185. El Cementerio Del Cónsul Game En Puná

En medio de la espesa vegetación, en la parte posterior de la hacienda Punta Española, a quince minutos en lancha desde la población de Puná nueva y la vera de un esterillo de aguas lodosas y gruesos manglares, se encuentran las tumbas del cónsul norteamericano Matthew Palmer Game (Filadelfia 1805 — Guayaquil 1888) y de sus hijos Juan Antonio y Eduardo Game Bustamante.

En el sitio reina en lenguaje orfeónico del silencio profundo que lo hace asaz misterioso y llama a la atención de las finas lápidas elaboradas -en su mayoría- de mármol. Aparte de las tumbas ya enunciadas existen otras dos pertenecientes a empleados, uno de ellos de nacionalidad española, profesor de los hijos del cónsul.

Cuando se va a pie es difícil recorrer los cuarenta y cinco minutos que dista el cementerio de Puná Nueva. Hay que sortear bejucos, pela caballos, algarrobos y otras plantas para llegar al estero, sin contar las molestias que ocasionan los mosquitos y las garrapatas. Antes existía una antigua verja de hierro forzado pintada de verde, muy art nouveau’, por cierto, y posiblemente confeccionada en Francia, pero queda en pie la estela mortuoria de más de 2 m de alto, tallada en hermoso mármol rosado, donde airosamente luce una ancla, símbolo de la profesión marinera, y el nombre de Matthew P. Game. La estela a su vez se levanta sobre un gran pieza de mármol.

Sus dos hijos, quienes lo acompañaron, tuvieron muertes accidentales y desastrosas, propia de esos tiempos, cuando Puná  era casi como el fin del mundo. Al caer de una cierta tarde, Juan Antonio bajó a controlar las labores del encierro del ganado en los corrales de la hacienda, cuando de improviso fue corneado por una vacona, accidentalmente que le destrozó el vientre, provocándole dolores horrorosos. Sabiendo que no contaba con ayuda médica de ninguna clase y que la próxima lancha recién empezaría en la mañana del siguiente día, subió a la casa, tomo una pistola se disparó en las sienes, en mitad del dormitorio, que como todas las habitaciones daban al amplio corredor frente al mar. Esto sucedió años después de la muerte de su padre. La lápida de Juan Antonio, a más de sus nombres y apellidos dice solamente: Deeply Sorry, que traducido al español significa: Muy sentido.

El cementerio está ubicado frente al sitio donde falleció su otro hijo, Eduardo, quien también está enterrado allí. La causa de su muerte fue la súbita explosión del motor a gasolina en la lancha que conducía. Sacado con vida fue recostado sobre las hojas de banano y cubierto enteramente el cuerpo de manteca y aceites para mitigar en algo sus sufrimientos, hasta que la muerte llegó Clemente a terminar sus horribles dolores.

La familia Game sea multiplicado con el tiempo y hoy, a dos siglos del arribo de su fundador a Guayaquil, forma un entramado genealógico que ha producido -entre signados y cognados- veinte oficiales navales a las marinas de Guerra y Mercante del Ecuador, de los cuales dos han llegado a almirantes y tres héroes nacionales en la guerra de 1941 con el Perú ( Humberto, Alberto y Abraham Game Bustamante).

El cónsul, en cambio, fue un joven esforzado que descalzos 12 años ingresó a la Academia Naval de Pensilvania, donde se graduó de guardia marina 28 de octubre de 1822. Enseguida entro a servir bajo las órdenes del capitán de navío John D. Daniel, quien era su tío y había sido contratado por el gobierno de Colombia para resguardar las aguas del mar Caribe y cruzó las costas de la Isla de Curazao a bordo de la fragata “Colombia”, en persecución de navíos españoles, impidiéndoles la entrada a Puerto Cabello, en cuyo crucero apresaron a la corbeta de guerra María Francisca, bloquearon Puerto Cabello y rindieron la plaza en noviembre de 1823. Un mes después fue ascendido a alférez de fragata habilitado.

En 1832 vino a Guayaquil, fue uno de los gerentes de la casa comercial Luzárraga y capitán de varias embarcaciones, transportando cacao a España.

Desde el año 43 hasta el 1849 figuró como encargado del consulado de los Estados Unidos de Norteamérica en Guayaquil y ese último año ascendió a cónsul general en propiedad. El exequátur del Gobierno ecuatoriano fue firmado en Quito el 27 de marzo del 49, asumió sus funciones el 17 de agosto siguiente, permaneciendo en ellas hasta el 31 de diciembre de 1857, fecha en que renunció. Durante esos 14 años suscribieron documentos como vicecónsules: John F. Garbe, nombrado por sugerencia de Game el 51; Horace H. Cox el 52 y Thomas B. Adams el 56.

El 27 de febrero de 1852 adquirió para su cónyuge la casa solar propiedad de Juan Rodríguez -Coello y Jiménez, situada en la calle del comercio, actual Pichincha, entre Luque y Aguirre, en la suma de 12,500 pesos. La casa era amplísima pues tenía tres tiendas en la planta baja y un gran almacén que ocupaba todo el fondo; el primer piso fue habitado por sus nuevos dueños. Allí funcionó la oficina del Consulado por muchos años y la primera capilla protestante de la ciudad. En 1856 fundó el Cementerio de Extranjeros (calle Julián Coronel). Su fallecimiento ocurrió por diabetes en 1888.