JURADO RUMBEA MANUEL ANTONIO

PERIODISTA.- Nació en Guayaquil el 13 de Junio de 1856 y fue hijo legítimo del Coronel Manuel Antonio Jurado Icaza, guayaquileño, nacido en 1.836, propietario de la balandra La Avanzada, con casa en Malecón e Illingworth, Gobernador de Esmeraldas en 1885 durante la presidencia de Caamaño, funcionario de los regímenes progresistas, fallecido en Guayaquil en 1905 a causa de una mala medicación con estricnina y Manuela Rumbea Plaza, que murió poco después, del corazón. Ambos guayaquileños.

El tercero de una larga familia compuesta de nueve hijos (dos hombres y siete mujeres) una de las cuales murió en la niñez. Aprendió las primeras letras con preceptores y cursó varios años de estudio en la escuela de Tomás Martínez, especializándose en Comercio.

De dieciocho años se inició como Contador de la balandra de su padre. En 1878 ingresó como Auxiliar de Contabilidad en la empresa de Jacinto Caamaño Arteta propietario de las haciendas Tenguel y Churute grandes productoras de cacao en el Cantón Naranjal, donde se mantuvo varios años pues tras el fallecimiento del señor Caamaño los negocios pasaron a su yerno Leonardo Stagg Flores, casado con Panchita Caamaño Gómez-Cornejo, quien le designó administrador de Churute en 1910, hacienda que se encontraba en condiciones precarias, pero a base de esfuerzo logró mejorarla.

Ese año, contando cincuenta y cuatro de edad, contrajo matrimonio con Josefa Iglesias Rodríguez natural de Cuenca, hija legítima de Isidro Iglesias y Santisteban que por debilidad pulmonar pasó a Cuenca a mediados del siglo pasado y allí casó con Manuela Rodríguez (Parra) y Vega pero ambos murieron dejando dos hijos de 7 y 5 años respectivamente, que la familia paterna trajo a Guayaquil: Manuel Isidro al cuidado de su tío José Domingo de Santisteban Noboa murió joven y Josefa que vivió con su tía Rosario Plaza Iglesias, quien tuvo el agrado de adoptarla como hija. El matrimonio Jurado Iglesias siempre fue bien avenido y dejaron numerosa sucesión.

Desde la muerte de sus padres vivía en la casa de Juan Solínes, que después fue vendida a Evangelista Calero, situada en Aguirre y Pedro Carbo, junto a sus seis hermanas solteras llamadas Rosa Herminia, Rosa Blanca, Rosalba (1) Mercedes Angélica (2) Delmira y Evangélica pues su hermano Pedro, casado con Dolores Lascano Contreras (3) era Médico y vivía por entonces en Manabí. En 1914, al ser vendida Churute al ilustre abogado Dr. Manuel Tama Vivero, quien la adquirió como regalo de bodas de su hija Maria Tama Paz con Gustavo Luís Chanange, cesó en funciones.

Nuevamente en Guayaquil, comenzó a trabajar como administrador de las haciendas de su primo Miguel García Rumbea y llevó la contabilidad de la empresa de Manuel Granja Ceballos, quien tenía el lucrativo negocio de lanchas fleteras a Durán también llamadas gabarras.

Desde 1920 colaboró con artículos para el semanario “La Carcajada” de Próspero Salcedo Mac Dowal utilizando el pseudónimo de “Mefistófeles.” En 1922 vivía en una casa propia en Las Peñas. El 25 comenzó una serie de artículos históricos en El Telégrafo que primero firmó como “Manfredo” y luego como Roland de la Pletiere” y que pronto le hicieron conocido en el ámbito cultural guayaquileño. El

26 sufrieron una epidemia de fiebre tifoidea que comenzó en la casa de al lado donde fallecieron cinco niñas en menos de un mes y posiblemente se debió a la contaminación del agua de ese sector. Primero cayó enferma Evangélica, luego José. El tratamiento fue largo y costoso pues duró más de dos meses pero ninguno falleció. Diariamente había junta de médicos, se administraban baños de agua helada hasta seis veces al día para bajar la fiebre, rapado totalmente el cabello y con ingestión de sulfas, que acababan de salir al mercado ecuatoriano. A consecuencia de tantos gastos tuvo que vender la casa, jamás volvió a ser propietario y dos de sus hermanas – Evangélica y Mercedes Angélica – comenzaron a trabajar como profesoras fiscales pues eran muy hábiles para la pintura, el dibujo y las manualidades; sin embargo, este gesto de independencia, fue mal visto por la parentela materna, que no aceptaba que las señoritas de sociedad caminaran solas por la calle, ni siquiera para trasladarse a sus trabajos.

En 1926 laboró por tres años en la Dirección General de Aduanas. En 1928 pasó a la Dirección de la Biblioteca Pedagógica de la Dirección General de Estudios del Guayas donde se mantuvo hasta su muerte. El 29 colaboró en “El Heraldo” de Efraín Camacho Santos firmando con sus iniciales M.A.J.R.

A pesar de su credo político conservador eran sus mejores amigos el profesor Leonardo Aulestia que le visitaba los domingos para jugar ajedrez. Su primo el Coronel Tobías Rumbea Plaza, conocido como el mayor mentiroso de la ciudad por sus chistes, que hacía las delicias de los jóvenes Jurado Iglesias con cuanta exageración se le ocurría cada momento pues parecía ametralladora contando casos y cosas, pues era un sujeto exagerado, poseía una imaginación desbordante y sus historietas eran plenas de emociones fuertes (4)

En 1930 figuró entre los Miembros fundadores del Centro de Investigaciones Históricas de Guayaquil con el ilustre bibliógrafo guayaquileño Dr. Carlos A. Rolando, quien era su gran amigo al igual que Bolívar Monroy Garaycoa y Carlos Matamoros Jara y fue electo Vicepresidente de la entidad.

En su Boletín publicó el 31 un artículo sobre cartografía titulado “Islas Desaparecidas”, el 32 uno biográfico sobre “El General Cornelio E. Vernaza Carbo”. El 36 tomó la palabra en el homenaje que los miembros rindieron a Juan Antonio Alminate con motivo de su jubilación. El 37 concurrió a los actos celebrados en honor del historiador colombiano Justino Mejía y Mejía de paso por nuestra ciudad.

Victoriano, compuesto en todo, en extremo educado y hogareño, de carácter apacible, buen conversador, excelente lector y dibujante a plumilla y tinta china, sobre todo de figuras y animales. Cuando por las tardes llegaba del trabajo su esposa acercaba una silla a la hamaca y conversaban sobre los temas del día hasta la hora de servir una comida sencilla. Le gustaba el consomé de gallina con cebollita blanca picada, plato típico guayaquileño que hoy casi se ha perdido. De noche jugaba al tresillo con sus hermanas y recibían visitas a las que las mujeres de la casa brindaban las sabrosas mistelas y dulces caseros que ellas sabían preparar.

Vivían en la casa de la familia Ubilla Norero en la esquina de Avenida Olmedo y Chile. Una noche de marzo salieron las hermanas Jurado Rumbea en son de paseo y a comprar frutas al vecino Mercado Sur. De regreso se sirvieron algunas y pocos minutos más tarde Rosalía sintió un fuerte dolor de estómago. Le pusieron un lavado creyendo que se encontraba empachada pero el lavado se le quedó dentro. Llamaron enseguida a Pedro que era médico y éste trajo al cirujano  Dr. Abel Gilbert quien la operó de urgencia en la Clínica Guayaquil que entonces quedaba en Clemente Ballén, pero la apendicitis se complicó con obstrucción intestinal y falleció a las pocas horas. En Diciembre de ese fatídico año hubo un fuerte temblor y a los pocos minutos Delmira falleció de la impresión. Rosa Herminia quedó tan apesadumbrada con estas muertes violentas que dejó de comer y decía que tenía enferma el alma. Un lunes no quiso levantarse de la cama y por más que la obligaban a alimentarse no lo hacía. Hasta le mandaron a ver un plato especial que mucho le gustaba del cercano restaurant El Casino pero falleció según se dijo -de pena – el domingo siguiente. Entonces la familia decidió cambiarse de casa y pasaron a una vecina en Avenida Olmedo No. 406 y Chimborazo, propiedad de Plascensio Trujillo Gutiérrez, donde falleció su esposa el 11 de Octubre del 36 a causa de una vieja dolencia estomacal que se trataba con las famosas píldoras rosadas del Dr. Ross. En su columna “Paralelos” de El Universo escribía sobre asuntos históricos y culturales y así transcurrieron sus últimos años en una casa situada al lado de la iglesia de San Alejo, cuidado por las tres hermanas que le quedaban pues sus hijos habían contraído matrimonio y tenían hogares aparte.

En 1940 fue electo miembro del Círculo de Periodistas del Guayas, comenzó a sufrir de la próstata. Lo trataba el Dr. José Ala-Vedra y Tama. El 41 sintió como el que más la tragedia ecuatoriana con la provincia de El Oro ocupada por el ejército peruano y a través de la prensa escribió sobre temas patrióticos. Muy decaído pasó el resto del año. En Noviembre empezó a tener problemas serios y hubo necesidad de colocarle una sonda. El 1 de Diciembre fue operado en la Clínica Arreaga Gómez y a pesar de que la intervención fue exitosa, le sobrevino una hemorragia y falleció el día 7 de 85 años de edad. El velatorio se realizó en casa de su hijo José Antonio en la calle Luque. El 7 de Diciembre de 1942 se colocó su retrato al óleo de tres cuartos confeccionado por su hermana Mercedes en el Salón del Centro de Investigaciones Históricas. Está considerado uno de los periodistas más leídos en el Guayaquil de los años 20 al 40 pero lamentablemente no existe una recopilación de sus artículos que ayudaría a realizar una valoración crítica de su mensaje.

  1. (1) Mercedes Angélica Jurado Rumbea fue soltera, desde niña aprendió a tocar piano, bordaba estandartes para los colegios y escuelas y manteles para

las iglesias. Como pintora en 1930 confeccionó un cuadro al óleo del Presidente Flores jurando la Constitución que obsequió al Museo Municipal.

  1. (2) Rosalba era la más calladita y cosía con gran paciencia al punto que sus hermanos Manuel Antonio y Pedro jamás tuvieron que mandar a confeccionar sus ternos en las sastrerías pues ella los manufactoraba con gran precisión. Rosa Blanca también cosía y bordaba muy lindo.
  2. (3) Dolores Lascano Contreras fue hija del Dr. Alejo Lascano Bahamonde, quien visitó en Vinces en 1891 a su amigo el abogado Dr. Espiridión Dávila, donde conoció a su sobrina política Rita Contreras Avilés, joven de 25 años, quien vivía con sus tíos en esa población. En Guayaquil comenzó la familia. En 1892 nació Josefa y el 96 Dolores Lascano Contreras. Doña Rita falleció el 98 de parto y la criatura (un hombrecito) tampoco le sobrevivió. El Dr. Lascano trasladó a sus dos hijas a Huigra y encargó su educación a las monjas francesas que mantenían una escuela en esa población. En 1904 falleció de un cáncer lento al estómago dejando un legado de ocho mil sucres a cada una aunque entonces se dijo y aún hoy se repite que sus sobrinos le hicieron firmar el testamento que ellos hicieron, aprovechando su estado de gravedad pasando por un cáncer avanzada.
  3. (4) Tobías Rumbea Plaza fue un personaje popularísimo en el Guayaquil de principios del siglo XX. Combatiente liberal del 95, retirado del ejército ejercía el comercio y tenía muchísimos admiradores pues era un fabulador maravilloso. Casó primero con Mercedes Rendón y viudo con Maria Pita, con sucesión solo en la primera. Alto, delgado, hablantín y “viejazo” como el mismo se calificaba, su anecdotario llenaría muchas páginas. Contaba que la noche del 28 de Mayo de 1944 le había cogido el baleo cerca del cuartel de los Carabineros y para huir de tan peligroso sitio trepó al techo de un edificio vecino y por allí se fue corriendo de techo en techo hasta su casa en Las Peñas. Preguntado cómo hacía con las bocacalles, rápido respondió: En tiempos de revolución ¿Quien se fija en bocacalles? Había sido propietario de un perrazo inmenso y para colmos el más feroz del mundo. El Rey Jorge V de Inglaterra, que supo la noticia, se picó y mandó a su hijo el príncipe de Gales con un perrazo de su propiedad, tan malo como el primero, para que ambos animales peleen a muerte a ver cual de los dos ganaba. Encerrados con toda las precauciones en un cobertizo hermético se oyeron furiosísimos ladridos, golpes contra las paredes, etc. Finalmente, a los tres dias, se hizo un silencio sepulcral, entonces abrieron las puertas y solo encontraron los rabos porque los perrazos se habían ido tragando a dentelladas. Este cuentón lo garantizaba con juramento.