MATA LAMOTA RAFAEL MARÍA

PERIODISTA.- Nació en Quito hacia 1840 y fueron sus padres legítimos el General Antonio Mata Viten, bautizado en Latacunga el 16 de Octubre de 1809, quien ingresó al Ejército en Mayo de 1829 y fue Edecán de su primo hermano el Presidente José María Urbina 1851, Oficial Mayor de Guerra y Marina en 1854, Jefe Político de Latacunga en 1856. Durante la primera administración de García Moreno sufrió persecuciones pero en 1865 fue llamado por dicho Presidente para que autorizara el matrimonio de su joven hija Hortensia con su protegido José Miguel Ordoñez Lazo. En 1876 participó en la revolución del General Ignacio de Veintemilla y en Junio de 1877 recibió el generalato de la Asamblea Nacional Constituyente. Falleció en Quito en 1887 viudo de Carmen Lamota Tello natural de Esmeraldas y vuelto a casar con Carmen Rosa Aristizábal y Tinajero, con sucesión en ambas.

Rafael María, adolescente aún, acompañó a su padre en algunas campañas militares en el interior de la República. Luego, movido por su amor a las Bellas Letras y a la aventura, viajó a Guayaquil y sentó plaza en las imprentas como gacetillero y poeta de dulce estro, componiendo bajo el pseudónimo de “Zannone” que pronto hizo famoso, su estilo era ligero, hermoso, lleno de aciertos humorísticos y pleno de locuacidad, aunque no exento de cierta severidad en el asunto cuando éste lo requería.

Desde Marzo del 79 fue Cronista en la Nación” con Amadeo Izquieta y dieron amenidad a esa sección. El 83 realizó con su hermano Alejandro la campaña Regeneradora, contra la distadura del General Iguacio de Veíntemilla, actuando como secretario del General Eloy Alfaro en Manabí. Después pasaron a Guayaquil y estuvo en las acciones

libradas en las llanuras de Palobamba de Chongón. El 3 de Junio se portó bizarramente en los baños del Salado donde su hermano cayó muerto con la frente destrozada por un balazo.

Ocupada la ciudad el 9 de Julio formó parte del grupo íntimo de Alfaro. En Agosto siguió a Quito a fin de sostener a la minoría liberal en la Convención Nacional Constituyente y figuró entre los fundadores de la “Sociedad Radical” que escandalizó a la gente pacata de entonces. “Gimotearon las beatas, azuzaron frailes y clérigos, cerró el gobierno de los Pentaviros los ojos y una noche, una oleada inmensa de fanáticos invadió el local donde celebraban las sesiones el Club aquel, los socios tuvieron que salir precipitadamente por las ventanas y algunos que no lo hicieron fueron a dar al suelo. A Mata le arrastraron, vilipendiaron y dejaron por muerto en media plaza principal.

El Dr. Edmundo Yépes Salvador ha contado el episodio de la siguiente manera: “En la carrera Chile, casa de las señoras Luz y Dolores Echanique, tenían arrendadas los miembros de la Sociedad Radical dos piezas para reunirse en ellas. El 2 de Septiembre de 1883 día en que había dado comienzo las elecciones a Diputados a la Asamblea Nacional, entre las 6 y 7 de la noche, se organizó un mitin que al grito de “Viva la Religión” y “Mueran los Radicales”, los conservadores, convenientemente preparados,

atacaron la casa arriba mencionada, destrozando todo en su camino y repartiendo garrotazos a cuanta gente encontraban en la parte alta de la referida casa. Fueron heridos varios liberales, siendo el de mayor gravedad Rafael María Mata, a quien la turba fanática le sacó a rastras a la calle y a viva fuerza obligaron a gritar “Viva Dios”, “Viva la Religión”. Mata quedó casi agónico. Consumada tan injusta asonada, alguno de la poblada se acordó de la Sociedad Liberal de Artesanos y como sugirieran ir al lugar donde se reunían, avanzaron a la pequeña casa de Daniel Yépes Jácome, quien era Presidente de esa Sociedad, situada en la Loma Chica, Parroquia de San Marcos, su dueño, felizmente se hallaba con toda su familia en una hacienda de los Chillos, que sirvió para librarle de los ultrajes personales ocurridos en casa de las señoras Echanique.

Mohíno y contrahecho tuvo que volverse a Guayaquil y desempeñó la secretaria de la Municipalidad hasta que en Noviembre de 1884, decepcionado porel giro de los acontecimientos políticos y fiel a su credo Liberal Radical, subrepticiamente salió con su primo Amilcar Lamota y otros liberales más, a levantar a las montaneras de Manabí, pero atrapados en el camino a Santa Elena por la policía y traídos presos a Guayaquil, fueron condenados al destierro en Lima.

En dicha capital vivió días de suma pobreza, ayudandose con trabajitos en la prensa, hasta que en 1.886 pudo acogerse al indulto concedido por el Presidente Plácido Caamaño y reintegrado a diversos periódicos del puerto principal, trabajó desde Junio del 87 en que se fundó el diario “El Globo”, de gran formato y carácter informativo, bajo las órdenes de Filemón Bul trago y luego de Enrique Valenzuela Pombo y Gustavo Becerra en su orden… pues dichos escritores colombianos le tenia en gran aprecio y se lo pasaban unos a otros. Desde Noviembre colaboró en la revista “La Semana Literaria de El Globo” con Buitrago y desde el 93 en “El Globo Literario” de Becerra.

En Julio del 88 escribió para “La Reacción” y desde el 20 de Septiembre en “La Opinión Pública” diario de la tarde de formato pequeño a cuatro planas y dos columnas, editado en la imprenta Bolívar. También en “Los Andes” bajo el pseudónimo de “Merlín Merluza” en sus diversas épocas.

En Enero de 1889 comenzó a publicar el semanario “La Tribuna” que tuvo gran acogida por las ideas francamente liberales que sustentaba y por el selecto y nutrido material de sus columnas. También escribía para “La Revista Literaria” de José Luis Tamayo y Manuel Tama Vivero. Ese año ocupó la secretaria de la “Sociedad Liberal Republicana” que editó “La Reforma”, órgano al que dedicó varios artículos de índole doctrinaria.

En 1890 editó “Juicios históricos sobre las Páginas del Ecuador” en 243 pags. refutando a la obra de Marietta de Veintemilla, quien había emitido ciertos juicios contrarios al buen nombre del General Antonio José Mata, padre del autor.

La obra no contiene novedades, únicamente es una colección de críticas tomadas de la prensa nacional sobre el asunto tan polémico como fue en su tiempo el libro de Dña. Marietta.

En Octubre comenzó a colaborar en la Palabra” de Amadeo Izquieta y a mediados del 94 pasó a Quito

Soñador y poco práctico. Vivía para las bellas letras sin importarle otra cosa que el ideario liberal. Idealista neurótico y quizá hasta monomaniático, se creía útil, hábil, ardoroso, espiritual en su mente repleta de ilusiones y quimeras, de suerte que en los medios periodísticos de Guayaquil, por sus artículos era conocidísimo de todos y cuando se codeaba en las oficinas, en las calles o en el paseo, cuando se cruzaban con él en el portal o al volver de una esquina, le saludaban familiarmente y decían: es Mata.