WICKENHAUSER FRANKZ JULIO

INTRODUCTOR DEL CINE EN EL ECUADOR.- Nació en Karisruhe, Provincia de Baden – Wurttemberg, al norte de la Selva Negra, Alemania, el 12 de Agosto de 1877. Hijo legítimo de Johann Stephan Wikenhauser, nacido el 26 de Diciembre de 1844 en Landshauser, de religión católica y de Caroline Frankz, nacida el 22 de Septiembre de 1850 en Karisruhe, de religión evangélica.
Tuvo un hermano mayor llamado Carlos que se graduó de Médico y se quedó viviendo en Alemania.
Estudió en su pueblo natal y en un Liceo se especializó en Ingeniería eléctrica, siendo contratado en una fábrica de acumuladores en Londres, de donde pasó a York y allí vivió y trabajó casi cinco años.
Atento a la práctica de los deportes, descolló sobre todo en natación y se formó musculado y fuerte, al punto que estando en Guayaquil acostumbraba nadar en el estero Salado, zambulléndose en sus aguas y conteniendo la respiración salía por debajo de las aguas a la orilla opuesta. Muchas personas que presenciaban esta hazaña, al ver que no emergía de las aguas se ponían nerviosas y gritaban “Se ahogó el gringo Wickenhauser”.
En 1905 viajó a París por asuntos de negocios y se extasió con el avance de la industria fílmica francesa, por entonces la primera del mundo, interesándose en los equipos de proyección de la Casa Patté Freres. Entonces hizo buenas amistades, conoció al cómico Max Linden maestro de Chaplin y al comerciante español José Casajuana, con quien se asoció para adquirir cien films mudos y cuatro equipos de proyección y por consejos de Casajuana a finales de 1906 decidieron trasladarse a Guayaquil donde éste tenía parientes.
En Mayo de 1907 montaron una carpa en la actual plaza de la Victoria que solamente era un despampado donde se realizaban toda clase de espectáculos, como corridas de toros, peleas de aficionados de box. etc. La carpa no contaba con suficientes asientos y muchas personas llevaban sillitas para sentarse. Fue el primer sitio donde se pasaron películas mudas en el Ecuador, pues antes solamente se conocía la llamada linterna mágica que consistía en un dispositivo para ver las tomas fijas, al que se le aumentó un carrete y parecía como si estuvieran en movimiento, los noticieros mudos, el biógrafo de París, etc. La principal película muda que trajeron al Ecuador fue la “Vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo” versión completa desde la Anunciación hasta la Elevación a los cielos y su éxito fue colosal, al punto que la tuvieron que repetir todas las tardes después de las seis, durante tres meses seguidos sin descansos y hasta parece que el tema les abrió el camino del éxito en el campo comercial a los socios Wickenhauser – Casajuana, pues el elemento sacerdotal acogió con entusiasmo al cine, sin los tropiezos del teatro, que calificaban de espectáculo perjudicial para las sanas costumbres.
Mientras tanto el negocio de cine se había diversificado, pues Wickenhauser comenzó a presentar films en los colegios y escuelas de la ciudad y aún fuera de ella. A Vinces llevó por primera ocasión el cine, el éxito fue tan arrollador que no le dejaron abandonar dicha población en un mes ¡Fue la locura!
Ese año adquirió un extenso solar en la plaza de La Victoria y colocó su carpa, años después construiría un canchón que llamó pomposamente Cine Victoria en funcionamiento con las debidas adecuaciones.
Mientras tanto la competencia había surgido por medio de un Cine de propiedad privada llamado el Municipal, por funcionar en un solar del Cabildo frente al Malecón al norte de Guayaquil, donde luego se construyeron dos piscinas y en 1930 se realizó el I Concurso de Belleza que dio el triunfo a Sarita Chacón, madrina del barrio del Astillero.
1907 fue un año de mucho movimiento en Guayaquil, pues arribaron los primeros exhibidores transeúntes de espectáculos cinematográficos. Primero fueron las empresas de Biógrafos “Jackson-Encalada” y luego la Empresa del Cinematógrafo “Hermán Ziegler” finalmente la “Compañía de Cinematógrafos y Biógrafos combinados Casajuana y Wickenhauser” con películas como la “Vida, Pasión y Muerte de nuestro señor Jesucristo” como ya se dijo, que fue la primera que estrenaron, después pasaron otras de actualidad como el terremoto de San Francisco de California sucedido un año antes y el terremoto de Valparaíso en Chile; siendo el plato fuerte de la temporada El Biógrafo de París con vistas cantantes amenizadas por un pianista y que gustaron muchísimo como las tituladas “Dos amantes de una cocinera” y “La Heroína de un automóvil” por sus caracterizaciones jocosas y de gran movimiento escénico.
En 1908 viajaron ambos socios a Quito el General Eloy Alfaro, Presidente de la República, les facilitó el Teatro Sucre para que presentaran por primera vez el Cine mudo en la capital también dio “El Biógrafo de París”, vistas cantantes amenizadas por los miembros de la Sociedad Beethoven; además, realizaba funciones extraordinarias denominadas “Martes de Moda” en las que presentaba programas escogidos y galantes. José Casajuana componía eventualmente la música.
En Mayo se presentaron en Guayaquil con el Biophone, invento de vistas cantantes no conocidas en esta ciudad.
En 1910 había importado una máquina nueva de Francia, de gran fuerza lumínica y sin oscilación. Tenía además una completa y variada colección de películas, todas nuevas y atrayentes. El 29 de Octubre anunció por periódico la siguiente programación: Ratas de hotel, El Miedo, Galileo, Hermosa muchacha de la granja, La madre del monje, Martes de carnaval, Tosca, La dama de las Camelias. En total anunciaba tener noventa y dos películas, un arsenal para la época, de suerte que sin quererlo se hizo del mercado fílmico de la ciudad.
En 1911 la “Empresa Nacional de Cine Ambos Mundos”, primera distribuidora y productora ecuatoriana que venía funcionando desde hacía varios meses en Guayaquil, estableció sus aparatos de proyección en el Colegio Mejía de Quito.
Entonces ocurrió que Casajuana se hartó del medio ecuatoriano porque lo sentía demasiado pequeño y estrecho para sus aspiraciones económicas, tomó la mitad de las películas y dos equipos de proyección y se fue a Valparaíso, pero siguieron carteándose y con el tiempo hasta intercambiaron películas.
Wickenhauser pasó a Cuenca y obtuvo en préstamo un local en el Colegio Benigno Malo. Para entonces se le habían agotado los carbones que requerían sus equipos y los empezó a importar directamente de París. En esa ciudad se enamoró de la joven Florencia Bravo Malo, contrajo nupcias con ella, regresando a Guayaquil en 1913 con su hijo Julio que acababa de nacer.
Era un perfecto ejecutivo, con las salas obtenidas en Quito, Cuenca y Guayaquil cubría las principales ciudades de la República. La de Cuenca llamó “Variedades” fue inaugurada con la exhibición de la película “Los Amantes de Terruel,” la propaganda se hacía en hojas volantes y cuando se trataba de algún súper film, con la intervención de la banda de músicos del pueblo que recorrían las calles precedidos de varios muchachos con cartelones al tiempo que repetían octavillas. Las entradas costaban veinte y treinta centavos según fueren para luneta o palco y en casos especiales subían a treinta y cuarenta respectivamente.
De allí en adelante fue mejorando el negocio y adquirió un solar en la calle Colón casi al llegar a Boyacá donde construyó enseguida el Cine de ese nombre, con buenas maderas, butacas nacionales de esterilla, palcos, anfiteatro y galerías, que se inauguró el martes 25 de Julio con tres funciones de vermouth, matiné y noche.
En otro solar de su propiedad ubicado en la calle Daule (Hoy Pedro Moncayo) entre las de Diez de Agosto y Clemente Ballén, donde venía funcionando un canchón inauguró el 15 de Enero de 1922 el teatro Victoria, totalmente de madera, con palcos, platea y elegantes cortinajes con los juegos florales organizados por el Ateneo Valparaíso. Allí había venido funcionando un local abierto dispuesto para funciones cinematográficas, pero el nuevo edificio duró muy poco pues el lunes 3 de Abril, a eso de la una y cuarenta y cinco minutos de la tarde, se incendió casi totalmente y contaminó a la casa de al lado propiedad de Francisco León.
La acción bomberil fue tardía a pesar que las campanas de la vecina iglesia de la Victoria tocaron a fuego. Wickenhauser y dos cuidadores vivían en su interior pero salvaron sus vidas, no así los bienes muebles consistentes en tres pianos, tres aparatos cinematográficos, una lámpara colgante, todo lo cual sumó la cantidad de treinta mil sucres. Sin embargo al poco tiempo el Victoria volvió a funcionar, pero sin techo, como sala nocturna solamente y en la década de 1930 se completó su estructura y volvió a ser una sala cerrada.
También por muchos años arrendó el Cine Edén en el Boulevard 9 de Octubre, propiedad del Banco de Descuento. En 1924 se produjo su divorcio. El Edén fue el mejor cine de Guayaquil entre los años de 1925 al 50 que fue demolido por amenaza de ruina. Tenía un techo falso de estuco finamente labrado, luneta y tres pisos de galerías, a la usanza de los antiguos teatros europeos, siendo la última innecesaria y por eso Wickenhauser la mantenía cerrada.
En el Edén se presentaron numerosos espectáculos, unos a beneficio de la Sociedad El Belén del Huérfano y otros a favor de la Legión Femenina de Educación Popular. Las compañías de teatro argentinas y españolas también se lucían cuando arribaban a Guayaquil, igual sucedía con personalidades del arte, de la política o de la cultura, su cita obligada era en el Edén.
Mújica, el gran cantante homosexual mexicano y actor de numerosas películas por los años treinta, estuvo en el Edén antes de hacerse sacerdote en el convento franciscano de Lima en los años cincuenta y era de ver la cantidad de caballeros que lo fueron a aplaudir, elegantísimos, con ramos de flores, y todo lo demás.
En Noviembre del 30 visitó nuestra ciudad la simpar danzarina trágica de los pies desnudos y gran cupletista Tórtola Valencia, tras alcanzar grandes triunfos artísticos en Panamá y Venezuela. Era la tercera ocasión que venía a Guayaquil, se presentaría acompañada de una orquesta de dieciséis profesores y fue a visitar los diarios con su secretaria, varios caballeros y Julio Wickenhauser pues su debut, como siempre, iba a presentarse en el Edén. Demás está indicar que “la eximia bailarina de vanguardia” arrasó con la simpatía y los nutridos aplausos de su público porteño.
El contrato de arrendamiento en el Edén finalizó el 30 de Diciembre pues no quiso renovarlo, quedandose con el Cine Victoria únicamente, que era de su propiedad, donde se estrenó poco después un documental largo titulado “Los Carnavales de 1931 en Guayaquil” filmada por Alberto (Pérez) Santana. El 32 se asoció con un señor Vintimilla de Cuenca, que era su amigo y volvieron a arrendar el Edén dotándole de una maquina proyectora nueva “con los mejores proyectores de la ciudad”.
Durante los días de la invasión peruana del 41 nos visitó de paso por Guayaquil un poeta de nacionalidad chilena y de apellidos Matta y Gandarillas, respaldado por su compatriota Juan Muñoz Leiva a) Tuitan, conocido locutor de la Radio “El Telégrafo”, muy metido con las señoras de la Legión Femenina de Educación popular que presidía Rosita Borja de Ycaza, quien le abrió las puertas de la sociedad de damas porque Matta y Gandarillas era de la alta nobleza de Santiago de Chile. La noche que dio una velada patriótica en El Edén, con discursos y recitaciones de los intelectuales del puerto, al hablar de nuestros próceres, los comenzó a enumerar de la siguiente manera: Olmedo, Rocafuerte, Antepara, un chusco de la galería le gritó: y Palomeque, refiriéndose a una conocida firma comercial que funcionaba con el nombre colectivo de Antepara y Palomeque. Tomado de sorpresa el poeta reaccionó rápidamente y exclamó y Palomeque también, ocasionando un griterío de risas que casi terminó con la función.
En 1937 viendo que se aproximaba otra guerra mundial y no siendo partidario de los nazis, quiso optar por la ciudadanía ecuatoriana, pero el Cónsul Bruckman le discutió el asunto, alegando no se qué cuentones sobre la superioridad racial alemana y Wickenhauser no tuvo la suficiente fuerza de carácter para contradecirle.
En Enero del 42 estaba divorciado y era un hombre rico que no hacía mal a nadie. El Edén cobraba solamente cinco sucres por función, mientras el Olmedo que alquilaba Eduardo Rivas Ors era un poquito más caro pues costaba seis.
En eso, al Presidente Arroyo del Río, presionado por el gobierno de los Estados Unidos, declaró la guerra a Alemania y se inició en nuestro país la persecución de ciudadanos de los países del Eje (alemanes e italianos) pues japoneses no habían. Wickenhauser, previendo las consecuencias de esta situación logró hacer varias ventas ficticias entre sus amigos de mayor confianza, quienes se comprometieron a administrar los bienes y a devolverlos cuando finalizara el conflicto. Este fue su gran error, haber confiado en la honestidad de ellos, cuando bien pudo donarlos a su único hijo.
Poco después las autoridades le pusieron en la Lista Negra, imposibilitándole trabajar y cuando salía a la calle la gente evitaba cruzársele para no tener que saludarlo, pues un simple saludo, un apretón de mano o una conversación pequeña, era causa suficiente para que los espías ecuatorianos a sueldo del Consulado americano hicieran méritos con denuncias que invariablemente originaban expedientes y órdenes de presentación contra los saludadores, quienes tenían que sincerarse ante los Cónsules, explicando el porqué de tal saludo, de tal conversación, los temas tratados y en fin, cualquier minucia por intrascendente que fuere.
Todo ello afectó seriamente la salud de nuestro biografiado, quien subsistió cuatro largos y tristes años en soledad y pobreza, de la venta subrepticia de unos gemas preciosas (diamantes tallados mejor conocidos como brillantes) que había ido coleccionando desde los años treinta y mantenía entre algodones, dentro de unos saquitos que guardaba en una caja de zapatos.
Su situación sub judice duró hasta el 46 que finalizado el conflicto y ya no cabía seguir molestando a los ciudadanos alemanes residentes en el Ecuador y como numerosas personas se habían aprovechado de su calamidad para comprarle las gemas a bajos precios, cuando volvió a gozar de tranquilidad era un hombre de recursos medios y su salud se había debilitado.
Demás está decir que siendo un buen alemán quería que su Patria ganara la guerra pero eso no le hacía pro nazi ni cosa por el estilo. De todas formas, las buenas amistades y quizá hasta una que otra gema, le salvó de ser enviado a los campos de concentración de Texas y Arizona, donde estuvieron presos numerosos alemanes e italianos del Ecuador y sus parientes ecuatorianos, confundidos con alemanes e italianos provenientes de las demás naciones de Latinoamérica.
En 1950 vivía en Quito despojado de sus bienes inmuebles y a principios de Marzo, al tomar un bus perdió el equilibrio y fue arrastrado dos cuadras. Llevado al hospital, falleció el día 19 a causa de las heridas. La monja que lo atendió tuvo la honradez de entregar varias gemas a su hijo, encontradas entre la ropa del fallecido. Tenía setenta y dos años de edad y hablaba fluidamente en alemán, inglés, francés, italiano y español.
Fue un sujeto alegre y bastante amiguero pero muy estricto con los suyos, bien es verdad que su ex esposa también tenía su carácter, pero a su hijo educó en una disciplina espartana. Ella reclamó incansablemente sus bienes y en 1954, tras varios años de pleitear y gozando de la protección de su amigo el Presidente Velasco Ibarra, obtuvo la devolución de casi todo en favor de su hijo Julio.