomodados, el Ingeniero Carlos Manuel Bastidas, graduado en el Juan Montalvo de Quito en 1.908 y de Ingeniero Agrónomo en New Orleans en 1.912, director en Esmeraldas del periódico “El Iniciador” entre el 18 y el 25, apoyó el movimiento civilista del Comandante Roberto Luis Cervantes por una Esmeraldas mejor en 1.926; y de María (Maruja) Arguello.
Estudió parte de la secundaria en el Instituto Mejía y de catorce años dirigió el periódico “Vida Estudiantil” donde apareció una entrevista que realizó al Presidente Velasco Ibarra. Continuó sus estudios en el Colegio Alemán de Guayaquil, fue alumno de literatura de Justino Cornejo, el 52 escribió una pequeña obra de teatro titulada “México.” El último año realizó en el Blue Ridden College de Carolina del Norte a donde le envió su padre para que perfeccionara el inglés. Ganado por su vocación al periodismo ingresó a la Universidad de North West ubicada en Lake Forest, Illinois, USA hasta graduarse en Ciencias Políticas y Sociales el 56.
Ese año cubrió las elecciones presidenciales ecuatorianas donde triunfó Camilo Ponce Enríquez y la Associated Press lo envió a Hungría para conocer de cerca la amplitud del movimiento de masas que resistía a las autoridades títeres de la Unión Soviética. El 57 y principios del 58 se dio en trabajar lo que él denominó la Línea de Fuego de Latinoamérica, esto es, los países dominados por dictaduras y recorrió Colombia y Venezuela anotando los testimonios decidores de la gente del pueblo sobre la tiranía de los Generales Gustavo Rojas Pinilla y Marco Pérez Jiménez, más la policía del gobierno venezolano le expulsó del país y la de la República Dominicana, del dictador Rafael Leonidas Trujillo, le negó el ingreso al país.
Como hombre de pensamiento en agosto del 57 y durante una corta estadía en Medellín había dictado una charla académica sobre la Cultura Indígena en el Ecuador pidiendo una gran reforma agraria que pusiera término al sistema neo feudal y otra reforma industrial para preservar los derechos inalienables del obrero explotado.
En la segunda quincena de marzo del 58 decidió viajar a Cuba donde la tiranía de Fulgencio Batista se hacía cada vez más sangrienta. Primero estuvo en La Habana, luego en Santiago de Cuba para conocer lo que la censura oficial ocultaba, pero que a través de periodistas norteamericanos se podía saber acerca de la actividad de la guerrilla en la vecina zona escabrosa de Sierra Maestra. La propietaria de la pensión familiar a la que llegó le puso en contacto con un miembro del Movimiento clandestino de resistencia 26 de Julio y fue llevado a la Comandancia de la Plata en plena Sierra, entrevistando y fotografiando a los jóvenes líderes Fidel Castro y Camilo Cienfuegos. Miraba y participaba en lo que podía, escribía crónicas y reportajes de guerra y al decir de su amigo el periodista argentino Carlos Masetti, fue ganado por las ideas de la revolución y perifoneó bajo el seudónimo de “Atahualpa recio” en las diarias trasmisiones de la novísima estación en onda corta “Radio rebelde” recién fundada el 24 de febrero por Ernesto (Che) Guevara.
Charlie, como era llamado cariñosamente por sus amigos rebeldes, tras mes y medio en la Sierra Maestra decidió volver a La Habana con la intención de viajar a los Estados Unidos y promover una denuncia en la Organización de Estados Americanos OEA con sede en Washington, como forma de presionar al Departamento de Estado norteamericano para que ordene el cese de los bombardeos a las poblaciones civiles cercanas a la Sierra, donde los rebeldes tenían a sus familiares más próximos; sin embargo, la policía secreta de la dictadura le venía siguiendo los pasos pues “Atahualpa Recio” sin que lo sospechara siquiera, se había hecho famoso por sus intervenciones radiales, escuchadas en toda la isla de Cuba.
Su material fotográfico de Sierra Maestra fue exhibido el día 18 de junio en el Círculo de la Prensa en Quito. El gobierno ecuatoriano solicitó explicaciones al gobierno cubano que jamás respondió. La Unión Nacional de Periodistas del Ecuador declaró a Carlos Bastidas Arguello Héroe del periodismo ecuatoriano y realizó varios actos en su honor.
Pero el mayor gesto de todos salió del Congreso Nacional del Ecuador que emitió un voto de censura al régimen dictatorial de Batista y solicitó a la comunidad internacional que reconozca la beligerancia de los insurgentes, siendo el primer Parlamento de América latina que se solidarizó con los revolucionarios de Sierra Maestra.
Al asesino de “Atahualpa Recio” hasta en la década de los años noventa se le veía viejo, sucio y desdentado, prácticamente alcoholizado, petardeando en bares de mala muerte en el condado de Hialeah en Miami, sin oficio ni beneficio, rechazado por sus paisanos que no olvidaban sus crímenes cometidos en La Habana de los años cincuenta de la dictadura sangrienta de Fulgencio Batista.