334. Los Comienzos De María Piedad Castillo

En l.907 María Piedad Castillo, de solo diecinueve años de edad, hija del periodista José Abel Castillo, propietario del diario El Telégrafo que hacía activa  oposición al régimen alfarista, sabiendo que esa noche  las turbas  iban a empastelar las imprentas de tipos móviles de los principales periódicos de la ciudad,  hizo colocar  reflectores y puso a varios fotógrafos  que usaban lámparas de magnesio y cuando se realizó el ataque a las puertas del diario la encontraron con un revolver en la mano, encendidos los reflectores y lanzando los flashes que encandilaban. La sorpresa fue grande y más aún la admiración de los empleados fiscales, que retrocedieron sin ocasionar daños, ante la valiente y resuelta actitud de la joven heroína.

 En l.911 fue Profesora de Literatura del Normal Rita Lecumberry, ganó el Primer Premio en el Concurso Nacional de Biografías, publicó sus poemas “Las Campanas” y “Romanza” y conoció en una fiesta celebrada en casa de sus amigas las señoritas Hurtado Flor (Luque y Chile) al Dr. Roberto Leví Hoffman, recién llegado a la ciudad bajo contrato con la Municipalidad para desempeñarse como Químico Jefe de la Planta stazanizadora de Leche. Se enamoraron, pero al poco tiempo él tuvo que volver a su Patria.

Llamada a Europa por sus padrinos los esposos Gillaumet que residían en Neully cerca de Paris, emprendió viaje en l.912 y estando en Puná se encontró con su novio que regresaba a quedarse definitivamente en Guayaquil, se reconciliaron y prometieron matrimonio a la vuelta de ella.

En París asistió durante dos años a la Facultad de Filosofía y Letras de la Sorbona e hizo amistad con los miembros de la colonia ecuatoriana. Su poesía había tomado formas e ideas más acordes con los movimientos literarios y la realidad mundial, y en contacto con los nuevos cantos rubendarianos era modernista y a través de los octosílabos aconsonantados penetró a “los prados floridos de la consagración.” I a su afán de cultura inagotable y a las múltiples lecturas se sucedían trabajos y colaboraciones. En l.913 apareció en el suplemento El Telégrafo Literario su canto “Otoñal” que envió de París y dedicó a sus amigos los poetas Granado y Guarnido.

Fragmento // Caen lentas, mustias rojas / de los árboles las hojas / mientras rimo mis congojas. // Están solo los caminos, balanceándose los pinos / temblorosos y mohinos. // Como un suspiro lejano / una misteriosa mano / hace gemir un piano.  // Un sol grande y amarillo / lanza apenas tenue brillo / sobre el blanco senderillo. //

En 1.914, habiendo comenzado la primera Guerra Mundial, ingresó como auxiliar de enfemería a la Cruz Roja francesa; más, a las pocas semanas, por darle gusto a su madre volvió a Guayaquil junto a su hermano José Santiago y le tocó en suerte ser la primera mujer en cruzar el canal de Panamá, siendo colmada de atenciones por las autoridades del istmo. 

El 10 de agosto contrajo matrimonio con su novio. Unión estable y feliz con cinco hijos, uno de los cuales falleció niño. Ese año escribió la Necrología de su amigo el escritor Emilio Gallegos del Campo. En l.9l5 fue secretaria fundadora de la Cruz Roja provincial del Guayas. El l7 su esposo colocó a su nombre los bienes inmuebles de su propiedad pues al poco tiempo fue puesto en la Lista Negra por su condición de ciudadano alemán.

En 1.921 dedicó a su hermana Celeste Graciela el poema “Añoranzas” con motivo de su fallecimiento a causa de un mal cardiaco. // Fragmento. // Tenía yo una hermanita / sencilla, adorable y buena / Era su gracia honda y exquisita, / y consolaba toda cuita / con su sonrisa serena. // Amaba pájaros y flores / ¡Como un fulgor de vida pasa¡/ Su blanca mano hizo primores / todos formamos sus amores / Fue la alegría de la casa. //

La tarde de la matanza de pueblo y obreros – el 15 de noviembre de l.922 – salvó la vida del Dr. Carlos Puig Vilazar, mientras este escapaba por la calle Aguirre, haciéndole entrar a su departamento. Al día siguiente escribió una vibrante protesta y cuando su padre – al reclamar en Editorial por el crimen colectivo – fue condenado al destierro, le acompañó en el barco. En Roterdam se dividieron, don José Abel fue a la riviera italiana y María Piedad avanzó a Hamburgo y vivió en casa de su tía política Eva Leví de Groeppel varios meses que fueron de intensos estudios y lecturas, determinantes en la formación de su nuevo pensamiento social. Desde entonces se transformó en feminista y cuando regresó a Guayaquil salió a las calles, pidió el voto para la mujer y sufrió con otras dirigentes de avanzada el brutal embate de la caballería, pero nada las arredraría hasta alcanzar el ideal.