Nacido en Guayaquil el miércoles l de Septiembre de 1.880 y fueron sus padres el Coronel Enrique Pareja Garreton natural de Lima, marino que arribó a Guayaquil en Enero de 1.867 presidiendo la comisión de técnicos militares que envió el gobierno del Perú con el fin de estudiar las defensa de Guayaquil de un posible ataque de la Armada española del Almirante Casto Méndez Núñez que asolaba el Pacífico con fines de guerra, se radicó y administró las extensas haciendas de su esposa y prima hermana Susana Pareja y Pareja, rica propietaria en la cuenca del Guayas; naturales de Lima y Guayaquil respectivamente. Como anécdota se refiere en la familia que al sentirse enfermo de muerte el Coronel Pareja Garreton, mandó a llamar a su hijo Fernando que era el mayor y en la esquela le puso: “Este barco se va a pique, ven pronto.”
Otro de sus hijos, el poeta Wenceslao, le cantó del siguiente modo en “El Aparecido” // Era el gran don Enrique el patrón que tenía, / cinco haciendas a cargo con toda autonomía… / y todos respetaban su noble autoridad. / En su caballo blanco salía por la huerta, / y cuentan que no había pendencia ni reyerta, / que él no la castigara con imparcialidad. // Era un señor muy blanco, pero el sol le ha tostado; sus músculos de acero, su tórax ensanchado, y en sus ojos azules había un recto mirar, que no es duro ni blando, era un mirar sereno, el de un hombre muy justo, al par que fuerte y bueno / y que a los otros hombres sabe regenerar. // Desde el Perú ha venido, donde ha sido marino. / Como el diamante duro, como el acero fino, / sobre los temporales y las nieblas del mar, / y entre marinos rudos, pasó sus mocedades, / y aprendió a dominarse en las adversidades / y bajo el sol del trópico también vino a luchar. // De empleado en las haciendas cuarenta años ha estado, / y desde aquel entonces ninguno lo ha olvidado, / las madres a sus hijos le enseñan a querer, / allá en la huerta oscura y en lo alto de un barranco; / en las noches de luna, en su caballo blanco / relatan los montubios, que sabe aparecer. //
De los Pareja y Pareja llegaron siete a la edad adulta y por su forma de ser humana muy humana, por jubilosa y descuidada, les decían cariñosamente los siete pecados capitales.
Estudió las primeras letras con los preceptores Montes y Santur y la secundaria en el San Vicente del Guayas. Era un joven pequeñito y frágil, de ojos celestes. En 1.895 viajó con su familia a Lima y completó sus estudios en el Colegio Whilar y en el de Nuestra Señora de Guadalupe. En 1.900 se graduó de bachiller, ingresó a la Universidad de San Marcos cursando dos años de Ciencias Naturales y siete de Medicina y Cirugía. En 1.907 obtuvo el título de Licenciado y se alistó voluntariamente en la campaña sanitaria organizada en el Perú para combatir la peste negra o bubónica que causaba estragos en Lima y El Callao.
En 1.908 alcanzó el doctorado en Medicina y Cirugía y ganó el Premio “Contenta” que consistía en un año de estudios en París, pero lo perdió porque no quiso hacerse peruano. Mientras tanto había trabado amistad con los poetas José Gálvez y José Santos Chocano con quienes comparaba rimas y versos en cordial camaradería.
A su regreso encontró a Guayaquil presa del pánico por la aparición de la misma epidemia de bubónica. En Julio dictó una Conferencia en la Sociedad Médico – Quirúrgica del Guayas dando a conocer las medidas de profilaxis practicadas en el Perú.
En 1.909 viajó a París enviado por su padre y tomó cursos libres con los profesores Laverán, Mesnil, Nicoye, Roux, Clamet, Chamberland y otros higienistas, conoció la bohemia de los poetas del “Quartier latín” y “desde entonces su obra literaria respiró el ambiente principesco y refinado del palacio de María Antonieta.
Volvió en 1.910 como especialista en enfermedades tropicales y fue designado director del Lazareto. Hablaba inglés, francés y español. El 11 colaboró bajo el seudónimo de “Demetrios” con varios de sus poemas en las revistas “Brochazos” y “Caricaturas” de Guayaquil y Quito, acostumbraba a firmar como Quartier Latin.
De esta época es “Nocturno” // Es la hora discreta, ya naufraga la luna / el vórtice oscuro de las lentas neblinas / un gato negro maulla su inclemente fortuna / por sobre los aleros de las casas vecinas. // Arlequín con sus dedos la vihuela recorre / y preludia con ella serenata a dúo: / sin sentir que le mira el reloj de la torre / con sus ojos enormes de fantástico búho. // Hacia el parque desciende una forma ligera / que se pierde en la forma de los sauces espesos, / y hay un ruido lejano que parece que fuera / como choque de espaldas o murmullo de besos. // y “Languidez” // En el momento de la gran tristeza, / en el supremo instante del dolor, / se juntarán tu mano y mi cabeza / y mi labio y tu labio / Y mi amor y tu amor… // A fuerza pasara los carnavales / de los hombres felices / y bogarán las góndolas ducales / en las aguas tranquilas de los canales grises. // Lánguidas serenatas / sonarán junto al mármol de las escalinatas / y las risas triunfales / llegarán hasta lo alto de mis negras ventanas / – ruido de panderetas / y música lejana – / y un perfume de carne y de violetas. //
En 1.912 marchó desde Quito hasta Huigra y combatió en las tropas de Leonidas Plaza y Julio Andrade en Yaguachi, derrotando a las de Pedro J. Montero y Flavio Alfaro. Ese mismo año y bajo el seudónimo de “Carabin” publicó en los lunes literarios de “El Guante” su poema “El Éxodo” en versos alejandrinos aconsonantados entre si, a la manera de los poetas franceses de fines de siglo, que conmocionó a los círculos literarios del país y sirvió para imponer el modernismo en las revistas literarias del Ecuador.