YEROVI PINTADO AGUSTÍN

HUMANISTA.- Nació posiblemente en la parroquia Mulaló, a fines de 1815, recibiendo los nombres de Agustín Leónidas en el bautismo. Fue el primogénito de los doce hijos que tuvo el matrimonio formado por Joaquín Yerovi Camacho, propietario de los fundos agrícolas “San Joaquín” y “Alto Yerovi” ubicado en los altos de Romerillo y en los declives del Cotopaxi respectivamente. El otro inmueble suyo era “Atocha”, más distante y desatendido siempre, en los términos de Cusubamba, y Josefa Pintado y Fajardo. La familia no disponía de grandes bienes de fortuna pues esos predios eran más bien pequeños y estaban en sectores parameros, produciendo únicamente papas, cebada y trigo. En el hogar de los Yerovi Pintado se vivía solo una mediana bonanza.
Cursó los primeros estudios en la escuelita de los padres Mercedarios, después pasó al Convictorio de San Fernando de los Dominicanos y siguió Latinidad y Filosofía con los Maestros Buenaventura Proaño en Latín, el Mercedario Fray Manuel Pérez, Manuel Ángulo, abogado liberal que por sus conocimientos y religiosidad acendrada era alegremente conocido con el remoquete de “Padre Ángulo” y José María Parreño, este si, sacerdote del Clero secular.
En 1833 se graduó de Maestro en Filosofía y entró a la Universidad de Santo Tomás a estudiar Derecho Civil, Canónico y de Gentes. El 35 ascendió Vicente Rocafuerte a la Presidencia de la República y puso en práctica el antiguo Derecho de Patronato de los Reyes de España, reformando la instrucción universitaria con un reglamento de obligatoria aplicación, por eso se ha escrito que nuevas ideas comenzaron a circular por los viejos claustros universitarios que aún olían a los tiempos de la colonia y en ese ambiente realizó sus dos años de práctica en el estudio de su cuñado el Dr. Ramón Borja Escorza, se incorporó de Abogado en la Academia, inscribió su título y fue designado Defensor de Pobres, mientras su amigo el Presidente Rocafuerte le observaba con agrado, pues acostumbraba acercarse a los estudiantes inteligentes para aconsejarles por el camino del bien y la superación cultural.
El 4 de Junio de 1838, pronunció en la Capilla del Convictorio de San Fernando donde dictaba clases, un discurso en elogio de José Mejía, que mandó editar. Estudio biográfico que ha sido calificado de trabajo de no escaso valor a pesar que debe ser considerado una obra de juvenilia. En 1841 tomó a cargo y dirigió la edición de la Historia del Reino de Quito del Padre Juan de Velasco, empresa de magnitud para la época, pues no se disponía de buenas prensas ni de capitales para una obra de tales proporciones. En esta labor fue auxiliado por José Modesto Larrea, Ministro del Presidente Flores, quien patrocinó la edición tomando los ejemplares necesarios para los establecimientos literarios, llámense colegios, bibliotecas y conventos. Los tres tomos costaron diez pesos suma no despreciable por entonces y demoraron en aparecer hasta 1844. En Quito fue abierta una suscripción pública el 20 de Agosto de 1841 y el gobierno puso a la orden la Imprenta oficial. Esta empresa le dio justa fama como publicista y le ayudó en su carrera de funcionario público.
En 1844 contrajo matrimonio con Alegría Orejuela y Cañizares, tuvieron un matrimonio feliz y tres hijos. El 45 desempeñó la Secretaría de la Convención Nacional reunida en Cuenca, que eligió Presidente de la República a Vicente Ramón Roca, quien le tomó gran aprecio y tuvo entre sus más adictos partidarios.
En 1847, debido al éxito de la Historia de Velasco, fue electo Secretario de la Cámara del Senado, desempeñándose por tres períodos consecutivos hasta el 49. Primero fue Secretario con el Presidente de la Cámara General Antonio Elizalde, luego con Diego Noboa y finalmente con José Modesto Larrea.
El mismo año 47 los Senadores le encargaron la misión de escribir la Historia del Ecuador a medias con el Dr. Nicolás Espinosa y bajo la dirección del erudito Dr. José Fernández – Salvador y López, pudiendo tomar los documentos de los archivos, comenzando en la época en que la dejó Velasco y seguir hasta los tiempos que se vivían, pero dadas las dificultades de una obra tan seria como enjundiosa, ninguno de los citados personajes se atrevió a emprenderla y pasaron muchos años hasta que Pedro Fermín Ceballos publicará la suya.
Durante el interinazgo de Manuel de Ascázubi en 1849 fue Oficial Mayor del Ministro del Interior Dr. Luis de Saa, quien estaba casado con su prima Isabel Yerovi, “ejerciendo secreta e irresistible influencia” en razón de la confianza que le dispensaba el Ministro y cuando el Presidente Diego Noboa fue derrocado en 1851, fiel al sentimiento de amistad que les unía se excusó de aceptar la Secretaría de la Asamblea Nacional Constituyente que le fue propuesta.
Ese mismo año editó una defensa de los jesuitas perseguidos: “El Sr. Félix Frías en París y un Rojo en Quito” en 36 pags, refutando un polémico folleto del escritor y Ministro colombiano residente en Quito, Jacobo Sánchez: “Los Rojos en la América del Sur y el Sr. Frías en París.”
Era un profesional con talento literario, apreciado por sus buenas cualidades, bondad de corazón y hombría de bien, perfecto representante de la clase media profesional quiteña, a pesar de que su vida en la capital no le impedía la administración de sus pequeñas propiedades agrícolas, a las que atendía para mejorar el sustento de los suyos.
En uno de esos viajes, el día miércoles 19 de Enero de 1853, al atravesar el páramo de Tiopullo a caballo, yendo a su hacienda “Yerovi” en Mulaló, fue fulminado por un rayo a las tres de la tarde y como no llovía, se trató de una tormenta eléctrica de las denominadas secas, que son las peores porque no avisan. Su hijo, niño de ocho años que iba a su lado, se salvó milagrosamente y fue a avisar a su madre en Quito. Tenía solamente treinta y siete años de dad.
Fray Vicente Solano dijo que había que lamentar la pérdida de un literato modesto, prendas que raras veces se encuentran unidas, sus amigos los Dres. Elías Lazo, Javier Espinosa, Vicente Piedrahita y Gabriel García Moreno que le conocían bien, le dedicaron sendos trabajos. Es de Piedrahita el siguiente verso: // Recta razón, inteligencia clara, / Sagaz ingenio, universal talento, / delicado, exquisito sentimiento, / Esplendorosa y nueva fantasía; / Alma de temple, corazón grandioso, / Ciencia, virtud, modestia y compostura, / Todo demás para la tierra impura, / en tu noble corazón relucía. //
De contextura delgada, estatura mediana, trigueño. Tuvo talento y contracción para el trabajo, el estudio y las letras, así como responsabilidad para asumir las cargas familiares. Entre sus hijos destacaría el ilustre Dr. Agustín L. Yerovi Orejuela, humanista como su padre y primer biógrafo de Montalvo.