Meneses Hermenegildo


Hermenegildo Meneses, natural de Pupiales, muerto en la recolección de “El Tejar”, en Quito, perteneciente a los mercedarios, en 1860.
Natural del pueblo de Pupiales, ingreso a la Orden en nuestra Recolección a la edad de 25 a 30 años, poco más o menos pero su carácter, su sencillez y la pureza de su alma deban bastante a conocer que no había perdido la gracia bautismal. Una vez profeso, asombro a todos con el ejercicio heroico de las virtudes.
Su cuerpo estuvo expuesto tres días, sin sepultarse, y en este tiempo se percibió una grata fragancia como de rosas; no parecía sino que estaba reposando bajo la influencia de undulce sueño. 

En el siglo pasado vivió un hermano lego santo llamado Fray Hermegildo Meneses, habiendo pasado su santa vida en el Convento de el Tejar, donde hizo penitencia, Fray Hermegildo tomó el habito en la Recolección de El Tejar a los 25 años de edad, habiendo venido de pupiales, población que pertenece a Pasto; durante su vida monástica fue sacristán y nunca salió a la calle a excepción del día 24 de septiembre, fiesta de la Virgen de Mercedes, para concurrir a su fiesta en el templo de la Merced. A este lego le encargaron el cuidado de los ornamentos y para corresponder a su cuidado de los ornamentos y para corresponder a su cuidado y al de otros objetos de valor, improvisaron una celda muy cercana a la sacristía; esta fue su habitación. Se levantaba a los dos de la mañana, pasando en oración hasta que llegue el momento de despertar a sus hermanos, a alabar a María.
A la entrada del púlpito en un estrecho pasadizo terminado en un rincón, había un lugar en el que se disciplinaba; para esto cerraba la puerta, para que no sientan los golpes de su castigo. Se encontró en las paredes las manchas de sangre.
El Padre Castillo refiere que un día que le encargo Fray Hermenegildo su celda, vio por casualidad que había charcos de sangre en el suelo, fruto de la última disciplina. El ilustrísimo Pedro González Calisto, conoció a fray Hermenegildo, de quien dice fue un santo, mereciendo los altares. El ilustrísimo tomas Iturralde respetaba la santidad de fray Hermenegildo María Meneses. Fray Hermenegildo fue fervoroso continuador de la fiesta de Nuestra Madre Santísima del Tránsito, habiendo fundado esta devoción, los legos justo Guzmán y José Gamarra Mancheno. Fray Hermenegildo tenia a la Santa costumbre de rezar jaculatorias, considerándose siempre delante de la presencia de Dios; la obediencia del hermano Hermenegildo fue ciega; con la herencia de sus padres compró una imprenta de mala calidad y en esta imprimía oraciones devotas; cuando murió le bajaron al templo de la Merced permaneciendo insepulto por tres días el cuerpo del hermano Hermenegildo, y durante esta tiempo en la estancia de él se apercibía un olor a rosas, según referencia de Fray Nicanor Arteaga. Al exhumarse el cadáver en el 1868, encontraron entre los huesos, los silicios que usaba en vida, este acontecimiento pasó en 1869, cuando fray Nicanor Arteaga fue corista.