Solano Vargas Machuca Vicente

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Del Tasso, aprende el italiano. Teniendo cincuenta y siete años de edad, en 1848, reanuda su ejercicio del inglés. El 9 de Abril de 1831 lo nombran Guardián y Custodio de su Orden; el 26 de Julio de 1834, Guardián del Convento de Pomasquí; el 19 de Diciembre de 1846, Guardián del Convento de Cuenca. En 1849 renuncia al Rectorado del Colegio de Loja. Conducta igual suma en Agosto de 1851, cuando al declarsrse Cuenca por la Jefatura Suprema del General José María Urvina se le designa Rector del Colegio Seminario de esta ciudad. En relación con su carrera religiosa se le ofrecen los puestos más encumbrados, en vista de sus grandes merecimientos. En 1842 figura como uno de los candidatos al Arzobispado de Quito el 16 de Septiembre de 1852, la Convención Nacional reunida en Guayaquil lo elige Obispo Auxiliar de Cuenca.

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El Padre Solano de Cuenca, quien en su Impreio Andesino, demuestra, con un descaro que pasma, sus muy erradas ideas de Gobierno, al aconsejar al Padre de Colombia, que siga la huellas de Itúrbide, el quijotesco Emperador de México.

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===Redactor del periódico “El Eco del Azuay” en 1828.

Colaborador del periódico “La Razón” en 1841.

Colaborador del Diario “El Cuencano” en 1850

Colaborador del Diario “Orden y Libertad” Vicente Solano en 1854.

Colaborador del periódico “La República” (2ª. época) 1961.

Colaborador del periódico “El Centinela” 1862

Redactor Fray Vicente Solano en el periódico “Semanario Eclesiástico” 1835.

Redactor del periódico “La Luz” 1843.

Colaborador del periódico “El Sud Americano” 1847.

Redactor del periódico “Ojeada” 1849.

Redactor del periódico “La Escoba” 1854.

Redactor de “Defensa del Sr. Dr, N. Montalvo y de los editores de la libertad” en el año de 1854.

Redactor del periódico “La Verdad” 1858.

(G8)

(1791-1865) Fray Vicente Solano nacido en Cuenca obscura y atrasada, supo cuanto podía saber en el siglo un americano ilustrado – en religión, historia, política nacional e internacional, botánica. A los nueve años se metió a fraile, y solo a los treinta y siete, en 1828, rompió su silencio claustral con un escrito teológico: “La predestinación y reprobación de los hombres según el sentido genuino de las escrituras y la razón”. Obra de extraña, casi descabellada teoría, le valió acres censuras y finalmente fue a parar al Indice de Libros Prohibidos. Pero las polémicas que motivara, mostraron a Solano su verdadero camino como escritor, que era el de polemista. La prosa de Solano continuaría una constante de la prosa ecuatoriana, comenzada por Espejo: los mejores escritos – los más ricos, los más ingeniosos y desenfadados se dedicarían a vapulear a adversarios. En esa línea de cólera, crítica e insulto, detrás de Espejo y Solano, con solo obvias modernizaciones formales, vendrían Montalvo el catilinario y mercurialista, y Calle.

En 1828 se fundó en Cuenca la primera imprenta (dos prensas anteriores no merecieran el nombre de imprenta: sirvieron apenas para imrimir cartas de pago) y se la puso en manos de Solano. Tenía el Artillero armar, y parque le sobraba. Este mismo año la emplea para lanzar su primer periódico: “El Eco del Azuay” (sic) en donde los comentarios de política nacional e internacional.