351. Las Recetas De Mi Compadre Juederico

En el pueblo de Cojúdica, muy cercano a Playa de Vinces, vive un compadre muy querido por mí, montubio ciento por ciento, porque monta caballos a pelo y sin zapatos, piensa como lo hacían sus abuelos y es bueno como una “fruta de pan cociná”. Cojúdica no ha progresado últimamente, es una especie de Macondo, escondido entre sus mesetas, que antes fueron verdes y ahora ya no lo son. Hay paz y pobreza, pero la gente se ha acostumbrado a la nada y ya no protesta. Curanderos los hay, porque ningún galeno se toma la molestia de visitarlos, así es que mi compadre Juederico (Federico en criollo) tiene sus remedios caseros que el otro día me los transmitió con gran secreto, por ser recetas poco conocidas y muy valiosas, pero yo las voy a dar a mis lectores para que vean que soy así de generoso. Aquí van.

PARA LOS RIÑONES.  Se piden prestados tres pelos a una chica, de preferencia bonita e inteligente, quien debe sacarlos de tres partes distintas de su cuerpo. Los pelos se queman y el polvillo se mezcla en tres litros de agua serenada al anochecer. Estos tres litros se beben muy temprano entre las cinco y seis de la mañana y la receta se repite un mes seguido, de tal suerte que se llegan a ingerir hasta noventa litros de agua. No hay ríñones, por muy perezosos que sean, que se resistan a este tratamiento y dicen que después quedan como nuevecitos y funcionando a las mil maravillas, y la chica casi calva.

PARA EL HIGADO. Agua de cucaracha retozona con cucaracha retrechera. Se va a la cocina y se escogen dos cucarachas, una que corra mucho (la retozona) y otra que esté tranquila en un rincón (la retrechera) se les saca las alas y se las pone en un medio vaso de agua a solacearse una hora, luego se cierne el agua y se la toma de un solo tirón, para no devolverla porque tiene un gusto medio desabrido y medio intoxicante. Al día siguiente, si no se amanece mareado, es porque el hígado está requetebién y no hay para qué preocuparse.

PARA EL AMOR. Agua de Trompolín con piola. Se pone una palangana llena de agua de la llave en la azotea (si no hay azotea en su casa no funciona este remedio) la retira al día siguiente y se le echa un trompo de madera con punta de clavo y antes que deje de bailar en el agua se arroja la piola. Luego se da de beber el agua al ser amado, el que se vuelve bailarín como el trompo y como la piola tiene la virtud de amarrarlo, la cosa es completa. Esta receta me recuerda al baile antiguo de la colonia llamado EL BAILE DE LA CRUZ cuya letra es como sigue / A la vera Cruz / Cruz, Cruz / Me sangoloteo / Me refocilo / Me meneo / A la Vera Cruz/ Cruz, Cruz. // dicen que lo prohibió la Inquisición española porque se prestaba a mucho meneo adefesioso e indecente.

PARA LA VOZ. Agua de pico de perico muerto a escobazos. Este sí que es un remedio excelente para mejorar la voz, para aflojar las gargantas, en fin, para todo lo que diga relación con políticos y oradores, amén de los infaltables conferencistas que tanto fastidian a los auditorios. Primero se toma un perico y se lo mata a escobazos, la lucha es dura pero siempre pierde el perico. Luego se le quita el pico y se lo mete en un vaso de agua. Después se bota el pico y se hace gárgaras con el agua. Es lo que hay, según Juederico, para conseguir votos a punta de discursos, por lo tanto, se lo recomiendo a los actuales candidatos.

PARA LOS CALLOS. Caldillo de huevos de gallina cacareadora. Primero se escoge a la gallina más molesta, a la que no deje dormir, a la peor de todas y se mira, se tantea dice con más propiedad. Juederico, si esta con huevo. Luego hay que esperar que lo ponga y en esto puede pasar hasta tres días, porque las condenadas se toman su tiempo, que no todas las gallinas son iguales. Los huevos se cocinan en un consomé de la misma gallina y todo se toma despacio, saboreándolo bien. Enseguida hay que trotar unas tres cuadras y si no se muere el cristiano del dolor   de   los   callos    es   porque   el caldillo   hizo efecto y está curado. Caso contrario, mejor es cortar  con cuidado tan molestosos accidentes – los callos – y esperar que vuelvan a salir, porque son “necesísimos”.

Y podríamos seguir con las recetas, que mi compadre tiene un remedio para todo concierto, pero mejor me reservo las restantes para despuesito.

Las recetas han sido recogidas por Juederico en diversos pueblos de nuestra Costa. Juederico existe y cree en ellas a pié juntillas. – Nota Bene ¿Usted cree en ellas? Deme por favor su opinión.