Entre las primeras décadas de la republica y las últimas del siglo XIX desaparecieron las grandes fortunas cacaoteras de Luzarraga, Herederos Ildefonso Coronel, vítores, Pareja, Noboa, y herederos de Martín Icaza y se crearon nuevos imperios como los de Aspiazu (57 propiedades), Puga (16 propiedades), Seminario (39 propiedades) Caamaño (tenguel), Morla (28 propiedades), Duran Ballen (La Clementine), Burgos (23 propiedades), Mandiya (8 propiedades) y Sotomayor (4 propiedades).
Las antiguas familias ricas de inicio de la era republicana, con el pasar de las décadas, vendieron sus propiedades agrícolas a los nuevos empresarios, así tenemos que Diego Noboa vendió sus haciendas a José Ignacio de Piedrahita.
Una vez desconocido el Gobierno se nombro que otro que provisionalmente lo subrogase; y al efecto se nombro un Triunvirato compuesto por los Sres. José Joaquín Olmedo, que representaba el distrito de Guayaquil, Vicente Ramón Roca el de Quito y Diego Noboa el de Cuenca. El nuevo Gobierno nombro Secretario General al Sr. José María Cucalón, y al Dr. Pablo Merino Gobernador de la provincia de Guayaquil. Por Dn. Diego Novoa trabajo en Guayaquil con ardor sostenido por su numerosa familia. Olmedo tan conocido por su modestia contaba sin solicitarlo muchos votos en toda la Republica entre los liberales moderados. Roca Contaba a su favor con los liberales exaltados, el clero que tanto influjo tiene en la política del país y los amigos del General. El General Antonio Elizalde, sostenido por los ministeriales y por un número considerable de ciudadanos, que sin pertenecer a ningún partido, creían con su elección conservar la paz en la Republica; y el Sr. Diego Noboa que apoyaban el oposicionista y la numerosa familia de este candidato. Robles aprovecho inmediatamente de este error del Vicepresidente. Por lo pronto se dirigió a su Mentor Urbina; pero este general poco dispuesto a empresas audaces aconsejo a Robles, que no intentase la revolución, que en su concepto estaba dispuesto a fracasar. Robles se retiro desalentado; pero luego recordó, que había otras personas que pudiesen excitarles y ayudarles en su empresa. Al efecto, se dirigió esa misma noche a la casa del Sr. Noboa; y aunque no hablo con él, pudo entenderse con sus hijos y sobrinos, con el Coronel Guillermo Bodero y otros amigos de la familia que pudieron reunirse. Acordado el Plan, marcho Robles con Bodero y otros de los noboistas al cuartel del Batallón Nª1, que no les opuso resistencia. En seguida subieron a los altos y sorprendieron dormido al Coronel Ríos. Hecha esta operación siguieron al cuartel de artillería que tomaron con igual facilidad. Fueron entonces a invitar al General Elizalde para que se hiciese cargo del mando; y como este lo rehusase, pasaron donde Urbina, que no tuvo inconveniente en aceptarlo. El General Barriga ignorando de lo que sucedía fue arrestado muy por la mañana en su propia casa. Apenas echa esta invitación tomaron la palabra los Sres. General Villamil, José García Moreno y José María Vivero, y propusieron al General Elizalde para Jefe Supremo en propiedad. Esos dos ciudadanos habían sido partidarios del Sr. Noboa en la última campaña eleccionaria. Sin embargo les chocaba en tal grado la inicua revolución contra el Vicepresidente Ascasuvi en la que tomaba tanta parte su antiguo caudillo, que resolvieron castigarle impidiendo su elección. Desconcertados los Noboistas con el voto de Villamil, de García (Moreno) y de Vivero, que creían habían pertenecido hasta la última hora a su partido, no se atrevieron a oponerse a la elección de Elizalde, que fue sostenida por la mayoría de los concurrentes. En seguida se procedió a elegir al jefe Supremo suplente, y recayó la elección en Noboa que recibió también en esta vez un nuevo desengaño con la preferencia que se daba a su rival. La situación de Noboa y su gobierno no podía ser más crítica. Tenía a sus órdenes un escuadrón de caballería de la milicia de Taura, pocos soldados veteranos de infantería y el Batallón Reserva compuestos de los artesanos de la ciudad, partidarios entusiasta de Elizalde, quienes por lo mismo nos inspiraban confianza. Así fue que desde el principio empezaron a pasarse. La entrada de Elizalde a Guayaquil era cosa indudable, para evitarla le envió Noboa a los Sres. Ramón Barreiro, Manuel A. Luzarraga, José Mateus y José María Caamaño. El General Elizalde nombro por su parte de comisiones a los señores General Illingworth, Domingo Santiestevan, J. J. Carbo y Juan Avilés. Reunidos unos y otros en la Florida el 27 de julio celebraron un Convenio.
Luego que Elizalde llego a Cuenca sus partidarios se resistieron a la desocupación de Loja, intentando contrariar lo que su jefe había acordado en la Florida, con este motivo, Noboa suspendió la ejecución de los decretos de convocatoria de la Convención, se cruzaron algunas notas entre los dos gobiernos. Urbina fue a Cuenca a negociar con Elizalde, quien envió al Dr. Marino Cueva a tratar con Noboa. El resultado de esta comisiones fue que Elizalde hizo retirarlas tropas de Loja, cosa que debió haber hecho desde su llegada a Cuenca conforme a lo estipulado en la Florida. El Presidente Noboa hizo por su parte iguales aprestos y nombro al General Urbina Comandante en Jefe del Ejército. Con este nombramiento recibió casi a un tiempo, avisos de sus amigos de Quito en que le anunciaban que se le llamaba a tomar el mando del Ejercito de operaciones para sacarle de Guayaquil y deshacer de él. Urbina desconfiando con estos avisos, pidió que para su marcha se le diese una escolta puesto que iba como General en Jefe. El Gobernador se negó a dárselas y con este motivo se aumentaron las sospechas de Urvina que rehusó marchar, mientras no le diesen la escolta pedida. Entre tanto, el presidente Noboa se preparaba a bajar a Guayaquil a recoger su familia para regresar con ella a la capital. Conocido su itinerario, Urbina y Robles sublevaron por segunda vez las tropas de la Guarnición el 17 de julio de 1851, e inmediatamente despecharon en dos esquifes armados a los comandantes Cornejo y Torres, para que lo aprendiesen en el rio y los depositasen en el barquito de Guerra, que estaba frente a la ciudad. Los comisionados ejecutaron estas órdenes con toda puntualidad. Seguidamente le hicieron partir a centro América en el mismo buque, en vez de recibirle con los arcos triunfales que su sobrino el Gobernador Carbo le tenía preparado. Cuando ya estaba próxima a zarpar la expedición llego a Lima el desterrado ex Presidente Noboa; y sin embargo de la antigua enemistada que mediaba entre él y Flores trato este General, asociarle a su empresa, que tendría por objeto restablecerlo en la Presidencia. Noboa convino en dar su nombre que serviría de bandera nacional a la turba de gente perdida que se aprestaba invadir la patria Ecuatoriana; pero puso para ello la condición, de que el Gobierno Peruano le auxiliara abiertamente con sus armas como si con esto pudiese borrarse, pero ni siquiera disminuirse el crimen de alta traición.
Comisionado del superior Gobierno el Ministro tesorero de la hacienda Pública don Diego Noboa.
Don Diego Noboa decía que escuchaba sus consejos como los de un oráculo y que si se le reponía en su destino de Contador del Departamento del Guayas, juraría la constitución Boliviana. De antigua y acomodada familia, el señor Noboa era un aristócrata, intransigente y un católico rancio, Fanático hasta la exageración, para el Voltaire Rousseau era los dos fantasmas, a los que debía conjurarse, a fin de que no aparecieran nunca, en el suelo americano. Conservador, entro en la Revolución de marzo contra Flores, porque como hemos visto, esa no fue una revolución de principios sino un nuevo sacudimiento contra la tiranía extranjera, como el de 1834. Elegido Presidente de la Republica, acogió a los jesuitas de Nueva Granada; se rodeo de una turbamulta de los floreanos, a quienes ofreció que abriera al General Flores las puertas del país y que influiría con todas las republicas americanas para que reconsideren los decretos por los cuales en 1845 se negaba a ese general, com o a traidor a la América, hasta el asilo aun a ciertos criminales comunes se concede. El colegio San Luis de Quito fue entregado a los P.P. Jesuitas. Durante la época del mando del General Urbina solo se fusilo a Briones y a sus cómplices en el asesinato horrible cometido por esos bandidos en algunos de los hombres de Flores traía en su expedición piratica en 1852. Esta expedición protegida por Echanique, Presidente del Perú se hizo con el pretexto de restablecer el Gobierno legítimo de Noboa, como si Noboa hubiera debido, como Urbina, su elevación a un movimiento de cuartel, Echenique ofreció a Noboa toda clase de elementos, con la sola condición que el General Flores, el traidor a la América, que había sabido captarse su voluntad, sería el jefe militar de la invasión, y aun cuando es un hecho que Noboa rechazo esa protección, el caso es que Flores engancho a toda la gente perdida de las costas peruanas y chilenas y acompañados por Manuel Carbo, sobrino de Don Diego Noboa y por Vicente Piedrahita; el comandante Sotomayor y Luna y otros parientes y amigos del mismo ex presidente, salió del Callao en el vapor Chile y seguido por cuatro buques de vela, atestados de elementos de guerra don Diego Noboa, se traslado a Piura mas tarde, con el objeto de recibir a su familia que debía llegar del Ecuador , en la isla de Puna, se avistaron con Flores el Teniente Coronel Víctor Proaño y otros Noboistas, y se comprometieron a marchar al centro de la republica, a revolucionar el país pero no cumplieron nunca sus promesas, Flores entró a la ría de Guayaquil y disparo algunos cañonazos contra la ciudad. Los Generales Urbina, Illingworth y Villamil defendieron la plaza, y le obligaron a retirarse vergonzosamente sin haber ocasionado otro daño las balas de su buque, que la muerte de un español Reina (partidario entusiasta de Flores), el cual salió al balcón de su casa a gritar como energúmeno en los momentos del bombardeo.
Cuando su candidatura en 1849 a la presidencia de la Republica, se presento como oposicionista al régimen de Roca, declarando que la candidatura de Elizalde, era gobiernista. Tuvo Noboa su apoyo en el periódico “El Cometa” de Guayaquil, aparecido el 15 de julio de 1849, que entro en polémica con “El eco de Guayas”, periódico elizaldista. “El cometa” se termino el 3 de octubre de ese año, con el muero nueve. El 1º de Agosto comenzó a circular “la opinión”, semanario guayaquileño duro contra Noboa, a quien sindicaba de deshonesto y de politiquear entre el 26 y el 29 con deshonor. Circulaba los miércoles y lo imprimía Justo Silva, sin indicar el taller.
Desde el 15 de agosto de 1849 apareció “La voz de la Republica” con su biografía, en entregas, pero quedo inconclusa en el Nº. 5, que fue el último, el 1º de octubre. Se imprimía en el taller de Marco Matamoros era gratis y salía cuando quiera. También “El Centinela” apoyo a Noboa, desde el 11 de septiembre de 1849y desapareció al reunirse el Congreso el 5 de octubre. Lo imprimía Matamoros, a una hoja/ dos planas, en dos columnas. Circularon solamente cuatro números, en intervalos regulares de ocho días entre cada uno de ellos. “El popular” también fue Noboista. Apareció el viernes 20 de junio, en dos planes a dos columnas, para luchar por su candidatura y desde el Nº 4 anuncio a cuatro planas. Tuvo dos series y circulo hasta 1850.
El 12 de abril de 1850 apareció en Guayaquil “El convencional”, un mes después de que Urbina había hecho la proclamación de Noboa. Figuraban sus principales partidarios firmando al pie del acta del 2 de marzo, entre ellos Pimentel, luego publico documentos oficiales. Termino de salir el 11 de julio de 1851 y fue integrante impreso por Murillo.
1842 Promotores bancarios
Confirmaban la solicitud los señores Diego Noboa, Manuel Antonio Luzarraga Idelfonso coronel, Juan Francisco de Icaza, José P. de Icaza, Francisco Javier Aguirre F camba Vicente Gainaza, Carlos Luckens Vicente Ramón Roca, Manuel de Icaza, Francisco Bernal, José María Caamaño y José Mateus.
1850 concordia, es el editorial que presenta a Roca deuda externa y Noboa –Salinas- asociados para esquilmar la Republica; el uno, apoderándose de todas las salinas de la costa, y el otro haciendo lo suyos seiscientos veinticinco mil pesos de la deuda extranjera. Entre los dos, termina toda, termina toda anterior disensión y Noboa cede y traspasa la Presidencia de la Republica a favor de su compinche Roca, o de la persona que este designe. La dictadura de Noboa se hace sentir con actos de verdadero vandalismo, que obligan a Elizalde a ponerse a buen recaudo, para escapar de los agentes del déspota, que tratan de asesinarle.
En ejercicio de este derecho, para garantizar la libertad de presa, en 23 de noviembre de 1821, ordenan al Cabildo elegir 16 personas competentes y responsables, de las cuales se sacarían por sorteo ocho para designar a los miembros de la Junta Conservadora de la Libertad de Imprenta y tres más igualmente por suerte, para constituir el tribunal permanente ante el que debían presentar las quejas, denuncias o acusaciones por abusos a la libertad de prensa, los elegidos por el cabildo fueron: Diego Noboa, Ministro de Hacienda.
De los 16, en el sorteo que se hizo para designar a los ocho miembros de la Junta Conservadora de prensa resultaron electo, en 27 de Noviembre de 1821: Diego Noboa.
La Mar se retiro a Guayaquil, desconfiando don justicia de la lealtad de sus tropas. Flores avanzo hasta la hacienda de la florida a distancia de cinco o seis leguas. Allí recibió nuevos emisores de que le fueron Dn. Diego Noboa y Dn. Domingo Santisteban.
Rico propietario de las haciendas retiro, Boca de baba y rematador del monopolio de sal en noviembre de 1821. “Junta Conservadora de la Libertas de la Impentra” De esa elección resultaron designo los señores Diego Noboa.
Pero quien, estaba ahora en la cabeza de la oposición era Dn. Diego Noboa, miembro del Gobierno provisional de marzo y vieja luchador en las lides políticas del país. Al día siguiente produjese el movimiento. Los jefes dispuestos encarcelas a las autoridades civiles y militares de Guayaquil. Urbina es nombrado por los rebeldes, jefe del distrito. Rápidamente establece la calma y enseguida nombra Gobernador a Don Miguel García Moreno, hermano de Gabriel. Pone en Libertad a Barriga y a los que le nombrara. El dos de marzo de 1850, una reunión popular presidia por el nombrara, El dos de Marzo de 1850, una reunión popular presidia por el Gobernador, designa Jefe Supremo al General Elizalde, que no acepta. Recúrese entonces a Don. Diego Noboa. Se le propone a Urbina nombrarle Jefe Supremo suplente, pero rehúsa.
Colegio Electoral de la Provincia de Guayaquil, celebrado el 11 de Noviembre de 1820. Diego Noboa y Arteta, Diputado por Guayaquil.
Don Diego Noboa, natural de Guayaquil, efectuó sus estudios en el colegio de San Luis de Quito, habiendo ocupado importantes cargos en la administración pública, llegando a la Primera Magistratura tanto como Presidente interino como Presidente Constitucional en 1851.
El señor Noboa fue acreditado en 1832 por el general Flores para que actuara como Primer Plenipotenciario del Ecuador ante el Perú, llevando como misión especial a cumplir que ese Gobierno reconociera al nuestra, como estado que había adoptado una nueva estructura: la federal.
Pero sin lugar a la menor duda, la finalidad reservada que impulso al Gobierno de esa época (1832), para acreditar su Primer Plenipotenciario en Lima fue la de conseguir de este una lianza de carácter militar, mediante de suscripción del tratado respectivo documento con el cual el Ecuador podría actuar asunto de las provincias septentrionales de Pasto y Popayán, que constituían el motivo de la discordia entre los países vecinos.
Entre los países que reconocieron el nuevo status político del Ecuador, figuro el Perú, al suscribir en 1832 el tratado Noboa-Pando, que lo hizo nuestro país, con el significativo lema “Del Estado del Ecuador en Colombia”, así como se reconoció en su artículo XIV que mientras se celebre un convenio sobre límites entre ambos países se reconocerán y respetaran los actuales por las Altas partes contratantes, con lo cual, el Perú reconoció en forma expresa, la vigencia del Tratado de Guayaquil y de su protocolo de ejecución y por ende, los derechos de Colombia sobre Jaén, Mainas y Tumbez, mientras que por su artículo XV, igualmente se daba por reconocida la existencia aun de Colombia, ya que esta no se había disuelto en 1830, sino a fines de 1832, ya que lo que ocurrió en 1830 fue un simple cambio de estructuración político.
El 20 de febrero de 1850 se proclama la revolución en Guayaquil y es elegido Jefe Supremo don Diego Noboa. El 25 de septiembre se convoca la Asamblea, a la que se instala el 8 de diciembre. El 25 de febrero de 1851, dieta la quinta Constitución y nombra presidente de la Republica al señor don diego Noboa, por 23 votos.
Alcalde de la Santa Hermandad de Guayaquil, en el año 1690.