403. La Invasión Del 41

En noviembre de 1932 el gobierno peruano en inició una política agresiva en nuestra frontera sur. Un nutrido contingente de individuos, pertenecientes a la Guardia Civil, se llevaron las cosechas del tabaco de Pocitos para venderlas en su país.

El 35 la epidemia de bubónica que azotaba el norte peruano también atacó a Huaquillas y una tarde se observó en el horizonte una gran luminosidad provocada por el incendio de las cercanas plantaciones de tabaco, de propiedad de ciudadanos ecuatorianos habitantes en Huaquillas. De inmediato salió gente a caballo pero al llegar al lugar del siniestro se comprobó que el fuego había consumido la mayor parte de los sembríos y que los soldados peruanos habían regresado a su territorio. Al poco tiempo volvieron por la zonas de Chacras y Arenillas, obligando a los campesinos ecuatorianos a abandonar sus cultivos y viviendas . Unos se replegaron al norte y en Huaquillas el éxodo se volvió general, una mañana vieron que numerosos soldados ocupaban la orilla opuesta del río Aguas Verdes y rodilla en tierra apuntaban con su fusiles hacia la población. El avance peruano dio lugar a reclamaciones diplomáticas pero los invasores no renunciaron a sus nuevas posiciones y el río que antes era correntoso fue secado, aún cuando los pobladores volvieron a Huaquillas; la zona se transformó en un desierto amarillo.

EL CONFLICTO TOMA CUERPO

El 38 los peruanos ocuparon la isla de Matapalos y nos enteramos que nuestra Cancillería había renunciado a las discusiones territoriales en Washington (Fórmula Mixta) debido a un imprudentísimo telegrama que enviamos al presidente Roosevelt, abandonando esas negociaciones, de manera que estábamos sin el auxilio de dicha mediación internacional.

El domingo 6 de julio de 41 los peruanos atacaron las posiciones ecuatorianas en el sitio El Bramador, cercano a Huaquillas, generalizando las operaciones bélicas. Su aviación bombardeó Chacras y en el sitio Guabillo celebró un duelo de artillería hasta altas horas de la noche.

La cancillería peruana acusó a los ecuatorianos de ser los agresores. El martes ocho el subsecretario de defensa del Ecuador, Eleodoro Sáenz, informó al país que acababan de recibir un telegrama del comandante Luis Octavio Ochoa, jefe de la frontera sur, quien indicaba que todo estaba tranquilo, que habían cesado los juegos y que las fuerzas ecuatorianas no cedieron posiciones. El miércoles nueve los diarios anunciaban alarmantes preparativos y movilizaciones de tropas peruanas a la frontera. El viernes 11 de la Municipalidad de Guayaquil entregaba diez mil sucres como cuota inicial para la compra de dos aviones en Estados Unidos, ofreciendo abonar el saldo al momento en que estuvieran listos. El sábado 12 los diarios seguían anunciando que Perú acumulaba soldados y material bélico en la frontera.

ACTITUDES HEROICAS

Los aviadores Carlos Dávila Vásquez y Víctor Hugo Meneses Ontaneda, presos en el penal García Moreno desde la revuelta de los aviadores en 1940 en favor del candidato presidencial Velasco Ibarra, solicitaron al presidente Arroyo del Río que les permitieran marchar a la frontera como pilotos graduados o como los últimos soldados de la patria y prometían en caso de sobrevivir a la contienda que volverían a ocupar sus respectivas celdas; pero ni siquiera tuvieron respuesta.

El lunes 14 el Perú anunció que sólo aceptaría la mediación tripartita. El martes 15, tropas peruanas volvieron a atacar Chacras y abrieron fuego en los sitios Uña de Gato y La Delicia. Benjamín Wells, hijo del canciller de EE.UU., Summer Wells, arribó en avión a Santa Rosa y recorrió la frontera. El jueves 17 Perú anunció que aceptaba las desmilitarización de la zona comprendida entre el río Zarumilla y la quebrada de Cazaderos, así como la suscripción de un pacto de paz y amistad. El viernes 25 se produjo el combate de Jambelí frente al muelle de Puerto Bolívar, entre el pequeño cañonero Calderón y el destructor peruano Almirante Villar, que resultó tan dañado que tuvo que ser remolcado al Perú.

Esta victoria le permitió a Ecuador la conservación del dominio del golfo de Guayaquil. En cambio, ese mismo día fueron atacados por primera ocasión nuestros puestos militares orientales. En la confluencia de los Ríos Santiago Yaupi se inmoló el teniente Hugo Ortiz Garcés, quien prefirió morir antes que rendirse. El domingo 27 se pensaba que habían cesado las hostilidades pero el miércoles 30 la aviación peruana bombardeó Machala, Puerto Bolívar y El Pasaje, con un saldo de cien personas muertas, entre ellas varias mujeres y niños. El jueves 31 los peruanos entraron a Machala y se dedicaron al pillaje y saqueo. El cacao se les perdió porque los envíos fueron destruidos a hachazos. Los libros del Municipio fueron arrojados a la calle por las ventanas del edificio del Cabildo. La población abandonó la ciudad.