Piedrahita Carbo Vicente


En 1859 aparece esta proclama en la ría de Guayaquil: no fue así: fue asi: fue dada a la estampa en Lima, al día siguiente de obtenidas por García  moreno las promesas de Castilla. En ella llama el más vil de los traidores a Flores: carguen la consideración en ellos los que doseen conocer el alma de un malvado. Como flores se gallaba en Lima, no bien leyó esta proclama, mando a su partidario Vicente de Piedrahita a ofrecer sus servicios al gobierno provisorio. ¡Qué inverecundo era el tal Flores!
Arreglos que inicio el Dr. Vicente Piedrahita, como secretario General del Jefe Supremo, y termino al Sr. Estrada, con igual carácter, suscribiendo el tratado que su antecesor había dejado en vías de negociación. En 1859 el Dr. Vicente Piedrahita que se disponía para ir a Lima, en vista de lo acontecido con el Dr. Flores, recibió orden de nuestro Gobierno de pasar primeramente a Santiago, para evitar que pudiera realizarse un nuevo atropello visiblemente patrocinado por las autoridades peruanas”, hasta que estas dieran satisfacciones y justificaran su conducta ante el agravio inferido al Dr. Antonio Flores. En el Diario del Guayas su público una composición del Sr. Piedrahita dirigida a una amiga suya, y acompañada de un elogio tan bombástico y destinado, que era más para avergonzar que para halagar a autor de los versos, quien ha debido recordar entonces este final de un de las mejores fabulas de Iriarte.
Si el sabia no aprueba, malo;
Si el necio aplaudo, peor.


Un colaborador del Centinela de Cuenca Dijo con este motivo lo siguiente:
“Confesamos como sinceros apreciadores del merito literario, y aun como estimadores de la persona del joven inteligente e ilustrado que ha ventado a la señorita Carmen Concha Piedrahita, que su producción contiene pensamientos delicados y bellísimos versos. Notase en toda ella la facilidad, fluidez, armonía que distinguen al favorito de las musas del coplero ramplón que se esfuerza en vano por parecer por parecer poeta ¡Oh! Si hubiese querido el Sr. Vicente Piedrahita pertenecer a la escuela de Olmedo y Bello, si cuidara más de la propiedad del pensamiento, sino obscureciera sus mejores ideas con la abundancia excesiva de los adornos, si diera a sus poesías mas sencillez y naturalidad; no vacilaríamos en concederle una corona, como a uno de los más ilustres vates sudamericanos. En el Congreso Hispanoamericano de Lima, en 1864, donde el Dr. Vicente de Piedrahita, nuestro delegado, tanto por sus  cualidades de brillante orador, como por las magnificas iniciativas de las cuales fue el autor, va a consagrarse como una de las figuras más brillantes de la diplomacia parlamentaria hispanoamericana durante el siglo XIX. Piedrahita igualmente se destaca en el seno de este Congreso, por ser un ardiente defensor de nuestros derechos territoriales. Don Juan León Mera, en su célebre “Ojeada histórico critica de la poesía ecuatoriana” trato malamente a Piedrahita, Ignacio Casimiro Roca, Joaquín Febres Cordero y José Matías Avilés, negándoles el derecho de ocupar un escaño en la morada de las Musas. Injusto fue entonces Mera con nuestros comprovincianos, pues mas tarde en 1892, reconociendo sin duda su error, hace figurar a algunos de ellos en la Antología de Poetas que en esa época diera a luz en Quito. Las composiciones de Piedrahita, nacido, como el Padre Aguirre, en Daule, no carecen de inspiración y originalidad; y en cuanto a técnica, son un modelo de versificación. Basta leer las intituladas “Oración” “A mi hermana”.