SUCRE ALCALA: Antonio José


El 4, Sucre marcha sobre Tambo Cangallo, se retira ante las – deteniéndose en sus bordes. formidables posiciones de La Serna, hacia la quebrada de Acocro, deteniéndose en sus bordes.
La situación del Ejército Independiente es terrible, pues hacía dos días que no comía y las continuas marchas, a pesar de toda previsión, le habían restado 1200 hombres.
Sucre, a las 10 de la noche del día 4, levanta el campo, burla a los españoles en una famosa marcha nocturna, cruza la quebrada y libra a su ejército de aquella penosa situación.
El 6, los dos ejércitos marchan en sentido paralelo.
El 7, los españoles tratan de cortar al Ejército Independiente, aprovechándose de unos barrancos. Sucre toma la ofensiva y el día 8 espera con su ejército, tranquilo, al poderoso ejército de La Serna, que ocupa las alturas de Condurcunqui.
Sucre termina así sus marchas en retirada y toma la ofensiva. La marcha, merece del Gran Libertador Bolívar, el siguiente concepto: «La marcha del ejército unido desde el Apurímac hasta Huamanga, es una operación insigne, comparable quizá a la más grande que presenta la historia militar…..»
El 9 de diciembre de 1824, los dos Ejércitos se estacionan a un kilómetro y medio de distancia, hacia las 10 de la mañana.
Sucre, a caballo, recorre sus divisiones y luego proclama así: ¡ Soldados ! de los esfuerzos de hoy depende la suerte de la América del Sur…..! ¡ Otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia !
Se libra la batalla de Ayacucho; Sucre se multiplica y el general de la libertad corona su frente con la más trascendental de las victorias.
De Ayacucho, Sucre marcha a Bolivia en son de guerra, pero su prestigio y su nombre aplazan toda resistencia, sin combate.
La misión de Sucre tórnase política y diplomática.
En Bolivia convoca a los pueblos a que nombren sus representantes y decidan de su situación política.
Organizada la Asamblea el 5 de junio de 1825, se instala en Chuquisaca, acordando los representantes constituirse en una nueva república, con el nombre de Bolivia, dando a la capital el nombre de Sucre.
Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, debe encargarse del mando de la nueva República, gobernando hasta 1826, en que se instala la Constituyente. Su Gobierno se distingue por normas de vida y organización modelos, más allá de su época y de su tiempo.
El Congreso Constituyente nombra a Sucre Presidente de Bolivia, el 26 de Mayo de 1826, cargo que acepta sólo por 2 años.

Sucre inmortaliza su Gobierno, dictando entre mil reformas, que se traduce en un positivo bienestar público, tres que alcanzan singular resonancia en América: amnistía general, libertad de la prensa, y libertad de cultos.
Cuando Bolívar piensa en la Gran Confederación de Colombia, Perú y Bolivia, elige a Sucre para su Vicepresidente.
Los pueblos de Bolivia se apresuran a manifestar su gratitud a su Presidente y Libertador; Cochabamba le regala una guirnalda de oro; el Congreso de Bolivia, una medalla de brillantes, a la vez que de Lima le llega un uniforme y una preciosa espada.
Sucre parecía no tener enemigos, pero había hecho demasiados bienes.
El 18 de abril de 1827 estalló en Chuquisaca un motín militar. Sucre con su valor legendario, acude al Cuartel para contenerlo, sable en mano. Es recibido a balazos y herido en un brazo y en la cabeza. Los pueblos rodean a su benefactor y los amotinados huyen.
El General Sucre renuncia el Poder Ejecutivo y resuelve regresar al Ecuador.
Dos días antes de ser herido, había contraído matrimonio en Quito, por poder, con la Marquesa de Solanda.
En la misma tarde que presenta su brillante Mensaje, parte hacia la costa y se embarca en la fragata Porcospín, con rumbo al Callao, donde ofrece sus buenos oficios al Gobierno del Perú, para