370. Los Primos Poetas

A mis manos ha llegado procedente de las de un primo mayor, una ingenua colección de poesías llenas de gracia y amenidad, intercambiadas por parientes nuestros entre los años 1937 y 39, casi sin motivo, por el sólo placer de versificar y pasar el rato.

La primera que me viene a mano es una escrita por Bernardo Izquieta Pérez a su primo hermano el doctor Víctor Manuel Rendón Pérez, como motivo de una carta recibida y felicitándolo por haberse hecho acreedor al honor de que el Municipio de la ciudad concediera su nombre a una de las principales arterias guayaquileñas, como justo premio a los desvelos y fatigas pasados por Rendón en España, con motivo del Laudo Arbitral interpuesto ante Alfonso XIII, en el que actuó como Jefe de la Misión especial, acompañado del abogado cuencano Honorato Vásquez.

Querido Víctor Rendón:

recibí tu gran postal

con un verso singular

que alegró mi corazón.

II

Y digo que me llenó

de grata satisfacción

porque la calle Rendón

con la cual el Municipio

al fin tu obra premió

no será sino el principio

de la justa recompensa,

por esa labor intensa

de durísima campaña

realizada allá en España

 III

Al fin el pueblo ha premiado

tus dolores y desvelos

concediéndote el consuelo

de ver tu nombre laureado!

IV

A más, tendrás el honor

que a calle de gran renombre

se le haya cambiado el nombre

de Bolívar por Rendón

V

Dispensa verso y cartel

porque jamás fui un gran poeta

ni tiene mejor papel

tu primo Bernardo Izquieta.

POST DATA

Esto, verso no será,

pero es la pura verdad!

Y valga la voluntad

de quien siempre te querrá.

(F) Molestiniano.

Lo curioso del caso en el poemita anterior revela tal cual era el alma del guayaquileño clásico. Libre, sin subterfugios ni egoísmos, llena de amenidad y con un cierto tinte burlón, elocuente y satírico en extremo. La firma nos indica un jocoso recuerdo a aquel vate porteño Juan Eusebio Molestina, famoso por sus ocurrencias disparatadas, lo que le valió algunos malos ratos. De él se cuenta que puso una obra dramática estrenada con tremendo éxito en el Teatro Olmedo, que finalizaba con la siguiente estrofa.

¿Qué es del Rey? (preguntaba un personaje y otro respondía, cayendo el telón inmediatamente).

Se fue hacia esas colinas, en busca de unas gallinas y otros pájaros cantores …Bien sabido es que los reyes no buscan gallinas y éstas no son consideradas pájaron cantores.

También es suya aquella famosa parodia, en la que indiscutiblemente se burló de los primos Molestina Ordeñana, a los que lanzó desde el mismo escenario del antiguo «Olmedo» la siguiente «pulla» en verso:

¿Molestina y Ordeñana?

¿Ordeñana y Molestina?

pareja tan peregrina,

pareja tan chabacana …

Aveces me vienen ganas

de ordeñar a Molestina

y molestar a Ordeñana.

Y cuentan los viejos que presenciaron el acontecimiento que los versos hubieran continuado de no haber sido porque los ofendidos parientes empezaron a trepar al escenario blandiendo airados sus puños para castigar al poeta, que no se explicaba el caso.

En la colección he hallado otro poema, dirigido esta vez por el doctor Rendón a su primo Leopoldo Izquieta Pérez, con motivo de habérsele comisionado para la fundación del Instituto Nacional de Higiene con sede en Guayaquil; posición de privilegio que permitió al doctor Izquieta servir a su ciudad con esmero, iniciando en forma ordenada y científica una labor de profilaxis y experimentación que sigue dando frutos, aún hoy, después de tantos años. Veamos qué se le dijo:

¿Viva nuestro primo ilustre

que a la familia da lustre

y es gloria del Ecuador.

Dios le colme de dones

y siempre oiga corazones

bendecir al buen Doctor.

II

Que disfrute muchos años

sin penas ni desengaños,

el amor de Guayaquil

mientras le brindan las rosas

las fragancias primorosas

en el tropical pensil.

III

Que siga siempre triunfante

y de salud rebosante

festejado por doquier

y que recorriendo escritos

de los franceses libritos

que hoy recibe, halle placer.

IV

Que los domingos no esquive

su presencia y no nos prive

el próximo, de almorzar

en su amena compañía.

porque Víctor y María

 un abrazo le han de dar

V

Aún más fuerte y mas estrecho

y, de muy hondo del pecho,

le quisieran repetir

que elevan una y mil veces

las más fervorosas preces

por su inmortal porvenir

Nótese que hasta una simple invitación a almorzar era motivo de verso y cuan fluidos estos salían. Si parece que es una cascada de frases consonantes, pueriles sí, pero hermosas, a no dudarlo. Muchos lectores quizá piensen que los primos poetas eran personas de poca elevación mental o quizá, hasta «Molestinianos» por «manosear» tanto el divino arte de la poesía utilizándolo para cosas baladíes, pero, acaso ¿No se puede tener un rato de sosiego y componer un poema que no enfoque ideas ni asuntos serios, sino sentimientos, emociones o simples situaciones?

Recordemos que en los finales de la década del treinta la radio era algo muy rudimentario en nuestra ciudad, que las gentes iban al cine en forma esporádica, la T.V. no existía y hacer versos era una forma de matar el tiempo corno cualquiera. Por otra parte, sobre el altísimo valor intelectual del doctor Víctor Manuel Rendón habla por sí sola una dedicatoria autógrafa del R.P. Aurelio Espinosa Pólit, en que le dice a Rendón, lo siguiente:

«Al ilustre poeta y escritor fecundo que ha honrado tanto a la Patria con sus letras y su incansable labor …»

Y sigamos con los poemas. Hay uno muy jocoso dirigido por Rendón a su primo Leopoldo Izquieta, disculpando a uno de los entonces jóvenes Barrera Pino, por haberlo vacunado sin dejar constancia.

I

Director insigne, opino

que el señor Barrera Pino

no debe ser castigado

por que, de haber vacunado

a uno que vuelve a la infancia

fue tardo en dejar constancia.

II

Él, por su escasa memoria,

buscando una escapatoria

dirá que es inocente,

más tú, con gran contingente

dejas que el suscrito gima

aun que me quieres y estimas.

III

Por eso el amigo Barrerita

le previno el sarampión;

a tu buen primo Rendón.

¡Viva la Patria …!

10 de agosto de 1937.

Y aquí terminaría esta Crónica, que ya está larga, diciendo como Santa Liberada: «¿Si será la salida como la entrada?» Pero se me ha ocurrido hacer un fervoroso llamamiento (hoy se estila que todo llamamiento sea fervoroso y no se me ocurre por qué) a los poetas y las poetas de nuestra tierra, a que canten a las cosas de la vida, como los primos que escribían sin hacer daño a nadie y dejen de ser como el burro de San Antolín, que cada día era mas ruin. Y que me perdonen los críticos modernos porque yo no soy crítico sino criticón; puedo darme el lujo de decir cualquier cosa sobre los poetas y, se me olvidaba, las poetas, que aunque harina de otro costal, también entran en este capricho, por «tener más arrugas y dobleces que abanico de coqueta», como bien dijo Meneses.