VITERI GAMBOA: Julio


Se cumplió un año del fallecimiento del que fue Julio Viteri Gamboa, arqueólogo al que la prehistoria del Ecuador debe muchísimo por haber sido el incansable colaborador que hizo el trabajo de campo para uno de los más grandes investigadores de nuestro pasado: Emilio Estrada Icaza, quien en su libro “Arqueología de Manabí Central” dejó para la posteridad estas palabras sobre Julio: “Especial mención y énfasis queremos, sin embargo, hacer de la gran labor realizada por Julio Viteri, supervisor de gran parte de nuestras excavaciones de los últimos años. Julio Viteri se relaciona con nosotros a través del amor demostrado por su ciudad natal, Milagro, de la cual quiso averiguar su pasado. Debutó en esta gestión allá por el año 1951, y desde ese momento se puede decir que nació el Museo V.E. Estrada, con su sistemática recolección de tiestos y ejemplares arqueológicos de todo el país. Julio Viteri ha colaborado en esa labor en nuestro museo con una dedicación ejemplar, y con una constancia pocas veces encontrada. Comenzó sus labores en la zona del Milagro, pero en el transcurrir de diez años ha recorrido buena parte del Guayas, Manabí, Los Ríos, Esmeraldas y Cañar, en exploraciones constantes, sujeto a toda clase de privaciones y sacrificios. Sin su ayuda y cooperación no se hubiera hecho una centésima parte de lo que el Museo V.E. Estrada ha realizado. Nuestra gratitud y reconocimiento para él no tiene límites”. Esas palabras del arqueólogo Emilio Estrada Icaza sobre Julio lo dicen todo y lo consagran.
Nos ligaba con El Ñato, como le decían sus amigos, una amistad de medio siglo en la cual hubo un fluir constante de sus experiencias e informaciones sobre arqueología, sus tesis y sus desengaños al quedar solo, incomprendido y hasta menospreciado por quienes se creen la élite de la arqueología ecuatoriana.
Estuvimos en Valdivia cuando estaba haciendo el famoso corte que dio un giro definitivo a los conocimientos de nuestro pasado y nos alegramos y enorgullecemos cuando supimos que en una reunión Internacional de Arqueólogos en México, planteó y sostuvo la tesis de que fuimos nosotros los que estuvimos primero por allá, llevando la influencia Valdivia a las culturas mexicanas, demostrado por las fechas de Carbono 14 que tenía Estrada, afirmación que posteriormente los “jaliscos” reconocieron a Julio.
Julio no descansó en sus lecturas e investigaciones de campo hasta pocos días antes de su llorada desaparición. Hay que trabajar a fondo sobre la cultura Milagro · Quevedo –nos decía porque apenas se ha hecho lo que logramos
Julio Viteri Gamboa
excavar y coleccionar y que don Emilio interpretó tan bien para definir esa cultura. He localizado muchos sitios y tolas que es preciso investigar’. Algunos de esos trabajos los vimos cuando nos invitó a conocerlos y a ver lo que allí había. Pero la muerte lo sorprendió un 28 de enero de 1986 y muchos secretos se llevó consigo.
La Escuela Superior Politécnica del Litoral creó un museo y llamó a Julio para que sea su primer director-fundador. Sin mayores recursos, sin millonarias asignaciones, hizo un pequeño museo que con toda justicia la Politécnica lo ha denominado “Julio Viteri Gamboa”. Lo ha sucedido con uno de los jóvenes amigos de él: Javier Véliz Alvarado, del Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas de la Politécnica, que le dio un nuevo giro a lo mismo que con tanta paciencia y cariño consiguió Julio.