Trujillo Gutiérrez José Vicente.

Fue su primer redactor de el Diario Ilustrado, de manera accidental, el Sr. Manuel María Valverde, y después, lo han sido, el Dr. José Vicente Trujillo. El 11 de Abril de 1.915, apareció el primer número de la mañana, semanario de filiación liberal, de formato pequeño, cuatro planas a cuatro columnas, editado en los talleres tipográficos de su mismo nombre. La redacción del semanario es bajo a cargo de los jóvenes jurisconsultos Dr. José Vicente Trujillo. Y fue fundado para la propaganda de la candidatura presidencial del Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, propaganda que se hizo intensamente, con inteligencia, actividad y perseverancia.

====En 1.933, efectivamente , el Senado presidido por el Dr. José Vicente Trujillo aprobó la moción que “privó legalmente del cargo de Presidente de la República al Señor Juan de Dios Martínez Mera, y en consecuencia, declaro vacante el indicado cargo. Antonio Pons se apresuró a convocar a elecciones presidenciales. Aparecieron los candidatos, El Dr. Alejandro Ponce, gloria del foro y de 1la diplomacia, por el partido conservador, el Dr. Carlos Arroyo del Río, distinguido abogado y escritor, por el liberalismo radical, y el internacionalista Dr. José Vicente Trujillo por otras facciones de este partido y elementos de izquierda. El mismo Dr. Trujillo reveló que a él y a Arroyo, Pons prometió ayudar, como que les proporcionaba, para gastos de su campaña electoral a cada uno por su parte, un sueldo de sus haberes como Encargado del Poder Ejecutivo. A última hora socialistas y comunistas, lanzaron la candidatura del conocido Coronel Luis Larrea alba.

Este historiador nos refiere en estas sus memorias. Que el Dr. Trujillo que al llegar de su gira electoral por las provincias de la Costa, alegre y fervoroso informaba del éxito que alcanzaba su candidatura, hasta que sus amigos le preguntaron de qué candidatura o presidencia hablaba, puesto que a un mes de fracasada la de Velasco, se había formado una nueva dictadura. La noticia le golpeó como un rayo. Cayó sobre un sillón sosteniendo su cabeza en sus manos y exclamo: “Este traidor de Pons me ha engañado y me ha hecho gastar un dineral:”

En 1.947 la noticia del cuartelazo manchenista tronó como un cañón en la Conferencia de Quintandina, en donde el Canciller ecuatoriano, Dr. Jo sé Vicente Trujillo estaba asegurándose la posibilidad de ir a la revisión del Protocolo de Río de Janeiro.

Personalidad atractiva con encantadora frivolidad. Gran Expositor.-Generoso con sus alumnos en el Vicente. Poco profundo, pero tenía grandes conocimientos culturales generales que le hacían el maestro por excelencia, que encantaba, divertía y motivaba en sus exposiciones. Arroyo era lo contrario, mana ordenado, metódico y disciplinado, cualidades que por supuesto no adornaban a Trujillo, el hombre tropical por excelencia. Fue la pugna entre dos modos de ser, dos fisonomías. Arroyo tenía mucho del introvertido hombre de la sierra y Trujillo del extrovertido de la costa.

Uno de los ecuatorianos que ha descrito una de las Trayectorias más luminosas en éste siglo, es el Dr. José Vicente Trujillo Gutiérrez. Nació en Esmeraldas (Ecuador), el 15 de septiembre de 1889. Hizo sus estudios elementales en su ciudad natal y los secundarios y superiores en el colegio nacional “Vicente Rocafuerte” y en la Universidad de Guayaquil. En el “Vicente Rocafuerte”, obtuvo el gran premio de honor que se concedía al mejor estudiante de los seis años y su nombre aparece en la placa de bronce que honra a esos estudiantes. También en la Universidad alcanzó las máximas distinciones que culminaron con el Premio Contenta. Se graduó de Bachiller en 1909 e inmediatamente fue nombrado profesor de filosofía y ética del colegio Rocafuerte, habiendo llegado a ser vicerrector y luego rector de dicho establecimiento educacional. Cuando era estudiante universitario fue nombrado representante de la Universidad de Guayaquil al III Congreso Panamericano de Estudiantes que se reunió en Lima el año 1912. Se graduó de licenciado, abogado y doctor en jurisprudencia en 1914. A inició su carrerea de servicio público desempeñando la secretaría de la Gobernación del Guayas. Fue después elegido Diputado por la Provincia de Esmeraldas y más tarde Senador, habiendo ocupado la presidencia de la Cámara del Senado y del Congreso Nacional durante los años 1932-1933. En 1925 desempeñó la Cartera de Gobierno en la Administración del Dr. Gonzalo Córdova, en 1946, fue designado Ministro de Relaciones Exteriores por el Presidente Dr. José María Velasco Ibarra.

En 1945, ocupó la Presidencia del Banco Central del Ecuador, cargo que dejó para pasar a representar al Ecuador como Embajador en el Brasil. Durante muchos años fue miembro de la Junta Consultiva de RR.EE., donde aportó con su enorme experiencia diplomática y un profundo conocimiento del problema limítrofe del Ecuador, conocimiento que tuvo la oportunidad de demostrar cuando formó parte de la delegación ecuatoriana de juristas que se reunió en Washington con los delegados peruanos desde 1936 a 1938, reunión en la que estuvo a punto de resolverse nuestro centenario litigio. Durante ocho años fue embajador y representante permanente del Ecuador en la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, donde presidió el grupo latinoamericano de países y fue integrante del Consejo Económico y Social. Finalmente fue trasladado a la Oficina de la ONU en Ginebra, habiendo representado al país en la UNESCO (París) y en la comisión de energía Atómica (Viena).En 1958, fue invitado por el Gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico a las ceremonias de inauguración del nuevo edificio de la Corte Suprema, acto al cuál estaban invitados también el Presidente de la Corte Suprema de EE.UU., y el Presidente de la Corte Suprema de España. En la ceremonia inaugural el Dr. Trujillo fue posiblemente el orador más aplaudido. También representó al Ecuador en la Conferencia de Río de Janeiro para la reforma de la Carta de la O.E.A.;, su actuación fue brillantísima pero lamentablemente cortada por uno de los tantos cuartelazos que ha sufrido nuestro país.

Tal vez su última distinción como diplomático y jurista fue la designación como miembro de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya para el período 1967-1973. Su verdadera vocación, fue la de maestro, enseñó las disciplinas filosóficas en el colegio y en las universidades. También fue profesor de oratoria forense, cátedra para la que no podía estar mejor dotado quien era el más ilustre orador de su tiempo y uno de los más versados juristas. Su interés por la comunicación social lo llevó a convertirse en pionero de una disciplina nueva: Las relaciones públicas. Fue designado profesor honorario de la Universidad de Guayaquil como lógico reconocimiento de su larga y fructífera labor de maestro. En su vida pública recibió las más altas condecoraciones del Ecuador, Colombia, Chile, Cuba, Guatemala, Venezuela, Argentina, España, El Salvador, Francia y la República de China, además de múltiples condecoraciones de importantes instituciones privadas nacionales y extranjeras. Falleció en Guayaquil, el 27 de mayo de 1970.

Oriundo de Esmeraldas, realizó sus estudios secundarios y universitarios en Guayaquil, alcanzando los más altos honores que en esa época concedía a quien se destacaba por su contracción al estudio. Sus condiciones de orador se revelaron desde entonces por lo innato que tenia para ello. Su claro talento lo llevó a representar a la Universidad de Guayaquil en el Congreso de Estudiantes realizado en Lima en 1912. Era la época en que nuestra Alma Mater constituía una verdadera selección de quienes habrían de honrar con posterioridad el ejercicio de las funciones públicas. Ilustres profesores desempeñaban las cátedras y los estudiantes respondían al prestigio de quienes rendían culto a la enseñanza. Solo habían dos facultades: Derecho y Medicina. Pero de sus aulas habrían de salir verdaderos exponentes del pensamiento vivo de la patria. Uno de estos fue José Vicente Trujillo. Abogado por principios, político por convicción, diplomático por temperamento, maestro por saber, su paso por la vida dejó una huella que habrá de perdurar por muchos años. Su efigie -reproducida en bronce- es una demostración del reconocimiento público y su palabra resonará en el Parlamento, donde más de una vez arrebató a las multitudes con el fervor propio de su espíritu.

Grato nos ha sido -al escribir la biógrafa del coronel Carlos Concha Torres, recientemente aparecida- insertar fragmentos de la interpelación planteada por el diputado José Vicente Trujillo al ministro de Guerra y Marina de la época, por el bombardeo de la ciudad de Esmeraldas durante la revolución que encabezó el biografiado. Y a través del debate mantenido por ambos personajes, se reveló la caballerosidad del interpelante al exculpar al interpelado una vez que quedó demostrado que la orden de tan criminal hecho había partido directamente de quien ejercía la Presidencia Constitucional de la República. Pero sin desconocer los servicios prestados al país dentro del servicio exterior ecuatoriano, el aspecto más importante de la personalidad del doctor Trujillo, fue sin duda la de educador. Cuando se actualice la historia del colegio nacional Vicente Rocafuerte, habrá de comprobar- se que su actuación como rector del centenario establecimiento, despertó la inquietud intelectual de muchas generaciones.

Al cumplirse el primer centenario del nacimiento del Dr. José Vicente Trujillo, evocamos su memoria que fue testimonio de una personalidad brillante, plenamente talentosa, al servicio del magisterio, la tribuna forense, la oratoria señorial y trascendente, siempre al servicio de las mejores causas de la patria y la humanidad. Fallecido en 1970, en esta ciudad a la que tanto amó, ha dejado una estela de grandes realizaciones en el campo de la cultura. Especialmente la cátedra de Filosofía y sus intervenciones en el parlamento y en recintos internacionales de Derecho, le dieron renombre. Fue catedrático de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación de la Universidad de Guayaquil. También enseñó a colegiales en el Vicente Rocafuerte, donde fue Vicerrector y Rector. Ocupó la Presidencia de la Cámara del Senado y del Congreso Nacional en los años 1932 y 1933. Anteriormente había desempeñado la Cartera de Gobierno; y en 1946 fue Ministro de Relaciones Exteriores. Al representar al Ecuador en la Conferencia de Rio de Janeiro para reformar los estatutos de la OEA, su desempeño fue sumamente aplaudido. Pero quizás una de las mayores distinciones que recibió fue el nombra- miento de Miembro de la Corte Permanente de La Haya para el período 1967-1973.

De su larga e incesante actividad también debemos recordar que dictó la cátedra de Oratoria Forense, por lo que al respecto se ha dicho que no podía ser de otra manera, ya que el Dr. José Vicente Trujillo era el más brillante orador de su tiempo. Su oratoria era de conceptos profundos y orientadores, pero en un marco de sencillez y galanura del idioma, ya que dominaba magistralmente la Lengua de Castilla, Como Embajador y Representante ecuatoriano ante la ONU, su desempeño fue notable en los 8 años que duró su misión. Fue Presidente del Grupo Latinoamericano e integrante del Consejo Económico y Social. Igualmente, fue nuestro representante en la UNESCO en su sede de París, Nativo de Esmeraldas, donde nació el 15 de septiembre de 1889, fue Diputado por su provincia y, más tarde, Senador. Su inclinación política fue liberal, con ideas modernas y de profunda justicia social y siempre buscó dar el más completo avance a las ideas liberales. Habría podido ocupar el solio presidencial pero nuestra contradictoria vida política, no se lo permitió. Su desempeño tiñoso, sapiente y ejemplar, lo convirtió en un verdadero maestro de juventudes, ya que a la cátedra le dio altura y completa dedicación en el colegio y en la Universidad. Al rendir homenaje a su memoria, expresamos el sentir de la patria y de la colectividad guayaquileña que admira a sus grandes hombres que con el talento, el servicio y la cultura, hacen más valioso a nuestro país.