VIVERO Y SALAVARRIA JOSE PASCUAL

GOBERNADOR DE GUAYAQUIL- Nació en Sevilla, España, el 21 de Marzo y fue bautizado el 2 de Mayo de 1762. Hijo legítimo de Juan Manuel Vivero y Fueros y de María Antonia Salavarría y Arizabalo.
Recibió sólida instrucción en su ciudad natal descollando en el estudio de las matemáticas y en el conocimiento de los idiomas francés e italiano, que llegó a dominar con suma facilidad.
En 1781 ingresó a la Marina de Guerra y efectuó su primer viaje en el navío “América”. En 1788 formó parte de la expedición al estrecho de Magallanes a bordo de las fragatas “Casilda” y “Eulalia”.
De regreso a Europa en 1790 y al mando de una cañonera asistió a la defensa de Ceuta y participó en los combates de Tánger y Almuecar. Luego concurrió al asedio del fuerte de Tolón en la guerra contra Francia.
En 1795 pasó al Callao al mando de los bergantines “Peruano” y “Limeño”. En 1802 figuró como Teniente de Navío y Jefe del puerto del Callao. En 1804 fue ascendido a Capitán de Fragata y Jefe de esa provincia marítima. En 1812 ocupó la Jefatura interina del Apostadero, llegando poco después a Brigadier de la Armada.
En 1816 fue electo Presidente interino de la Audiencia de Charcas. Viajó a Chuquisaca y un año después soportó la invasión de las fuerzas argentinas del Coronel Gregorio Araos de la Madrid compuesta de seiscientas plazas, que pusieron sitio a esa plaza, intimando la rendición en términos duros y amenazando con pasar a cuchillo a quienes se resistieran. Vivero contestó: “Ningún militar de honor se rinde, ni entrega la plaza que se le ha confiado, por simples amenazas”. Efectuado el asalto, lo rechazó con éxito.
En 1818 cesó en sus funciones y volvió a Lima de Tesorero interino de las Cajas Reales. En Enero de 1820 pasó a Guayaquil, igualmente de Gobernador interino, en reemplazo de Juan Manuel de Mendiburo.
Encontró al puerto en franco proceso revolucionario. El 12 de Septiembre hizo jurar la Constitución de Cádiz con grandes festejos. El 7 de Octubre tuvo conocimiento que algo se tramaba y con el objeto de atemorizar a los promotores ordenó un despliegue militar so pretexto de una revista de Comisario. La formación se realizó en la llamada Calle del Comercio y en el trayecto que mediaba entre la casa de Gobierno y la de Martín de Icaza Caparroso, hoy edificio del correo. Igualmente dio órdenes para que se ejerza mayor vigilancia en los cuarteles, sobre todo por las noches, pero de nada le sirvió porque en las primeras horas de la madrugada del día lunes 9, mientras descansaba en su casa, vio entrar al Ayudante Justo Ribera. ¿Qué significa esto? -Dese Ud. preso, señor, a nombre de la Patria-fue la respuesta ¡Toma por gobernar en tierra! murmuró su Señoría, calzándose las botas. En el descenso de la escalera se dieron de manos a boca con el Comandante Elizalde, quien subía precipitadamente en busca del Gobernador y al verlo entre dos soldados armados, exclamó: ¿A dónde va Ud.? -Me llevan preso, don José- respondió Vivero sonriendo. ¿No le dije a Ud. que estos caballeros nos la jugaban indefectiblemente? ¿I quién es Ud.? preguntó el Oficial a Elizalde, pues no le conocía. -Soy el Segundo Gobernador de la plaza, declaró el interpelado. Pues este Caballero también marcha con nosotros, ordenó Ribera a los de la escolta. Consumatum est, prorrumpió don Pascual en tono festivo. Véngase don José, que ya la pasaremos menos mal estando los dos juntos.(1) Pero solo estuvieron presos cinco días porque el 15 partieron al sur a bordo de la fragata “Alcance” y a fines de mes llegaron al cuartel del General San Martín, quien los trató con distinción y afecto, brindándoles su mesa y complaciéndose con los chistes de Vivero, a quien más tarde envió al Virrey, con otros jefes españoles, en canje de algunos prisioneros patriotas.
El 10 de Julio de 1821, al ocupar los independientes la capital del Perú, se pasó al bando patriota, actuó con su amigo el Marques de Montemira y fue designado por San Martín para ocupar el cargo de Contador del Tribunal de Cuentas.
En 1823 fue Comandante General de Marina con rango inferior al de Brigadier, que aceptó para no despertar susceptibilidades. Para la sublevación realista del Capitán Moyano en Febrero de 1824 en el Callao, se pasó al bando español y al ser derrotados fue conducido a Casamata y luego llevado con otros Jefes al Valle de Jauja, donde guardó prisión.
En el camino iban custodiados por soldados de la división del General Monet. En el trayecto escaparon dos oficiales, sus compañeros se dieron cuenta pero no dijeron nada y al descubrirse la fuga, el inhumano Monet dispuso la ejecución de dos prisioneros en el pueblo de Matucana. García Camba ordenó que se formasen para el sorteo y Vivero se colocó a la cabeza de la fila. Entonces se le dijo que la orden no iba con él y muy caballerosamente él contestó ¡Si reza el bando! y entró al sorteo, que felizmente no le tocó, salvando su vida.
En 1824, después de la batalla de Ayacucho, recobró la libertad y volvió a servir de Comandante General de Marina con asiento en Chorrillos.
En 1825 asistió al segundo asedio del Callao y al ser decretada la gratificación señalada a los sitiadores, rechazó la que se le ofreciera, alegando que no tenía derecho por no haberse hallado al alcance de los fuegos de la fortaleza.
Meses más tarde fue ascendido a Contralmirante de Escuadra. En 1833 a Vicealmirante y ocupó una de las Vocalías de la Suprema Corte Marcial. Falleció en Lima el 14 de Marzo de 1834, de casi setenta y dos años de edad.
“Era un sujeto de recia contextura, sereno y enérgico, de carácter afable, muy afecto a las bromas, solo que con frecuencia resultaban demasiado picantes sus caídas de andaluz”.