WAAG: Michael

¿Cómo nace tu interés, cuáles son esos orígenes que te llevan a estudiar el
Ecuador, cuando pudo ser otro país?
Tendría que remontarme a los primeros años de mi vida. Nací en un barrio de Arizona, cerca de la frontera con México; siempre oía la lengua castellana en todas partes a mi alrededor, aunque no sabía hablar español, seguí aprendiendo el lenguaje en la escuela y me gradué en la Universidad de Arizona, con un bachillerato en literatura española. Por casualidad vine a Ecuador como voluntario del Cuerpo de Paz, en el año 67, iba a quedarme dos años pero me enamoré del país. Me fui a vivir a El Puyo, trabajaba con gente indígena, y de una u otra manera el país se adentró en mí.
Cuando regresé a Estados Unidos sentí gran pasión por aprender más de América Latina y de Ecuador en particular; me fui a la Universidad de Illinois, donde estudiaba tanto la literatura como la antropología, puesto que en esa universidad había mucho interés en el Ecuador, especialmente de parte de los antropólogos. Y por fin decidí irme por el camino de la literatura, y escribir mi tesis doctoral sobre la novela ecuatoriana, que me retuvo allí hasta el año 82. Desde entonces sigo en esa línea.
Dentro de esos aspectos que pueden ser muy amplios de la novela ecuatoriana
¿Cuáles son los temas que en particular te interesaron? ¿Qué autores? ¿Qué obras?

Siempre he estado más que nada con la novela, aunque también me interesa la poesía y el cuento. La que más me fascina es eso que algunos le llaman el realismo mágico, que para mí tiene cierto nexo con la literatura folclórica, porque cuando yo andaba en las selvas del Oriente, descubrí que muchos contaban cosas muy interesantes, tradicionales cuentos folclóricos, y de ello tengo grabadas diez horas de testimonios orales de gente que ya ha muerto, viejos que sabían contar sus historias, casi un arte. Cuando regresé a Estados Unidos a estudiar la literatura, leí las obras de autores como García Márquez, Juan Rulfo, etc. y me di cuenta que ellos estaban narrando desde un punto de vista semejante al que yo oía allá en la selva, y ese aspecto de la literatura es el que más me interesa.