MATAMOROS JARA CARLOS

ESCRITOR.- Nació en Guayaquil el 4 de Abril de 1872. Desde muy joven se dedicó a la pedagogía, fundando en la zona rural de Daule varios jardines de infantes.

En 1890 se inicio en el periodismo y actuó de corresponsal de “El Diario de Avisos” cuyo Almanaque de Guayaquil editó ese año en la Imprenta Comercial, en cuarto menor.

Después colaboró en “El Grito del Pueblo” y fue su redactor, entre 1905 y el 9 y escribió bajo el seudónimo de Carlota Setheber”, “Ildefonso Heber” y “Her Ber”.

En 1906 editó la revista quincenal “Estudio de Obrero” con ilustraciones, en la imprenta del Comercio, de la que solamente se conoce un primer número. El 9 colaboró en “El Tiempo” de Quito como “Isidro Mata”. El 12 fundó el Instituto Nacional Vicente Piedrahita en Daule. En Octubre del 14 volvió a Guayaquil para hacerse cargo de la dirección del Centro Escolar Fiscal N° 8 ubicado en Industrias (Eloy Alfaro) entre Maldonado y Concordia (Calicuchima) frente a la fábrica de Cigarrillos El Progreso. La prensa reseñó el cambio y le calificó de “competente profesor y entusiasta pedagogo”.

En 1916 pasó el Centro Escolar Fiscal Vicente Rocafuerte, concurrió a la primera Conferencia Pedagógica Nacional y volvió a escribir para “El Grito del Pueblo”.

Entre 1916 y el 17 fue Visitador Escolar de la Provincia y editó la revista mensual “Minerva” con ilustraciones, en la imprenta de la Filantrópica del Guayas, se publicaron cinco números. El 18, con Julio C. Sánchez, fundó la revista mensual “Fiat Lux” pero solo se conoce el primer número. Ese año figuró entró los fundadores de la Asociación Nacional Boy Scout del Ecuador.

En 1920 participó en la segunda Conferencia Pedagógica Nacional que se celebró en Guayaquil. El 21 comenzó a colaborar en el Diario “El Telégrafo” con el seudónimo de “Tomas Mora”. El 22 fue escritor de planta y habiendo consultado las Actas de Cabildo dio inicios a una columna titulada “La Historia Patria día por día”. El 23 editó “Autoridades Coloniales de Guayaquil”.

En 1929 fue considerado por la Municipalidad para formar parte de la Junta de Cronistas e Historiadores convocada para dilucidar la fecha de fundación de Santiago de Guayaquil y el sitio donde estuvo la casa del prócer José de Villamil. En Octubre y como secretario del Comité por el Día de la Raza presidido por Virgilio Drouet, impulsó la cabalgata montuvia, la doma y el lazo de potros en el American

Park y otros actos más.

El 9 de Julio de 1930 figuró entre los miembros fundadores del Centro de Investigaciones Históricas y fue electo Subdirector, colaboró asiduamente en su Boletín y en la edición conmemorativa del Diario “El Telégrafo” por el Centenario de la Independencia apareció su serie sobre los “Presidentes del Ecuador” (18301930)

En 1931 ocupó la Vicepresidencia de la Asociación Nacional de Boy Scouts. El 32 la del Comité de la Raza que enarboló la bandera de América en la Rotonda. Entre el 32 y el 34 ejerció la dirección de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, donde continuó la publicación de la Gacela, se preocupó de mejorar los fondos bibliográficos y de actualizar los índices y la catalogación. En 1933 recordó el IV Centenario de la muerte de Atahualpa.

En 1936 escribió una corta Necrología del profesor Gustavo Adolfo Lemus y un articulo largo sobre el bicentenario de la llegada de la I Comisión Geodésica Francesa a nuestras tierras, ocupó la Vice presidencia del instituto Hispanoamericano de Relaciones Culturales, correspondiente del de

éste, que une al paciente agradecido con su médico? El doliente, toda criatura humana, requiere de comprensión que nos ayude a vivir los momentos de dolor y de esperanza. El médico debe poseer carismas para dulcificar con gestos, actos o palabras las dificultades propias de toda enfermedad.

Viene a mi memoria, aun recuerdo, la primera ocasión que concurrí angustiado a su consultorio. No le conocía, me enviaba un amigo y entregué mis ojos a este personaje, sabiendo que de él dependería mi futuro. Años atrás, para restaurar una retina había que trasladarse a Panamá, los Estados Unidos o Colombia. Mas, en esos momentos, la nueva escuela en materia de operaciones oftalmológicas de las partes interna y posterior del ojo había llegado al Ecuador y aquí entran aspectos de la vida del Dr. Nelson Matamoros Sotomayor, cuyo ciclo se divide en dos partes. Antes y después de la beca que le concedió el gobierno de Israel para estudios en la Universidad Hebrea y prácticar en el Hospital Hadassah.

Nacido en 1959 en Santa Rosa, provincia de El Oro, en 1984 era un médico recién graduado de 25 años de edad, que había realizado el año de la Rural en un poblado del oriente. Alto, fuerte, señero, arribó esperanzadamente a Jerusalem donde aún se vivían los difíciles y asendereados años del conflicto palestino que todavía mantiene a Israel en permanente estado de guerra. Llegaba a una ciudad en llamas pero en orden y disciplina, con poco dinero como todo estudiante, hablando solamente el español y el inglés aunque dispuesto a aprender el hebreo y quizá hasta el árabe, en fin, a superar cualquier obstáculo con ánimo firme pues era poseedor de un tesoro de energías frescas y optimistas.

Su padre, uno de los más importantes sociólogos del país, declarado el Mejor Ciudadano de Santa Rosa, profesor en la Universidad de Machala y su madre una mujer trabajadora a tiempo completo, propietaria de uno de los principales gabinetes de belleza de El Oro, le habían dado el apoyo necesario para culminar su carrera médica, pero faltaba la especializadón.

No encontró un buen trato, no iba como turista, por el contrario, le esperaban múltiples trabajos y dificultades. La ciudad aún no solucionaba los efectos de su división en dos, la residencia universitaria estaba situada al otro extremo de la Universidad.Debía levantarse a las 4 y 30 de la mañana y hacer cambio de buses pues las clases comenzaban a las 6 y 30. Por las tardes acudía al hospital y de noche, en muchas ocasiones, tenía guardia. Con el paso de los meses se dedicó a las prácticas pero el panorama no varió pues debía estar en el Hospital antes que el profesor, a fin de tenerle listo el historial de los paciente y bien informado de las novedades de cada uno de ellos.

Esforzadamente ganó la confianza de los maestros Hannan Zabermann y David Ben Ezra, de origen argentino el primero y francés el segundo, quienes le llegaron a tomar tanto afecto que terminaron por ofrecerle la calidad de médico residente. Cabe anotar que entre sus pacientes estuvo el célebre Dr. David Leví, Ministro del interior de Israel, a quien operó de urgencia por desprendimiento de retina.

En Jerusalem comprendió que la ciencia no es un montón de retazos sin conexión alguna, que los conocimientos se adquieren de las generaciones anteriores a través de las personas que en su momento se dedicaron al estudio y a la investigación, por eso los maestros no se van, se quedan con sus discípulos y la llama del saber científico se acrecienta siempre.

Su labor en Israel fue exitosa, desde el 84 hasta el 87 operó a miles de enfermos, había ocasiones que intervenía hasta 5 y más veces al día, sin contar sus trabajos en el laboratorio realizados con gatos, a los que inducía el cristalino para tornarlo opaco. Estas experimentaciones le proporcionaron la agilidad y el dominio necesarios para realizar complicadas intervenciones quirúrgicas en sus pacientes.

El 88 finalizó su beca y pasó a trabajar en el Rand Eye Institute de Pompano Beach, Estados Unidos, en la aplicación del sistema de ultrasonido en operaciones de cataratas y a finales de años regresó al Ecuador convertido en un científico, casado con su novia ecuatoriana e imbuído de una sincera pasión de servicio. Sonriente sin dejar de ser grave, enérgico sin dejar de ser dulce, y con fulgores de sapiencia, fue pionero en cirugías complicadas de vítreo y retina y en la aplicación de las citadas técnicas de ultrasonido e implantes de lentes intraoculares plegables, practicando su ciencia en el consultorio gratuito de las damas del cuerpo consular y en el propio de la clínica Kennedy.

Desde entonces es asiduo concurrente a Congresos y Simposios internacionales de Oftalmología y ha recorrido casi todo el mundo con este objeto, son sus momentos de relax porque la vida del Cirujano es metódica y más si se trata de un espíritu de selección porque ama la soledad de la lectura y el estudio; mas, en el silencio de la consulta o frente al quirófano ¿Cuanta satisfacción, cuanta alegría, cuanta emoción al restaurar la vista a los pacientes; sin embargo, cosas del destino, esta fructífera existencia no ha estado exenta de dolorosas situaciones: la ceguera y pérdida del padre, la viudez.

Dr. Nelson Matamoros Sotomayor, ecuatoriano de bien, cirujano ilustre por derecho propio, con la ayuda de la ciencia y las enseñanzas de vuestros sabios maestros de Israel estáis haciendo un gran bien. Sois pues, un hombre providencial. La Patria al premiar vuestros servicios se ha honrado y nosotros alborozadamente nos sumamos al homenaje.