MARIATEGUI JOSE CARLOS

SOCIOLOGO.- Nació en 1894 en la pequeña población de La Chira, Departamento de Moquegua (Hijo de

Los clásicos formalistas marmóreos dieron paso a los exaltados románticos y éstos a los neoclásicos parnasianos que estimaban que bien valía un mundo un verso si era perfecto. Posteriormente llegaron los modernistas que tanto enriquecieron el idioma con adjetivos seductores, al punto que fueron reputados por barrocos.

De regreso en Marzo del 23 al Perú trabajó en las Universidades populares González Prada difundiendo las nuevas tendencias bolcheviques a través de un ciclo de conferencia sobre la historia de la crisis mundial, trató temas europeos bajo el epígrafe de “Figuras y aspectos de la vida mundial” y al salir expulsado del país Víctor Raúl Haya de la Torre por su protesta contra la ridícula consagración del Perú al Corazón de Jesús, ocupó su lugar en la dirección de la revista “Claridad.”

En Mayo del 24 le habían tenido que amputar la pierna y como estaba decidido a luchar por la cultura, fundó la “Revista Mundial” con el ánimo de peruanizar al Perú y en Octubre del 25 la Editorial Minerva para editar su primer gran libro: “La Escena Contemporánea.”

El 26 se adhirió a la organización de ^ la Alianza Popular Revolucionaria Americana APRA definida como un frente único de obreros manuales e intelectuales.

En Septiembre fundó la gran revista “Amauta” (con ese nombre se conocía a los sabios del Tahuantinsuyo) que funcionó cuatro años hasta su muerte el 30 y que tanta influencia ejerció entre los prosistas, pensadores, políticos y poetas americanos de su tiempo.

Mariátegui se transformó en un líder casi sin querer, como algo natural, ingénito a su gran inteligencia y madurez intelectual.

En “Amauta” Mariátegui había hecho desfilar a las primeras plumas del pensamiento de su tiempo, contribuyendo a revelar a nuevos poetas y ensayistas y saturando el ambiente de estímulos diversos en franca libertad ideológica porque nunca fue un hombre de estrecheces de pensamiento, acogía a todos por igual, dando a cada cual su justo valor. Sus ensayos eran, además, los muestrarios permanentes de un espíritu sutil y patriota, desprendido y generosamente inteligente. “Su estilo corto, de frases incisivas, sin vacilaciones ni rodeos, descorría la cortina de una nueva

En Septiembre del 29 fue allanado su domicilio y clausurado el quincenario “Labor” de su propiedad.

Los Siete Ensayos se dividen así: el Primero trata sobre la economía, subrayando la influencia negativa que para la economía capitalista ejerce el régimen feudal que aún se practicaba en el Perú. El segundo trata sobre el Indio y tiende a señalar un nuevo tratamiento que lo vincule a la propiedad de la tierra en los valles. El Tercero trata sobre la Propiedad Agraria en las diversas regiones del Perú y sobre los problemas jurídicos y sociales ligados a ella. El Cuarto trata sobre el Proceso de la Instrucción Pública que analiza desde la perspectiva del socialismo. El Quinto trata sobre la función que la religión ha tenido en la vida peruana. El Sexto trata sobre el eterno problema de algunas repúblicas sudamericanas, entre otras el Perú, el del federalismo y el centralismo, éste último de origen feudal. El Séptimo hace una revisión sobre la literatura peruana y trata sobre la liberación del espíritu colonial, la tendencia a aproximarse a la vida nacional y la influencia del espíritu cosmopolita, hoy se diría globalizador.

Fue, pues, un escritor universalista y ecuménico porque oteaba dentro y fuera de las fronteras de su patria y habiendo comenzado como simple poeta modernistas en 1916, con versos finos como este // Es sólo mi tristeza la tristeza indecisa / de un niño un poco místico y otro poco sensual, / cuyo raro destino leyó una pitonisa / o el astrolabio intérprete, de un oráculo astral. // La voz de Schopenhauer adoctrinó doliente / a mi alma que ha perdido la ilusión de la vida / y que sigue, sonámbula, una ruta inclemente / con los pasos inciertos, y sangrante la herida, // supo evolucionar vertiginosamente y en poco tiempo hasta situarse como líder del movimiento postmodernista peruano, con ensayos vitales y certeros que aún no han perdido vigencia a pesar del tiempo transcurrido.

Cabe mencionar su participación en 1917 en una absurda ceremonia realizada una noche en el Cementerio de Lima, durante la cual varios intelectuales pidieron a la bailarina rusa argentina Norka Ruskaya que interpretara la “Marcha Fúnebre” de Chopin en la Alameda Central de dicho camposanto. El asunto fue descubierto y causó tremendo impacto emocional en la sociedad. Bailarina, violinista y público terminaron la noche en una cárcel. Diez años después Mariátegui era el más ilustre pensador del Perú pues de simple diletante se había transformado.

Como político, en 1928 contactó con enviados de la Tercera Internacional y obtuvo que la primitiva cédula comunista peruana aceptara actuar dentro del Partido Socialista como parte de él. Al año siguiente el pacto fue rechazado por el comunismo internacional y esto alteró su salud, entonces viajó a Buenos Aires a ponerse una pierna ortopédica y a dictar conferencias y falleció el 16 de abril de 1930 sin llegar al puerto. De allí en adelante su memoria ha sido zarandeada por todos los partidos que se han querido apoderar de ella, cuando en vida Mariátegui sólo fue un socialista más en América, quizá el de mayor avanzada, el maestro, el teórico del pensamiento crítico hispanoamericano que luchó por alcanzar la justicia social que todos perseguimos.

Fué vital su influencia sobre el pensamiento político ecuatoriano de su tiempo, inspiró a nuestra intelectualidad y fijó normas para llegar a la revolución.