En mitad de la manzana noreste, calle Escobedo entre el boulevard y P. Ycaza estuvo una pequeña casa de madera de Lucía, Felipe, Humberto y María Ernestina Carbo Avellán (8) en cuyos bajos funcionó el bazar de Palomeque cuando se separó de su socio Arístides Antepara Erazo que se instaló con su bazar Lilita en Vítor Manuel Rendón y Panamá Ambos habían mantenido la firma comercial ANTEPARA Y PALOMEQUE en nombre colectivo y cuando en 1.941 arribó a Guayaquil el poeta chileno José María de Matta y Gandarillas, de la más alta sociedad de Santiago aunque pobre de solemnidad, las damas de la Legión Femenina de Educación Popular presididas por Rosa Borja de Ycaza, condolidas de su difícil situación organizaron una Función de Gala en el Edén para recaudarle fondos. Esa noche, con lleno completo, salió el poeta al escenario de riguroso frac, fue ovacionado largamente y saludó “al selecto público” manifestando que se hallaba muy honrado de estar en la ciudad de Olmedo, de Villamil, de Antepara. En ese momento se escuchó un fuerte grito en la galería “I de Palomeque.” Tomado por sorpresa al vate, sin inmutarse, rápido respondió “I de Palomeque también” pensando que se estaba olvidando de algún Prócer célebre y solo recibió rechiflas y carcajadas, sin saber por qué. Las damas de la Legión no sabían dónde meterse de la verguenza.
En la esquina Noroeste se levantaba la casa de dos pisos de madera (9) de mi bisabuelo Gumercindo Yépes y Yépes donde murió cardiaco en 1.914. Aún se cuenta en familia que esa noche una voz posiblemente proveniente del más allá leyó su testamento. Esta historieta consta en mi libro Misterio que puede bajarse gratuitamente de Internet y contiene 93 interesantísimos cuentones criollos. Disculparán mis lectores este spot publicitario.
Hacia 1.960 Fernando Lebed Sigal construyó sobre dicho solar el Edificio Propiedades de doce pisos que con los edificios Cóndor y Gran Pasaje fueron los primeros en propiedad horizontal. Al lado, por el boulevard, levantó por los 50, el Club Metropolitano, su nueva sede en cemento armado (10)
Vecina al Hotel Astoria en el boulevard, esquina suroeste, siguiendo hacia la calle Boyacá estaba la casa de madera (11) de Antonio Plaza Iglesias que vivía en el primer piso con sus hijos los Plaza Dañín. A principio de los 30 ocupó los bajos la familia de mi abuelo Pimentel compuesta de su esposa, suegra, dos hijos, una sobrina, una cuñada, dos ahijadas o empleadas de mano y dos domésticas. Una larga familia patriarcal. Aún no había Contadores federados sino simples Tenedores de Libros y cuando éstos realizaban gestiones administrativas o de gerencia les decían Mercantilistas. Mi abuelo estaba entre estos últimos. En el segundo piso vivía el Cónsul Chantong Tay Sing de la República China recién fundada en 1.912 por Sun Yat Sen. El ambiente era de refinada elegancia aparte que se respiraba un tenue perfume de sándalo. Todo era suntuoso y con profusión de muebles de madera negra finamente tallada, biombos laqueados e incrustados de nácar, tapices de brocado amarillo que siempre ha sido el color Imperial, jarrones de porcelana decorados con escenas de personajes, paisajes y dragones, las lámparas rojas, alfombras orientales y de seda, etc.
En la esquina del frente y en el primer piso del boulevard 722 y Boyacá (12) Carlos A. Rolando inauguró el 24 de mayo de 1.913 su Bibliografía Nacional compuesta en gran parte de folletos antiguos y muy raros. El acto fue solemnizado con una banda de música en media calle, concurrieron autoridades y hasta un representante del Arzobispo González Suarez. Rolando y su esposa Carmen Chichonís, hermana del líder sindical de ese apellido, atendían diariamente al público entre las 7 y 9 de la noche. El 9 de octubre la Municipalidad le concedió una Medalla de Oro, pero no todo fue miel sobre hojuelas porque Manuel J. Calle le encontró un sábado de tarde en casa del Dr. José Ramón Boloña y le recriminó ¿De dónde ha sacado Ud. tanto adefesio? siendo respondido ¿Conoce Ud. la novela Carlota de Manuel J. Calle? Claro, es una gran novela, es mi vida misma. Ya vio, por eso la tengo entre mis adefesios. I ambos terminaron riendo.
En los 40 funcionó en los bajos la Librería Selecciones de Muñoz Hnos. que hicieron mucho dinero importando revistas y los primeros comics que se conocieron en Guayaquil (Walt Disney, el Halcón Negro, La pequeña Lulú, etc.) finalmente se instalaron en México. De Cuba venían Bohemia y Carteles, consideradas las más importantes publicaciones de Latinoamérica y competían con Selecciones de Reader Digest edición en español, hasta que llegó Castro y destruyó todo en la isla (su economía, su pueblo, su gente)
Este edificio había sido de los hermanos Anzoátegui. Hacia 1.920 Carlos era conocido como Niño de Praga o El Mártir de la moda por su costumbre de salir a pasear por el boulevard hecho un figurín, usando guantes de piel de ante olorosos a alcanfor, flor en el ojal, zapatos de charol, polainas amarillas. A su hermano Emilio le decían Tejón quizá por feo. Habían sido muy ricos. Una tía llamada Josefa y soltera por más añadidura donó su inmensa fortuna a la Escuela de Artes y Oficios que sostenía la Sociedad Filantrópica del Guayas y por eso lleva hasta hoy su nombre.
En la esquina noroeste del boulevard y Boyacá existía una casa de madera muy amplia y hasta histórica (13) pues en 1.923 allí falleció la primera dama Esther Concha de Tamayo, a causa de un cáncer al seno La tía había arribado a nuestra ciudad cuando se sintió próxima a morir para acompañarse de su madre Delfina Torres de Concha porque eran muy unidas. Se cuenta que ante el cadáver Doña Delfina exclamó ¡Virgensantísima. Haz que no vea morir a otro de mis hijos ¡pues ya había perdido a 3 Vargas Torres y a 7 Concha Torres. Total 10 y se cumplió su pedido porque falleció dos años más tarde, bien es verdad que ya estaba ancianita.Después se cambió Nelson Uraga Suarez y su esposa Teresita Nath Arbeláez con sus sobrinos nietos los D´Avigno Nath (dos mujeres y un hombre a) el Pelado, que en los años 50 viajaron a los Estados Unidos y no los he vuelto a ver. En los bajos funcionó largo el almacén de Marco A. Plaza Sotomayor que vendía de todo, especialmente los afamados autos Studebaker por tener un diseño muy moderno por aerodinámico con la parte delantera puntuda que gustaba mucho y para navidad se especializaba en juguetes de fabricación norteamericana