(Vicente solano, Julio Matovelle, José Rumazo, Víctor Mideros, Anthon Bileham)
El jesuita Manuel Lacunza Díaz (Santiago de Chile 1731 — Imola 1801) expulsado como sus hermanos de la comunidad en 1767 por orden de Carlos III de España vivió dese entonces en Imola, pequeño pueblo de la Romaña italiana en permanente depresión anímica y gran pobreza. Dos habitaciones de un piso bajo en una casa de los arrabales era su morada, pero a nadie franqueaba la puerta durmiendo de día y leyendo y meditando en las noches sobre un mundo ideal y más justo. Tan raro género de vida le hizo un ser aparte, sin amigos. Y para hallar una solución posible a su problema existencial dejó las matemáticas y la geometría, empezó unos estudios del apocalipsis y armó un sistema basado en la segunda venida del Cristo para instaurar un gobierno de perfección, justicia y paz que durará mil años. Mas, al final de la tarde del 16 de junio de 1801, de casi 70 años de edad y con la visión disminuida mientras paseaba por los alrededores de su morada cayó al interior de un foso cercano al río Santerno que baña los muros de Imola. Al día siguiente encontraron su cadáver vestido con el hábito talar.
Mientras tanto había ya había hecho llegar a Santiago de Chile y a Buenos Aires (1786) una síntesis de su trabajo “Anónimo milenario” en sólo 22 páginas que despertó acalorados debates teológicos y fue prohibido por la Inquisición. Su obra completa “La venida del mesías en gloria y majestad, Observaciones de Juan Josafat ben Ezra hebreo cristiano dirigidas al sacerdote Cristófilo”, apareció en 1811 en las Cortes de Cádiz. El 14 se confiscaron todos los ejemplares, pero nuevas ediciones en castellano se imprimían en Inglaterra (la pagada en 1816 por el General Manuel Belgrano) y en Francia (por los enmigrados y políticos liberales españoles) y copias manuscritas circulaban entre sacerdotes, teólogos y monjes.
El 24 apareció en Madrid en folleto en su contra ” Observaciones para precaverlo-al público-de la seducción que pudiera ocasionarle la obra “. El 16 de septiembre de ese año, la cuña fue puesto en la lista de libros prohibidos por la iglesia. El 27 la obra fue publicada finalmente en inglés por Edwar Irving “The coming of the Messiah”.
LAS TEORIAS LACUNZANAS
Del pensamiento jansenista francés del siglo XVII tomó Lacunza tres puntos básicos: 1) Describe la apostasía de la iglesia cristiana que tras reemplazar al pueblo de Israel en la primera venida del Mesías por el desconocimiento judío de este, entrará en el futuro en franca decadencia y será parte del anticristo, no como cuerpo individual sino como cuerpo moral integrado por todos lo apostatas y ateos de la tierra . 2)Luego seguirá la controversia del pueblo de Israel que restablecerá su alianza con Dios . 3) Al final el Mesías vendrá en gloria y majestad a la tierra y a la cabeza de los santos resucitados (los judíos y los gentiles que no hayan apostatado) derrotará a los enemigos y gobernará por mil años en Jerusalén antes de de la terminación de los tiempos y el juicio final, pero este gobierno no será material sino de transmutación del mundo físico al plano de lo espiritual y eterno.
Esta terminación de los tiempos se dará cuando los cuerpos materiales o globos celestes que Dios ha creado (entre ellos la tierra que habitamos) haya de tener fin y volver al caos inicial, o a la nada de donde todo salió (teoría novísima del siglo XVII).
Sus seguidores ecuatorianos. En 1828 el franciscano Vicente Solano (1791 — 1865) público en Cuenca “La predestinación y reprobación de los hombres, según el sentido genuino de las escrituras y la razón” en sólo 32 páginas, calculando en mil millones a los predestinados y en noventa mil millones a los de reprobos que nacen destinados a ello por la concupiscencia de sus padres. Tamaña tontería no podía pasar desapercibida, fue acusado por el promotor fiscal del obispado de Quito y tras una viva polémica que llegó la prohibición de lectura decretada por el obispo Calixto Miranda, medida que sin embargo fue levantada en 1853 por el obispo fray Manuel Plaza; pero el 5 de marzo del 57 Pío IX anatemizó La Predestinación. Y allí terminó la discusión.
El padre Julio Matovelle (1852 — 1959) en cambio, se escudo Jansenio y en Lacunza para escapar del vacío político y social que sufrió con el triunfo de la revolución liberal del 5 de junio. Perseguido y escondido después de la toma de Cuenca el 96 leyó al padre Cornelio Alápide y tras casi 20 años de cotejar autores publicó “Meditaciones sobre el Apocalipsis“ en 1.023 páginas y octavo, sin obtener el éxito esperado causándole este fracaso un duro revés moral.
José Rumazo González (1904 — 1995) académico, diplomático, historiador, autor de la mapoteca de la Cancillería, dejó a un lado sus estudios cuando una noche de 1956 estando en el balcón de su casa en Tegucigalpa, de embajador en Honduras, “escuchó el sonido de las constelaciones, es decir la voz de Dios” y desde entonces ya no pensó en nada más que en dedicar su vida a una obra larguísima “Parusía” que significa presentarse o hacerse presente y trata sobre el fin de la historia humana según la revelación del Apocalipsis, es decir, sobre la segunda venida del Mesías en gloria y majestad. Obra en 220.000 versos endecasílabos, muy influenciada por Jansenio, Lacunza y Alápide, tres veces revisada y corregida por autor, ha visto varias varias ediciones de 1985.
Víctor Mideros Almeida (1888 — 1967) pintor de temperamento fuertemente religioso, “vio” en 1922 el milagro de que su hermano escapara ileso de un atentado del Ku Klux Klan en USA y en calidad de exvotos comenzó a pintar cuadros religiosos de marcada influencia prerrafaelistay efectos de raras visiones apocalípticas.
El padre Anthon Bileham publicó en Quito “Visiones del Apocalipsis, agonía y triunfo de la Iglesia Católica en un próximo porvenir“ en 676 págs. y 42 fotograbados de otros tantos cuadros de Mideros.