A raíz de la trágica muerte del coronel Enrique Valdés Concha en el combate de Camarones, a cinco kilometros al norte de la población de Esmeraldas, circularon en el país las siguientes décimas escritas en su honor, que titularon: Ala defensa de Plaza.
// A la defensa del Plaza// llegó Valdés con su gente,/ por llegar a general /y después ser presidente. //Al embarque de Valdés/tocó la mejor banda/ y él les dijo a todos ellos/ -Ya me voy para Esmeraldas /voy a ver qué es lo que pasa/ entre Plaza con mi tío/ me voy allá con los míos/ abandonando mi casa/ comprometo hasta mi vida/ a la defensa de Plaza. //A su llegada a Esmeraldas/ lo recibieron muy bien. /Llegó un valiente/ dijeron, con grado de coronel /Ahora sabremos por fin/ cómo vamos a pelear,/ habrá sólo que atacar/ y combatir fieramente/ a que diga a todo el mundo/ -Llegó Valdés con su gente. //Ya penetró en Mahagual /y sigue para adelante /antes de entrar a La Tola /tuvo su primer percance. /Duró muy poco el combate, /regresaron enseguida/ con muy poca gente herida. /Voy a Lagarto a pelear, dijo/ y lucharé en Ostiones/ por llegar a general. //Entre Calope y Tacusa / l\Lo mataron a Valdés, /por ir a la presidencia /y colocarse muy bien. /La bala no busca a quien, /como él mismo lo buscó, como él mismo lo buscó, /eso fue lo que ganó /que lo matara la gente /por subir a general /y después ser presidente.//
Meses antes, en septiembre de 1913 el coronel Carlos Concha Torres había asaltado la guarnición de la ciudad de Esmeraldas, iniciándose la revolución que lleva su nombre. Su sobrino, el coronel Enrique Valdés Concha, decidió combatirlo emprendiendo una campaña de defensa del régimen del general Plaza en el norte de Manabí y el 8 de noviembre desalojó la guerrilla del sitio Los Burros, demorando hasta el 15 en batir a los últimos rebeldes. El 7 de diciembre fue reincorporado a órdenes del Ministro de Guerra. El 8 fue subjefe de Estado Mayor del Ejército de Litoral, bajo las órdenes del coronel Moisés Oliva -militar interandino y parsimonioso inexperto en la guerra de guerrillas, e inició la campaña de Esmeraldas con el batallón Milagro de infantería, para limpiar de guerrilleros las costas de Esmeraldas, entre las poblaciones de La Tola y Las Piedras.
El desembarco de las constitucionales se realizó cerca de Atacames, siendo recibidos bajo y intenso fuego, pero merced a los cañonazos del vapor Cotopaxi lograron hacerse de la playa. El 9 de abril de 1914 se enfrentó a los conchitas en El Lagarto y continuó avanzando. El 11 y a eso de las 10 de la mañana, combatió en Río verde y tomó la población. Al día siguiente, domingo 12 de abril, el coronel Oliva ordenó a los batallones Daule, Babahoyo y Machala continuar por la playa en dirección al sitio las piedras, ocupado por los conchistas. Valdés marchaba por el bosque, paralelo a la playa, con el Vencedores y la columna Vengadores de Andrade. Después de un rato empezó a recibir mensajes de Olivia, exigiéndole que se incorpore a la columna que marchaba por la playa y aunque se negó a ello repetidas veces, cedió finalmente ante una orden terminante y salió a la playa porque Cayubal en momentos en que el Cotopaxi estaba cañoneando el sitio Camarones y el capitán de navío Andrade había notificado a Olivia que observaba actividad enemiga en dicho punto y pedía órdenes.
En esa parte la playa es larga y se estrecha, y como estaba subiendo la marea, el mar estaba embravecido. La playa limita con el mar y un barranco casi perpendicular y de difícil acceso, de entre seis y diez metros de altura.
Los constitucionales en número de mil hombres llegaron al estero de Tacusa y lo atravesaban penosamente, sosteniendo los fusiles en alto porque el agua les llegaba arriba de la cintura. Hacia la mitad del estero y siendo las doce del día, el comandante Mena de las fuerzas conchistas, más conocido con el apodo de ‘El León de la Montaña’, secundado por los comandantes Lemos y Lastra y doscientos guerrilleros ocultos en los altos del barranco, iniciaron la primera descarga sobre los mil doscientos soldados del ejército gobiernistas, miembros de los batallones Carchi, Andrade, Milagro, Chimborazo, Nueve de octubre, Manabí y La Artillería, que por la corta distancia fue mortífera.
Los gobiernistas corrían unos al norte, tratando de arribar al sitio Las Piedras, y otros al sur, para ver si podían regresar a Esmeraldas, no faltando los que trataban desesperadamente de llegar al mar para tomar los botes del Cotopaxi. Pero la sangre de los heridos atrajo a los numerosos tiburones que dieron buena cuenta de los infelices nadadores, que de todo hubo en Camarones. Mientras tanto, los que seguían en la playa eran exterminados por la tropa de Mena, que arrojando los fusiles se lanzaron a peinarlos con sus machetes.
Esta acción de armas constituyó una emboscada pues los conchistas estaban acostados al frente y atrás del estero y sobre el barranco del estero. (Mena y los tenientes Villacrés y Quiñones entre Tacusa; Lemos y Otoya en el centro; Lastre y Mendoza en banderas; Ortiz en las alturas de Colope y los demás en la playa).
El coronel Valdés se portó con gran denuedo, impartiendo órdenes con inteligencia y valor. Herido en la parte superior de la pierna derecha de un machetazo, cayó del caballo y fue impactado en el pecho por un certero disparo, y a pesar de que su tío, el coronel Carlos Concha Torres, jefe de la Revolución, y su amigo de toda la vida, pues habían estudiado juntos en Europa, había dado órdenes terminantes de que no le hicieran el menor daño. “Allí murió el coronel Valdés, combatiendo, pues rehusó ser ni prisionero ni rendido”.