ESCULTORA.- Nació en Tanurin, tierra de manzanas y uvas en las altas montañas de Libano, el 2 de Agosto de 1916. Esa región del medio oriente formaba parte del imperio turco y como sus habitantes eran en su mayor parte cristianos maronitas, los gobernantes musulmanes les trataban mal. (1)
Corrían los aciagos dias de la primera Guerra Mundial que fue muy sangrienta, las poblaciones del medio oriente se levantaron contra la despótica dominación otomana y las autoridades respondieron con inaudita crueldad contra la indefensa población civil. En tal clima de violencia numerosas familias emigraron a América abandonando sus pequeñas propiedades agrícolas. Una de ellas fue la de Angelita, formada por su madre Adela isa Murat viuda del agricultor Pedro Name, sujeto muy alto y corpulento, fallecido relativamente joven y de tetano por haber pisado accidentalmente un clavo, en quien tuvo ocho hijos, cuatro de los cuales murieron de pestes, dos más en una trágica cazería en que se dispararon accidentalmente y los dos que le quedaron llamaban Antonio de doce años y Angelita de casi dos.
Adela isa Murat era bajita, fuerte, blanca, rubia y de ojos azules. Había casado de solo catorce años de edad y cuando arribó a Guayaquil tenía veintisiete. Vino traída por su cuñado Antonio Name, quien acababa de contraer matrimonio con Maria isa, sobrina de ella. En el barco conoció a Juan Yapur Harb, casado por poder en el Líbano con una prima de apellido.
En 1860 hubo una cruel matanza de maronitas y Francia intervino para evitar su exterminio. Hubo una Conferencia en Beirut con la presidencia del Bajá Fuad representante del Sultán, de Lord Dufferin de Inglaterrra, Béclart de Francia, Weckbecker de Prusia, Rehpues de Austria y Movikov de Rusia. El asunto terminó ventilandose en Constantinopla y el 10 de Mayo de 1861 se expidió el Reglamento Orgánico de Líbano cuyo cumplimiento obligaba a nacionales y residentes en esa región.
Líbano pasó a ser un Mutasarrifato o provincia autónoma pero dependiente, a cuya cabeza debía estar un Gobernador nombrado por el Sultán cada diez años con amplios poderes civiles y militares, quien dividió el territorio en seis departamentos. El Líbano tradicional había quedado reducido a la mitad pues solo se le reconocieron 4.000 kilómetros casi todos de zona montañosa para sus 300.000 habitantes.
El primer Gobernador fue un turco católico y llamó Duad, buen gobernante , trató de devolver a los libaneses la confianza en el gobierno otomano pero tuvo que soportar la oposición del Bey José Karam, noble cristiano que nunca aceptó la reducción de las fronteras ni la continuidad de la presencia turca. Finalmente Karam perdió y tuvo que expatriarse a Italia donde falleció en 1867.
En 1868 renunció Duab y fue sucedido por siete Gobernadores hasta 1922, en su mayoría perseguidores obstinados de los maronitas, razón por la cual estos empezaron a emigrar a distintas partes del mundo. De esta época triste es el gran poeta Jalil Gibran, quien escribió en arabe y en inglés en hermosa prosa poética.
Harb, aunque el matrimonio no llegó a consumarse porque la novia adelantó el viaje a Guayaquil donde tenía parientes que la habían llamado.
En Guayaquil conocieron a Adela Harb, llamada también Adela Guerra, quien tenía una pequeña propiedad en la parroquia Bijagual, Cantón Daule, quien les acogió y dió posada. Luego les vendería la mitad de sus tierras para sembrar arroz, pero las cosechas no fueron del todo buenas y en los años 30 se cambiaron a la zona de Jujan. Adela Isa Murat casó con Juan Yapur Harb, pues la esposa de él había seguido viaje a Costa Rica perdiéndose su rastro en dicho país. Del matrimonio Yapur Isa nacieron dos hijos en el Ecuador Farid y Alile Yapur Isa.
Mientras tanto los niños Antonio y Angelita Ñame Isa crecían con una empleada en una casita de madera adquirida por su madre en las actuales calles Lorenzo de Garaycoa y Cañar, que eran parte de los potreros de una hacienda aledaña a Guayaquil, gozando de la libertad del campo y de una educación primaria muy elemental.
En 1929 recibieron clases de arabe de Federico Saker y lo llegaron a hablar ^ y escribir correctamente y ciertas
nociones de inglés. Era Angelita una joven guapa y espigada, muy blanca, de larga cabellera rojiza, que ambicionaba seguir estudios secundarios en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte para graduarse de Bachiller y comenzar la carrera de medicina, pero su madre se empeñó en que solamente aprendiera costura, bordado y cocina, pues no era usual que las señoritas salieran de sus casas bajo ningún pretexto.
En 1932 se matriculó en la Escuela de Bellas Artes donde permaneció dos años pues desde siempre pintaba muy bonita. Pronto se aficionó a la escultura y junto a Bellamada López Rodríguez sobresalió entre los demás. Su profesor Alfredo Palacio estaba admirado de la buena disposición de ambas y no se cansaba de ofrecerles indicaciones. De esta época son numerosas paisajes y retratos de parientes, así como algunos estudios anatómicos. Dominaba el óleo y prefería los colores suaves (pasteles).
El 42 recibió clases de pintura de los esposos Michaelson y se encantó con el estilo moderno (fauv) con mezclas de azules intensos, rojos vivos y todo lleno de luz. De esta época son numerosas obras escultóricas de parientes que 1970 y el 72 presidió el Patronato Municipal de Bellas Artes durante las alcaldías de Enrique Grau Ruiz y Francisco Huerta Montalvo pero al producirse la dictadura del General Guillermo Rodríguez Lara renunció por delicadeza personal.
El 73 expuso en el Salón de Artes del Rockefeller Center de New York y el 80 en la Alianza Francesa de Guayaquil. El 81 trabajó el monumento al Héroe Nacional Teniente Hugo Ortíz Garcés, inaugurado el 83 por el Presidente Oswaldo Hurtado con asistencia de las principales autoridades del país. El joven militar aparece en actitud firme y decidida, a su espalda una columna simboliza la línea de su vida y como no existía en el país talleres que pudieran fundir la estatua en una sola pieza, la envió al de Antonio Frilli en Florencia. La obra quedó admirable pero al momento de ser descubierta, su autora notó con pena y asombro que estaba negra, porque en la Zona Militar la habían embadurnado de aceite quemado de carro dizque para protegerla de la polución, ignorando que la nobleza de las estatuas esta dada por la oxidación o pátina, color verde, característico de los bronces antiguos.
Acostumbraba recibir en su casa a artistas y amigos con la cortesanía propias de los antiguos y formaba con su esposo una pareja dedicada por entero al arte y la literatura. El acostumbraba escribir ensayos mientras ella esculpía pues eran bien llevados y se admiraban mutuamente. Recuerdo que en una ocasión dijo lo siguiente: Es el rey del hogar, mi esposo, mi amigo, mi todo.
Estaba en la mejor de sus épocas, el 84 ocupó la Dirección de la Biblioteca y Museo Municipales con un empeño por la cultura y un amor infinito por sus colegas, a quienes apoyaba irrestrictamente sin celos ni rivalidades. Con su esposo y su hija menor Priscila, que era su compañerita, asistía regularmente a todos los actos artísticos y culturales, de suerte que su figura era conocidísima en la ciudad. Su hijo Leo era médico, sus dos hijas mayores vivían en los Estados Unidos felizmente casadas.
Por entonces viajaba a los Estados Unidos una o dos veces al año, invitada por sus hijas y disfrutaba en cada ocasión estas vacaciones que le brindaba la vida.
Poco después ayudó a su esposo en la construcción de un museo en Naranjito. El proyecto habíanacido naturalmente, pues habiendo comprado unas tierras en esa jurisdicción, comenzaron a edificar una casita rústica a la que aditaron varios salones para exposiciones permanentes y transitorias, pero en medio de esos quehaceres empezó a sentirse mal de salud y su hija Cecilia de ürcés la llevó de urgencia a los Estados Unidos, donde fue operada de un cáncer al colon.
Sus últimos tiempos fueron de una suprema paz, recibiendo la quimioterapia con la bondadosa sonrisa que le caracterizaba. Femenina, sensitiva y de una gran dulzura falleció en San Antonio, Texas, el 25 de Marzo de 1985 , de solo 69 años de edad. Al conocerse la noticia en Guayaquil no hubo un artista, escritor o poeta que no la sintiera porque estaba muy unida a todos los que de una u otra forma hacíamos el mundillo intelectual y cultivabamos su amistad.
Espíritu de selección y libre de egoísmos, por sobre el medio anodino de su tiempo que condenaba a las mujeres a una vida ordinaria y gris en el estrecho ámbito del hogar y se alzó a través de la inspiración de su arte y la promoción cultural.
Sus obras fueron obsequiadas por su esposo a familiares y amigos en cuyas residencias reposan; mas, su recuerdo, agigantado por el tiempo, permanece en el corazón de quienes la quisimos bien y tuvimos el privilegio de gozar de su amable compañía.