Salvador Guerra Humberto.

Alguna vez no supimos encasillar en cual de estas tres aptitudes o actitudes fue mejor el Dr. Manuel Humberto Salvador Guerra, nacido en Guayaquil el 25 de diciembre de 1908, frente a la iglesia de San Alejo, en las inmediaciones del parque Montalvo, habiendo fallecido en su ciudad natal, el 17 de enero de 1982.

De no haber muerto, en esta navidad cumpliría 77 años de edad y el próximo 17 de enero se celebrara el 3er. aniversario de su óbito.

Fue prolífico en los 3 campos que le tocó actuar:

Como Maestro, heredó de su madre, la quiteña Victoria Guerra Castillo (educadora de infantes) una vocación extraordinaria que lo llevó a ejercer el magisterio hasta su muerte.

Habiéndose graduado de bachiller en el Instituto Mejía de la capital, ahí se inicia como profesor de Literatura, cátedra que la desempeña, también, en el Colegio Militar Eloy Alfaro, en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Central, en el Conservatorio de Música y en el Normal Manuela Cañizares, todos ellos en Quito.

Haibendo sido allá también profesor de Sicología del Instituto Nacional de Policía; y Director de Extensión Cultural y Propaganda del Ministerio de Educación.

Desde 1946 comienza a asistir en calidad de profesor de Literatura de la Facultad de Filosofía de la Ul.de Guayaquil, que iniciaba su funcionamiento donde actualmnete se ubica el teatro 9 de Octubre.

Es, en alguna oportunidad de éstas, que conoce a doña Violeta Vallejo Arrieta, gentil maestra de Ciencias Naturales en el colegio Guayaquil de esa época, con la que contrae matrimonio el 30 de septiembre de 1950.

En ensayos, “Esquema sexual”, “Freud o el Sicoanálisis”, “Los fundamentos del Sicoanálisis”, “Panorama del Relato en Chile”, “Antología de la Moderna Poesía Ecuatoriana”, “Beethoven”, “Balzac”, “Stendhal” y “Rilke”.

Para nutrir su acervo de Sicólogo, primero debió asistir como oyente (después de su graduación como Dr. en Derecho), a la Facultad de Medicina en Quito donde escuchaba las cátedras de Sicología y Sicoanálisis por el largo de 3 años, habiendo, junto a sus investigaciones personales, obtenido un conocimiento profundo del alma humana, fruto de lo cual fueron algunas de sus novelas y ensayos.

En su condición de Maestro en la Universidad de Guayaquil, tuvimos la suerte de recibir sus clases de Literatura, entre las que no escatimaba oportunidad para darnos gratas nociones de Sicología y Sicoanálisis, convirtiendo su cátedra en un dechado de sabia orientación.

Nos dejó un montón de anécdotas para recordarlo. De ellas, sólo citaremos una.

Le observábamos su actitud magnánima de ayudar a estudiantes flojos en aplicación y sin mucha responsabilidad, a los que, por lo general, Salvador compensaba, solicitándoles trabajos escritos de investigación, que era una tarea menos compleja que las lecciones.

Bueno, pues – nos respondió – ¿Qué prefiere usted, que tales alumnos se conviertan en prostitutas o ladrones, o que, por lo menos, sigan concurriendo como alumnos a la Universidad?.

De esta suerte, nunca negó su ayuda a ninguna persona este extraordinario guayaquileño que, como Filosofía, tuvo su profundo Humanismo, como temperamento, su Humildad; y como Maestro, su Alma Grande de Niño.

Con ella viaja a la capital, donde permanece por dos años, regresando a Guayaquil en enero de 1952, para quedarse a residir definitivamente en el puerto.

En esta ciudad fue Director del Departamento Municipal de Educación, Rector del colegio Guayaquil, catedrático de Literatura y Sicología en la Facultad de Filosofía de la U. de Guayaquil, profesor de Sicopedagogía en los cursos de Capacitación para Maestros del Litoral y en los de Ascenso de Categoría, profesor de Literatura, Sicología y Orientador Vocacional del Normal Rita Lecumberri, Subdecano y Decano de la Facultad de Filosofía de U. de Guayaquil y profesor de Historia de la Cultura Ecuatoriana en el Instituto de Diplomacia.

Como escritor, no dio descanso a su pluma desde su época de estudiante secundario, pasión que lo acompañaría hasa sus últimos días de existencia.

Su obra, matizada de versos, dramas, novelas y ensayos, comprende:

En verso, “La sinfonía de los Andes”.

En teatro, “Bajo la zarpa”, “El miedo de amar” y “Preludio de Chopin”.

En relatos, “Ajedrez”, “Taza de té”, “La lírica resurrección”, “Sangre en el Sol”, “Sacrificio” y las inéditas “Pasiones secretas” y “Constelación afectiva”.

En novelas, “En la ciudad he perdido una novela”, “Camarada”, “Trabajadores”, “Noviembre”, “La novela interrumpida”, “Universidad Central”, “Prometeo”, “La fuente clara”, “Silueta de una dama”, “La elegía del recuerdo”, “Viaje a lo desconocido” y “La Ráfaga de la angustia”.