OLLAGUE LOAIZA WENCESLAO

MEDICO E INVESTIGADOR.- Nació en Santa Rosa Provincia del Oro, el 14 de Diciembre de 1927, hijo legitimo de José María Ollague Paredes, Químico Farmacéutico, dueño de la Botica Olmedo de Santa Rosa, de posición económica muy desahogada, Diputado en 1956, Presidente de El Consejo Cantonal el 68, Gobernador del Oro y conocido hombre público en esa provincia, y de su prima hermana Angela Loaiza Ollague, naturales de Santa Rosa.

Fue el tercero de una familia compuesta de siete hermanos, y estudió la primaria en la escuela Antonio José de Sucre en su lugar natal. En 1939 pasó a Guayaquil, habitó con otros estudiantes en casa del Profesor Anibal Castillo, y fue matriculado en el Vicente Rocafuerte donde destacó como buen deportista y buen estudiante. Los fines de semana pasaba en casa de su tía Olga loaiza de Estrada y en 1945 se graduó de Bachiller en Químico-Biológicas.

Entre 1946 y 49 trabajó en la botica de su padre. Era un muchacho alto, fuerte, moreno, delgado y de rasgos angulosos, diestro para tocar la tuba y formó parte del grupo musical santaroseño los “Tibiritabara” que hacían las delicias de las reuniones sociales de esos tiempos pero tuvo corta duración. Entonces comenzó a enamorar a Blanca Nivea Paredes con quien contraería matrimonio siete años después.

En 1949 se matriculó en la Facultad de Ciencias Médicas de Guayaquil y al terminar en 1954 el quinto curso viajó a Madrid con una beca del Instituto de Cultura Hispánica, a proseguir estudios en la Universidad Central de dicha capital, logrando la licenciatura en Octubre del 55 y el Doctorado el 22 56 con la Tesis “ Tratamiento de los cánceres cutáneos por Midioterapia Superficial” que dirigió el Prof. José Gay Prieto y mereció la calificación máxima de sobresaliente. Enseguida prestó servicio en el internado de los Hospitales San Juan de Dios y San Carlos, tomando un curso de un año de duración sobre enfermedades de la piel y cáncer cutáneo con el mismo Dr. Gay Prieto y otro de Radioterapia con el Dr. Carlos Gil Gil, profesor de Terapéutica Física y Radioterapia de la Universidad de Madrid. En el inlerim viajó a Hamburgo a recibir un Curso de Dermatología Tropical con et Prof. Nauck.

De vuelta al país en Febrero de 1957 revalidó su título doctoral e ingresó a la sala Santa Luisa del Hospital General de Guayaquil como Médico adjunto del Profesor Enrique Uraga Peña. El 58 contrajo nupcias con su novia, matrimonio feliz con tres hijas.

En 1959 regresó a Madrid y realizó un postgrado de un año en Dermatología y Venereología en la Clínica La Concepción Carlos Jiménez Díaz con el Prof. José Gómez Orbaneja. Ya era Adjunto Cultural ad-honorem de la Embajada ecuatoriana y médico de la colonia y en las vacaciones recorrió diversos países de Europa y el norte de África. Entonces la Real Academia de Dermatología de España le designó Socio de Número e ingresó al Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología, viviendo cinco meses interno en el Hospital de Dermatología San Luis de París dirigido en sus trabajos por el Prof. Degos.

En 1960 dictó en Machala una Conferencia Magistral sobre el novísimo uso de las Griseofulvinas en el tratamiento de las tiñas. El 61 instaló su consultorio profesional en el edificio Bertullo del Malecón y Sucre en Guayaquil, comenzando una agitada vida como Jefe de Clínica de la cátedra de Dermatología de la universidad de Guayaquil, después sería elevado a Jefe Principal y finalmente, al retiro del Dr. Uraga Peña, le reemplazó en los cursos 5 y 6, dirigiendo las tesis. Al mismo tiempo comenzó a frecuentar anualmente los Congresos Panamericanos de Dermatología haciéndose conocer por sus trabajos y ponencia siempre novedosos y útiles, donde relató parte de sus experiencias e investigaciones en el área de las enfermedades tropicales infecciosas de la piel, hongos, tinas, parásitos, etc.

En 1967 asistió a los cursos de Histopatología de Piel del Prof. Trapi y de Estomatología del Prof. Griuspan. En la década de los 70 construyó una villa de cemento esquinera en la Avenida Principal de la urbanización Los Ceibos y denunció a través de una masiva campaña de prensa los efectos nocivos del polvo de cemento en las vías respiratorias y en la piel especialmente como agente provocador de las dermatitis alérgicas.

El 73 alertó a la ciudadanía sobre la epidemia de sarna reinante en la ciudad que transmitían los jóvenes hippies que nos visitaban en calidad de “mochileros”.

En 1974 editó un “Manual de Dermatología” para uso de sus alumnos de la Universidad de Guayaquil, que por sus novedades se convirtió en texto y en obra de consulta para sus colegas y su éxito fue tan rotundo que al poco tiempo alcanzó la sexta edición aumentada y corregida a base de actualizaciones. Esta última edición salió bajo el titulo de “Manual de Dermatología y Venereología”.

Ese año 74 fue designado Médico del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, desempeñándose en el dispensario N° 6 del Dr. Tarquino Viteri Cifuentes. pero al poco tiempo fue cambiado al N° 24 donde trabajó con la Dra. Olga Seminario, quien dirigía esa unidad.

Fue ascendido a Director del Dispensario N° 31 de Dermatología del IESS. “donde organizó un magnifico Centro de investigación y docencia y hacia concurrir a sus alumnos universitarios de los cursos superiores para que ayudaran a la atención de los afiliados y cobraran experiencias”. En el laboratorio que montó pieza a pieza le descubrió y confirmó la existencia de una nueva enfermedad, la Gnathostomíasis, encontrando por primera vez en América el parásito adulto del Gnathostoma en su estado de huésped definitivo en un gato y un perro de Potrillo, Provincia del Guayas, donde los sábados y domingos efectuaba investigaciones de campo (1) Poco después empezó a publicar una serie de monografías muy valiosas como “La Lepra en el Ecuador”, “Amiloidosis Cutánea Primitiva”, etc.

En 1976 recibió la Condecoración al Mérito Científico que le entregó la Municipalidad de Guayaquil. El 78 constituyó con varios colegas el Instituto de Dermatología, Venereología, Alergia y Micología C. Ltda. que empezó a publicar una revista científica. También cambió su consultorio al sexto piso del edificio de la Colonia China en Pedro Carbo entre Sucre y Colón y fue designado Miembro de la Sociedad Dermatológica de Francia. }

En 1980 dio a la luz el folleto “Amiloidosis Cutánea Primitiva”. En Agosto del 81 inauguró el laboratorio de Histopatología de piel, celebró sus bodas de plata profesionales, recibió del Gobierno la Orden Nacional al Mérito y la Municipalidad de Machala le entregó la Medalla al Mérito Científico. Ese año visitó Europa con su familia y al siguiente viajó al Japón, asistiendo a varios Congresos Científicos de Dermatología, como siempre fue su costumbre para mantenerse actualizado.

Distribuía su tiempo minuciosamente. Las mañanas pasaba en el Centro Dermatológico del IESS al que había dotado de una gran biblioteca especializada y tas tardes en su consultorio, donde en muchas ocasiones le cogía la noche por la afluencia de clientela. Las mañanas servía, estudiaba, investigaba y aconsejaba a sus alumnos, dirigiendo sus pasos hacia las prácticas diarias del laboratorio, por eso llegó a formar a una pléyade de especialistas entre los cuales han destacado Servio Peñaherrera, Angela Guevara de Veliz, Jorge Vallarino O. Mauro Madero I; Yadira Freile de Chong, Adolfo Molina, Gonzalo Calero H. su sobrino José Ollague Torres, Jorge Mancheno, Jorge Madero y Manuel Briones Ibarra. Esta unidad ganó dos Concursos Nacionales. El del Instituto Nacional de Higiene con “Lepra en el Ecuador como Problema de Salud Pública” que constituye un valioso informe en folleto y el del II Concurso Nacional de Medicina con “Un Estudio de Investigación en el Oriente Ecuatoriano” que también fue editado.

En la Unidad efectuaba operaciones dermatológicas, tratamientos con Nitrógeno liquido, biopsias y tratamientos quimioterápicos, vacunas de hiposensibilizantes para las alergias y organizaba cada cierto tiempo cursos para médicos generales a fin de que tomaran contacto y se familiarizaran con las enfermedades de la piel. Por eso su fama de especialista generoso que a nadie negaba conocimientos.

En Noviembre del 83 colaboró con la operación de ayuda “Unidos somos más” para los damnificados de las inundaciones provocadas en el litoral por la corriente del niño, formando las brigadas dermatológicas que se trasladaron al hospital de Salinas donde atendieron a más de 1.500 pacientes en una semana y luego a diversos sitios del Oro. En el verano hizo conocer la existencia de una epidemia de Fuetazo y se cambió de consultorio a otro más grande y elegante en el Centro Médico de la Avenida Francisco Boloña, ciudadela Nueva Kennedy.

En 1985 editó “Gnathostomiásis, Paniculilis Nodular Migratoria Eosinofílica “, en 84 páginas en asocio con los doctores Manuel Briones Ibarra y Eduardo Gómez Landires, trabajo que te situó en la primera línea de Investigadores Mundiales de Medicina Tropical. El 86 retomó personalmente la publicación de la Revista Dermatológica Ecuatoriana y comenzó a dictar la cátedra de dermatología en la facultad de medicina de la Universidad Católica de Guayaquil. }

El 88 empezó a sentirse mal de salud; estaba perdiendo la función renal, enfermedad que aqueja a numerosos miembros de la familia Loayza del Oro. Viajó a Miami y se hizo varios chequeos muy completos tratando de superar tan grave problema. Los médicos amigos suyos le aconsejaron la práctica de cuatro diálisis perineales al día, pues era muy riesgoso un transplante de riñón. I desde entonces y a través de una fístula en el vientre, pasó por tales molestias; sin que nadie excepto su esposa e hijas que también fueron entrenadas para ayudarles, lo supiera. Cada tratamiento duraba media hora y debía ser realizado puntualmente. Entonces dejó de bañarse totalmente en piscinas y en el mar pero siguió practicando deportes y no disminuyó su agitado ritmo de trabajo, tampoco cambió su carácter de por si suave y cariñoso con sus semejantes aunque en cierta forma introvertido por hogareño y modesto.

En 1990 escribió “La Donovanosis, una entidad olvidada, estudio clínico histológico y terapéutico” en 58 páginas y numerosos grabados, donde agotó el tema sobre dicha enfermedad infecciosa, muy rara por cierto, causada por un microbacilo gramnegativo que produce lesiones genitales, extragenitales y sistemáticas.

Poco después, con sus defensas naturales muy bajas y casi sin fuerzas por su enfermedad renal, pescó un virus infantil del ambiente que en cualquier otro organismo hubiera pasado desapercibido; su esposa recuerda que regresó una tarde del centro dermatológico en tal estado de agotamiento que no podía mantenerse en pie y tuvo que acostarse y avisar que no iría al consultorio. Al día siguiente mejoró y pudo atender a varios enfermos que le habían ido a buscar a su domicilio, donde tenia la paciencia de recibir a cualquier persona y no cobraba pues así era él.

Esa tarde su esposa notó que había perdido la ilación en sus ideas y se alarmó muchísimo pues era la primera ocasión que eso le sucedía. Entonces tomó la determinación de fletar un avión ambulancia y viajaron a Miami, lo internaron en el hospital Mount Sinai y agotados todos los recursos de la ciencia falleció dos días después, inconsciente, el 16 de Septiembre, de casi 63 años de edad.

Sus restos arribaron a Guayaquil el 18, fueron velados con honores en el paraninfo de la universidad y sepultados en el cementerio Jardín de la Esperanza. Su mística profesional no conocía reposo, enalteció el nombre científico de nuestra Patria en Congresos Internacionales donde su voz se dejaba escuchar con respeto. “Era diligente, curó a millares, atendiéndoles con educación y cortesía pues tenía algo de Europeo por la importancia que daba a los detalles y a los gestos, en cambio su letra era tan mala e ininteligible que en cierta ocasión se reunieron varios boticarios amigos y le fueron a pedir que adquiriera una máquina y redactara con ella sus recetas. Gesto que le causó sorpresa y una gracia inmensa y desde entonces aprendió a escribir a máquina con dos dedos, para finalmente hacerlo a través de una computadora, siendo de los primeros médicos en adoptar tan novísimo sistema que luego se ha popularizado en el país.

En Santa Rosa existe una calle y un colegio que llevan su ilustre nombre.

Fue mi médico, mi amigo y conservo su recuerdo.