SAN MIGUEL, Augusto


Hijo legítimo del Dr. Manuel Cirilo San Miguel Sánchez, abogado respetabilisimo y mucho dinero, guayaquileño, fallecido hacía 1.924. Tenía su casa propia y estudio la esquina noroeste de Aguirre y Chimborazo y de Rebeca Reese, quien acostumbraba a engreírlo mucho, al punto que el Doctor decía, No lo hagas, que lo vas a dañar al muchacho, pero ella lo seguía engriendo. Un día no quiso almorzar y le dijo: Almuerzo si me compras un caballo y enseguida se lo compró esa misma tarde.
Fue expulsado del Vicente Rocafuerte en los primeros años por pegarle a un profesor. Cuando murió su padre heredó una fortuna inmensa en casas, cédulas, joyas y dinero en efectivo, que en ese tiempo se estimó en la suma de $2.000.000. Había dos casas más , igualmente de madera, pero grandes y enteras, situadas en las esquinas noroeste de Aguirre y Rumichaca y 9 de Octubre y Rumichaca.
El 26 viajó a Europa vendiendo la primera casa y estuvo en varios países viviendo, a cuerpo de rey, después radicó en Madrid donde escribió “una tristeza más mi tristeza” y regresó en 1.923 alcoholizado y así estuvo hasta el 32 que su amigo el Dr. Armando Pareja Coronel lo tuvo seis meses encerrado y en tratamiento en la clínica Guayaquil, de donde egresó aparentemente curado. Entonces escribió “Sombras ” y trabajó en el diario El Telégrafo, en asuntos culturales y artísticos que le gustaban mucho. Ya había vendido la segunda casa y la tercera estaba en ruinas y a punto de perderse. Su madre había pasado a la pobreza, pués hasta las joyas había tenido que pignorar _______________________________________________________
Al revés de la razón” Salía muy elegantemente vestido y regresaba con otras ropas, hasta usaba soga.
“Sombras” fue representada en el Teatro “Edén” durante una función de vermouth por la compañía dramática de Guillermo Cabezas Pérez (William Head ) y al finalizar, el público se paró y aclaró al autor, quien tuvo que salir al escenario. Medía 1,90 mtrs. de estatura, era blanquísimo y mate, pelo negro y tenía gran facilidad para hablar. Entonces tomó la palabra y contó su historia, diciendo que en una noche de Nicolas bohemia, entre gente maloliente de una cantina , en compañía del poeta Segovia, oyó recitar su máxima composición titulada “A la Madre” Y recitó la composición. Su madre, la de San Miguel, que estaba en una de las primeras filas, lloraba copiosamente, sintiéndose aludida, el público deliraba y no cesaba de aplaudir. Entonces San Miguel no bebía, pero seis meses después volvió a la enfermedad y se dejó arrastrar a los peores excesos, andando en la calle en pésimas trazas. Una mañana, acompañado de otro borracho de apellido Iriarte, a quien lo dejó esperando en el zaguán, subió a donde su abuelo el viejo Blas Manuel San Miguel, que había sido militar y hacendado y estaba bien parado. El viejo estaba descansando en su hamaca y al ver a su nieto en esas fachas, se quedó perplejo. Augusto le dijo: “Papabuelo”. El viejo le preguntó ¿Tú eres mi nicto? — Si papabuelo. – !No puede ser¡ fué la respuesta, y Augusto agacho la cabeza y bajó avergonzado sin atreverse a pedirle dinero, coro debió haber sido su intención cuando subió las gradas.
En 1933 fué orador en la campaña presidencial socialista del poeta Pablo el balcón de Hannibal Vela y habló varias ocasiones desde el balcón del Diario La Prensa, de Pompilio Ulloa Reyes, en García Avilés y Aguirre. -Poco después murió.