YCAZA CORTEZ PATRICIO

ESCRITOR.- Nació en Quito el 18 de Julio de 1952 y fueron sus padres legítimos Oswaldo Ycaza Maya, nacido en una hacienda cercana a Babahoyo y más conocido como el Gato Ycaza, comerciante adinerado y dirigente deportivo de la capital, que presidió por muchos años la Sociedad Deportiva Argentina, el Deportivo Quito y la Federación Ecuatoriana de Lucha. Era un intelectual, él se definía como un artesano de las Ciencias Sociales por sus incursiones en la historia hasta su fallecimiento en 1975 y Fanny Cortéz García, que divorciada en 1957 partió a trabajar a New York y Chicago.
Hijo único, creció al lado de su padre en un departamento de la Caldas en el barrio de San Blas. Alquilaba los comics de Tarzán, Supermán y el Zorro. Sus primeras lecturas serias fueron las obras de Dickens, Verne y Salgari. Los viejos amigos de su padre le relataban los hechos gloriosos de la gesta alfarista, leyó La Muerte del Cóndor de José María Vargas Vila y estudió la primaria y secundaria en el Colegio Cardenal Spellman.
De quince años solicitó a su abuela paterna como regalo de cumpleaños una guitarra y Las Catilinarias de Juan Montalvo. “El instrumento jamás aprendí a tocar en buena hora con la voz de tarro que me acompaña, en cambio, el inicial interés por la historia devino en hábito”.
Su profesor de Castellano, el señor Tapia, le indujo a la lectura; pero sería Hernán Rodríguez Castelo quien le encaminó hacia la Literatura en el Sexto Año, haciéndole participar con su compañero Eduardo Arízaga Cuesta en un Seminario acerca de la Novela Policial, con un estudio sobre sir Arthur Conan Doyle.
Bachiller en 1970, ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central y desde el 72 empezó a colaborar activamente en el Movimiento semi clandestino de la Izquierda Revolucionaria, alfabetizando con Vladimir Serrano Pérez a los indígenas de las cercanías de Pifo en la Provincia de Pichincha.
Trabajo tomado como un verdadero apostolado patriótico, pues viajaba los fines de semana, era recibido por las comunidades y terminó consiguiendo que el Ministro de Educación provea de profesores estables a dichas escuelas parroquiales; cada semana se reunía por células secretas, discutía de política y hacia activismo obrero visitando por las mañanas las puertas de las principales fábricas para distribuir hojas volantes y repartir consignas.
El 74 participó en el Seminario “Ideología de la Clase trabajadora ecuatoriana” para graduarse de Licenciado en Ciencias Sociales. Dicho Seminario fue conducido por el dirigente sindical y profesor universitario Dr. Telmo Hidalgo Díaz y fue como una aproximación a la clase y acción laboral, que le llevó a concluir que si bien existían algunos trabajos escritos, en la mayoría de los casos bajo una óptica partidista sobre el movimiento obrero ecuatoriano, hacía falta una historia sistematizada.
Esta ausencia le obligó a profundizar y fue paulatinamente reemplazando los Códigos y Leyes por otras lecturas, obras de Carr, Vilar, Fontana, Schaff, Ciro Cardoso, Pérez. Brignoli, Moreno, Fraginals, Hobsbawn entre otros, que le abrieron un expectante horizonte complementado con la consulta de textos como los de Anderson, Thompson, Vitale, del Rosal, Iscaro, Pla, Lora, Sulmont, Gilly, Quijano, Godio y en el caso ecuatoriano leyó a Oswaldo Albornoz Peralta, a Elías Muñoz Vicuña y consultó las Bibliotecas de Autores Nacionales Aurelio Espinosa Pólit de Cotocollao y la Carlos A. Rolando de Guayaquil.
Estos trabajos contribuyeron a hacer suyas las expresiones de Joseph Fontana, para quien la finalidad principal de la investigación histórica consiste en ayudar a los hombres para que a través del desciframiento del pasado comprendan las razones explicativas de su actuación presente y las perspectivas de las que deben partir en la elaboración de su futuro, criterio que con más sencillez recoge la copla popular latinoamericana que dice // Diga el mensaje elocuente / para el que haya olvidado / que si se borra el pasado / también se borra el presente//
También el 74 entró a la dirigencia del Partido Socialista Revolucionario y dirigió la Escuela Sindical Telmo Hidalgo de la Federación de Trabajadores del Pichincha, que presidió.
El 75 recibió una pequeña herencia paterna. Ya vivía en casa de su madre en la Urbanización Los Geranios, pues ella había retornado de los Estados Unidos. Al año siguiente casó con Marcela Ferreira y tuvieron una sola hija llamada Macarena, al divorciarse años más tarde quedaron de buenos amigos. Después casó con María Vinueza Pozo a quien conoció por ser hermana de una compañera universitaria, con dos hijos.
Ese año ingresó al Consultorio Jurídico Popular de la Universidad Central ubicado en la Bolívar y Guayaquil que dirigía el Dr. Celso Barragán, con un sueldo de S/ 240 mensuales. Allí se mantuvo por espacio de tres años.
El 76 egresó y el 78 entró al Departamento Legal del Banco Nacional de Fomento donde permaneció hasta el 80 que pasó de profesor de Economía del Ecuador en la Facultad de Ciencias Administrativas de la U. Central, realizando también algunos trabajos de investigación.
En 1980 fue secretario particular del Dr. Patricio Romero Barberis, Prefecto Provincial del Pichincha, el 83 ascendió a Pro secretario y el 85 a Secretario General encargado.
Desde el 81 empezó a asistir a las Jornadas Culturales anuales de Mayo del Consejo Provincial del Pichincha y apareció su primera obra en 47 págs., que tituló “Síntesis Histórica del Movimiento Obrero Ecuatoriano” como apéndice al Libro “Lombardismo y Sindicatos en América Latina” de la escritora mexicana Lourdes Quintanilla Obregón. Esta primera versión de la que luego sería su gran obra, permite avizorar la magnitud del esfuerzo emprendido, que continuó casi a tiempo completo.
El 83 dio a la luz pública “Formación y Pensamiento de la C T E” en octavo y 233 págs, editado por el “Centro de Documentación e información de los movimientos sociales del Ecuador” CEDIME y concurrió como ponente al Encuentro de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe celebrado en Bayamo, Cuba. Allí entregó su versión definitiva de la primera parte de la “Historia del Movimiento Obrero Ecuatoriano” publicada el 84 en 226 págs. por CEDIME.
La obra fue recibida con aplauso por todos los sectores del país que vivían esperanzados en la publicación de un libro sobre este tema. Manuel Agustín y Aguirre indicó que contenía abundante documentación informativa y por eso era un gran aporte. José Chávez agregó que era el resultado de una amplísima Investigación para analizar la trayectoria del Movimiento conjugándose la cronología de los hechos con la interpretación crítica y partiendo de un análisis económico y político de la realidad del país para situar el contexto de los hechos. Numerosas reproducciones de fotografías antiguas convirtieron este primer volumen en un clásico de las letras nacionales, al punto que se agotó rápidamente y el 84 salió la segunda edición en 372 págs.
Conocido desde entonces, empezó a ser consultado por todos los que trataban temas obreros o afines, pues su obra se había vuelto necesarísima como texto en las Universidades y por qué no decirlo, como libro de consulta a nivel del profesorado superior.
El 85 salió su ensayo sobre “Estado, modernización capitalista y movimiento obrero 1960 – 1980” en 37 págs escrito como ponencia para un encuentro de historiadores.
Entre el 86 y el 89 dirigió el proyecto “Historia Critica del Ecuador, el proceso de formación del Estado Nacional (siglos XIX y XX) que financió el Consejo Nacional de las Universidades y Escuelas Politécnicas del Litoral CONUEP. Ese mismo año 86 asistió al Encuentro de Historia y Realidad Social del Ecuador celebrado en Cuenca y al Encuentro Nacional de Sociología en Quito.
El 87 fue miembro del Foro Nacional de Derechos Humanos celebrado en Guayaquil y asistió al Seminario de “Historia del Sindicalismo en América Latina” en Tlaxcala en México.
Entre el 87 y el 89 participó en el proyecto de “Historia del Movimiento Obrero Ecuatoriano, tratando sobre el proceso sindical y el proceso político” en colaboración con el CONUEP, ILDIS y ADHIEC.
El 88 asistió al Encuentro de Historia Económica del Ecuador realizado por el Banco Central en Quito sobre la crisis de los años 30, también al Seminario Nacional Visión actual de José Peralta reunido en Cuenca. Ese año aparecieron dos trabajos suyos: “Noviembre 1922. Crónica de una insurrección popular” en 48 págs. con profundizaciones sobre la matanza de pueblo y obreros y la segunda edición corregida y aumentada de “Síntesis histórica del movimiento obrero ecuatoriano” en 66 págs.
El 89 dio a luz un ensayo sobre “Movimiento estudiantil. ¿Para dónde camina? en 85 págs. El 90 dirigió el proyecto “La organización laboral en España y su influencia en la Real Audiencia de Quito y el Ecuador Republicano” en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional y hasta el 92 estuvo trabajando con el CONUEP, de Director del proyecto “Poder Central y Poder Local en el primer periodo republicano” (1830- 1860).
El 91 asistió al Seminario Internacional de Estudios Filosóficos desarrollando el tema “México y América Latina, 500 años de Lucha” celebrado en México y apareció la segunda parte de su “Historia del Movimiento Obrero Ecuatoriano” en 393 págs. de suerte que completó la primera que es más bien histórica, pues trata sobre el Génesis y evolución de la clase obrera y definición partidista. Esta segunda contiene capítulos totalmente novedosos tales como la Táctica del frente Popular y su influencia, el tercer Congreso Obrero Nacional, la controvertida expedición del Código de Trabajo, la unificación del Obrerismo Católico y el nacimiento de la CEDOC. la reacción y su arremetida contra el proceso unitario, el Sindicalismo de Izquierda en la insurrección Popular y la organización de la CTE. la estabilidad constitucional, su debate político y respuesta popular a la ofensiva imperialista, sindicalismo pro norteamericano y cambios en la acción laboral, el Desarrollo Capitalista y crecimiento del movimiento de la Clase trabajadora, la crisis económica, el Protagonismo del FUT. y los desafíos del Sindicalismo clasista.
El prólogo corrió a cargo de Nela Martínez, insigne luchadora social de mi Patria y una de las mayores feministas del siglo XX, que en vibrante discurso hizo un recuento del andar querelloso y sangrante de la clase obrera, explotada, vilipendiada y asesinada en calles, plazas y fábricas. Edgard Ponce Iturriaga relievó la participación de los intelectuales en la organización y desarrollo del movimiento sindical, sobre todo en esa hora, que precisaba redefinir objetivos y metas para confrontar la nueva mentalidad política y económica del gobierno de los empresarios, como era el slogan de moda.
El mayor mérito de la historia del movimiento obrero ecuatoriano consiste en haber presentado numerosísimos acontecimientos hasta entonces ignorados, con un método cronológico, con seriedad rigurosa y sin demagogia. Todo un amplísimo espectro de la vida nacional extraído de páginas amarillentas de periódicos, diarios y revistas sin que ningún historiador antes que él hubiese notado su presencia, por eso el libro es una suma de historias, casi siempre escritas con la sangre de mártires anónimos de la vida diaria, con sudor permanente de la clase menos protegida y sin embargo la única realmente productiva; en fin de cuentas, con las lágrimas de numerosísimas madres, esposas, hijas de oscuros obreros para luego, en acción de síntesis unificadora, entregar 11 capítulos esclarecedores del contexto nacional del movimiento obrero en sus diversas manifestaciones. El libro también llenó un gran vacío pedagógico y constituyó herramienta de trabajo necesarísima a los profesores.
El 92 lanzó su “Ecuador y Cuba, solidaridad histórica” cuya segunda edición del 94 contiene un Prólogo histórico del ex Presidente Constitucional de la República, Dr. Carlos Julio Arosemena Monroy, confesando que al fracasar la idea del Plebiscito que quiso realizar en 1962 para preguntarle al pueblo si deseaba la ruptura con Cuba, se vio forzado a suspender las relaciones con Cuba y Checoslovaquia, frente a la presión de los grupos de la CÍA. y de la derecha, que sacaban al pueblo a recorrer las calles al grito de “Cristo Rey si, Fidel Castro no”, grave error mío – terminó diciendo Arosemena – que lo he reconocido hace tiempo, sin ambages.
El 93 dio a la luz “Etnocentrismo y Pluriculturalidad en el proceso histórico ecuatoriano” en 70 págs. y asistió al Congreso Ecuatoriano de Historia celebrado en Quito. El 94 salió su estudio en octava “Vencer el miedo a ser felices. Creatividad, Democracia y Soberanía en una época de contra revolución y desesperanza” en 84 págs y empezó a dirigir un proyecto de “Administración Pública en el Ecuador: Proceso histórico y perspectivas” con el CONUEP.
Ese año asistió a un Curso taller sobre elaboración de tesis doctorales, al Foro nacional sobre “Realidades y Perspectivas del Deporte Ecuatoriano”, al coloquio “Cien años de laicismo en el Ecuador” y al Seminario de Reflexión Política dictado en la escuela de formación Manuel Agustín Aguirre de Quito. Entonces ingresó a la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Igualmente empezó a dirigir el “Centro de Investigación de los Movimientos Sociales del Ecuador” CEDIME con oficinas en Junín No. 574 y Jiménez, para proyectos de desarrollo, especialmente en el Oriente.
Estaba terminada una Historia sobre el Club Deportivo Quito y vivía en un Departamento adquirido con un préstamo al IESS en la Urbanización la Granja, de Quito. Serio, parco, meditativo. Rostro blanco curtido, pelo negros, ojos verdes, estatura más que mediana y contextura delgada, considerado un importante ensayista, cuando ocurrió su asesinato en el interior de su automóvil en Quito. Crímen al que no me quiero referir ni profundizar porque nunca fue legalmente esclarecido y porque no deseo herir la suceptibilidad de sus descendientes.
La Historia del Movimiento Obrero Ecuatoriano le consagra por ser un libro clásico en el país. En su confección siguió el desarrollo de la teoría materialista de la historia y particularmente su teoría analítica de la formación social, buscó comprender la totalidad y unidad contradictoria de la sociedad para explicar sus tendencias, e interpretó la historia de los trabajadores ecuatorianos para recuperar la memoria valorando sus propuestas y luchas. Por eso concluyó que el movimiento obrero europeo o estadounidense siguió un curso diferente al ecuatoriano, que tiene su propia especificidad histórica, caracterizada por la superposición e interacción de varios modos de producción.
Fuimos excelentes amigos, más por teléfono que personalmente, nos dedicábamos nuestros libros y en múltiples ocasiones absorbíamos las dudas históricas que se nos presentaban.