355. La Saga de los Mendoza en Paris

Cuando Juan José Mendoza Botín, nacido de Vinces en 1.792 heredó de su madre la hacienda Canoa Grande, así llamada por ser gran productora de cacao, nunca imaginó que estaba formando un imperio familiar. Casado con Mercedes del Campo nacida en 1.797 fueron padres de José Ángel María Mendoza del Campo (1.819-1.904) que trabajó duro, aprovechó la bonanza cacaotera de la década de 1.870, aumentó sus propiedades. Había casado en Vinces con María de Jesús Coello Morante (1.832-1.932) hija de Rafael Coello Ibarra (1.793-1.881) y de Luisa Morante (1.793) y fue padre de 1) Alberto 2) Ana 3) Julio 4) Angelina, 5) Alicia y 6) Felipe Ángel Mendoza Coello mejor conocido como el Conde Mendoza (1.866-1.954)

El gran salto familiar lo dio Alicia casando en 1.902 con Carlos Benigno de Sucre Sotomayor y Luna, quien había sido designado Vicecónsul del Ecuador en Paris y era sobrino bisnieto del Gran Mariscal de Ayacucho. Primero vivieron en un chalet muy cómodo en Versalles, donde recibieron en 1.908 a sus dos cuñadas solteras Ana y Angelina Mendoza Coello y a la madre de ellas doña María de Jesús Coello Morante que estaba viuda. Finalmente se cambiaron a un departamento grande en el 14 boulevard Emile Augier del distrito 16 de Paris.

Carlos de Sucre era un caballero de buenos modales y bondadosísimo en todo, de manera que también recibió en su departamento a los tres pequeños sobrinos de su esposa, llamados René, Carlota y Martha Mendoza Carriel, hijos del Conde en Nicolasa Carriel Fernández que se habían separado en Vinces ese mismo año. El Conde se hizo cargo de los niños y los llevó a vivir en Francia con sus hermanas solteras, que eran muy estrictas y de costumbres victorianas, al punto que tenían prohibidas las confianzas con el servicio doméstico, que debía ser algo así como invisible. En cierta ocasión la niña Carlota por jugar con la hija de la portera del edificio fue castigada y cuando la familia salió a vacacionar la dejaron un mes sin salir a la playa en el balneario de Menton de la costa azul francesa.

El Conde les visitaba cada seis meses y se quedaba varias semanas. Su arribo era esperado con alegría pues llegaba cariñoso como siempre y con los brazos llenos de libros, juguetes y golosinas, sin embargo, fiel a su costumbre de vivir lujosamente se alojaba en el Hotel Regence o en el Claridge en los Champs Eliseés, de los más caros de la Ciudad Luz. Era un padre estricto y autoritario que no permitía que los niños hablaran cuando estaban sentados a la mesa, una mirada se los advertía y no se despedía al regresar a América para evitarles la pena de verlo partir.

En 1.912 durante uno de esos viajes conoció y se enamoró de la joven Jeanne Rachel Jeantet Guillaume (1.893-1.976)) que siempre fue bellísima y la trajo a Guayaquil por primera ocasión, mas no tuvieron descendencia. Ella era hija de familia, vivía con sus padres Louis Boniface Jeantet y Jeanne Guillaume, miembros de la clase media parisina y tenía un hermano llamado Gastón Louis Jeantet. En nuestra ciudad la “Condesa” Rachel causó sensación por su tipo rubio y singular belleza, que le granjeó la maledicencia de la gente y se inventaron una cantidad enorme de mentiras que a pesar del tiempo transcurrido la gente sigue creyendo, como aquel de la lagartera que dizque existía detrás de su casa de hacienda, donde arrojaba a sus múltiples amantes luego de cohabitar con ellos. 

En los años de la Gran Guerra Mundial (1.914-18) las hermanas Mendoza Coello pasaron sustos y sufrieron severas limitaciones, pero se salvaron porque París no cayó en poder de los alemanes. En 1.917, tras varios meses en Francia buscando salud, murió a los 63 años, José Ramón de Sucre y Lavayen, papá del Cónsul. El 18 acabó la guerra y Paris se convirtió en una fiesta con el arribo de los soldados de las trincheras. El cine silente siguió haciendo las delicias de todos pues ya comenzaban los años locos del Charleston.

En 1.925 durante una estadía en la estación climática –  por ser de aguas calientes – en Bagnoles d l´Orne, “donde solían las tías ir a tomar las aguas”, se enamoró Carlota del Teniente Pierre Víctor Auguste Bruneau (1.905-1.966) y al tratar de casarse se estrelló con el temperamento enérgico de su padre que tenía otros planes matrimoniales para ella y le prohibió que siguiera viéndole, cortó toda comunicación y no quiso hablar más del asunto. Así era de terminante y quizá por ese motivo tampoco se llevaba bien con sus otros hijos René y Martha Mendoza Carriel, Vicente, Pio y Luciano Mendoza Morante y Ricaurte Mendoza.

En respuesta Carlota inició una larga huelga de hambre y finalmente cayó enferma en cama. El médico de familia fue en repetidas veces a visitarla y trató de razonar con ella, pero fue en vano. Se negaba a alimentarse. Angustiado el médico intervino cerca del Conde diciéndole “Va a haber que ceder, esto terminará mal.” Furioso, don Felipe, finalmente permitió la realización de la boda, pero no la volvió a ver. De esta etapa ha quedado una rara foto en que se la ve muy triste, apoyada en su uniformado novio de veinte años y espléndida facha. Ella solo teníadiez y nueve, pero había heredado el empuje de sus mayores.

Los recién casados pasaron a vivir con sus suegros en el 31 boulevard de Versalles a Suresnes, cerca de París, fueron muy bien avenidos y con el tiempo formaron una familia extensa, cuyos descendientes radican en la actualidad entre Francia y Bélgica. En los años 30 los Bruneau Mendoza habitaron en el 48 Avda. Kléber, París 16 para estar cerca de la familia que ocupaba un piso en el 78 de la misma Avda.

El tío Carlos B. de Sucre

Carlos de Sucre había nacido en Guayaquil en cuna de oro. Hijo de José Ramón de Sucre y Lavayen y de Carlota Sotomayor y Luna Swayne, creció huérfano de madre en la mansión de su abuela materna Carlota Swayne Méndez La Chica en la esquina suroeste de la Avda.  9 de octubre y Chimborazo que tenía una hermosa escalera de madera labrada que al decir de quienes la conocieron era una de las mejores y más suntuosas de la ciudad.  Su abuelo materno Matías Sotomayor y Luna Miró era un rico hacendado en la provincia de Los Ríos que en un viaje a Lima conoció en casa de Modesto Sánchez Carbo a) el consulito del Ecuador, a la que sería su esposa. Casaron en Lima y en luna de miel pasaron por Guayaquil rumbo a Europa.  Con una parte de la fabulosa dote del suegro Henry Swyne Wallace propietario de varios ingenios en el Perú Adquirió el solar de 9 de octubre y Chimborazo donde mandó a construir una rumbosa residencia de madera, como todas las de su tiempo. Cuando volvió del viaje doña Carlota se dio cuenta que la escalera de ingreso a su casa no estaba fabricada de acuerdo a sus exigentes gustos y dispuso que la desarmen y hagan otra nueva. Así de simple. Hija de estos fue Carlota Sotomayor y Luna Swynne que casó con Sucre y tuvo un hijo único – Carlos de Sucre el cónsul – pero murió al poco tiempo a causa de un lobanillo en la base de la espalda, que fue operado por el Dr. Alejo Lascano con éxito, sinembargo murió cuatro horas más tarde de infarto. El viudo casaría con una prima Rodríguez Lavayen y puso casa aparte, de donde procede la familia Sucre Rodríguez en Quito.

Carlos de Sucre radicó en 1.902 en Francia designado Vicecónsul del Ecuador, viajó a París casado con Alicia Mendoza Coello, matrimonio sin hijos. La década de los años 1.930 fue de grave pobreza para Occidente a causa de la caída de los precios internacionales tras la quiebra de la bolsa de valores de Wall Street en New York. En mayo de ese año 30 ocurrió el asesinato en Guayaquil del primo Enrique Mendoza Lassavaujeau que trajo consecuencias negativas a la familia. El 32 falleció en París y en brazos de Carlota Mendoza Carriel, la abuela María de Jesús Coello Morante vda. de Mendoza, de noventa y nueve años y sin enfermedad visible.

Ese año el grupo político fascista denominado de los Compactados en Quito, tras perder la guerra de los cuatro días donde corrió la sangre hasta los tobillos, le pidió a Sucre que localice de urgencia del joven abogado José María Velasco Ibarra, de quien se sabía que estaba siguiendo unos cursos libres en la Sorbona, porque había sido presentada su candidatura para diputado.

Sucre se tomó el trabajo de buscarlo y al encontrarlo viviendo en una modestísima pensión pagó el pasaje en tercera a Guayaquil y hasta le compró dos ternos, pues los que tenía estaban descoloridos. Desde entonces comenzó la carrera política del Gran Ausente que obtuvo su primera Presidencia de la República dos años más tarde en 1.934.

Pero los tiempos del cacao habían pasado y disminuidas las rentas mensuales de Guayaquil desde 1.916 comenzó la pobreza de las tres hermanas Ana, Angelina y Alicia Mendoza Coello que habían sobrevivido después de la crisis del cacao, de la venta de tierras en Vinces y Palenque, que administraba su hermano el Conde Felipe, pero a la muerte de su madre doña María de Jesús Coello vda. de Mendoza empezaron a escasear las remesas.  De vez en cuando el consulado les ayudaba con unas traducciones; mas, como Ana y Angelina casi eran unas adultas mayores y solteras debido a la estrictez de sus costumbres, se sentían incapacitadas para salir a trabajar. La otra hermana, Alicia de Sucre, siempre había sido una ama de casa. De los tres sobrinos Mendoza Carriel que habían criado solo quedaba Carlota en Francia, casada y con numerosos hijos que mantener.

En septiembre de 1.939, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, la difícil situación de ellas se volvió trágica al ocurrir la ocupación militar alemana. Empezaron las limitaciones propias de todo conflicto armado. Escaseaban los alimentos y medicinas que solo podían adquirirse con tarjetas de racionamiento y cuando el 42 el Ecuador fue forzado por los Estados Unidos a declarar la guerra a Alemania, Sucre fue inmediatamente detenido con su esposa y dos cuñadas y trasladados todos al Hotel Ambassador en el boulevard Haussman por el cargo diplomático que Sucre había desempeñado en París. A última hora la familia fue autorizada a visitarlos pues iban presos. La escena fue desgarradora porque sabían que no se verían más. Sucre instruyó a su sobrina Carlota Mendoza de Bruneau para que con su esposo y cuatro hijos ocupen el departamento que dejaban amoblado pues no se les permitió sacar nada y evitar así que fuere requisado. A los cuatro prisioneros los trasladaron lejos, a un hotelito – el Bernardotte –  situado en el No.  3 de la rue Bernardotte, en el pueblito de Pau, situado en los pirineos franceses, donde pasaron molestias y necesidades, pero el gentil tío Sucre escribía tarjetas postales siempre con optimismo. El 31 de octubre del 42: Estuve gravemente enfermo, pero sigo optimista. Sean optimistas como soy yo también. Pasamos frio y hambre. Esperar lo días mejores con paciencia y sin inquietarnos antes de que sea el tiempo. Todo en la vida es posible y lo imposible también. El 2 de enero del 43 dice. Paciencia y coraje esperando días mejores que vendrán como la calma después de la tempestad. Vivo como si la guerra no existe y como si yo me encuentro de vacaciones en los Pirineos. Todo el mundo me acompaña para desear un año feliz ¿Recibieron los paquetes que les envié? Llevan un poco de todo.

Poco después los cuatro pasaron a un campo de concentración para prisioneros atenuados que funcionaba en el Rheinhote Dressen, en Godesberg, Alemania, destinado a los diplomáticos latinoamericanos, a los franceses del régimen de Vichy y oficiales franceses, donde estuvieron hasta principios del 44 que fueron liberados y embarcados en el trasatlántico Gripsholm de bandera sueca que arribó el 15 de marzo del 44 a Ellis Island, USA.  de allí siguieron a un hotel en New York que habitaron hasta el fallecimiento de Sucre el 2 de enero del 46. Su viuda y cuñadas lo cremaron y volvieron con sus restos a Guayaquil tras una saga de casi medio siglo (1.902 – 1.946) y hoy reposan en el cementerio general.