149. El Bloqueo Naval Del Golfo de Guayaquil En 1828

AL FRACASAR UN INTENTO DE ACUERDO ENTRE COLOMBIA Y PERÚ SE BLOQUEARON LOS PUERTOS DESDE TUMBES HASTA PANAMÁ. SE GENERÓ UN COMBATE NAVAL Y LA INVASIÓN A NUESTRA CIUDAD.

En 1928 Perú inició hostilidades contra Colombia por las serias diferencias de sus autoridades con el Libertador y ordenó el zarpe de la escuadra Naval al mando del almirante Jorge Martín Guisse. El 2 de julio dispuso que la corbeta de guerra Libertad navegase hacia el golfo de Guayaquil, entre Tumbes y la isla del Muerto, registrando ingreso y salida de buques nacionales o extranjeros. El 3 de julio Bolívar proclamó que Colombia emprendía la guerra contra Perú sin su voluntad y designó al Gral. Florencio O’Leary para que viaje a Lima a obtener la suspensión de hostilidades. La comisión no surtió efecto. El 9 de septiembre recibió la orden de bloqueo de todos los puertos colombianos desde Tumbes hasta Panamá.

RAZONES DEL BLOQUE

El 29 de agosto el intendente del departamento, Juan Illingworth Ortiz, dispuso que Tomás Carlos Wright zarpe a bordo de la goleta Guayaquileña y se acompañé con la corbeta Pichincha, de menor armamento y al mando del teniente de fragata Juan Undsworth, para investigar la presencia de la nave enemiga Libertad en aguas colombianas. La noche del 31 de agosto fueron avistados los peruanos comandados por el oficial chileno Carlos García del Póstigo a la altura de punta Malpelo, pero los invasores aprovecharon la distancia de 12 millas para hallarse hacerse a la vela y eludir el encuentro, siempre seguidos por la Guayaquileña y la Pichincha. A las dos de la tarde del siguiente día 1 de septiembre, empezó a soplar brisa y la Guayaquileña logró acercarse a la peruana para pedir explicaciones. Como esta se encontraba preparada para el combate, Wright puzo a su nave por su aleta de barlovento a medio tiro de pistola y preguntó a viva voz las razones de bloqueo, siendo respondido por con frivolidades primero y luego con una bandada de tiros de fusilería ante lo cual ordenó a su gente amarrar ambas embarcaciones para iniciar el abordaje.

MUERTOS Y HERIDOS

El combate fue a la altura de punta Malpelo pues no nos convenía pelear en espacio abierto porque la nave peruana tenía 22 cañones frente a 12 nuestros. Los 96 marinos de Wright sostuvieron nutrido fuego de fusilería hasta que se produjo un principio de incendio en la popa de la Guayaquileña, lo que distrajo a la tripulación por pocos minutos y fue aprovechado por los peruanos para cortar espigas, desamarrarse y abandonar el combate, retirándose al sur, aunque maltrechos. Casi enseguida la Pichincha, se había retrasado, arribó al sitio del combate pero sus marinos no persiguieron a la nave peruana para ayudar a terminar el fuego. El combate acabó con bajas en ambos bandos: en la Guayaquileña 24 muertos y 36 heridos; los peruanos 40 muertos y el capitán de la corbeta Libertad, Carlos García del Postigo, mal herido con dos balazos siendo reemplazado por el comandante Juan José Panizo.

DURO ENFRENTAMIENTO

La flota peruana de 16 buques de guerra y varios transportes del almirante Guisse se acercó el 22 de noviembre, atacó el fuerte de Las Cruces, calle Malecón de la ría y Maldonado y tras pocas horas logró ocuparlo, avanzando a la ciudad. La Prueba y La libertad bombardearon el malecón defendiendo por la tercera compañía del batallón Caracas y por varias lanchas cañoneras. Tuvimos pérdidas materiales de varios miles de pesos, se destruyó una batería del malecón y numerosas casa sufrieron daños. La flota peruana quedó descalabrada cuando una de las baterías de la planchada impactó en la Prueba, que debió ser remolcada. Al amanecer del 23 de noviembre, con marea favorable, las lanchas colombianas se acercaron a la escuadra enemiga y empezó un cañoneo sin mayor provecho pues los peruanos atacaron nuevamente el Malecón hasta ponerse a tiro de pistola frente a la Casa del Cabildo. Tras horrible descarga de metralla, causaron gravísimos daños materiales, mientras dos compañías del batallón Caracas -desplegadas en guerrillas- y la artillería compuesta de cuatro cañones sostenían el juego hasta las siete de la noche. Entonces los peruanos enviaron dos planchas para apoderarse de los cañones del malecón pero fueron rechazados.

CAPITULACIÓN

En la madrugada del 24 volvió Guisse a la ciudad pero la Protectora se varó a tiro de pistola frente a la Aguardienteria (malecón y 10 de agosto). Esto fue aprovechado por los guayaquileños para montar un cañón de veinte y cuatro y escudándose tras un terraplén y bajo el mando de Juan Ignacio Pareja alcanzaron la nave, matando al almirante Guisse. Su reemplazo José Boterín, aprovechó el cambio de marea y se replegó al fuerte de Punta de Piedra. Guayaquil, despierta, desguarnecida y cercada, fue defendida por nuestras tropas durante dos meses. Se dispararon más de tres mil tiros hasta el 19 de enero de 1829, en que el Gral. Juan Illingworth suscribió una capitulación honrosa, estipulando que si en 10 días no se reconocía la muerte de las armas terrestres la ciudad se entregaría al Perú. Así sucedió; el 1 de febrero los peruanos entraron a Guayaquil. Francisco Javier Prieto Pimentel fue designado jefe militar.