VERDESOTO SALGADO: Luis


VERDESOTO SALGADO LUIS (1992)
Nació en Ambato, el 12 de agosto de 1922.
Pertenece a importantes instituciones del país. Doctor en Jurisprudencia y
Ciencias Sociales. Fue presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Institución en la que desarrolló eficaz labor. Maestro universitario, esencialmente; Rector Interino de la Universidad Central; su trabajo de pedagogo y su posición en defensa de los destinos de la Universidad Ecuatoriana son indiscutibles. Se le ha querido endilgar epítetos peyorativos a su labor universitaria, más luego del huracán levantado por sus enemigos de política, especialmente, ha salido airoso por su sacrificada labor.
Hombre inteligente, de acción por todo concepto,
Profesor titular de Derecho _ en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central del Ecuador e igualmente Profesor Titular de Técnica de la Investigación Científica en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la misma Universidad. Decano de la Facultad indicada desde 1955 hasta 1983. Ha dictado conferencias y participado en importantes seminarios en varios países de América y Europa.
Autor de algunos estudios jurídicos. Recibió el Premio “Universidad Central” (1953) por su libro “Derecho Constitucional de Trabajo”. Su pasión es la educación universitaria, lo demuestran su indiscutible dedicación universitaria, lo demuestren su indiscutible dedicación a esta causa y sus libros : “Vocación de la Universidad en Indoamérica”, “Universidad y Democracia”, “Sentido y acción de una Facultad Universitaria”, “Investigación científica”. Inédito: “La ciencia de la Universidad”.
De estudiante fue presidente de la federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador y Director de la Universidad Popular. Fundó y dirigió los Ciclos Internacionales de Verano, certámenes de inmensa resonancia en todos los continentes.

En el Suplemento de “El Dia” de México (15 de diciembre de 1963), Demetrio Aguilera Malta, con sobra de razón, afirma: “El Dr. Verdesoto ha sido y es un paladín de la causa universitaria en América Latina, a la que ha entregado su vida, en forma total. Como estudiante, como maestro y como dirigente universitario, su actitud y sus actividades han sido ejemplos permanentes de laboriosidad, buen juicio, conocimiento, inteligencia y conducta insobornable. Buena parte de la autonomía y de la reforma universitaria ecuatoriana están ligadas a su esfuerzo creador y a su capacidad de organización.
Su pensamiento: “Es hora, consiguientemente, de meditar en los valores supremos del Derecho y de la Justicia y en los principios científicos que surgen de la experiencia (en mucho dolorosa) de las relaciones humanas, La Ciencia del Derecho quizá nos enseñe a respetar el fuero de los hombres y de los pueblos. Y nos indique “científicamente” los senderos de la paz.
Nosotros no participamos de la enunciada corriente pesimista de algunos juristas y sostenemos que la investigación jurídica y dentro de ella la investigación comparativa es inagotable, posible y necesaria para el progreso humano.
En síntesis, espíritu de la Universidad y para la Universidad. Buena memoria se guarda de su acción en la Casa de la Cultura Ecuatoriana, acción empleada en las funciones que le ha tocado desempeñar: pronta, oportuna y permanente. Bastante debe esperar el país de su talento.