VERNAZA CARBO CORNELIO E.

MILITAR Y POLÍTICO.- Nació en Guayaquil el 4 de septiembre de 1830 y fue bautizado con los nombres de Cornelio Escipión. Fueron sus padres legítimos el Coronel Nicolás Vemaza Prieto, nacido en Cali en 1799, que hizo las Campañas del sur de Colombia y fue secretario del General Juan José Flores, Comandante de Armas y Gobernador de Imbabura en 1832. Encargado de Negocios en Colombia en 1840. De guarnición en el norte en 1845, plegó a la revolución marcista. El 6 de abril de 1850 insurreccionó la plaza de Riobamba a favor de su o político Diego Noboa Arteta cuya dictadura proclamó. Falleció en Lima, aquejado, de fiebre amarilla, el 28 de Abril de 1854 de solo cincuenta y cinco años de edad. Su retrato contra en el Ecuador en Chícago, era de mediana estatura, muy trigueño, pelo y ojos negros; y de Josefa Carbo Noboa, guayaquileña, hermana entera de Pedro Carbo.
Creció en casa de su abuela materna es la esquina del Malecón y Roca. De solo diez años su padre le llevó de Cadete al Colegio Militar de Quito dejándole interno. El 42 pasó los exámenes y ascendió a Sargento. El 43 fue Alférez, el 44 Teniente y el 46 Capitán, recibiendo el grado efectivo el 49.
El 50 fue Sargento Mayor durante la Jefatura Suprema de Noboa y el 51 recibió el grado efectivo con Urbina, haciendo vida de cuartel hasta el 58 que subió a Teniente Coronel con el Presidente Robles. Era un militar culto, que leía mucho, escribía y hasta componía bellas poesías de corte romántico y sabor local.
Al proclamarse la Jefatura Suprema del General Guillermo Franco Herrera ganó el grado de Teniente Coronel efectivo y fue su edecán. Ese año enamoró a su prima hermana Etelvina Carbo Plaza en verso. El 24 de Septiembre de 1860 estuvo entre los defensores del paso del estero Salado y cuando cayó la ciudad se embarcó a Lima para no se tomaron prisionero de los triunfadores.
Primero estuvo en el Perú, en 1865 acompañó al General Urbina en la invasión armada a Santa Rosa pero ante el fracaso naval en Jambelí retornó a Tumbes apresuradamente para salvar la vida y como la influencia de García Moreno no declinaba en el Gobierno del Presidente Jerónimo Carrión, lo que impedía su regreso, viendo que mejores oportunidades se le abrían en Bolivia, recorrió su litoral desértico hasta Antofagasta que recién comenzaba a desarrollarse y se abrió campo en el periodismo fundado “El Caracolino” primer periódico que tuvo dicha naciente población.
Por entonces comenzó a figurar entre los más influyentes vecinos y fue de los iniciadores del Cuerpo de Bomberos ascendiendo hasta Superintendente y contrajo matrimonio con María Lazarte, joven de no más de veinte años, hija del Ministro del Perú en Santiago, unión feliz con numerosos hijos.
En 1875, al conocer el asesinato de García Moreno, decidió regresar al país tras quince años de ausencia y lo hizo en febrero del 76. Instalado nuevamente a Guayaquil con los suyos trabajó en el periodismo y en el comercio y cuando estalló la revolución liberal del 8 de septiembre de 1876 contra el Presidente Borrero fue llamado a los cuarteles por su amigo el General Ignacio de Veintemilla, quien le dio la jefatura de su Estado Mayor, la efectividad de Coronel y hasta le dijo: Vamos a Guaranda, tu como Jefe de la Vanguardia vas a dar un paseo triunfal hasta Quito donde Borrero no tiene ningún partido pues hasta los conservadores están conmigo.
En Diciembre subieron por Babahoyo y el 14 derrotaron fácilmente a las tropas del gobierno en la loma de los Molinos cerca de Guaranda. El mismo día el General José María Urbina, que había ascendido por las poblaciones de Milagro y Alausí, destruía a los hombres del General Julio Sáenz en la quebrada de Galte. Ambas fuerzas combinadas marcharon sobre Quito y entraron el 26 entre aclamaciones de la población. Vernaza ascendió a General, fue designado Jefe Militar de la Plaza y en Noviembre siguiente, en ausencia de Veintemilla que estaba en Guayaquil, tuvo conocimiento que se acercaba desde Ibarra el General Manuel Santiago Yépez con novecientos revolucionarios, que el día 10 de Noviembre de 1877 acampó en la población de Cotocollao y de allí ascendió a las alturas del Pichincha donde se posicionó, error que le costó la victoria pues si hubiera atacado inmediatamente, contando con el eficaz apoyo de la población quiteña, hubiera ocupado la ciudad. Vernaza hizo bien en sacar sus tropas del Ejido y viendo que en campo abierto la situación podía tornarse peligrosa, las atrincheró en las calles de Quito donde hizo construir barricadas y esperó al enemigo que bajó el 14 a las doce del día por el lado de la penitenciaría. A las tres de la tarde se abrieron los fuegos. Una hora después los hombres de Yépes luchaban con especial ardor en las calles del Correo, la Compañía y la Merced, frente a la casa de la familia Veintemilla a la que intentaron tomar rompiendo paredes de las casas vecinas, especialmente la de Mercedes Pérez Pareja,mas a las cinco de la mañana del siguiente día 15, el Coronel Landázuri que comandaba el asalto fue herido y tomado prisionero tras dieciocho horas de contínuos combates y los Coroneles Toro Moreno y Francisco Hipólito Moncayo con doscientos hombres abandonaron las trincheras y atacaron a los invasores, que ya no tenía parque ni municiones causándoles una completa fuga y derrota. El día 16 de Noviembre se conoció en Quito que dos Divisiones colombianas al mando del General Rozas y del Coronel Figueredo se movilizaban en marcha forzada para defender al régimen del General Veintemilla.
Tratandose de una invasión armada a nuestro territorio el General Urbina dispuso que se les abone una cierta cantidad de dinero y que salieran inmediatamente de regreso a Colombia, lo que sucedió no sin antes cometer algunos desafueros menores por las poblaciones donde transitaban de vuelta.
En la refriega quiteña murió el Dr. Manuel Polanco Carrión que pidió ser sacado del Panóptico a pelear y recibió un disparo en la frente que le hicieron desde la torre de la Merced.. Vernaza usó la artillería para someter a los invasores que sufrieron graves pérdidas y abandonaron sus posiciones al agotarse el parque y las municiones. La ciudad sufrió los estragos de la lucha. A poco arribó Urbina con refuerzos e impuso una contribución de guerra de 180.000 pesos que Vernaza fue encargado de cobrar. El asunto se prestó a comentarios antojadizos, fue injustamente atacado por la oposición y hasta por elementos afines como su tío Pedro Carbo, enemigo de todos los abusos.
En 1877 se reunió la Convención Nacional en Ambato y concurrió como Diputado por Pichincha, en junio fue confirmado en su grado de General e intervino con luminosos discursos poblados de citas sobre las legislaciones de los países vecinos, aunque no gustaba improvisar. Robalino Dávila le ha calificado de hombre del régimen que aprovechaba de toda ocasión para hablar mal de García Moreno, destilando odio contra su tiranía y las instituciones de los quince años de dictadura.
En 1879 fue designado Ministro del Interior y Relaciones Exteriores y actuó también en la cartera de Guerra y Marina hasta el 81. Algunos políticos y escritores como Juan Montalvo, desafectos con el régimen, le hicieron blanco de sus odiosidades. Montalvo le injurió con el remoquete de “Tía Cornelia” en El Regenerador y en Las Catilinarias.
En noviembre del 80 concurrió a la Cena de Gala en Palacio en honor del Ministro de Francia Bellcourt que se alejaba del país y expresó los sentimientos del gobierno en un bien trazado brindis. Ese año había suscrito la nueva versión del Concordato con el Nuncio Apostólico Mario Monceni que arribó de Lima. Dicho pacto fue aprobado por unanimidad en el Congreso y constituyó un triunfo diplomático para ambas partes contratantes, que regularizaron sus relaciones enturbiadas desde 1877.
También hizo frente a la primera revolución de Esmeraldas y firmó un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con la Gran Bretaña, permitiendo las ceremonias religiosas en los funerales de los protestantes, lo cual le atrajo la oposición de algunos fanáticos Congresistas, autodenominados católicos acérrimos.
En 1881 le fue ofrecida la Gobernación de Loja que no aceptó. Veintemilla empezaba a madurar su plan de perpetuarse en el poder a base de una dictadura y a principios del 82 se ausentó a Guayaquil. Vernaza quedó de Comandante en Jefe del Ejército del Interior y trató de impedir tal locura, reveló parte de su Plan al Primer Designado, Leopoldo Fernández-Salvador y Valdivieso quien se asesoró con el Ministro del Interior Francisco Arias y a última hora se hicieron a un lado y decidieron no intervenir.
En la madrugada del 26 de Marzo Vernaza reunió a sus batallones en la Plaza Mayor de Quito con el ánimo de proclamar la vigencia de la Constitución y pedir elecciones o en caso contrario insurrección contra Veintemilla. Después se dijo que estaba de acuerdo con los conservadores garcianos; sin embargo no contaba con los arrestos de la sobrina del Presidente, la inefable y angelical Marietta de Veintemilla, que al darse cuenta de las maniobras bajó a la plaza acompañada de dos soldados y le encaró —¿Con que orden ha hecho Ud. salir al ejército? — Con órdenes secretas, fue la respuesta. — Mentira, Ud., es un falsario. — Es a su padre a quien proclamo, atinó a responder Vernaza, turbado por el espectáculo que se estaba ofreciendo a la tropa. I a continuación agregó !Soldados! Viva el General Veintemilla. Resonaron prolongadas aclamaciones, siendo los más gritones los jefes comprometidos, mientras en el Palacio los Ministros se encontraban con gran susto hasta que Marietta subió a tranquilizarlos Nuevamente en la Plaza la inquieta Generalita dirigiéndose por segunda ocasión a Vernaza le gritó — Si Ud. no es un traidor y proclama a Veintemilla, vaya al Palacio a reunirse con el Gobierno que le espera. No puedo, el Gobierno me ha despreciado — Ya descubrimos la verdad en presencia de aquellos a quienes calumnia, fue la respuesta final de Marietta, que volvió al palacio en medio de las vivas de las tropas y de voces que desde el interior se escuchaban a favor del Designado Salvador.
En el Palacio reinaba un gran desorden pero Marietta se impuso mientras Vernaza y las tropas se retiraban a la plaza de San Francisco. Allá tomó el mando el Comandante Morales de la Artillería y al clarear el alba el Designado Salvador le ofreció a Vernaza el Acta de Proclamación de la dictadura de Veintemilla para que la firmara, a lo que éste se negó, siendo conducido a prisión y luego al destierro en el oriente por la vía del río Napo, la más conocida aunque no por ello segura. El viaje fue largo, penoso y demoró tres meses; finalmente viajó a Panamá, envió un comunicado y decidió radicar en Lima pero al llegar a Machala se unió a la insurrección del Coronel José Sotomayor y Nadal que con cincuenta hombres armados desconoció a la dictadura. Enviado el General Francisco Robles con cuatrocientos miembros de tropa a apresar a los insurgentes, estos se retiraron a la población de Santa Rosa y como el Prefecto peruano les negó el pase a esos territorios, en el vapor Olmedo fugaron a Tumaco en Colombia, donde se dispersaron. Finalmente a principios del 83 arribó a Lima y se unió a los suyos en grave pobreza.
Caído el dictador el 9 de Julio de 1883 pudo retornar a Guayaquil y vivió de un modesto comercio con Babahoyo, ciudad a la que llevaba productos para la venta.
En 1890 publicó en Lima “Cartas Militares” criticando el folleto “Táctica de Infantería” escrito por el General Francisco Xavier Salazar y publicado en 1870 en Lima, pero fue a la vez refutado por el Teniente Coronel Manuel O. Salazar, hijo de dicho militar, mediante folleto en 17 págs. y 4to. “El titulado General Vernaza y sus tituladas Cartas Militares” En 1891 editó un pequeño folleto histórico “Ecuador y Colombia. Intervenciones en 1840” con las actuaciones de su padre, por todo ello los gobiernos le consultaban en materia de legislación militar.
El 93 dio a la luz en Lima “Concordato. Fantástica denuncia del ex presidente Dr. Antonio Flores Jijón. Réplica por el General Vernaza” en 15 pags. y octavo y el 94 “Recopilación de Documentos oficiales de la época colonial con un Apéndice relativo a la Independencia de Guayaquil y a las batallas de Pichincha, Junín, Ayacucho y Tarqui” en octavo y 335 pags. demostrando erudición en los aspectos diplomáticos y militares pues desde la Bula Alejandrina hasta los tratados de Girón de 1829 todo lo coleccionó para información de sus lectores.
Durante la revolución del 5 de Junio de 1895 y con la llegada de Alfaro fue preconizado por el grupo de Liberales moderados de Luis Felipe Carbo y Amador, su primo hermano, para el Ministerio de Guerra y Marina del nuevo régimen. Como tal, le fue confiada la Comandancia del primer ejército que debía subir a la sierra con dos mil doscientos hombres por la vía de Babahoyo y el Camino Real.
El 6 de Agosto se enfrentó a los conservadores del Coronel Manuel J. Castillo en San Miguel de Chimbo y a pesar de que el combate fue indeciso, como parte de las tropas progresistas, las del Coronel Julio del Hierro, al día siguiente se retiraron, pudo Vernaza ocupar la población. Del Hierro fue llamado por el General Sarasti para fortalecer a su ejército que iba a enfrentarse con el del General Eloy Alfaro en el centro de la República.
Alfaro, que sabía por Cajabamba, temiendo lo peor de las fuerzas del General José María Sarasti, pidió al Consejo de Ministros de Guayaquil, presidido por Luis Felipe Carbo, que dispusiera el inmediato traslado de Vernaza por Asancoto y Pangor hasta Cajabamba, pero éste recibió la orden y no la obedeció.
Alfaro guardó un prudente silencio y al triunfo de Gatazo el día 15 ordenó su enjuiciamiento y prisión y estuvo a punto de fusilarlo pensando en una traición, pues si hubiera ganado Sarasti habría tenido que enfrentarse con su gente cansada y diezmada a las tropas frescas de Vernaza.
Entonces su primo Luís Felipe Carbo intervino para salvarlo pero tuvo que renunciar el Ministerio. Vernaza salió del Escalafón del ejército Nacional y Alfaro quedó con el elemento Radical del liberalismo. Tal fue el resultado político de la campaña militar del 95.
De allí en adelante, retirado de toda actividad y desengañado de los avatares de la vida, permaneció dedicado a la lectura de sus Códigos Militares y hasta redactó un folleto explicativo de su conducta.
Para el 5 y el 6 de Octubre de 1896 perdió su casa y todos sus haberes durante el Incendio Grande. A los pocos días se lamentó por la prensa de la destrucción de su extensa Biblioteca, la mejor del país en temas militares, por lujosa y completa y por contener Códigos, libros de Tácticas y proyectos de Ley, algunos propios y otros ajenos. I aquejado de achaques más morales que físicos murió tan notable político y militar el 2 de Marzo de 1898, a los sesenta y siete años de edad, viudo pero acompañado de su hijo Luís Vernaza Lazarte con quien solía mantener largas e instructivas conversaciones.
Alto y delgado, rostro alargado, grandes bigotes negros a la moda. Le tocó vivir los rigores de dos destierros y los avalares de la agitada vida política del país. En 1901 finalizada la presidencia de Alfaro, su hijo Luis editó en Guayaquil el folleto “Para la Historia. Exposición del General Vernaza a los contemporáneos, sobre los sucesos ocurridos en Agosto del 95”.
Como entendido en Tácticas Militares dio al ejército nacional numerosos trabajos especializados como cartas Militares, Tácticas de Infantería, fue coautor del Código Penal Militar, un estudio exhaustivo sobre los fusiles Manlicher y Mauser, un Catecismo Militar con regulaciones éticas.
También fue autor de varios proyectos de leyes militares tales como la Ley Orgánica, la reglamentación de los Juzgados Militares, las Leyes de Retiro, Invalidez y Montepío, la de Inscripción y Reemplazos del Ejército y otras más que sería largo enumerar.