MARTÍNEZ VÁSCONEZ NICOLÁS

POLITICO.- Nació en la hacienda “Samanga” propiedad de la familia Vásconez, el 10 de septiembre de 1821. Hijo legítimo de Tomás Martínez Cobo natural de Cali, venido a Quito en calidad de familiar del Obispo José Cuero y Cayzedo. En 1809 visito en Ambato a su tío Antonio Cobo, conoció a una de sus sobrinas políticas María Juana Vásconez López -Naranjo y se casaron en 1810. Comerciante primero y luego socio de José Miño y Valdés, murió pobre en Ambato en 1823, en casa de sus suegros en la Bolívar y Mera.

Tras la segunda derrota de Huachi el 12 de Septiembre de 1821 a media legua de Ambato, numerosas familias al ver que era probable una nueva pelea en los suburbios de la ciudad, se fugaron a los campos más lejanos dejando abandonadas sus casas. Don Juan Manuel Vásconez, patriota ardoroso y a quien la causa de la independencia casi había arruinado desde el descalabro de Mocha y el triunfo del Presidente Toribio Montes en 1812, se retiró con su familia a la hacienda llamada Samanga de su propiedad, a una hora al norte de la ciudad y llevó consigo a doña María Juana su hija y al marido de ella Tomás Martínez. A la mañana siguiente del combate un piquete de la tropa vencedora cayó en la hacienda para prender a los propietarios. La esposa del señor Vásconez rogó al Oficial que obrase de modo que no se asuste su hija María

Juana que había desembarazado tres días antes. El español tuvo por treta mujeril esta solicitud maternal y para venir a lo cierto pidió que le presenten al niño. Hízole la abuela y viéndole se convenció y apoyando el fusil a un pilar del catre de la enferma disparó exclamando ¡A la salud del recién nacido¡ La bala pasó rozando la cabeza del señor Vásconez que con sus compañeros apenas habían tenido tiempo de ocultarse entre unas parvas a corto trecho de la casa.

Huérfano de padre a los dos años, el niño Nicolás vivió en Ambato con sus abuelos maternos siendo el ídolo de su madre estudió la primeras letras y latinidad hasta los catorce años pasó a la casa de su tío el Dr. Pablo Vásconez, abogado prestigioso llegado a Quito como miembro de la Convención Nacional de 1835 que se instaló tras la batalla de Miñarica. En la capital le hizo terminar la secundaria en el Colegio de San Luís, al igual que había hecho con otro de sus sobrinos llamado Joaquín Mendizábal Vásconez.

Estudiante externo, vivía en casa de su tío y comenzó la carrera de las leyes en la Universidad Central de Quito formándose a la sombra de su tío Pablo, que tenía fama de ser hombre muy adusto y en las vacaciones volvía a la finca La Liria en Atocha cerca de Ambato donde residía dos meses. Leía con provecho y solía hacerlo con rapidez y tuvo oportunidad de educar a su sobrino Juan León Mera Martínez, induciéndole a provechosas lecturas.

Mientras tanto en Quito destacaba entre sus compañeros y llegó a presidir la Sociedad Filantrópico – Literaria establecida en 1838 bajo el patrocinio de la Virgen del Rosario, donde se estudiaba y discutía libremente sobre literatura y hasta escribían un periódico semanal titulado “El aspirante a la ilustración” que redactaban en comisión. Fruto de esas tareas fue una obrita juvenil titulada “Tratado de ortografía castellana” hoy perdida. A principios de la década de los años 40 ingresó el joven Gabriel García Moreno que se impuso la tarea de politizar al resto de sus compañeros, leyendo los números que caían en sus manos de “La Linterna Mágica” que llegaban de Piura escritos por Pedro Moncayo. Otro miembro, el peruano Francisco Santur Urrutia, escribió un poema satírico “La República de los Brutos” que Martínez respondió indignado defendiendo el honor de su Patria y hasta el del Presidente Flores sin ser floreano, pues con el tiempo hasta hízole oposición.

En 1842 estaba de vuelta en Ambato y fue electo Presidente del Concejo Cantonal. El 43 se matriculó como abogado en la secretaría de la Corte Suprema y en la Academia de Derecho Práctico. El 44 trabajó en el estudio de su primo el Dr. Joaquín Mendizábal Vásconez El 45 presentó un Certamen Público.

En 1849 abrió su estudio profesional de abogado y se opuso al gobierno de presidente Vicente Ramón Roca. El 50 ocupó la Jefatura Política o lo que es lo mismo fue Corregidor de Ambato y el 30 de Agosto de ese año le tocó presenciar la ruidosa sublevación de la Columna del Sur contra sus jefes que eran unos pillos que se aprovechaban de los dineros de la ración diaria y hasta les birlaban parte de los sueldos. El tiroteo duró solo media hora y no tuvo consecuencias, pero a raíz de ello el gobierno le designó Comisario de Policía con facultades discrecionales.

El 53 salió electo Diputado por la provincia de León durante la administración de Urbina. El 54 ejerció la Gobernación de León con sede en Latacunga y a pesar de la rivalidad existente entre esa población y Ambato, supo comportarse con honorabilidad y decencia, al punto que los latacungueños llegaron a apreciarle en alto grado. Regresaría al Congreso entre 1855 y el 57, año en que ocupó la Vicepresidencia de la Cámara de Diputados.

En 1855 contrajo matrimonio con Adelaida Holguín Naranjo, muy menor a él y tendrán numerosas descendencia. Durante los sucesos políticos de 1859 y 60 tomó partido por el Triunvirato que presidió su amigo y ex compañero de estudios Gabriel García Moreno, que ya de Presidente le designó en 1.861 Gobernador interino de la recién fundada provincia del Tungurahua pues “tenía perfecta confianza de su talento, instrucción y patriotismo” aunque posteriormente ocupó dichas funciones en propiedad.

Durante su gobierno ayudó a la apertura del camino estable entre Ambato y Quito, presidió el Consejo Académico de la provincia, persiguió a numerosos urbinistas, apresó a vanos Curas disolutos y los remitió al presidente para su castigo, compuso las principales calles de la población, inauguró su quinta “La Liria” plantando numerosos eucaliptos cuyas semillas hablan llegado de Australia. Por todo ello el presidente llegó a estimarle aun más y escribió “Martínez es el Gobernador modelo, pues reúne todas las cualidades apetecibles: probidad, talento, instrucción, actividad, firmeza y al mismo tiempo dulzura de carácter. No tiene superior y pocos se le igualan en la República.”

Durante la presidencia de Jerónimo Carrón (1865-1867) continuó en funciones, igualmente con el nuevo Presidente Javier Espinosa (1867)

Pero la noche del 9 de Febrero de 1868 le ocurrió un incidente inesperado mientras paseaba tranquilamente con su suegro Ignacio Holguín por el centro de la población cuando fueron insultados soezmente por varios jóvenes colombianos (Neogranadinos se llamaban entonces) disgustados con el viejo Holguín por su tozudes para consentir el enamoramiento de su bella hija Berenice con el pastuso Felipe Rosero. Asunto tan nimio y particular debió terminar allí, pero como al día siguiente se hizo público, varios grupos salieron a buscar a los colombianos y los molieron a palos quedando algunos contusos y hasta con roturas de cabezas.

Poco después estos se quejaron al Cónsul Cayetano Uribe sindicando directamente al Gobernador Martínez de no haberles defendido por su parentesco con Holguín. El Cónsul presentó una Nota, hubo reclamaciones diplomáticas, Martínez renunció, fue sucedido por el liberal Francisco X. Montalvo Fiallos y como lo habían enjuiciado criminalmente tuvo que retirarse a Riobamba con su sobrino Juan León Mera para evitar la acometida de los colombianos Felipe Rosero, Domingo Cordovés. Juan Bautista Yela, Vicente Cárdenas, José María Velasco y otros más, que insistían en sus quejas.

Mera publicó en Mayo el folleto “Defensa del Dr. Nicolás Martínez” quien había sacado una “Aclaración al Público” en 10 págs, luego insistió con “El autor o autores de la facción Marcelina en Ambato” que hizo circular con los nombres de algunos miembros de la Sociedad Conservadora, formada por partidarios del ex presidente García Moreno, ese año.

El caso se volvió político y Juan Montalvo publicó “Marcelino y Medio” burlándose de Martínez corno Marcelino y de su sobrino Mera como medio Marcelino. De allí en adelante menudearon los escritos. Montalvo siguió con “El Masonismo Negro” refiriéndose a los Conservadores y con “El Buho de Ambato” en ataque personal a Mera mientras Martínez

editaba en Quito “Una contestación a mis enemigos” en 15 págs, y como en Agosto logro sentencia a su favor, regresó a Ambato y ofreció un baile a sus amistades sin conocer que el 16 se había producido un terrible terremoto que sepultó a la población de Ibarra y su comarca, lo cual fue aprovechado por Montalvo en “Bailar sobre las rumas” y “Coronación del Dr. Martínez en Ambato y de qué se ocupa este personaje” este último aparecido el 22 de Diciembre.

El incidente originado en las pretensiones del joven neogranadino enamorado de la joven Berenice había ido creciendo y tornándose personal. En “Vísperas Sicilianas” Montalvo volvió sobre el tema y luego en “El Peregrino de la Meca” del 5 de Enero de 1869 zahirió otra vez a Mera, con quien tenía inquina personal por la forma despreciativa que este había usado al referirse a su familia. El 16 de Enero García Moreno se tomó los cuarteles de Quito y proclamo la dictadura, sus opositores tuvieron que esconderse. Juan Montalvo pasó a Ipiales y así fue como terminó tan ruda polémica, propia del periodismo romántico del siglo XIX ecuatoriano.

Martínez inicialmente no apoyó el golpe ^ de estado pero al pasar García Moreno

por Ambato le recibió en calidad de Jefe de la Sociedad Conservadora del lugar y fue convencido, terminó por felicitar a su amigo y fue designado Profesor del Colegio Bolívar, ejerció por varios meses el rectorado, concurriendo como Diputado al Congreso.

Entre 1870 y el 76 fue Ministro Juez de la Corte Suprema de Justicia, el 72 publico “El cultivo de la viña”, folleto instructivo y novedoso cuya segunda edición apareció en 1884, relatando sus experiencias personales en la Liria. El 71 fue comisionado con el Dr. Luís A. Salazar para explicar y sostener en las Cámaras Legislativas el proyecto del nuevo Código Penal y fue comisionado para hacer las correcciones tipográficas. El 74 se refirió despectivamente del General Víctor Proaño y su obra y fue refutado por él y al asesinato de García Moreno cesó en funciones, pero aunque en el Congreso Nacional quisieron reelegirlo, su mala salud le hizo excusarse.

Desde el 76 vivía retirado en su quinta La Liria donde se encontraba muy a gusto y por eso solía decir: De aquí no me sacarán si no muerto.

El 80 sus hijos Augusto y Anacarsis expedicionaron varias veces al oriente

obedientes a las exigencias de una voluntad creadora.”

En sus últimos años escribió mucho y bien, de preferencia cortos ensayos y/o cartas largas, sobre diversos temas de agricultura, ciencia en la que depositó sus preferencias, especializándose en el cultivo de la vid y en la preparación de vinos o vinificación como ya se dijo.

Con los años abandonaría su conservadorismo garciano y pasó a un conservadorísimo progresista que a él le parecía más acorde con el liberalismo católico de esos tiempos.

Siempre le había apasionado la música y de joven tocaba la vihuela, después se deleitaba con el canto y el piano de su hija Cornelia, a la que no se cansaba de presentar en las reuniones sociales de su tiempo, tanto en Quito como en Ambato.