En 1861, Para no oír censuras, se persiguió y se martirizó a Joaquín Sono, redactor de “El Progreso”, en Guayaquil; se persiguió a los esclarecidos Dr. Marcos Espinel, Ex-Ministro de Robles, y redactor de “El Industrial”, Fueron acusados judicialmente estos periódicos; pero el fallo vino a serles favorables. Los vítores del pueblo fueron un verdadero triunfo. García Moreno volvió a Guayaquil, y mandó aprehenderlos otra vez; ambos se asilaron en una legación extranjera, Y por el pronto, se salvaron de esas garras. D. Juan Pablo Sáenz, dueño de la única imprenta liberal, ciudadano inteligente y laborioso, fue preso, en unión de todos los cajistas de su imprenta. En seguida fueron confiscados los bienes del Dr. Espinel; y el Dr. Riofrio fue desterrado al Perú, por las selvas de Occidente.