268. Alfaro Corazón de Madre

En una calurosa tarde de estas últimas semanas, concurrí a la residencia de América Alfaro Acevedo, última sobrina carnal sobreviviente del héroe máximo del liberalismo General Eloy Alfaro, esperando hallar una ancianita doblegada por el peso de los años; mas, he aquí que me sorprendo al encontrar a una señorita casi joven, que se conserva en la plenitud de sus fuerzas físicas y mentales y dispuesta a cumplir con sus amistades, a las que visita siempre.

«No me pierdo baby showers, bautizos, matrimonios ni entierros, voy a todas partes y sin ayuda de nadie» – cuando le indago la edad, porque se me hace raro que sea sobrina carnal del viejo luchador. Sí – me dice – mi padre el Coronel José Luis Alfaro Delgado, era de los hermanos menores de mi tío Eloy y comose casó ya entradito en años, aquí me tiene, aún joven y la última viva de las sobrinas y sobrinos. Fuimos veinte y seis primos hermanos en total.

RECUERDOS DE ANTAÑO

América vive en el primer piso de su casa propia situada en Boyacá y Víctor Manuel Rendón, tiene hermosos cuadros y vitrinas que revelan un exquisito gusto artístico. También conserva muchas publicaciones sobre la vida de Alfaro y su obra en el Ecuador. Me brindó un «high ball», ella se sirvió otro y comenzamos a conversar.

Mi mamá era manabita y muy sentimental. En 1912 cuando mataron al tío, arriesgando su vida tuvo a Flavio Alfaro escondido en nuestra casa, curándole la herida en la pierna que le ocasionaron los placistas en Yaguachi. Vivíamos en P. Ycaza entre Chimborazo y Córdova, en una casa de dos pisos, ocupando el de arriba. Todos los días iban algunas personas a visitar y entraban a escondidas. Fueron tiempos muy duros, concluye Da. América, recordando con amargura esa época. No podíamos salir a la calle y se nos vigilaba estrechamente, aunque de lejos. Por último, tuvimos que trasladarnos a la hacienda El Pireo donde permanecimos varias semanas.

TRATO MUCHO A DON ELOY

Mi tío era un hombre fundamentalmente bueno y muy generoso y atento. Se desvivía por agradar a los niños y estos lo querían mucho. Me acuerdo que para con la tía Anita Paredes de Alfaro, que era mujer elegante y distinguida, tío Eloy siempre conservó mucha delicadeza. Solo le decía Anitilla. Ella era más alta que él y de gran garbo; más bien delgada. A sus hijos educó en la escuela de los buenos sentimientos, inculcándoles amor a las artes: Esmeralda y América cantaban.

Don Eloy tenía corazón de madre – termina por exclamar su sobrina – por eso lo traicionaron en 1912 y al fin lo mataron en Quito. Si hubiera sido menos generoso con sus enemigos, nada habría ocurrido,

FIDELIDAD CONYUGAL AL MAXIMO

Cuenta don Francisco Talbot que, en 1910, por septiembre, estando en discusión el decreto legislativo que reformaba la Ley de Divorcio, un grupo de católicas damas capitalinas organizaron gran manifestación y concurrieron al palacio presidencial sin esperar que el presidente les conceda Audiencia, reclamando airadamente que las reciban. Alfaro salió tranquilo y con gran parsimonia dijo:

Como así no puedo entenderlas, dignas señoras, ruego a la más anciana que tome la palabra y me indique el origen de esta protesta y cosa rara, el grupo calló y nadie quiso hablar; porque para una señora el punto de la edad es siempre crítico, sobre todo si pasa de los cuarenta. (Así resolvió Don Eloy tan dura crisis).

Días después, el 30 para ser más exacto, a la 1:45 de la tarde, el propio señor Talbot llevó a Alfaro el Decreto para su firma y entró al despacho donde había muchas personas. El doctor José Peralta, Canciller de la República, solicitó el ejecútese. Alfaro firmó, pidiendo que se lo leyeran después. Por último, exclamó, dirigiéndose a Talbot: «Quizá a tí te pueda servir esta ley; pues yo, con mi Anita estoy contento». Y la Ley de Divorcio comenzó a regir en Ecuador y aun está vigente con leves modificaciones.

CARIÑOSO RECUERDO A SU AMADA AUSENTE

En otra ocasión, años atrás, estaba Alfaro junto a varios compañeros de aventura en medio de la selva esmeraldeña, huyendo de la persecución desatada en su contra por el General Reynaldo Flores Jijón. Una tarde hicieron un alto para ver a un comerciante que pasaba por medio río; lo detuvieron para conversar y al despedirse, este les regaló una gran lata de salmón importado de Canadá. Es un manjar – exclaman todos – hay que abrirlo inmediatamente; pero Don Eloy, que lo había pedido para examinarlo, dijo muy grave: Nada de eso, este salmón lo comemos mañana que cumple años mi Anita en Panamá y hay que celebrarlo dignamente.

LOS DOS SANTOS MANABITAS

Después del 95 Don Eloy se hallaba en la capital reorganizando la administración pública. Una delegación manabita presidida por ese gran liberal que llamó Pedro Córdova Villavicencio le visitó. Alfaro les solicitó nombres para las designaciones y el señor Córdova contestó:

Bien podría colocarse en la gobernación a don Helio Santos, para Bahía y como Jefe Político a don Julio Santos y otro de los Santos …» pero don Eloy le interrumpió diciéndole: Basta ya de Santos, agregando en tono festivo … Al paso que va usted en esa procesión de Santos, no me va a dejar ni una urna para colocar a San Lucas y San Andrés, los dos únicos santos manabitas que conozco…

Todos rieron de la gracia, porque es conocido en Manabí que los apellidos San Lucas y San Andrés existen regados en toda la provincia y especialmente en Jipijapa.

SALVA LAS JOYAS DE LA VIRGEN

En la segunda administración llegó a Quito Fray Pedro Armengol Valenzuela como superior de la Comunidad Mercedaria y luego de un breve estudio de las pertenencias del convento, encontrando que poseía numerosas joyas que en los inventarios constaban como propiedad de la Santísima Virgen, por ser regalos efectuados a ella en épocas pasadas, decidió venderlas para hacer fondos y construir un templo en Pasto (Colombia).

Fray Benjamín Bernardo Bravo, de la misma orden, corrió donde el presidente, su gran amigo y le refirió el suceso, pintándoselo con los más fuertes tonos porque las joyas no debían salir del país. Don Eloy ordenó la vigilancia inmediata de los bienes de la Virgen patrimonio del pueblo ecuatoriano y sacó del país al abusivo superior. Años después y estando Alfaro en el panóptico, el padre Bravo, que había sido separado de la orden por mandato de Roma, tuvo el privilegio de darle la extremaunción al cadáver, abriendose campo a codazos y entre los asesinos, que lo respetaron porque se trataba de un sacerdote y de paso… alfarista hasta el fin, aún con riesgo de perder su vida.

OBSEQUIO A LAS IMAGENES DEL QUINCHE

En 1896 estaba el caudillo en Quito cuando la oposición intentó derrocarlo trayendo a la imagen de la Santísima Virgen que se venera desde la colonia en la Villa del Quinche, con el Niño Dios en brazos.

Una bien llevada campaña de prensa anunció el arribo de la imágen vengadora, que repondría a los verdaderos cristianos en el poder, entiéndase ultramontanos. Alfaro rió pensando en la revuelta y llamó a una comadre que tenía en Quito de visita, para que organizara fuerzas de choque. Felizmente las cosas no pasaron a mayores porque las alfaristas se mezclaron en la procesión y tomando la delantera a las conservadoras se adueñaron de la fiesta; pero el Viejo Luchador había visto la imagen y mandó a fabricar en Jipijapa varios pares de artísticos sombreros de paja toquilla con que regaló a la Virgen y al Niño para que se los pusieran cada vez que viajaban por la república. Y así se ha hecho desde entonces, en su recuerdo.

CAUDILLO ATENTO CON TODOS          

Cierta ocasión recibió en audiencia a una afligida madre de familia que le lloró al oído que su único hijo, pagador de un regimiento de la policía, por efectos de la bebida había perdido el dinero del rancho y sería degradado si Alfaro no intercedía por él.

Pobre madre, exclamó Don Eloy y se retiró un momento-. Regresando luego y contestó: Si su hijo no repone inmediatamente las sumas dilapidadas sufrirá gravísimas consecuencias y le dio la mano en señal de despedida, depositándole al mismo tiempo la cantidad necesaria para tapar la falta, extraído de su peculio personal.

HAY QUE SER BUEN HIJO

Cuando Alfaro entró triunfante en Quito en 1895, después del triunfo de Gatazo, pasó revista a los prisioneros de guerra detenidos en los calabozos capitalinos, topándose con un muchacho de no más de trece años llamado Luis Pareja Cornejo.

– ¿Por qué estás aquí?

Por pelear en su contra. General.

¿Ah sí?; ¿Y por qué? ¿Acaso eres conservador?

– No mi General, pero mi padre sí lo es y tengo que estar a su lado siempre.

– Bien, bien. ¿Quién es tu papá?

– El Mayor Elías Pareja Larrea.

Has cumplido con tu deber, los buenos hijos deben estar siempre al lado de sus padres, ayudándoles en todas sus empresas. Eres un muchacho de aspiraciones que puede llegar a la Presidencia de la República ¿Quieres ir a estudiar al exterior? Mi gobierno puede darte una beca para las milicias de Chile. Anda, consulta con tu familia y llévame la respuesta a palacio. Y sacó al chico del grupo, poniéndole en la puerta, libre. Días después lo recibió en Audiencia y el joven agradeció la invitación, pero no la aceptó:

¿Qué quieres entonces? Preguntó el caudillo.

La libertad de mi padre. General, que está en el Corinto (1) con muchos ecuatorianos más.

¡Así! se hará de inmediato! llamando al Ministro del Interior doctor Luis Felipe Carbo y Amador le ordenó que telegrafíe a Costa Rica indultando a los ecuatorianos expatriados e instándoles a regresar con sus gastos pagados por el gobierno.

(1) Corinto es una ciudad de Costa Rica donde el Mayor Pareja estaba exilado.

Demás está informar que no quedó uno por allá y que más de treinta padres de familia de ideas conservadoras y ex combatientes del depuesto régimen, retornaron a sus hogares, a disfrutar de un gobierno liberal, democrático y no tan malo como se habían imaginado.