ORDOÑEZ ITURRALDE WILMAN

FOLKLORISTA.- Nació en Guayaquil el 25 de Agosto de 1969 y son sus padres legítimos Wilman Ordóñez Valarezo, quien arribó de dieciséis años procedente de su nativa Zaruma llamado por Odalia su hermana mayor quien ya se encontraba en Guayaquil. Primero fue profesor, logró traer a sus restantes cuatro hermanos, trabajó veinticinco años para Acerías Andinas Andec S.A. y con la jubilación patronal y el producto de tres premios menores de la Lotería ganados en distintas épocas instaló una tienda de comestibles, y Julieta Iturralde Landires, quien ejerció el magisterio por largos años en su ciudad. 

El segundo de cinco hermanos que se criaron en un hogar feliz ubicado en el barrio de Calicuchima y la Once al sur de Guayaquil. Desde pequeño quiso ser poeta, gustaba escribir y obsequiar sus versos, pero como era inquieto y travieso no destacó en la escuela fiscal Remigio Romero y Cordero, quizá por eso su madre le llevó de ocho años a un grupo de boy scouts que funcionaba en Puerto Liza con el nombre de “Grupo Nueve”, donde ingresó como simple lobato bajo la dirección de dos instructores que supieron moldear su carácter: Oscar Santos y Miguel Cercado. 

Pronto se vio participando los fines de semana en largas caminatas a Pascuales y hasta realizaron excursiones en bus a los balnearios del litoral. Con el tiempo ocupó la posición de líder o guía de la Patrulla Buho con dos barras. El nombre de Buho fue escogido como animal símbolo de la vigilancia nocturna. De esta época aún recuerda los actos de solidaridad que se impuso como el ayudar a los niños y ancianos a cruzar las calles. Su permanencia en los boy scouts duró cinco años y le inspiró para madurar y ser respetuoso y humanista mientras culminaba los tres últimos años de la primaria en la escuela Mercedes Moreno Irigoyen. 

De once años ingresó al Aguirre Abad pero solo siguió el primer curso por cuanto encontró un ambiente desordenado y poco propicio a sus inquietudes pues se había propuesto ser escritor como afirmación frente a la sociedad, por eso, al siguiente año, ingresó al José Joaquín Pino de Ycaza en cuyo plantel maduró ciertas ideas izquierdistas que sin embargo no le llevaron a ningún tipo de afiliación política. 

En cambio, su padre, como buen profesor, mantenía un nacionalismo a ultranza y admiraba sinceramente todo lo nuestro, lo considerado autóctono. A principio de los 80 había llevado a su hija mayor Grace Ordóñez al Ballet Folklórico Amazonas, fundado años antes por el farmacéutico Dr. Miguel Angel Herrera, pero que ya lo dirigía Miguel Herrera, quien no era su pariente (1) así es que el 83 presentó a Wilman. Las clases se dictaban los fines de semana en un primer piso alquilado por la Municipalidad en P. Icaza y Malecón. Los Sábados de 3 a 6 y los Domingos de 10 a 1 de la tarde. Se daba Expresión Corporal y Movimiento Danzístico, en la práctica se enseñaban los pasos nacionales andinos y costeños. 

En el Amazonas destacó como primer bailarín recorriendo el país hasta el 86 con más de trescientas funciones con llenos completos, no percibían sueldo pero el Director les cubría los gastos de vestuario, traslado y estadía. En Quito se hicieron conocer en el teatro Prometeo de la Casa de la Cultura y en otras ciudades trabajaban en los teatros municipales. El 85 casi sale al exterior cuando Larry Wilson, Director del Centro Ecuatoriano Norteamericano en Guayaquil planificó una gira artística por los Estados Unidos, pero el proyecto fracasó a última hora; sin embargo, ese año empezó a dictar clases de danza folklórica costeña en la escuela fiscal Mercedes Moreno Irigoyen. 

El 86, tras vencer prejuicios machistas contra la danza, formó con varios compañeros de colegio su propio grupo folklórico que denominó “ Compañía de Danzas costeñas Retrovador” por la nota Re que siempre le ha parecido fuerte y la palabra trovador, con la que viene difundiendo los cantos y bailes montubios del litoral ecuatoriano, siendo su coreógrafo e investigador. Ensayaban en su casa de la Trece y Camilo Destruge mientras estudiaba los dos últimos años de secundaria en el Colegio López Domínguez, donde obtuvo el título de bachiller. Primero montó varios danzantes con intervención de los llamados Diablumas (personajes enmascarados que representan a los líderes de la cosmovisión andina y que participan como acompañantes mayores en las Comparsas serranas) 

El 87 hizo ingresar a sus hermanos menores . Ellos han continuado hasta nuestros días la labor de dirección del Grupo y le han aliviado en algo tanto trabajo, pues hasta la fecha el Grupo ha brindado más de novecientas representaciones en todo el país, inclusive ha estado por dos ocasiones en las islas Galápagos. El 87 también dictó clases de danzas folklóricas en el Colegio “La Patria Nueva” de su tía Argentina Ordóñez Valarezo. Ese año estudió en la Facultad de Sociología de la Universidad de Guayaquil. 

Sus padres se mostraban entusiastas con toda esta labor y les ayudaban con dinero para que pudieran cubrir los gastos de movilización al exterior. El 89 partieron a Santiago de Chile invitados por la Facultad de Artes y el Grupo Treguaco. Desde el 95 hasta el 99 han visitado por cinco ocasiones el Perú, presentándose en Lima, Trujillo y Chiclayo auspiciados por diversas instituciones culturales de ese vecino país. Entre el 96 y el 98 visitaron tres veces Colombia llamados por el Ballet Nueva Imagen de Barranca Bermeja, el 97 asistieron al Festival Folklórico que organizó el Grupo Caporales en La Paz, Bolivia. A éste último evento concurrió con los veintidós bailarines de Retrovador, habiendo sufragado su padre, que solo es un hombre acomodado, la totalidad de los gastos. 

Wilman se confiesa un bailarín disciplinado que practica las danzas folklóricas del litoral ecuatoriano sin adulteraciones, las que se bailaron hasta los años veinte en que fueron pasando al olvido por la introducción a través de la radio y la victrola de nuevos ritmos de orígenes antillanos o provenientes de los Estados Unidos. De un artículo periodístico de Modesto Chávez Franco publicado en 1926 en El Telégrafo ha sacado en conclusión que los principales ritmos autóctonos de la costa ecuatoriana eran el Amorfino, el Alza que te han visto y el Zapateado, aunque de éste último no se ha conservado ningún registro y en esta constante lucha en defensa del folklore del litoral ha revisado las colecciones de periódicos y revistas existentes en la Biblioteca de Autores Nacionales Carlos A. Rolando hasta localizar numeroso material de lectura que le sirve de apoyo y viene dictando conferencias y talleres de danza sobre el Folklore montubio del litoral en Cuba, Chile, Uruguay, etc. 

Llevado por este afán de cuidar y preservar lo nuestro en 1991 creó la “Fundación Retrovador” por el desarrollo del arte, la ciencia y el folklore, promoviendo desde su creación a jóvenes valores de la literatura y el folklore ecuatorianos y contando siempre con su padre, quien le prestó una villa de su propiedad ubicada en la calle Bolivia entre la 33 y la 34 para sede social. Pronto recibió el respaldo de la Asociación Internacional de Folkloristas con sede en Barranca Bermeja, Colombia, que funciona con la ayuda de la empresa petrolera de ese país. Retrovador creó el 92 una Escuela de Desarrollo Humano para la formación de Capacitadores sociales que están siendo contratados por diversas empresas de nuestro medio. Ese año dictó un Curso largo de Danzas Folklóricas en Chiclayo y creó el Festival Internacional de Folklore “Hermanando la danza y música latinoamericana” que tuve feliz realización en Guayaquil y recorre año a año un país sudamericano. Entre el 93 y el 96 presidió la Asociación de Artistas Populares del Guayas”. El 94 realizó otro Festival que llamó “De costa a costa internacional”. 

Entre el 94 y el 95 decidió retomar el camino de las bellas letras que había tenido olvidas y que tanto le atraían y asistió dos años a los cursos regulares de Literatura que dictaba Fernando Itúrburo en la Universidad Católica.La experiencia fue interesantísima pues el profesor es un profundo conocedor de la materia, sabio en bibliografías, estricto, semiótico. Fruto de esta asistencia es un libro en conjunto con seis talleritas que escribieron sus relatos. De Wilman es la parte poética, que él considera más bien cartelista. Entre el 94 y el 96 dirigió los talleres de música folklórica de los Colegios Dolores Sucre y Vicente Rocafuerte. 

El 95 fue declarado Presidente honorario de la Asociación Internacional de Folklore que tiene su asiento en Colombia en mérito a su activa y pionera participación en la organización de esa institución. Esta nominación la recibió durante el Festival folklórico realizado en San Cristóbal, Estado de Táchira, Venezuela. 

El 96 Retrovador estableció la Escuela Infantil de Danzas Folklóricas que ha experimentado con cierta metodología de enseñanza. Entre el 97 y el 98 fue formado como Capacitador vocacional por la Fundación Huancavilca que dirige Lourdes Luque de Jaramillo y enseguida fue contratado con quinientos dólares de sueldo mensual. Entre el 97 y el 99 concurrió al Taller de Literatura de Miguel Donoso Pareja para diez alumnos que pagaban diez dólares mensuales cada uno y que primero funcionó cada quince días en casa de Martha Chávez y luego en una sala del Colegio Bonini Pino de la Empresa Eléctrica. El profesor era un brillante expositor, de conversación anecdótica que encantaba, que no le agradaba dirigir porque sabía respetar la personalidad de los concurrentes. 

El 98 trabajó tres meses para la Casa de la Cultura de Bahía de Caráquez, formando el primer Cuadro de Danzas Folklóricas de esa población; mas, al volver a Guayaquil, la labor no fue continuada. Ese año publicó bajo el auspicio de su padre “Liturgia del Iniciado” con poesía escrita en el taller de Donoso, de construcción sólida y mayor calidad que la anterior y una semblanza con fotografías que exalta la vida y obra de Guido Garay considerado el máximo exponente del folklore regional costeño bajo el título de “Un testimonio necesario”. 

El 99 comenzó a colaborar con temas del folklore y comentarios de poesía en el diario “El Telégrafo” y fundó “Shamán Editores” abriendo un amplio campo a su acción enfilada en esta ocasión hacia la excelencia cultural en poesía, narrativa, folklore e historia. Las primeras publicaciones fueron dos libros de relatos de Diego Alejandro Jaramillo, escritor colombiano afincado en Guayaquil, titulados “Y ellos querían más soledad” y “Olvidé morir en primavera” y con la revista “La Pájara Pinta” comprometida especialmente con los educadores, jóvenes y niños del país y en general con los de Latinoamérica y que ya ha visto los dos primeros números. 

El 2000 realizó el Festival Mundial del Folklore en Guayaquil, y está en proceso de culminar una obra: “Por los caminos del pionero” sobre el iniciador del movimiento folklórico en la costa Rodrigo Chávez González y dos libros nuevos de poesías que ya tiene titulados “El seno de tu inocencia” y “Nada tengo que ver con el mundo”. 

A principios del 2010 finalmente editó los dos primeros volúmenes de una saga de diez que espera publicar en breve, titulada “Alza que te han visto” con la historia social de la música y los bailes escénicos montubios, documentando una tradición heredada de generación en generación pero que no ha sido difundida debido a que hay un silenciamiento de esta cultura, de su oralidad y su historia, rica también por una tradición y un folklore importantes. Los diez tomos revelarán la música, el baile, el relato, el cuento, el cacho, el chisme, la adivinanza, las canciones de cuna, las del agro, etc. utilizando aportes sociológicos, etnográficos, de la psicología social y del análisis casuístico folklórico. 

Estos primeros tomos han sido lanzados en Manta, Guayaquil y Lima, en esta capital con la intervención de Chalena Vásquez, conocida etno-musical peruana. 

El 2018 visitó los Estados Unidos
Vital, voluntarioso, apasionado e incansable en su trajín por la danza, la poesía y el folklore a la par de respetuoso de lo tradicional y muy humano, gana corazones e incita a trabajar con denuedo por un Ecuador mejor, quizá por eso su familia está preocupada pues consideran que “no trabaja en algo seguro” pero él sigue adelante pues conoce que su vocación es irrenunciable. De estatura más que mediana, tez canela, ojos, pelo y bigotes negros, está realizando una gran labor cultural.