VALDEZ: Rafael


Este Valdez, Rafael para ser más artística esta introducción, es un pintor que lleva la creatividad hasta extremos increíbles. A diferencia de otros artistas, prefirió estudiar arquitectura, tal vez por el dibujante que había en él, secretamente lo empujaba a buscar un campo propicio para expandir ese virtuosismo artístico y que no sabía cómo dar rienda suelta a esa capacidad de crear, de pintar y amar.
Rafael Valdez, no quiso ser solamente un arquitecto, quiso trascender esa pequeña realidad y se metió de lleno en la pintura. Quiso ser más libre. Quiso correr. Correr. Y los espacios le quedaron cortos. Buscó como no podía ser de otra manera, en un espíritu libérrimo, los amplios formatos, donde su imaginación cabalgaba sin pensar que debía detenerse ante algún precipicio. Y cabalgó desaforadamente. Es decir pintó lo que quiso. Y como quiso. No se encasilló en posturas, en colores, en temáticas. El abstracto lo tentó desde sus orígenes, pero dotó a ese espacio de un cierto erotismo a la vez que impregnaba sus lienzos de figuras precolombinas, que para muchos pasaban desapercibidas. Y allí Rafael.se sintió más libre. Y sus Series, la Jodida entre ellas, fueron la culminación de una visión plástica que encontrándose en la expresión valeriana de “no hay poemas terminados, hay poemas abandonados”, este Rafael nos presenta una nueva etapa de su pintura donde ya sabemos que no hay en su universo de colores cuadros concluidos, ni terminados, sino simplemente abandonados en su proceso creativo. Porque Valdez, sabe que siempre estará comenzando, viviendo, creando. Allí, en ese mundo sensorial, cargado de presagios, en medio de cuadros terminados, de risotadas, de una mujer encantadora, su musa no desprendible, conversamos con este pintor guayaquileño, quien tiene como lema, y debemos creerle que “mientras exista un niño en la calle extendiéndome la mano, nunca podremos aspirar a ser felices”. Por eso buscamos este diálogo, porque palabras y colores siempre estarán diciendo al hombre cuán importante es la construcción de un mundo de sueños, ilusiones como pasó supremo a una felicidad, cada día más inalcanzable. Por eso Rafael Valdez busca su verdad con palabras y colores.

Rafael: en algún catálogo tuyo señalabas que no tenías una idea clara de quién eras. ¿pose de pintor o una forma de definir tu vida?
Escucha Carlos, es una forma de definir mi vida, creo que soy un inconsecuente y no le sé sacar provecho a lo que se presenta, será por eso que todos los días digo Ahora, ahora…ahora voy a dar en el clavo.
Pero vayamos un poco en orden. Por 1968 realizas prácticas de pintura, con el maestro Enrique Tábara. A quién sigues admirando. ¿Cuáles fueron esos resultados?
Creo que fue y sigue siendo de hecho un pasaje importante en mi vida, y el resultado…una gran frustración, soy un fracaso.
Pero antes, en el colegio, me lo has referido, hacías bocetos, dibujabas, manchabas, etc. Es decir al buen músico el compás le queda.
Yo advertía que no tenía habilidad para hacer los dibujos tradicionales, de todos modos, me esforcé y llegué a hacer retratos que, modestia aparte parecían de Ingres. Tal vez no hayan hecho otra cosa, pero me dieron mayor habilidad y precisión.
Siempre me lo has comentado, que eres un descubrimiento del crítico Hernán Rodríguez Castelo. Creo, además, que esto te honra.
Eso fue en un Salón de Octubre, creo que él Bodas de Plata, eso me dio seguridad y me obligó a seguir esforzándome. ¡Seguro! que me honra y es un orgullo, al igual que tu amistad.
Gracias. Rafael, siempre fuiste un pintor abstracto, aunque en el fondo de tu pintura es fácil percibir elementos precolombinos, formas eróticas.
No solo mi pintura, también mi vida, “yo soy yo y mi circunstancia”. El artista del Tercer Mundo tiene que desarrollar su obra y además explicarla. Debe producir un arte que aunque utilice el lenguaje técnico de nuestra época, esté sin embargo exponiendo las raíces, en mi caso: el arte precolombino, el colonial, el popular.
Pero déjame decirte que tu pintura abstracta siempre va acompañada de un lenguaje vigoroso de los colores y que necesitas de grandes lienzos para sentirte mejor. Sospecho que eres un pintor de grandes formatos, y que ello te brinda más libertad para escoger mundos.
Así es. Mi sueño es detener la muerte en el lienzo; es una protesta contra la fugacidad de la vida humana. Entonces, de repente un determinado formato me quedé corto, pero en suma, el tipo de pintura que yo realizo me da la libertad necesaria, me hace sentir libre. Mientras algunos necesitan de alguna droga, yo me dejo llevar por lo misterioso de la pintura, que es tan parecido al amor, pues ¿de dónde nace el amor por una persona? Uno no se enamora solamente por el aspecto físico, ni solamente por el lado espiritual. El amor como la pintura, tienen muchos aspectos. Creo que ambos elementos te dan la libertad necesaria.

Cuéntame cómo es aquello de tus series. Pienso en la más conocida de ellas: La Serie Jodida, que tanto éxito tuvo en los Estados Unidos.
Mira Carlos, no sé si a ti te ha ocurrido, pero es una obsesión, las series son un almacenamiento de fracasos, de derrotas, porque al hacer un cuadro el resultado es tan inferior, que tengo que volver a intentarlo por otro camino hasta formar un conjunto, que no se diferencian mucho entre sí…, es como matar un sueño. El poeta francés Valery decía: no hay poemas terminados, hay poemas abandonados.
Rafael, yo no quiero entrar en polémica en torno a tu pintura, será el público, los críticos quienes tengan la última palabra. Alguna vez utilizaste a una mo delo (muy hermosa por cierto) desnuda. Forma de liberarte, necesidad expresiva o asunto coyuntural…
-Es una forma de liberarme.
Volviendo a tu labor de pintor, ¿cómo ha incidido en tu formación artística, tu condición de arquitecto?
La arquitectura me ha dado la lucidez, la pintura nunca puede ser tan lúcida, o la lucidez nunca puede ser tan obvia como la arquitectura.
Marlraux dijo: “Ser pintor es querer oponer, a cuadros que existen, cuadros que no existen”.
Veo que estás con mucha fuerza insistiendo en la escultura, principalmente de objetos de acero ¿alguna razón especial?
Carlos, primero quiero aclarar que, no soy un escultor muy bregado, solo es el deseo de sentar un precedente, y esperar que se desperecen los escultores y hagan verdadera escultura, o si no que se vayan a la mierda a realizar artesanía, o cositas para vender.
No te pongas agresivo con tus colegas. Pero en el caso de tus esculturas, estas tienen la particularidad de ser enormes, algo así como la continuación de lo que haces con la pintura, donde siempre despliegas tus dotes de pintor en los amplios formatos…
Efectivamente, para mí la escultura, la pintura, no es una demostración, sino una evasión y el deseo de libertad, de romper con la rutina, con los esquemas y una protesta contra la pereza mental, contra la demagogia, la cobardía, contra los pequeños intereses.
Esta búsqueda de los espacios, sea en la pintura o escultura, va con la noción que tienes de la vida. Es decir, un gran deseo de vivir, de crear.
Así es mi vida, hace diez años es la cosa más importante que me sucede; es el valor más alto en mi escala de valores, es una cosa que ocupa absolutamente todo mi pensamiento. Crear para mi, es una compulsión, es una cosa que no se puede dejar de hacer. Seguramente crear nace de una idea que me persigue; la fugacidad del tiempo. Crear no es más que tratar de condensar la experiencia humana en una cosa objetiva y tangible, algo que no sea como toda experiencia humana sometida a las reglas de la vida y la muerte. Lo terrible de la condición humana es su condición perecedera y quizás la pintura, como el amor, no es más que una protesta contra la muerte.
Cuanto tú te inicias como pintor, allá por los finales del sesenta comienzos del setentas, el movimiento indigenista seguía teniendo fuerza, ¿te tentó éste? ¿no fueron parte de tus preocupaciones estéticas-temáticas?
Recuerdo que por esa época dominaba el movimiento indigenista cuyos propósitos eran una falacia, porque se creía que al tratar temas locales se estaban haciendo pintura latinoamericana; se creía que pintar indios o montubios desprendidos de todo objetivo social, era darle a la actividad pictórica una dimensión continental. Sentí que estábamos muy retrasados y, al mismo tiempo, sentí la necesidad de expresarnos en un lenguaje contemporáneo. Yo estoy de acuerdo con lo que decía Kandinsky: de que cada pintor es el fruto de su época, de su circunstancia. El lenguaje que un pintor usa es el lenguaje que esa circunstancia le permite. Un pintor sólo puede hacer lo que su época le permite hacer. Decididamente uno no se puede escapar a la circunstancia social e histórica que vive.
Si tu pintura es, como tú lo has señalado, un almacenamiento de procesos, derrotas, porque hacer un cuadro, es una forma de reinventarse, de seguir buscando la vida, habría que concluir afirmando que cuando pintas, que parte de tu vida está allí, como queriendo arrancarse.
Pintar no es un placer, es una cosa angustiosa, pero me estimula a vivir. Pintar es para mi, el homicidio de un sueño, en el sentido de que uno siempre logra una cosa inferior a lo que soñaba. Existe entonces una contradicción entre lo que se ha hecho y lo que se pretendía hacer. La realización de ese sueño se frustra. Eso lo estimula a volverlo a intentar, a buscar otra solución para atrapar un poco de esa realidad que es un proceso que no tiene fin; se ha perdido la batalla, pero todavía se tiene la impresión de que se puede ganar la guerra. El cuadro es un subproducto. Lo importante es tratar de apresar esa realidad. El cuadro es el despojo, lo que queda de la botella, no el botín.
Bueno, Rafael, la pintura es tu vida, pintas hace diez años. Eres arquitecto, tienes una compañera extraordinaria y una familia igual, eso influye en tu trabajo pictórico?

  • Carlos Calderón, has tocado un tema difícil, yo creo que en lo único que he tenido éxito es en el matrimonio, Sarita, mi esposa es mi principal razón de vivir, sin ella jamás podría terminar una tela, es ella quien continuamente me anima a trabajar, a seguir creando, ella es mi secretaria, mi administradora, mi representante, mi mano derecha en todo. Ella es como una primavera de cuatro estaciones. Tenemos tres hijos, un varón y dos mujeres, que son el complemento de nuestro hogar.
  • Finalicemos este agradable encuentro. Dijiste, en una conversación anterior que haces tuyas las palabras de un artista que afirmaba: Un pintor está casado con la pintura y la engaña con otras mujeres. ¿Es tu caso?.
  • Carlos, yo soy una persona contradictoria, porque soy medio square, en el sentido que me apasiona la música clásica y la literatura y, bueno, las mujeres… Es una mezcla, lo que me apasiona en realidad es la vida. Lo que me gusta es vivir, será por eso que soy tan consciente de la muerte.
    Pero eso no quiere decir que tu mundo concluye allí. Pues eres un pintor de éxito. Vendes todo lo que pintas. Incluso por adelantado.
    ¿Feliz?
  • Carlitos, amigo querido; El éxito en arte no puede medirse por el dinero, por la respuesta, por lo que se consigue con ello. Lo verdaderamente terrible es que el artista nunca sabe si es exitoso o no. Eso lo dice el tiempo, ya veces cuando sucede, ya no está el artista. Hay artistas buenos con éxito, y malos con éxito……¡Feliz! creo que no, mientras tu veas que en la calle de una esquina cualquiera, un niño te extienda la mano para mendigar, nunca podremos aspirar a ser felices. Cuando este diálogo ha concluido, luego de varias reuniones interrumpidas, pienso que este artista de cuarentipico años de edad, dice muchas verdades en las que es preciso meditar. Pero ahora regocijémonos en sus universos de colores. En sus fantasías eróticas y precolombinas, en sus espacios desaforados.