INTERNACIONALISTA.- Nació en Guayaquil el 17 de Diciembre de 1900 y fueron sus padres legítimos el comerciante Francisco Parra Díaz, natural de Montevideo, Uruguay, hijo a su vez de padres españoles, mayorista de ganado, propietario de barcos de transporte fluvial entre Guayaquil y Durán, de cines y aserraderos que manejó bajo la razón social de “Parra y Cía”. En 1910 figuraba de copropietario del teatro Edén y del cine Ambos Mundos con Eduardo Rivas Ors; y Rosa Velasco Bucheli, natural de Riobamba.
Estudió los primeros años en casa con profesores particulares, luego en el Instituto Santisteban de los salesianos localizado en el barrio del Conchero. De nueve años fue enviado interno al colegio del señor Meneses en Quito, compadre de don Francisco, quien falleció en 1911.
Al año siguiente viajó a Paris con su madre y hermanos y fue matriculado en los Colegios Saint Dominique y Lacordaire. Cuando estalló la I Guerra mundial regresaron su madre y hermanos a Guayaquil, pero el joven permaneció en dicha capital hasta la terminación de sus estudios en 1918 en el Janson de Sally, viviendo en una buhardilla modestamente, como un estudiante más del barrio latino. Obtuvo su bachillerato francés y volvió a Guayaquil, aquí no le aceptaron su título por no existir un Tratado con Francia para la revalidación y tuvo que regresar a Paris y como su madre le había sugerido que se hiciera agrónomo, quiso ingresar a esa Facultad en Grignon pero no encontró cupo porque los soldados habían regresado del frente y tenían preferencia, de manera que estudió en la Escuela de Altos Estudios Comerciales.
En 1922 volvió al Ecuador encontrando que la situación económica se había deteriorado y comenzó a escribir para varias publicaciones como “El Guante” de los hermanos Francisco de Paula y Heleodoro Avilés Cerda, “El Intransigente” de Juan Bautista Rolando Coello y “La Nación” de Vicente Paz Ayora. El Rector del Colegio Rocafuerte, Dr. José Vicente Trujillo, le llevó de profesor de inglés, luego de francés y finalmente le hizo seguir un curso de tres meses para que pudiera optar el tan ansiado título de bachiller.
En 1923 ingresó a la facultad de Jurisprudencia. El 25 fundó el semanario “La Idea” con sus amigos universitarios Teodoro Alvarado Olea, Colón Serrano Murillo y Aurora Estrada y Ayala pero la publicación cesó a los seis meses por falta de anuncios. El 9 de Julio se produjo la Revolución nacionalista de los militares jóvenes, llamada la Juliana. Se tomaron los cuarteles y depusieron al Presidente Gonzalo S. Córdova. Las Municipalidades fueron reorganizadas, la presidencia del Concejo de Guayaquil recayó en el Dr. José Darío Moral conocido médico laboratorista quien le llevó de Concejal y fue designado Vicepresidente del Cabildo. Durante este mandato se suscribió el año 26 el contrato con la Empresa Eléctrica del Ecuador Inc. para el servicio de luz en la ciudad que sin embargo no contó con los votos favorables de Moral y de Parra “porque donde existe un dólar norteamericano está la flota para cuidarlo”, también se opuso a la tala de árboles dentro de la ciudad y logró la edición del poemario “Como el Incienso” que tanta fama dio a su amiga Aurora Estrada y Ayala.
I cuando Moral fue elevado a las funciones de Gobernador del Guayas le llevó de secretario. A finales del 26 concurrió como Delegado de la prensa al I Congreso Panamericano de Periodismo celebrado en Washington y al fallecer intempestivamente Moral en 1927 fue sucedido por el Dr. Carlos Coello Salvador, quien le ratificó en esas funciones.
El 8 de Julio de 1930 formó parte del grupo de alumnos de la facultad de Jurisprudencia de la U. de Guayaquil que debatió con los alumnos más prestigiosos de la U. de Yale, USA. en el paraninfo de nuestra U. sobre varios puntos de Economía Política y Derecho Internacional.
En Febrero del 32, como secretario de la Gobernación le correspondió dar la bienvenida a la pareja de actores John Barrymore y Dolores Costello de paso por Guayaquil en el lujoso yate
Mariner. El 10 de Diciembre de 1930 se graduó de Abogado con la tesis “La doctrina de la solidaridad obligada de los Estados Hispanoamericanos” conocida años después con el nombre de Doctrina Parra, que respondía a sus principios arielistas tan en boga por entonces en América, por eso se ha dicho que Parra Velasco llevó al arielismo al plano internacional.
A principios del mes de Agosto de 1931 se agudizó la crisis nacional y el día 25 el Presidente Isidro Ayora designó Ministro de Gobierno al joven Coronel Luís Larrea Alba para que le suceda en el mando. Parra fue nombrado Subsecretario de Gobierno encargado de ese importante ministerio. José Modesto Larrea Jijón ocupó la cartera de Relaciones Exteriores, el Coronel José Antonio Gómez González la de Guerra y Marina y Andrés F. Córdova Nieto la de Obras Publicas, pero el régimen no resistió la presión popular y Larrea Alba dimitió el 15 de Octubre, tras solo cincuenta días de gobierno, pasando el poder al Presidente del Congreso Alfredo Baquerizo Moreno. Por entonces contrajo matrimonio con Maura Gil Arízaga con numerosa descendencia.
En 1933 a través de su amigo José Vicente Trujillo fue designado Delegado del Ecuador a la VII Conferencia Internacional Americana a celebrarse en Montevideo y dada la premura del viaje no hubo tiempo para recibir instrucciones concretas de la Cancillería, igual ocurrió con los otros miembros de la delegación – el Ministro Plenipotenciario en el Uruguay Humberto Albornoz Tabares, Augusto Aguirre Aparicio y Carlos Puig Vilazar – En esta oportunidad expuso Parra libremente sus ideas que condensadas aparecieron publicadas y se conocen con el nombre de su autor, es decir, la Doctrina Parra.
Esta doctrina puede sintetizarse en lo siguiente: Los estados hispanoamericanos se encuentran de hecho, unidos entre si, en forma natural, por el vínculo jurídico de la nacionalidad común, basado en la comunidad de origen, lengua, historia y cultura; vínculo independiente de todo factor volitivo que le impone una obligación de solidaridad para la defensa de sus intereses materiales y espirituales comunes y se traduce en el orden internacional en una limitación de la soberanía de cada uno de ellos en beneficio de la nación que constituyen.
Aseveraciones que cuestionan a la 139
Doctrina Monroe de América para los norteamericanos, que con el paso de los siglos se ha ido haciendo más agresiva contra Hispanoamérica, porque ha aislado al continente americano para someterlo a la lenta absorción de Estados Unidos, para reservarlo en forma exclusiva a su desarrollo y su expansión futura. I a pesar del tiempo transcurrido, creemos que la Doctrina Parra se vuelve más necesaria para el desenvolvimiento de las relaciones entre los países hispanoamericanos.
LA DOCTRINA PARRA, DE DERECHO INTERNACIONAL PUBLICO, PARA USO DE LOS PAISES LATINOAMERICANOS.- Los estados Hispanoamericanos se encuentran de hecho unidos entre sí por un vínculo jurídico, de contenido espiritual, racial, cultural, moral, histórico y social, independiente de todo factor volitivo, que les impone una solidaridad de carácter obligatorio, que se traducen el campo internacional en derechos y deberes especiales y en una limitación a la soberanía parcial de cada uno de ellos en beneficio de la comunidad integral, de la comunidad de estados, que constituyen. El derecho que debe regir estos estados Latinoamericanos no es el Derecho Internacional, si no uno “Intranacional” porque formamos una nación de Repúblicas.
En la reunión manifestó además que toda intervención es una guerra disfrazada que un país poderoso hace a otro débil para imponerle su voluntad. Esta tesis fue acogida favorablemente por el ex Canciller Carlos Saavedra Lamas de la Argentina que amplió dicho concepto en un discurso admirable. I cuando el Secretario de Estado Cordel Hull de los Estados Unidos quiso que se apruebe en América el principio de igualdad de tratamiento comercial, le replicó Parra que debía ser todo lo contrario, es decir, que había que aplicar las preferencias comerciales, recíprocas y exclusivas, por constituir Hispanoamérica una nación de Repúblicas según lo enseñó el Libertador Bolívar. La delegación chilena, presidida por el Canciller Crúchaga Tocornal, apoyó la tesis ecuatoriana, que desde entonces comenzó a ser comentada en forma más amplia y general por diferentes tratadistas del Derecho Internacional Americano.
También fue célebre su intervención para la aprobación del Convenio sobre extradición que se suscribió en Montevideo el 26 de Diciembre de 1933 y entró en vigor en el Ecuador el 2 de Septiembre del 36, cuando lo suscribió el dictador Federico Páez. Por ambas actuaciones su nombre pasó a ser conocido entre los más importantes internacionalistas de las naciones latinoamericanas
El 34, el Presidente electo Dr. José Maria Velasco Ibarra le ofreció la cartera de Educación y lo invitó a participar en su gira por Colombia, Perú, Bolivia y Chile. Parra era un exitoso abogado intelectualizado a la vez que un político independiente, se había hecho conocer a través de sus colaboraciones periodísticas, la cátedra de Derecho Internacional que mantenía en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil y por sus actuaciones en la secretaría de la Gobernación del Guayas. De personalidad extrovertida, dinámica y simpática, ganaba amigos en todas partes, hablaba inglés y francés a la perfección, de suerte que mucho se podía esperar de él.
En Bogotá fueron recibidos por el presidente liberal Alfonso López Pumarejo y durante un acto organizado por el Diario El Tiempo en el hall del Hotel Colón, al que asistieron Velasco y López así como numerosos periodistas e intelectuales, Parra expuso los fundamentos de su doctrina, cosechando enorme expectación en el auditorio. En Lima la delegación se entrevistó con el presidente Oscar Benavides. El Dr. Velasco Ibarra arengó a las masas desde uno de los balcones del Hotel Bolívar. La Comitiva siguió a Bolivia en guerra contra el Paraguay por la región del Chaco y finalmente, estando en Santiago de Chile, Parra fue avisado de la gravedad de su hijito Paco que estaba con neumonía y tuvo que regresar de urgencia a Guayaquil. Felizmente el niño se salvó y con el tiempo llegó a ser un conocido médico y Ministro de Estado.
El 16 de Agosto asumió las funciones de Ministro de Educación y fundó el Colegio 24 de Mayo en Quito, pero al poco tiempo comenzaron sus problemas a causa de la intemperancia del primer magistrado que hizo cancelar al ilustre repúblico Roberto Andrade de su cátedra en el Colegio Vicente Rocafuerte. Andrade era una gloria viva de la Patria, estaba anciano y necesitaba del sueldo. Parra tuvo la debilidad de obedecer. Después le pidió que hiciera lo mismo con Colón Serrano y cuando se negó a este segundo exabrupto, se agriaron las relaciones y renunció. Durante el trayecto a Guayaquil Velasco le mandó a decir que retorne a Quito lo que no ocurrió. Entonces designó en su reemplazo al Dr. Franklyn Tello Mercado quien le acompañó hasta su caída el 20 de Agosto del 35 cuando Velasco Ibarra se precipitó sobre las bayonetas proclamando su dictadura personal sin consultarse con los miembros del gabinete.
Al día siguiente el ejército entregó el mando al Ministro de Gobierno Dr. Antonio Pons Campuzano para que no se rompa el orden constitucional. Pons era un político liberal de nuevo cuño que había ascendido vertiginosamente con el velasquismo, de manera que Trujillo le solicitó a Parra que acepte la cartera de Educación en este nuevo gobierno. Parra terminó cediendo más por complacer a su amigo Trujillo y el Gabinete se completó con el General Ángel Isaac Chiriboga en Relaciones Exteriores y Aurelio Armando Bayas Argudo en Gobierno. Pons convocó inmediatamente a elecciones. Trujillo y Arroyo del Río surgieron como candidatos por el liberalismo y Nicolás Clemente Ponce Borja por el conservadorismo. La división de los primeros presagiaba un seguro triunfo conservador, de suerte que Pons – sin consultar con sus ministros – prefirió devolver el poder a los militares justo a los treinta días de ejercerlo, quienes lo pasaron al Ing. Federico Páez para que lo ejerza como dictador. En esta segunda oportunidad la gestión de Parra en el Ministerio de Educación también quedó trunca, nuevamente por causa de la política.
Hasta entonces había vivido de su gestión profesional con estudio en el edificio de madera de Chile y Ballén propiedad de José Rodríguez Bonín, donde se estrelló a finales del año 38 el avión “El Diablo Rojo” a causa de la imprudencia de su piloto de apellido Sandoval. Parra pudo salvarse casi de milagro porque el edificio – construido a la usanza europea -tenía dos escaleras, una para los inquilinos y otra para el servicio, pero se quemó su rica biblioteca.
Ese año fue designado Comandante del Batallón de las Reservas Nacionales Rocafuerte No.6 y cuando se produjo el Anschluss por el cual Alemania y Austria se fundieron en una sola nación, saludó este hecho como algo verdaderamente histórico y como un hito imitable para Hispanoamérica.
En 1941 ocurrió la invasión peruana y en Enero del 42 la firma del Protocolo de Río de Janeiro. Parra protestó airadamente, el gobierno del Presidente Arroyo del Río le creyó enemigo político, entonces ocurrió un penoso incidente que no estuvo exento de sus ribetes graciosos.
Parra acostumbraba diariamente subir a los tranvías para dirigirse de su casa al estudio. Una mañana, que regresaba a las doce, en circunstancias en que venía cómodamente sentado al lado de una ventana, sintió una leve seña en el hombro y que le decían: Ya doctor, bájese en la esquina que ya le toca. El contestó: No amigo, falta todavía algunas cuadras. No Doctor, está Ud. detenido y vamos llegando a la pesquisa. Apresado en tales circunstancias, fue embarcado en Durán y conducido en tren al panóptico de Quito y a los pocos días salió desterrado a Cali junto con Clotario Paz Paladines y Gustavo Tamayo Mancheno, donde vivieron en precarias circunstancias económicas, pero el 43 pudo acogerse a un Indulto General decretado por el Congreso y volvió al seno de los suyos. Fueron tiempos muy duros, de continuas privaciones; su esposa tuvo que coser vestidos para sobrevivir en Guayaquil con sus numerosos hijos.
A comienzos del 44 comenzó a defender los intereses de las señoritas Montjoy contra la Junta de Beneficencia por unas tierras muy extensas en la sabana grande de Palobamba de Estancia Vieja en la parroquia Chongón. Finalmente obtuvo sentencia favorable pero como el 46 tuvo que ausentarse del país, los sobrinos de ellas se beneficiaron con la posesión que asumieron en su totalidad, dejando a las viejecitas fuera y con sus derechos conculcados.
Al producirse la revolución popular del 28 de Mayo de l.944 el Rector de la Universidad Teodoro Maldonado Carbo fue detenido en su hogar por una delegación de estudiantes que le condujo preso al edificio de la Zona Militar donde permaneció varios días. La Junta de Profesores formó una terna para reemplazarle con Alfonso Belisario Larrea Alba que obtuvo 177 votos, Rafael Mendoza Avilés 124 y Antonio Parra Velasco 110 pero el presidente Velasco escogió a Mendoza que se posesionó.
Entonces Parra lanzó su candidatura para Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente con el apoyo de los independientes y del Partido Conservador y salió electo por las minorías, concurriendo a la Cámara, interesandose para que los Estados Unidos no continúe en posesión de la base naval de las islas Galápagos como era su deseo, pues el Embajador norteamericano acababa de presentar una propuesta de arriendo por noventa y nueve años. Parra redactó un Informe negativo que fue aprobado. Igualmente se opuso a la declaratoria de reos de alta traición a la Patria que se tramitaba contra los gobernantes del Ecuador que en 1942 habían suscrito el Protocolo de Río de Janeiro, por considerar que dicho instrumento fue impuesto por la fuerza, tesis que también esgrimió Velasco Ibarra años más tarde en 1960, y cuando la Asamblea sesionó el día 9 de Octubre en Guayaquil para rendir homenaje al valeroso pueblo que había hecho posible la revolución, leyó en la Sesión Solemne su hermoso “Canto a Guayaquil” // Fragmento.- // Salve, Oh Salve, ciudad del trabajo y la lucha / del río y de las palmas / De la acción y el ensueño y de la rebeldía, / y de la fe en el alma. // Mas, es el caso, que siendo un improntus suyo escrito momentos antes de la sesión, al término de ella entregó el papel que contenía la letra al secretario municipal para que la incluya en el texto del Acta, lo que no se hizo y hoy por hoy, dicho Canto se ha perdido, recordándose únicamente la primera estrofa que se acaba de copiar merced a la buena memoria de su hijo Antonio que ha logrado salvarla.
Entre sus principales logros en la nueva Constitución está el artículo séptimo, de su autoría, que establece la posibilidad que el Ecuador, dentro de la comunidad mundial de naciones, forme con otro u otros estados hispanoamericanos, asociaciones que tengan por objeto la defensa de sus comunes intereses territoriales, económicos y culturales y la Ciudadanía Iberoamericana como paso previo para la integración del continente.
El 46 fue designado Ministro Plenipotenciario en Francia y durante los primeros tres meses asistió a las sesiones de las Naciones Unidas en New York, después siguió a Paris y presentó las Cartas Credenciales al General Charles de Gaulle. Los alemanes habían acumulado en una bodega, con otros monumentos que iban a fundir, una hermosa estatua de bronce de Bolívar. En la reposición de la estatua intervino con un hermoso discurso y una banda francesa ejecutó por primera ocasión el Himno Nacional Hispanoamericano cuya música y letra había compuesto. El Ministro de Educación de Francia se puso de pie y su gesto fue imitado por la concurrencia. También consiguió la traducción al francés de la Constitución del 45 como modelo de esfuerzo democrático.
En Junio del 46 se constituyó la Flota Mercante Gran colombiana, primera empresa multinacional latinoamericana, con la participación de Colombia, Venezuela y Ecuador. Este logro le animó muchísimo pues se daba perfecta cuenta que estaba llegando el tiempo de realizar otros proyectos económicos, aduaneros, de toda índole, entre estos países latinoamericanos, que requerían de urgencia unirse frente al avance del imperialismo económico de la gran nación del norte.
En 1947 cayó nuevamente el Presidente Velasco a causa del golpe militar de su Ministro de Defensa Coronel Carlos Mancheno Cajas y no pudiendo sostenerse este último en el poder, fue designado Presidente encargado el líder conservador Mariano Suárez Veintimilla hasta tanto se nombraba un Presidente Interino. Se reunieron en Quito algunos políticos partidarios de Galo Plaza para cerrarle el camino a Francisco Arízaga Luque gestor de la revolución de Mayo, y designaron nuevo Presidente a Carlos Julio Arosemena Tola, personaje independiente, de ideas centristas y totalmente alejado de la política, quien envió un telegrama a Parra designándole Ministro de Relaciones Exteriores. I entonces el río generoso de los sueños volvió a correr raudamente en sus manos.
En 1948 viajó por los países de América, asistió a la IX Conferencia Panamericana celebrada en Bogotá que elaboró la Carta de la Organización de Estados Americanos OEA y el Tratado Interamericano de Soluciones Pacíficas cuyo décimo artículo es enteramente suyo y trata sobre la llamada ENMIENDA PARRA, esto es, que los Tratados no solo pueden ser revisados mediante acuerdo entre las partes sino también a través de la aplicación de las normas pacíficas y de justicia internacional, lo cual dejó libre el campo para que el Ecuador reclame la inexistencia jurídica del protocolo de Río de Janeiro, fruto de la fuerza.
En Abril del 48, con ocasión de la Conferencia Interamericana de Bogotá, convocó a la Conferencia Económica Grancolombiana. La Reunión Preparatoria se celebró en Quito en Mayo donde presentó un anteproyecto que está considerado el primer intento serio de integración latinoamericana, fruto de la cual fue el convenio para llegar al establecimiento de la unión económica y aduanera gran colombiana, para conquistar después la gran unidad económica de los pueblos latinoamericanos que se conoce con el nombre de “La Carta” de Quito porque fue suscrita el 9 de Agosto de ese año en nuestra capital.
Por ella se constituía un Consejo General, una Secretaría General y Comisiones especializadas que debían proponer la unificación de los aranceles o su coordinación, la realización conjunta de proyectos, etc. Mas, las condiciones políticas aún no estaban dadas para esta clase de realizaciones debido a los criterios aldeanos, a los minúsculos intereses creados, incapaces de comprender la amplitud de miras del ideal bolivariano y por eso, aunque la Carta fue ratificada por los gobiernos del Ecuador y Colombia, no lo fué por los de Venezuela y Panamá que se mostraron renuentes; sin embargo de lo cual, la Carta constituyó un precedente incuestionable de los nuevos esfuerzos realizados en las décadas siguientes para crear el Mercado subregional andino con fines similares o la Alalc (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio) etc.
I en el Comité de Descolonización de la ONU hizo que el voto del Ecuador señale a Puerto Rico como territorio colonial, desconociendo el estatus jurídico de territorio libre asociado, lo que en fin de cuentas no significa nada porque o es libre o está asociado, términos que son antagónicos.
En 1952 el Presidente Plaza Lasso le designó Embajador en Venezuela. En Caracas hizo amistad con la intelectualidad de ese país y especialmente con el Dr. Vicente Lecuna, considerado la máxima autoridad en el conocimiento de la vida y obra del Libertador Bolívar, quien le sirvió de mucho durante la polémica que sostuvo con el Embajador del Perú, sobre la legalidad del protocolo de Río de Janeiro, cuya revisión debía hacerse por medios pacíficos y jurídicos, haciendo realidad los principios americanistas de justicia y solidaridad internacionales. Esta polémica tuvo enorme resonancia en los medios diplomáticos latinoamericanos.
El 54 vendió al Seguro Social una parte de los terrenos heredados a sus mayores situados en el sur de Guayaquil. Desde entonces mejoró considerablemente su economía y a causa de varias planillas abultadas de la Empresa Eléctrica, alumbraba su villa con un potente motor, caso único en la urbe y no faltaban personas que iban a ver cómo funcionaba, calificando el suceso de una más de sus excentricidades, cuando en realidad era la protesta cívica de quien comprendía que la Empresa Eléctrica del Ecuador Inc. a pesar de su nombre, era en realidad una trasnacional norteamericana monopólica, que alimentaba sus generadores con gasolina subsidiada por nuestro gobierno y que justamente por ello nunca se había preocupado en desarrollar un proyecto eléctrico barato para beneficio de los consumidores ecuatorianos.
El 16 de Septiembre de 1955 formó parte del Tribunal que escuchó a los historiadores Miguel Aspiazu Carbo y Rafael Euclides Silva sobre el tema de la fundación de la Ciudad de Santiago en la sierra y sus traslados a diferentes lugares de la costa. Para muchos esto de que Guayaquil hubiera nacido en las alturas andinas era algo incomprensible e inaceptable, pero como existe el Acta de Fundación interpolada en el libro primero de Cabildos de Quito, el asunto es incuestionable y con los años terminó por ser aprobado oficialmente por nuestro Concejo Cantonal merced a minecedad y a muchos años de gestiones mías.
En 1957 fue lanzada su candidatura al rectorado de la Universidad de Guayaquil y ganó por escaso margen de votos frente a su compadre el Dr. Armando Pareja Coronel, candidato de la Facultad de Medicina. Por esos días fue electo Presidente de la Sociedad Bolivariana de Guayaquil. Las Universidades de Guayaquil, Quito y Cuenca estaban representadas por grandes personalidades de la cultura del país. Parra Velasco, Alfredo Pérez Guerrero y Carlos Cueva Tamariz, respectivamente, después esos cargos se han politizado y recaído en verdaderas mediocridades, aparte de que es tal la cantidad de Universidades nuevas, que ya nadie sabe quien es quien.
El 58 concurrió a la Asamblea General de las Naciones Unidas en New York con el Canciller Carlos Tobar Zaldumbide que presidió la delegación ecuatoriana, Clemente Yerovi Indaburo, José Antonio Correa y Enrique Coloma Silva. Ese año ideó y contrató el gran mural de Guayasamín con la hermosa figura central de Bolívar señalando rutas, rodeado de los rostros de notables luchadores y pensadores de Hispanoamérica, que sirve de ornato al Paraninfo de la Universidad, también logró la creación de la Escuela de Diplomacia y Ciencias Consulares, después elevada a la categoría de Facultad, así como la cátedra para la enseñanza, el uso y manejo de los radio isotopos y la fundación del Instituto de Energía Nuclear.
El 59 fue designado Miembro permanente de Arbitraje de la Corte Internacional de La Haya y allí se mantuvo hasta su muerte. Honor grande y muy merecido por supuesto. Ese año fui su alumno en la materia de Derecho Internacional. Dictaba dos clases a la semana en una de las aulas situadas al lado del rectorado en el edificio de la Vieja Casona. Sus disertaciones comenzaban a las doce del día pero nunca se sabía a qué hora terminaban pues el Maestro se dejaba llevar por su facundia y nos hablaba de todos los temas humanos y divinos, desde los sencillos hasta los más abstrusos y en algunas ocasiones nos despedía a eso de las cuatro o cinco de la tarde, pues era un raro caso de locuacidad, profundidad, mundo y cultura, y como era amplio y generoso así como totalmente desprejuiciado, solía entregar su tiempo y persona a cambio de nada, simplemente porque sí, pues así era él.
Su cultura europea, la simpatía que irradiaba su persona, el color de sus ojos celeste claros que penetraban en profundidad, la voz alta, clara y magnética, su famosa melena de soñador siempre agitada y que ya comenzaba a blanquear, y la bondad y sencillez que traslucía su alma, le hacían enormemente simpático. I como cualquiera podía dirigirse al señor Rector con preguntas del más variado género que este no se inmutaba y como sus clases, más que disertaciones, eran diálogos socráticos, que brillaban cautivantes por su admirable personalidad, se iban las horas en gratificantes, amenas y hermosas charlas. Aprendimos con él un poco de todo, a soñar en un Ecuador grande y poderoso, bastante de Derecho Territorial, mucho de Derecho Internacional y a ser convencidos luchadores por el ideal bolivariano de una Hispanoamérica unida, fuerte y respetable, algo así como lo que enseñaba José Enrique Rodó en los años veinte en su natal Uruguay.
Sereno y discreto en todo, gustaba fumar unos grandes habanos que distraídamente dejaba en su escritorio. Respetuoso, cortes y atento con las alumnas, nuevo Sócrates que enseñaba a pensar con independencias, descubriendo la verdad por sí mismo, sin sumisión a dogmas ni a sectarismos. Por eso exhortaba, empujaba hacia el éxito, suscitaba valores alentando nobles ambiciones espirituales. I cuando la conversación recaía en sus temas de siempre se volvía emotivo y hasta volteriano, disertaba, se iluminaba su faz, revolvía su pelo más de la cuenta porque era un ideólogo del pensamiento latinoamericanista. Entonces hablaba de las glorias y las bellas letras de la Francia inmortal y por supuesto también sobre las del Libertador Bolívar, sus hechos heroicos, la unidad hispanoamericana, el destino futuro de estos países, la sacrosanta e indeclinable defensa de nuestra heredad territorial, las luchas de Sandino en Nicaragua y de tantos otros héroes nacionalistas y anónimos. I era maravilloso oírle con cuanta facundia desarrollaba sus temas matizados de oportunas anécdotas. Sus alumnos le queríamos bien y sus admiradores se contaban por ciento, no solamente entre el alumnado, también entre los profesores. Caso raro que no se ha vuelto a dar porque escasean los ideólogos y los idealistas.
Otras de sus aspiraciones más importantes fue el rescate de la personalidad de la mujer ecuatoriana a través de sus hechos y sus obras. El 60 auspició la publicación de “Presencia de la mujer ecuatoriana en la poesía” de Rodrigo Pesantes Rodas. El 6l el poemario “Espacio y luz” de Carmen Acevedo Vega.
Ese año numerosas agrupaciones de centro izquierda lanzaron su candidatura a la presidencia de la República en binomio con Benjamín Carrión. El país empezó a escuchar el grito de “Parra Carrión revolución” que más que un simple eslogan de campaña era un grito de esperanza, el reclamo de un pueblo que ansiaba su redención, pero las mentes pacatas se asustaron y confundieron el antiyanquismo más bien arielista del Maestro Parra con un pretendido comunismo que no aparecía en ninguna parte de su Programa de acción, que lanzó claro y tolerante en extremo, dirigido a liberar de la marginalidad a las mayorías empobrecidas que habitaban los campos y suburbios. Por eso, hasta el candidato conservador Gonzalo Cordero Crespo preconizaba una revolución blanca. Realizadas las elecciones triunfó nuevamente Velasco Ibarra en binomio con Carlos Julio Arosemena Monroy.
Mas, he aquí que en poco tiempo el nuevo gobierno empezó a deteriorarse por culpa de la intervención del Alcalde de Guayaquil Pedro Menéndez Gilbert en los asuntos universitarios y con el negociado de la compra de armamento inútil por obsoleto y defectuoso realizado por el Ministro de Defensa Reinaldo Terán Varea en contumacia con el Alto Mando en Quito, formado por unos cuantos jefes militares ambiciosos y prepotentes que sin ningún pudor pagaron sumas millonarias por “chatarra” en vez de armas y todo ello para ganarse una comisión.
En Guayaquil, un grupo de estudiantes en su mayor parte de Jurisprudencia y apoyados por dirigentes que estaban empleados en la Municipalidad, asaltaron la Vieja Casona y cometieron una serie de desmanes. El Consejo Universitario les siguió un juicio administrativo que se prolongó por espacio de varios meses dado que el Decano de Jurisprudencia, Dr. Raúl Gómez Lince, dirigió la defensa de los implicados con gravísimo escándalo para la comunidad universitaria que veía absorta esta pugna de poderes, que solo terminó el 61 con la aparatosa caída del Presidente Velasco Ibarra y el ascenso del Vicepresidente Carlos Julio Arosemena Monroy.
Como en toda pugna las partes salen debilitadas, si bien es verdad que los asaltantes de la Vieja Casona fueron castigados con la correspondiente expulsión, el Rector se vio políticamente comprometido y cuando el 11 de Julio de 1963 cayó a su vez el gobierno de Arosemena Monroy, tuvo que excusarse para evitar que la Junta Militar de Gobierno clausure la Universidad como era el propósito, permitiendo que el Vice rector Juan Alfredo Illingworth Baquerizo convoque a la Asamblea Universitaria que eligió en su reemplazo al Dr. Alfonso Martínez Aragón. Lo grotesco vino después, cuando la Junta le arrebató por decreto su cátedra acusándole de comunista ¡Esta injusticia le dolió¡
En 1964 ocurrió la expropiación de los terrenos ubicados al sur de la ciudad, propiamente las haciendas El Guasmo de Juan X. Marcos Aguirre y “La Saiba” de la familia Parra Velasco. La Junta Militar pagó dichos terrenos con bonos, pero felizmente les dejaron a sus dueños una pequeña parte, que estos pudieron vender y/o urbanizar.
Caída ignominiosamente la Junta en Marzo de 1966 las fuerzas vivas de Guayaquil, entiéndanse las Cámaras, solicitaron al nuevo Presidente Clemente Yerovi Indaburo la Cancillería para el Dr. Parra Velasco, pero el nombramiento fue vetado por Galo Plaza, que siempre fue un obsecuente servidor de los intereses de los Estados Unidos en el Ecuador, debido al “antiyanquismo de Parra” y como Yerovi se vio sin candidato, a última hora designó al primer obsecuente que se presentó en Palacio a ponerse a sus órdenes incondicionalmente , lo cual me consta por haber estado presente.
Ese año, sin embargo, fue designado Embajador en Venezuela, funciones que Plaza – alter ego en todo del presidente Yerovi – consideró inocuas. El 67 soportó el terremoto que asoló Caracas. En tal oportunidad ayudó a sus compatriotas con plata y persona y mantuvo en la villa que habitaba con su señora y por espacio de varias semanas a numerosos ecuatorianos en desgracia, entre otros al ilustre pensador Alfonso Rumazo González, su hija y nietos.
En 1976 se opuso a la ampliación del malecón de Guayaquil por considerar que constituía un crimen ecológico quitarle espacio al río y como miembro del Comité pro coronación del poeta José Maria Egas llevó la palabra en la colocación de su busto en los salones de la Biblioteca Municipal. Desde entonces, dedicado a sus negocios de tierra, leyó mucho, pensó más y vio cómo crecía su familia. Tenía setenta y seis años de edad y se consideraba un maestro jubilado.
En 1987 recibió la Medalla al Mérito de la Sociedad Filantrópica del Guayas y uno de los Premios Nacionales Eugenio Espejo que le confirió el gobierno del Presidente Rodrigo Borja. El 90, como miembro de la Junta Consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores planteó la conveniencia de que el Ecuador insista ante los Estados Unidos por la independencia de Puerto Rico, pues consideraba no sin razón que eso de ser un estado libre asociado es una forma de colonialismo disimulado.
En 1990 celebró sus noventa años en perfecto estado de salud mental, aunque ya las fuerzas le faltaban y su andar era lento y ayudado por un bastón. Pasaba casi todo su tiempo en casa, leyendo y escuchando música clásica, se escribía con numerosos amigos del exterior y de la Junta Consultiva de la Cancillería. Entonces recibió la condecoración del gobierno al Mérito Diplomático y un grupo de personas dedicadas a los temas internacionales que interesan al Ecuador constituyeron la “Fundación de Estudios y Análisis Geopolíticos y Estratégicos Antonio Parra Velasco” asistiendo el maestro a la mayor cantidad de sesiones que usualmente se realizaban en el salón de sesiones del diario Expreso, pues le dolía la triste suerte diplomática de la Patria.
En Octubre del 91 fue declarado “Mejor Ciudadano” por la Municipalidad de Guayaquil. En Diciembre el Congreso Nacional le confirió el título de “Hijo Predilecto de la Patria” conjuntamente con los profesores Jorge Pérez Concha y Jorge Villacrés Moscoso sus amigos de siempre, casi de toda la vida. En Septiembre del 94 absolvió por escrito una consulta jurídica sobre el Convenio Puyango – Túmbez, que a su criterio contenía una serie de disposiciones que afectaban a la soberanía nacional.
Poco después se resbaló en su casa, pasó por el duro trance de la rotura del hueso de una de sus piernas, tuvo que someterse al martirio de la silla de ruedas, sufrió una severa complicación pulmonar y fue llevado a la Clínica Alcívar donde permaneció por espacio de pocos días en la sala de terapia intensiva, hasta que ocurrió tranquilamente su fallecimiento, a los noventa y cuatro años de edad, el 28 de Octubre de ese año.
El sepelio revistió características de solemnidad pues se comentó con nostalgia sus actuaciones internacionales, su brillante desempeño como Canciller y como Embajador, su idealismo permanente y el sueño de unidad latinoamericana.
El 2002 su hijo Antonio escribió un magnífico ensayo biográfico de su padre que ha servido para realizar este trabajo de síntesis, el 2005 apareció la obra “Una doctrina internacional y otros escritos” editada en la Colección Educación y Libertad, recogiendo lo medular de su pensamiento, en 157 págs.
Tuvo el don de la plenitud de pensamiento, participó con vehemencia en lo que estimó justo y luchó por una América latina grande, fuerte y unida, libre de las garras de todo imperialismo, venga de donde viniere; de toda dictadura y tiranía, sea de derecha o de izquierda, porque era un hombre justo que odiaba el abuso de la fuerza. Por eso fue acusado y perseguido, por propugnar un antiyanqui y ser comunista – dos asuntos totalmente diferentes – cuando en realidad jamás admiró las dictaduras y peor las que con ferocidad persiguen a los seres humanos como la castrista en Cuba. Su ideal fue otro muy distinto, muy humano, vivió soñando en el triunfo del espíritu de la raza cósmica latinoamericana, como arielista a carta cabal.
De mediana estatura, blanco rosado, el pelo alborotado que luego se hizo cano con el paso de los años. Gozó fama de orador y está considerado entre los grandes diplomáticos ecuatorianos de todos los tiempos, sostuvo los altos ideales de la unidad latinoamericana y luchó por alcanzarlos. Finalmente, su retrato no estaría completo, si no se mencionara al paso que fue viril, enamorador y gran admirador del sexo femenino.