SAENZ SALVADOR JULIO

POLÍTICO Y MILITAR.- Nació en Quito y fue bautizado el 7 de Julio de 1818. Segundo de los cuatro hijos del general José María Sáenz del Campo cuya biografía puede verse en este Diccionario y de Josefa (Fernández) Salvador y Gómez de la Torre, quiteños.
Nació en la casa paterna de la esquina de la García Moreno y Bolívar. Creció sin mayores bienes de fortuna por la temprana muerte de su padre ocurrida en las cercanías de la hacienda Pesillo en 1834 a manos de las tropas floreanas y de solo dieciseis años entró a la vida militar donde se propuso hacer carrera.
Entre 1834 y el 45 estuvo en diferentes batallones de Quito y ascendió a Capitán graduado. En la revolución del 6 de marzo no tuvo parte. En 1854 contrajo nupcias con su tía carnal Amalia Salvador y Gómez de la Torre, matrimonio bien avenido y un hijo.
En 1860 fue Jefe del Batallón Pichincha en la toma de Guayaquil bajo las órdenes del General Juan José Flores y entró en la ciudad el 24 de septiembre. Primero estuvo en la Casa de los hielos (frente a la actual Vieja Casona) luego pasó a la Plaza San Francisco y finalmente a Santo Domingo en Ciudavieja donde culminaron las refriegas callejeras. Después del triunfo la Constituyente de 1861 le ascendió al grado de Coronel. En 1864 fue Jefe del Cuartel donde guardó prisión el mártir Juan Borja hasta su muerte por suplicio.
Entre 1866 y el 67 fue Ministro de Guerra y Marina durante el período presidencial de Jerónimo Carrión y traicionándole la noche del 5 de Noviembre del 67concurrió en Palacio a decirle que por orden de García Moreno debía presentar su renuncia inmediata. Sáenz era Comandante General y Carrión quedó indignado pero atinó a contestar ¿Cómo un empleado del Gobierno, el guardián del orden público y el defensor de las autoridades constituidas por el pueblo, ha podido encargarse de semejante misión? No cederé sino a la fuerza …Entonces Sáenz le refutó ¡Tendrá que emplearla porque mi primer objeto es obedecer a don Gabriel¡ Por eso se ha dicho que el país había comenzado a envilecerse con ciudadanos abyectos, capaces de cometer cualquier crimen, hasta de manchar su buen nombre con el tinte de una traición. García Moreno solo era un ex presidente de la República, no tenía atribuciones para exigir y mandar, pero como abusaba de las personas que por falta de carácter le obedecían ciegamente, se podía dar esos lujos. Carrión se retiró a su casa abochornado aunque altivo y desde allí mandó la renuncia exigida pues era un hombre de paz. El Congreso designó en su reemplazo al Dr. Javier Espinosa Espinosa quien solo pudo gobernar hasta el 16 de Enero de 1869 fecha en que nuevamente García Moreno y varios de sus adláteres que habían formado la sociedad del Anillo, dieron un incruento golpe de cuartel en Quito. Sáenz formó parte de dicha Sociedad y en la madrugada se le vio ir de cuartel en cuartel volteando a la oficialidad.
Muy por la mañana hizo tocar dianas en el parque central, siempre al lado de García Moreno pues era de sus más íntimos, de aquellos que le veían diariamente y a veces hasta almorzaban juntos. Ese año fue electo Diputado y concurrió a la Asamblea que designó Presidente interinamente a García Moreno.
Entre 1869 y el 75 figuró entre los más influyentes políticos y militares pues en graduación solo era inferior a la del General Francisco Javier Salazar Arboleda. Su figura simpática y marcial, de buen porte, rostro agradable y conversación poblada de temas de salón, le hacían el prototipo del militar culto y distinguido. Fueron años de éxito indudablemente, gozados a la sombra de una de las mas sombrías y tenebrosas tiranías que registra la historia de América, en una cuidad poblada por beatas agoreras, curas, sacerdotes de sotanas negras y una población predominantemente indígena, iletrada y misérrima, donde solamente la ominosa voluntad del déspota se dejaba oír. En dicho ambiente, el hijo del fundador del glorioso Partido Nacional parecía sentirse enteramente a gusto, demostrando una notoria involución política y cultural en relación al pensamiento libérrimo de su ilustre Padre, explicable solo en razón del clima que predominaba en todo el país. En 1875 fue electo Senador de la República.
El 6 de Agosto de ese año fue asesinado García Moreno alborotándose el escenario político de la República y asumió el poder ejecutivo el Ministro del Interior Dr. Francisco Javier León, quien convocó a elecciones. Enseguida salieron del grupo de los garcianos varios posibles candidatos presidenciales: El General Francisco Xavier Salazar, su hermano el Dr. Luis Antonio Salazar, Rafael Carvajal, Vicente de Piedrahita, Julio Sáenz y Antonio Flores Jijón. Los liberales presentaron a los Dres. Francisco J. Aguirre Abad y Antonio Borrero, quedando finalmente esta última. Flores Jijón arribó de New York a Guayaquil el 16 de Septiembre pero la camarilla gobiernista – garciana se hallaba decidida a no permitir las elecciones libres y como seguía de Ministro de Guerra el general Francisco Xavier Salazar hermano del Candidato oficial Luís Antonio Salazar y muy amigo del Comandante General de la Plaza Julio Sáenz, el día 2 de Octubre se levantaron los barrios de Quito contra Manuel Ascázubi hermano político del fallecido García Moreno y factotum del gabinete y contra el propio Salazar, considerado hombre fuerte en el ejército.
Al mediodía cerca de tres mil personas acudieron a la Plaza Mayor pidiendo la destitución de ambos.
Salazar ordenó desde la ventana, al Jefe del batallón No l. que dispare contra el motín, pero el comandante Manuel Medina no obedeció la orden y creció la insurrección al grito de “Mueran los Salazares”, “Mueran los terroristas Garcianos”, “’Abajo Salazar y Ascázubi”, “Que renuncie el gabinete”. “Abajo el Congreso si los tolera”, “El pueblo es el pueblo”, “Hay que hacer lo que dice el pueblo”. “Garrote y bala con los Salazares”.
Muchos habían salido a buscar a Sáenz quien fue puesto a la cabeza del motín casi sin quererlo. Montaba un caballo blanco mientras el Dr. Carlos Casares entraba al recinto legislativo a exigir medidas. En San Roque – cuenta Luís Robalino Dávila – la Carmen Bolaños, chola del barrio, al ver a Sáenz exclamó alborozada ¡Amorcito lindo, si más pareces un amor que un general!
Los borreristas, que eran los revoltosos más decididos, le llamaron “El Lafayette del Pichincha”, pero al día siguiente la sal quiteña lo motejó de “La bayeta del Pichincha” trocándole tan elegante sobrenombre en algo menos que inútil. El Congreso se dejó intimidar y los ministros también. El 6 de Octubre el Encargado Dr. Francisco Javier León presentó su excusa pues se hallaba muy enfermo de los nervios y a las pocas semanas terminó su vida loco de manicomio.
El Presidente del Senado Dr. Rafael Pólit designó un Gabinete y llegado el día de las elecciones triunfó ampliamente Borrero con 38.637 votos contra 3.583 de Sáenz y 2.836 de Flores, a quien le había perseguido la mala suerte pues acababa de quedar viudo en Quito
Los borreristas, precaviendo que el general Sáenz pudiera utilizar la fuerza en contra del triunfador, le ofrecieron el Ministerio de Guerra y en todo ese tiempo se le siguió llamando “El Héroe de la Paz”, de suerte que cuando el 10 de Diciembre entró Borrero en Quito, le recibió Sáenz como Presidente de la Cámara del Senado, Borrero tomó posesión y Sáenz fue designado Ministro de Guerra y Marina.
Durante los primeros meses de 1876 los liberales de todo el país solicitaron al nuevo mandatario la derogatoria de la Constitución Garciana o Carta Negra, baldón de ignominia que nos gobernaba desde el 69, pero éste – que siempre había sido muy legalista – no quiso hacerlo, esperando una Asamblea Constituyente que nunca llegó pues el 4 de Mayo se produjo la asonada de Nicolás Infante en Guayaquil y aunque fracasó, vino el 8 de Septiembre, día en que el General Ignacio de Veintemilla fue proclamado Jefe de la Plaza de Guayaquil, desconociéndose al Gobierno y su Constitución del 69, de tal manera que quedaban rotas las relaciones.
Veintemilla se dirigió a la sierra por Guaranda y el General José Maria Urbina por Alausí, para enfrentar a los gobiernistas de Sáenz que lideraba a las fuerzas del gobierno en nombre de la Constitución. Con Veintemilla se reunieron en Guaranda los Generales Cornelio Escipión Vernaza y Francisco Robles. Desde Ipiales Montalvo pedía la excusa de Borrero y Veintemilla para que sea designado un tercero evitándose la efusión de sangre, mientras tanto Sáenz salía de Quito y Borrero designaba en su ausencia, Ministro de Guerra, al General Agustín Guerrero. Mas, fue el caso, que el General Sáenz desperdició muchos días en inútiles correrías pensando quizá en que el tiempo era su amigo, sin conocer que acababan de llegar a Guayaquil los famosos fusiles de repetición marca Rémington, última novedad en el mundo de la guerra, que cambiaron el destino de la campaña dándole a Veintemilla una enorme ventaja porque mientras las fuerzas de Borrero solo podían disparar cada cuatro minutos con sus fusiles antiguos que requerían volver a cargarse después de cada disparo, los revolucionarios lo hacían en pocos segundos con sus familia de repetición.
Así las cosas, el día 14 de Diciembre, Veintemilla derrotó al Comandante Quiroz y a sus gobiernistas en la Loma de los Molinos cerca de Guaranda, mientras Urbina hacia lo propio con las tropas de Sáenz en los gélidos pajonales de Galte, tras una reñida lucha de tres horas, en la que cayeron presos el propio Sáenz y el Coronel Antonio Martínez de Aparicio, entre otros oficiales de alta graduación.
Poco después recobraría la libertad pero su hora política había pasado. Cien muertos y seiscientos sesenta heridos fue el saldo de tan ruda contienda.
De allí en adelante, retirado a la vida privada, dejó de participar en las luchas políticas. Administraba sus propiedades agrícolas y criaba a sus hijos pero entre 1889 y el 91 volvió a ocupar el Ministerio de Guerra y Marina durante la presidencia del Dr. Antonio Flores Jijón.
Sus últimos años fueron tranquilos y falleció en Quito, de solo sesenta y siete años de edad, el 13 de Julio de 1895, a causa de una violentísima pulmonía.
De buen ver, blanco, más bien alto. Pelo y ojos castaños. Su carácter amable y sus formas educadas revelaban al caballero y al hombre de bien, pero no tuvo carácter y se convirtió en títere de la ominosa dictadura garciana. prestándose a todo tipo de componendas como las traiciones a los Presidentes Gerónimo Carrión y Javier Espinosa, páginas de oprobio que no le perdona la historia.