PROAÑO CARRIÓN VÍCTOR

FUNDADOR DE LA CIUDAD DE MACAS.- Nació en Latacunga el 11 de Abril de 1823 en la casa de dos pisos y cinco tiendas propiedad de su madre situada en la plazoleta de Santo Domingo. Segundo hijo legitimo de Juan José Proaño y Moncayo, comerciante, político liberal nacionalista y anti floreano que emigró a la Nueva Granada en 1835, y de su primera esposa María Petrona Carrión y Ortega, con quien casó hacia 1814. Ella heredó una gran fortuna de su madre Ignacia Ortega y Santos pero como murió joven y su esposo se dedicó a la política, el dinero se fue acabando, al punto que don Juan José terminó trabajando como simple Amanuense en la Contaduría Mayor de Quito, de donde le despidió García Moreno por simples retaliaciones en 1861.
Tuvo una niñez alegre hasta que de cinco años perdió a su madre pero fue amparado por sus parientes maternos. El 33 volvió a casar su padre, en esta ocasión, con Carmen López Coronel, y el joven Víctor – que solo tenía once años pero ha de haber sido crecidito – ingresó como soldado distinguido a la Columna de cien hombres del Coronel Darío Morales Tinajero que primero pasó a Riobamba donde tuvo la oportunidad de visitar a su tío Manuel Proaño Moncayo, enseguida siguieron a Cuenca, reforzados por los ciento cincuenta hombres que el Coronel Agustín Franco llevó de Taura y dejó en Alausí, y con ellos tomaron Cuenca el 22 de Agosto de 1834, que estaba desguarnecida, incorporando todo el Azuay para el gobierno nacionalista de José Félix Valdivieso, en pugna con el presidente Juan José Flores.
Tras la derrota sangrienta de los nacionalistas en Miñarica el 18 de Enero de 1835 se firmaron la capitulación de Cuenca y Morales se retiró con sus montoneros. El regreso fue accidentado pues tuvieron que evitar a los triunfadores. Finalmente pudo llegar a la frontera con Colombia y junto a su padre y a su segunda esposa se instalaron en Bogotá.
Allí ingresó al Colegio Nacional del Rosario. El 38 se gradúo de Maestro en Filosofía y entró a la Escuela Militar que dirigía el Coronel venezolano Blas Bruzual. En 1840, habiéndose insurreccionado varios Departamentos colombianos contra el gobierno central de Bogotá, realizó como Subteniente la campaña del Socorro y de Teniente la de Panamá, región que pretendía su autonomía. El 41 estuvo de Capitán en Cartagena de Indias a órdenes del General Luque y para auxiliar al General Herrera desembarcó en Chagres, donde alcanzó el grado de Capitán y permaneció varios meses inactivo. A finales de 1841 volvió a Quito con su padre y durante algunos meses se interesó por los estudios de Medicina, ciencia que estaba muy incipiente.
El 42 casó con la joven Alegría Endara y reemplazó al profesor Montesdeoca en la escuela de niños de Riobamba, aplicando el método lancasteriano de monitores aprendido en Bogotá. Vivía en la Quinta “La Florida” de su tío Manuel Proaño Moncayo a orillas del río Chibunga y se le consideraba un joven inteligente, vivaz, valeroso y de ideas francamente liberales.
En 1843 el Presidente Flores hizo aprobar la Constitución que el pueblo dio en llamar Carta de Esclavitud porque autorizaba la reelección indefinida, alargaba los periodos presidenciales por seis anos y decretó un odioso tributo personal de tres pesos anuales para todos los varones comprendidos entre los veinte y tres y cincuenta y cinco años de edad. Al publicarse por bando la noticia, los afectados protestaron diciendo que no eran indios, en referencia al tributo anual indígena imperante desde la colonia. El clamor fue tan grande que Proaño decidió editar una hoja impresa que tituló “Yumbo Libre” y recorrió los pueblos de Chimborazo arengando a los agricultores con ardor. En Chambo fue proclamado Jefe Civil y Militar y con una multitud casi desarmada, formada por los más entusiastas, cuyo número casi llegaba a los tres mil hombres, tomó por asalto Riobamba y suspendió el odioso Tributo. Así de siemple.
En el combate atravesó con su lanza a un sujeto floreano de apellido González en justa y valedera lid. Después reunió una Asamblea de padres de familia que le confirmó en la Jefatura y se disolvió enseguida, pues se sabía que llegaba de Quito el general Bernardo Daste con la consigna de terminar la insurrección.
Daste comenzó por derogar el tributo, dispuso un indulto general y tras escasa resistencia logró que Proaño capitulara honrosamente, pero acto seguido ordenó el enjuiciamiento criminal “del faccioso N. Proaño”, medida que le obligó a fugar, mientras tanto su padre era apresado en Babahoyo.
Este levantamiento popular se debió enteramente al patriotismo, vehemencia y audacia del joven profesor Proaño, fue el primero en contra del famoso impuesto de tres pesos anuales y dio lugar a otros muchos en el resto del país.
Primero estuvo varias semanas escondido en Macas y como averiguó que existía orden de captura en su contra, emigró por las regiones orientales al Perú corriendo peligros y aventuras dado lo escabroso de la selva. En Lima fue recibido por Vicente Rocafuerte, Jefe de la oposición al gobierno, quien le dio palabras de apoyo. Entones, Proaño, viendo que el Presidente Flores se había amigado con su padre, solicitó un salvoconducto y pudo volver nuevamente al Ecuador tras un año de exilio. Mas en Noviembre de 1834, descontento nuevamente contra el gobierno, publicó en Quito una hoja titulada “Temor Patriótico” y fue enjuiciado, entonces se dedicó a asaltar los pertrechos entre Latacunga y Quito, luego sedujo a varios militares para sembrar el caos.
En Enero del 45 volvió a Lima en busca de dinero para la revolución que ya se estaba gestando en Guayaquil. Rocafuerte le volvió atender cariñosamente y juntos combinaron los planes del golpe que llevaría a cabo Vicente Ramón Roca. Ya en Guayaquil vivió subrepticiamente y el 6 de Marzo participó en el combate contra las fuerzas floreanas celebrado en Ciudavieja. Enseguida viajó a Lima encargado por la Junta de Gobierno para adquirir fusiles.
El 10 de Mayo figuró en el segundo ataque a Babahoyo, donde estaba la vanguardia floreana. Luego fue destinado a Cuenca como Jefe del Estado Mayor de la Columna Guayas, mandada por el Coronel Guillermo Bodero Franco, para levantar en armas a los pueblos del austro.
A fines de mes derrotaron a los leales gobiernistas de los Coroneles Raimundo Ríos y Federico Valencia en el tablón del Machángara, en Junio siguió hacia Riobamba formando parte de la División del Coronel Francisco Eugenio Tamariz, después hizo vida de Cuartel.
En 1846, durante la presidencia de Vicente Ramón Roca, fue Primer Jefe de las Guardias Nacionales de Riobamba, pero al conocer la anulación de los Convenios firmados con el ex presidente Flores en la hacienda Elvira, protestó en gesto por demás caballeroso, comenzó a conspirar, llegó hasta la falsificación de documentos y fue tomado preso, enjuiciado por el Consejo de Guerra y condenado a muerte, pero en última instancia fue absuelto por la Corte Suprema de Justicia.
Salido del ejército y dedicado a la educación de niños en Riobamba, vivió hasta el 20 de Febrero de 1850, fecha en que el General José María Urbina dio un golpe de estado en Guayaquil contra el Presidente Interino Manuel de Ascázubi, proclamando la Jefatura Suprema de Diego Noboa.
El 2 de Marzo protestaron los civilistas ecuatorianos en una Acta que también firmó Proaño junto a distinguidos hombres del país como Tomás Hermenegildo Noboa, Rafael Pólit, Rafael Carvajal, Vicente Aguirre, Bartolomé Donoso, José Javier Valdiviezo, Pedro José Arteta y otros más, pero con el transcurso de los días Ascázubi comenzó a perder partidarios y finalmente fue abandonado por todos.
El 6 de Junio, como Jefe de Estado Mayor se pronunció con la Primera División en favor de Noboa y cuando el General Raimundo Ríos, a nombre del gobierno de Ascázubí, ocupó pacíficamente la zona del Chimborazo, tuvo Proaño que retirarse con Bernardo Dávalos, José e Ignacio de Veintemilla, Eusebio Conde, José María de Piedrahita Solís y otros militares más a San Miguel de Tapi, a donde les persiguió Ríos que allí sufrió una gran derrota. Entonces los noboistas volvieron a ocupar Riobamba y convencieron a Ríos de cambiarse de bando.
A fines del 50, durante el conflicto con la Nueva Granada, organizó el Batallón Chimborazo con ochocientos hombres y marchó a Tulcán, pero no se produjo ningún enfrentamiento. En Abril del 51 fue ascendido a Coronel. En Julio asumió el poder el General José María Urbina y el Encargado del Ejecutivo, José Javier Valdivieso, le elevó a Coronel efectivo y fue nombrado Comandante Militar de Otavalo y en defensa del gobierno derrotó al Coronel Daniel Salvador en el nudo de Mojanda, pero la dictadura se impuso en el resto del país la Asamblea del Cantón Otavalo le ratificó en el mando, posición que rechazó y en retaliación se dispone que la Columna Chimborazo que él comanda, vuelva a Quito.
Poco después, posiblemente por injustas postergaciones de Urbina, salió del ejército y fue desterrado a Centroamérica. Primero estuvo aventurando seis meses en el Golfo Dulce ubicado entre Panamá y Costa Rica, luego viajó con destino al Perú en el trayecto naufragó cerca de la isla colombiana de los Cocos perdiendo sus despachos militares y tuvo que vivir entre cabras y gatos monteses hasta que le rescató un pesquero. Finalmente arribó a Paita y supo que en Puná preparaba Flores una invasión a Guayaquil para reinstalar a Noboa en el gobierno. Le fue a buscar, fue engañado por Flores y se amistaron. Enseguida pasó a Loja a entrevistar a los hermanos Vicente y Sebastián Valdivieso para apoyar la invasión y con trescientos hombres se encaminó a Loja pero fue descubierto y perseguido hasta la frontera, volvió al Perú mientras Flores era derrotado en Guayaquil. En Agosto estaba viviendo en Lima, dedicado a trabajar en diferentes oficios hasta que en 1856, al ascenso al poder del presidente Francisco Robles, se le vio nuevamente en Riobamba. Tenía treinta y cuatro años, estaba vigoroso, ágil y activo como siempre.
El 12 de Abril de 1860 protestó contra el triunviro Gabriel García Moreno por los azotes propinados al anciano prócer de la independencia, General Fernando Ayarza. En Septiembre, tras la toma de Guayaquil por García Moreno y Flores, el naciente partido liberal quiso sustituir al primero con Pedro Carbo, patriota serio y de intachable conducta. Con tal finalidad se reunieron en Guayaquil varios complotados, entre ellos Proaño, el Capitán colombiano Cortés, el Dr. José Antonio Maldonado y otros, fueron sorprendidos en Diciembre y se les sometió a prisión y tortura.
En Enero de 1861 Proaño, Manuel Cerda y dos ciudadanos fueron confinados a las insalubres regiones selváticas de Macas. En Marzo enfermó con dolores reumáticos, convenció a las autoridades y viajó con los demás confinados a Riobamba, mas al llegar fueron nuevamente apresados. Su padre protestó ante la Convención Nacional y el 24 de Abril Proaño y Maldonado solicitaron sus pasaportes para abandonar al país. La comunicación fue considerada ofensiva y los reos devueltos a Macas.
En Junio decidió hacer algo de provecho y salió a explorar los alrededores. Durante tres meses rastreó el río Paute e intentó descubrir las ruinas de Logroño y Mendoza, así como la cueva de los Tallos. En Agosto fue prevenido de no continuar con esos viajes y de que se mantenga en Macas, entonces conspiró con Maldonado para apresar al Jefe Político José Félix Barreiro. Con seis jíbaros, a los que prometió armas y dinero, tomó la vía del río Miazal para cualquier río y de allí siguió por el Marañón hasta el Perú.
En efecto, por el Miazal llegó al río Morona, entonces desconocido por no constar debidamente dibujado en las Cartas Geográficas de Maldonado y Villavicencio y tras dos meses de dura navegación arribó a las bocas del Marañón. En la Isla del Potro descansó una semana y tomó noticias del río descubierto, pues ningún occidental lo había recorrido antes que él en su integridad. El 13 de Noviembre arribó a la población de Moyobamba pero no siguió a Lima si no que navegó hacia la población de Borja asentada sobre las ruinas de la antigua ciudad y desde allí arribó al terrible pongo de Manseriche y cuando en Diciembre regresó a Macas, fue detenido, pues seguía pesando sobre él la orden de confinamiento dictada por García Moreno. Entonces ocurrió que los indios Makunmas amenazaron esa población y fue excarcelado para organizar la defensa luego de lo cual triunfó en varias guazabaras contra los levantiscos, pacificando la región.
En 1862 partió a Iquitos en territorio peruano, certificando allí su descubrimiento, enseguida siguió a Lima en voluntario destierro con fama de ser un gran navegante y un excelente explorador. El Senado peruano le ofreció la dignidad de Contralmirante, un sueldo vitalicio de trescientos soles por mes, una Medalla de Oro y Carta de Nacionalización todo lo cual rehusó por patriotismo. Iquitos recién había sido fundada en 1859 por orden del Mariscal Ramón Castilla y el Perú estaba Interesado en comenzar su penetración pacífica en nuestro oriente, para lo cual necesitaba a hombres arrojados y expertos, del temple recio de Proaño.
En 1865 se acogió a la Amnistía General decretada por el Ministro del Interior Manuel Bustamante, en el nuevo gobierno de Jerónimo Carrión. El 66 se presentó al Congreso ecuatoriano y dio a conocer su descubrimiento, igual hizo el 67 y recibió una ayuda económica de diez mil pesos para reconocer la nueva vía del río Morona y una autorización contra la Tesorería de Babahoyo de mil pesos más, a pesar que su enemigo García Moreno se empeño en desacreditarle calificando peyorativamente a Proaño de “General Morona” y uno de los secretarios le traspapeló dolosamente algunos documentos.
El Ministro Manuel Bustamante del Mazo logró la confirmación de dos Comisiones, una peruana y otra ecuatoriana, que le acompañarían en su viaje, a fin de tomar debida nota de la existencia de la nueva vía fluvial al Amazonas.
Con tan buenos augurios Proaño hizo fabricar los vestuarios en Quito, las herramientas en Riobamba, comprometió al ingeniero alemán Maximilian Siebert en Guayaquil para que le acompañe al oriente y pasó a comprar diversos instrumentos en Lima, mas, a última hora y por infundados temores (que Perú y Brasil protestaran por haberse firmado un contrato para la utilización de la hoya amazónica) Bustamante suspendió la organización de la Comisión ecuatoriana cuando la peruana había hecho su arribo a Guayaquil conformada por el Ing. Maximiliano Siebert especialista en botánica, Carlos Mayer en ciencias naturales y Mariano Terán en geografía.
Desesperado por las numerosas deudas contraídas aceptó el patrocinio extranjero y salió junto a los delegados peruanos desde Riobamba y por la vía al Morona siguieron a Iquitos en un segundo viaje que no estuvo exento de duras penalidades. En Junio obtuvo del gobierno peruano el vapor Napo y recorrió las tres cientos cuarenta y cinco millas de regreso hasta la confluencia del Miazal. En Julio exploró el río Makunma en canoa y tras veinte y siete días llegó al río Pastaza, navegó el Bobonaza aguas arriba hasta Canelos, pasó a Baños y entró en Riobamba, repitiendo el periplo efectuado dos siglos atrás por el padre jesuita Raimundo Santa Cruz.
Entonces se dio cabal cuenta de la existencia de una rápida conexión a través de un ferrocarril y de barcos movidos a vapor entre el Pacífico y el Atlántico por la vía Guayaquil, Riobamba, los ríos Morona y Amazonas hasta Manaos en el Atlántico, que denominó “Vía Proaño”.
El ferrocarril Guayaquil – Riobamba debía prolongarse hasta algún afluente del Morona, posiblemente el río Congaime. De allí en adelante señalaba Proaño con gran minuciosidad y en detalle el resto de la ruta. No se trataba de una línea de camino para la penetración de la selva como a simple vista podría pensarse. Su Plano era completísimo y elaborado bajo las directrices de los Ingenieros E. y L Plazoeles, pues también tenia otras líneas complementarias para dar mayor realce a la verdadera ruta de penetración al oriente, que partiendo de Alausí y Palmira iban al Miazal y al Congaime, afluente principal del Morona, líneas auxiliares y necesarias para la expansión agrícola de la provincia del Chimborazo.
Pío Jaramillo Alvarado en su libro “Tierras de Oriente” informaría años después que huroneando en el Archivo del Ministerio de Obras Públicas descubrió accidentalmente una copia del Plano de Proaño fechado en 1868 y pudo darse perfecta cuenta de la importancia y trascendencia científica de sus exploraciones. Por eso le consideró desde entonces como uno de los mayores ecuatorianos de todos los tiempos, pues, además de haber sido persistente en sus reclamos y protestas a varias legislaturas, editó folletos explicativos y envió Cartas a los presidentes Ignacio de Veintemilla y Antonio Flores, a fin de dar eficacia a la Vía Proaño con el ferrocarril al oriente, que convirtió en la obsesión de su vida; pero todos sus empeños se estrellaron ante la Indiferencia de los gobernantes y apatía general del país.
El año de 1868 se le fue en exploraciones, intervenciones ante el Congreso y en la campaña presidencial a favor del candidato liberal Dr. Francisco X. Aguirre Abad que parecía segura, pero en la noche del 16 de Enero del 69 García Moreno tomó los cuarteles de Quito, ordenó que salieran las bandas a tocar música a las calles y mandó escoltas a las casas de los principales liberales. En la del Dr. Pedro José Cevallos Salvador se encontraban los miembros de una sociedad denominada “Los amigos de la humanidad” formada por algunos jóvenes entusiastas junto a políticos de la talla de Juan Nepomuceno Navarro, Manuel Angulo, Aparicio Cornejo, Alejandro Cárdenas, etc. Unos fueron detenidos y otros lograron escapar a tiempo y desde esa noche comenzaron las persecuciones. Proaño ofreció apoderarse de la persona del tirano pero fue detenido en el Cuartel de Artillería y sometido al tormento de la barra y a los grillos durante cinco meses. Finalmente, el 5 de Junio, fue enviado a Ambato, para que dicha población sea internado nuevamente al Oriente.
La escolta le abandonó a su suerte en Chotoa el día 8 y siguió solo a Canelos, recorrió varios ríos en este tercer viaje que le llevó finalmente al Atlántico. De vuelta remontó aguas arriba el Ucayali, visitó Santa Rosa de Ocopa y el 70 refutó desde Lima varios pasajes de la historia del Dr. Pedro Fermín Cevallos que acababa de editarse en esa capital.
Pobre, perseguido y de cincuenta y dos años de edad, empezó a publicar un Extracto de sus Diarios de Viaje en periódicos y revistas literarias y científicas peruanas, cobrando inusitada fama.
En 1874, habiendo fallecido su esposa e hijo Emilio, éste ahogado en aguas de un río del oriente, contrajo segundas nupcias con la dama peruana Antonia García y polemizó con Luis A. Martínez por asuntos relativos al Oriente y alentó a su amigo personal el Jefe Militar de Guayaquil, General Ignacio de Veintemilla, para que diera un golpe dictatorial contra el gobierno del Presidente Antonio Borrero. 76 iba a firmar un Contrato con el Presidente peruano Manuel Prado para colonizar la ribera derecha del Amazonas, cuando recibió una carta de Veintemilla, proclamado Jefe Civil y Militar de Guayaquil, invitándole a que pase a integrar en Guayaquil su Estado Mayor en la campaña que iniciaría contra la sierra.
Aceptado el encargo el 14 de Diciembre dirigió la vanguardia revolucionaria compuesta de cuatrocientos hombres agrupados en cinco compañías durante la batalla de Galte confirmando su fama de valiente y temerario y el sobrenombre de Capitán Audaz con que le conocían los Jíbaros, pero habiendo terminado la batalla, una bala perdida le hirió gravemente en la pierna derecha. Urbina, que ya había vuelto a ser su amigo, le proclamó General en el Campo de batalla, después fue conducido a la casa de su tío Manuel Proaño en Riobamba, le cayó gangrena y amputaron el miembro. Ya no podría continuar sus viajes de exploración, cortándose así, tan inesperadamente, una vida de provecho y utilidad para el país. Su primo el Padre Juan Félix Proaño Castillo le confesó aprovechando que estaba solo y deprimido, es decir, con la voluntad disminuída, después arribaría su esposa y pudo sobreponerse a la depresión que le atormentaba.
En 1878 fue electo Diputado por el Chimborazo, asistió a la Constituyente reunida en Ambato, defendiendo los logros de la revolución mas no a la persona del dictador, que no hizo Justicia pues sus compañeros le negaron el reconocimiento oficial del grado de General. Ya le motejaban peyorativamente sus malquerientes “El cojo de Galte”, mientras sus amigos que le querían bien como el historiador y geógrafo Pedro Fermín Cevallos, que gozaba en Quito de una justa fama de burlón y chacharero, le decían cariñosamente “El General Morona”.
Quiso Veintemilla desagraviarlo y le nombró Codificador de las Leyes Militares con doble sueldo, funciones que Proaño rechazó cortésmente. Entonces la Convención votó seis mil pesos pesos para que viajara a ponerse una pierna artificial en Europa y como era un sujeto valiente y desinteresado, cuando Veintemilla pactó con la reacción oscurantista, protestó en el folleto “Crueldad y Burla” y fue confinado en una quinta en Ambato.
Seis años después y en grave pobreza, tuvo fuerzas para asaltar el cuartel del gobierno en Ambato el 13 de Junio de 1882 con unos cuantos jóvenes generosos. El día 15 fueron desalojados, siguieron a Patate, a Baños e hicieron un empréstito forzoso. En el puente de Chambo se defendieron de las tropas del General Antonio Mata Viteri que eran superiores y había salido desde Riobamba. Proaño expuso nuevamente su vida en alarde suicida. Finalmente el grupo se disolvió en Puela, tuvo que buscar refugio en la Legación chilena en Quito, y salió al exterior.
A finales del 82 estuvo en Lima, en Febrero del 83 en Panamá con Alfaro preparando la invasión al Ecuador que se realizó por Esmeraldas. Alfaro designó su Gabinete revolucionario en la siguiente manera: Manuel Semblantes en la cartera del Interior y Relaciones Exteriores, Federico Proaño en Hacienda y Víctor Proaño en Guerra y Marina, pero su condición de inválido le impidió continuar por mucho tiempo en esas funciones, realizando la campana hacia Mapasingue como Miembro del Estado Mayor solamente y a las ordenes del Coronel Manuel Antonio Franco.
Tras la toma de Guayaquil el 9 de Julio de 1883 y cumplido su deber con la Patria, vivió en Quito y editó una Réplica al Dr. Sergio Arboleda de Popayán, relacionada con la Vía Proaño, bajo el título de “Réplica necesaria sobre asuntos de conveniencia sudamericana”.
El 84 presentó a la Convención Nacional una autobiografía pero inútilmente pues la mayoría conservadora hizo oídos sordos y no le reconoció el grado de General, siendo desairado por segunda ocasión. Esta Biografía apareció impresa cuatro años más tarde.
En Agosto polemizó con el folleto “Duelo a muerte” porque un señor Martínez – al elogiar a Francisco Andrade Marín – había dicho que Proaño se había apropiado del descubrimiento de la vía por el río Morona.
Entonces volvió a Lima, transcurriendo sus últimos años junto a su esposa peruana que jamás le llegó a desamparar y falleció de setenta y dos años de edad el 23 de Junio de 1895 en el cercano balneario de Barranco. Trasladado su cadáver a Lima, fue enterrado con honores militares, habiendo corrido con los gastos el gobierno peruano.
Un año más tarde la Convención Nacional del Ecuador celebrada en l.896 en Guayaquil le reconoció el grado de General y el secretario Celiano Monge hizo llegar a la viuda tan fausto decreto. En 1.920 su primo hermano el Presbítero Juan Félix Proaño Castillo publicó en la Revista Municipal de Riobamba, “Rasgos biográficos del General Víctor Proaño” en 75 pags.”
Patriota y aventurero, político liberal de amplios ideales. Viril, marcial, apuesto, astuto y de decisiones rápidas con los salvajes de la amazonía, a los que llegó a dominar enteramente. Valiente hasta la temeridad, su obsesión fue la construcción de la Vía Interoceánica denominada la Vía Proaño, que indudablemente hubiera permitido al Ecuador el ejercicio de sus derechos territoriales sobre tan amplias zonas, mejorando su comercio y agricultura. Proyecto monumental que aún no se hace realidad, aunque en 1904 Luis A. Martínez y el padre Enrique Vacas Galindo O.P. intentaron llevar a la práctica sus sueños, aún en los actuales momentos el asunto parece hipotético.
Tuvo el temple necesario para soportar las penurias de una vida difícil y fue el explorador ecuatoriano más importante y desinteresado de su siglo, pues en las numerosas peregrinaciones por las selvas profundas del Amazonas avizoró para su Patria un mundo nuevo e ideal, sin otro fin de grandeza que la prosperidad general que eso deparaba.
El Capitán Audaz no merecía haber nacido en el Ecuador, que por esos días era una nación gobernada por mediocres que no comprendieron sus altas miras ni la importancia de su proyecto.
Su azarosa vida, llena de aventuras propiamente cinematográficas, inspiró a Eudófilo Alvarez Vega a escribir la novela de ambientación selvática “Zapikia y Nanto” que aunque nunca llegó a publicarse, tampoco se ha perdido, pues existe una copia mecanografiada en la Biblioteca de los jesuitas en Cotocollao.