Robinson Soler Juan Antonio

En 1864 el Gral. Urbina vino a merecer otra vez la confianza del Perú, Gobernador por el Gral. Pezet con cuyo apoyo se aproximó a la frontera ecuatoriana. En Machala había una guarnición de 60 hombres, mandados por el coronel Melintón Vera, quien en breve, llegó a experimentar lo que era el tirano, y pasó a ser su temible adversario. El patriota D. Juan A. Robinson, hombre de pro y rico de Machala, comprometió a los comandantes Eusebio Avila, José María Pérez y Simón Saona; a los capitanes José Madero y Eduardo Mora, y a once liberales más y con ellos se lanzó al cuartel, en la madrugada del 7 de Agosto de 1874, y se apoderó del pueblo, proclamaron la caída del tirano y la Jefatura Suprema de Urbina. En actas populares de Santa Rosa, Machala y Pasaje, acordaron elevar a provincia el territorio de que consta actualmente la del Oro, (nombre que se fundó en las minas de oro de la costa), y nombraron Jefe Civil y militar al mencionado Cnel. Robinson. Casi toda la fuerza liberal, excepto algunas partidas que vagaban por la actual Provincia del Oro, hallábase reunida a bordo de la flotilla fondeada en Jambelí. Santa Rosa estaba guarnecida por tropas del Gobierno, y mandada por los Cneles. Celestino Lara y Pacífico Aguirre. Ignorando Urbina la llegada de García Moreno a Guayaquil, y deseoso de no dejar enemigo a retaguardia, se resolvió a dividir sus tropas, trasbordó parte de ella al Washington, y partió en él a Zarumilla. El Washington estaba mandado por el comandante Juan Heredia, y su segundo el comandante Francisco Modesto Game. el menor número de tropas fue dejado en los demás buquecitos. En Zarumilla saltó a tierra, y siguió al Papayal, donde se encontró con el Cnel. María Irigoyen, quien, con 30 hombres, marchaba a incorporarse. “En Gualtaco se agregaron los patriotas Gaspar Alamiro Plaza, adolescente, Julián Indaburu Bodero, Juan Francisco Mariscal y Enrique Larroque. Horas después se incorporaron el Cnel. José María Cornejo, los tenientes coroneles Ramón Cornejo, Pedro Jaramillo, Láutaro Lamota, Julio Lavayen y N. Saona, los sargentos mayores N. Sánchez, N. Aguilar y cosa de 90 entre jefes, oficiales y soldados venidos de Túmbez.

Allí dividió sus tropas en cuatro columnas: una, dirigida por el Cnel. José María Cornejo, el Cnel. José Sotomayor y Nadal y el comandante Antonio Suárez; otra, por el Cnel. Pedro Jaramillo, el teniente Cnel. N. Sánchez y el Capitán G. Alamiro Plaza; otra, por el comandante Láutaro Lamota y el comandante Luis Medina; otra, por el Cnel. Saona y el sargento mayor N. Aguilar, muchos Jefes y oficiales, como los coronels, Juan Antonio Robinson, Pedro Campuzano, Ramón Cornejo, los comandantes Gregorio Rodríguez, Rafael, Pablo Chica Cortázar, Julio Lavayen G., Pedro Ruiz, José Villao, el Dr, Francisco Rivera Cortázar y varios capitanes, teientes y subtenientes, quedaron sin colocación, por escasez de tropas, y marcharon armados de fusiles. También se organizó un piquete de caballería, a órdenes directas del Gral. Guillermo Franco; jefes subalternos de ésta, fueron afamados por su valor, comandante Juan Manuel Campuzano y capitán José Zúñiga. El 24 de Junio llegaron a las afueras de Santa Rosa. El Gral. Urbina mandó de parlamentario al teniente coronel Julio Lavayen, quien fue recibido a balazos. Entonces Urbina dispuso un ataque. Las tropas conservadoras constaban de 300 soldados; los liberales no llegaban a 200. Antes de alistarse las dos tropas, pues entre ellas había una colina, dispararon casualmente un tiro, que mató al capitán Vicente Franco, Edecán del Gral. Urbina,. La tropa liberal embistió entonces furiosa, por dos sitios. Duró el combate una hora, y la victoria vino a lisonjear a los liberales. Se distinguieron entre ellos los jefes Lamota, Cortés, Cornejo y Jaramillo, y los tres últimos salieron heridos. Cirujano de los liberales era el benemérito Dr, Carlos Auz, quien ya muchas persecuciones del tirano había soportado en su patria, a pesar de sus relevantes condiciones como médico, y de su corazón generoso y compasivo.