WIESNER JACOBO BENJAMÍN

METALURGICO.- Nació en Freiberg, Reino de Sajorna, el domingo 20 de Junio de 1763 y fue bautizado en la parroquia de Santa Virginia el dia 28, siendo hijo legítimo de Christian Wiessner y de Juana Dorotea Hacker naturales de dicha localidad.
Poco se conoce sobre su niñez y juventud a no ser que se graduó en la afamada Escuela de Mineralogía de su ciudad natal, célebre por la industria metalúrgica, donde estudió física, química, matemáticas, mineralogía y mecánica. En 1787 el Rey Carlos III de España solicitó al Príncipe Elector de Sajonia varios mineralogistas hábiles para que enseñaran su profesión y trabajaran en las minas del Nuevo Reino de Granada (actual Colombia) Por ese motivo fueron enviados ocho jóvenes, entre ellos Wiesner.
En Septiembre de 1788 arribaron a Cartagena de Indias como profesores de Mineralogía y pasaron a las minas de plata de Santa Ana cerca de la ciudad de Mariquita, donde el Director General de Minas, Juan José D’Elhuyart, les empleó en diferentes operaciones y trabajos según los conocimientos y práctica de cada uno de ellos.
Por entonces el Barón de Born había descubierto en Alemania un nuevo método de afinar los metales con aplicaciones prácticas para separar el oro de la plata aurífera y a fin de aprenderlo viajó a esa nación el famoso químico español Faustino D’Elhuyart, hermano de Juan José; mas, los recién llegados conocían la novedad y empezaron a aplicarla en los establecimientos de mineralogía y en la Casa de Moneda de Bogotá.
Wiesner trabajó con D’Elhuyart pero al poco tiempo falleció éste y en 1792 pasó a Pamplona donde se había formado una compañía anónima para explotar las mina plata de esa provincia y una de oro de Girón, quedando la mina Santa Ana casi abandonada y como era la que proveía de metales finos a la Casa de la Moneda de Bogotá, al declinar la copelación empezaron a fabricarse monedas malísimas, como bien lo anotó Boussingault — años más tarde – en sus célebres Memorias, en 1825.
En Girón existe el oro más valioso del mundo pues su ley es de 996 milésimos y estando Wiesner en esos trabajos contrajo matrimonio en dicha población con Ignacia Arriaga y Quesada en quien tuvo diez hijos.
En 1797, al disolverse la compañía anónima de minas pasó a trabajar en las de plata de esa misma ciudad, que eran de propiedad de la Real Hacienda. Allí le encontró en 1801 su paisano el Barón de Humboldt, quien le trató y apreció en extremo, recomendando a las autoridades que aprovechen sus servicios, sobre todo en la mina cerrada de sal gema de Zipaquirá que debía ser escavada por el sistema de socavones y en la Memoria que escribió sobre el tema anotó Humboldt que los mineralogistas alemanes vivían ganando sus sueldos en Honda pero sin ocupación alguna y que bien podían ser empleados como ayudantes de Wiesner.
Esta recomendación le valió de mucho para que el gobierno le destinara a principios de 1806 efectuar una exploración y reconocimiento del estado de la salina de Zipaquirá y tras el Informe, que presentó a medias con el Oficial Carlos J. Urisarri, pudo iniciar los trabajos. Al mismo tiempo revisó la mina de Baja y Veta en Sesquilé y levantó su plano, así como también la mina de esmeraldas de Muzo donde hizo valiosas observaciones.
En 1814, por orden del Presidente Antonio Nariño, exploró el distrito de Pacho descubriendo varias minas metálicas. Entre ellas una de plomo en el sitio San Miguel y una de cobre en Algodonales. Como el plomo era necesario para la guerra de la independencia, fabricó una ramada, hizo un horno y fundió plomo enviándolo al gobierno. Después pasó a otros sitios en busca de cobre y descubrió que también había una gran cantidad de hierro, hizo los ensayos y logró pequeñas barras de ese metal.
En 1816 los españoles recuperaron el control del país hasta que tres años después, tras la batalla de Boyacá, le quedó libre a Bolívar la entrada a Bogotá. Los empleados españoles de las minas de Zipaquirá, al oír la noticia de la completa derrota de los ejércitos del rey huyeron aterrados, dejando en poder de Wiesner la oficina de la venta de sales con la caja fuerte llena de dinero, varios enseres, armas y objetos valiosos El honrado alemán conservó intacto tan cuantioso depósito y al pasar el Libertador por dicha población le presentó íntegramente todo cuanto tenía en sus manos , tras lo cual, el 17 de Septiembre, recibió el nombramiento de Director General de Minas.
Entre 1822 y el 23 dirigió los trabajos de ingeniería para desaguar la laguna de Guatavita mediante contrato con el empresario José Ignacio París. El 23 regresó a Pacho con el objeto de principiar los edificios y establecimientos de la fábrica de ferrería con la facultad concedida por el Intendente de la provincia, Cristóbal Vergara. Construyó un ramaje de cincuenta varas de largo con dos cuartos a las extremidades, hizo un homo y fundió mineral de hierro, enfermó en una pierna y fue necesario llevarlo en guando a Zipaquirá, donde curó. Años más tarde el Vicepresidente Santander le confirió el empleo de Director de mina y fábrica de sal de Zipaquirá, donde se mantuvo hasta su jubilación. Con posterioridad se dedicó a la fabricación de jabones y velas. Dicho oficio le heredó su hijo Francisco y su nieto Jacobo.
En su ancianidad vivía rodeado de los suyos. Su casa en zipaquirá era por las noches el punto de reunión de los jóvenes de ambos sexos de la sociedad de esa población que iban a pasar allí buenos ratos pues don Jacobo era de carácter festivo y agradable: se conversaba, cantaba y bailaba. El viejecito tocaba la guitarra y la animación y el movimiento del baile hacían algunas veces una pausa silenciosa para escuchar sus recuerdos de juventud. En otras ocasiones cantaba y tocaba en su instrumento los aires de la tierra natal alemana, hasta su fallecimiento en dicha población de Zipaquirá el 12 de Agosto de 1842, a los 84 años de edad.
Entre sus nietos sobresalió el Ingeniero Jacobo Wiesner Morales, periodista, audaz empresario, inventor del jabón vegetal que se fabricó por muchos años en Colombia y entre sus bisnietos Uldarico Wiesner Prado que pasó al Ecuador, estuvo en Quito y en Quevedo, finalmente se estableció en Guayaquil, prosperó y mandó a edificar una gran casa mixta en la esquina de Santa Elena y Argentina, ocupaba los altos y en los bajos funcionaba una distribuidora de cerveza y expendio de carbón. Dejó tres familias de las que proceden los Wiesner ecuatorianos.