JORGE ICAZA CORONEL

ESCRITOR. – Nació en Quito, en el Barrio del Vergel, el 10 Julio de 1906. Hijo de José Antonio Icaza Manzo, natural de Babahoyo, liberal que murió en 1909 de una úlcera perforada, y de Carmen Amelia Coronel Pareja, riobambeña. Huérfano de padre a los tres años, poco tiempo después su madre contrajo nupcias con el comerciante José Alejandro Peñaherrera Oña y abandonó al niño, que fue recogido por el matrimonio Salazar Gómez en Quito, con cuyos hijos compartió algún tiempo hasta que regresó con su madre y a consecuencia de las persecuciones políticas contra su padrastro por ser alfarista, se trasladaron al fundo familiar llamado “Chimborazo” en la provincia de ese nombre, con tierras que iban hasta las provincias de Bolívar y Los Ríos, donde convivió con los niños indios y mestizos, con su lengua el quichua y esa forma tan especial de habla castellana mezclada con quichuismos que tienen en la sierra; mas, llegó el día que su tío Enrique Coronel Pareja, con tinterilladas, tomó para si la hacienda, los hizo salir y dejó en la miseria, de manera que el niño tuvo que volver a adaptarse y comenzó a mantener serios conflictos psicológicos con su padrastro Peñaherrera, revelados en su cuento autobiográfico “Los Cachorros”, aunque con los años se llevaron bien y hasta fueron inseparables amigos.

Inició sus estudios primarios en la escuelita de las señoritas. Toledo, de allí fue al “San Luis Gonzaga”. De esa época es la siguiente anécdota. Una tarde se portó mal y su madre lo castigó encerrándole en un cuarto. Entonces sacó una bandera del Ecuador, se asomó con ella al balcón y gritó: “Abajo doña Mariquita y el Papa, viva Garibaldi”, refiriéndose a una amiga muy beata de su madre que cada vez que los visitaba contaba con grandes aspavientos “los abusos” que dizque había cometido Giuseppe Garibaldi en Roma durante la ocupación de 1870 y se quejaba con gran amargura de la penosa situación del Papa, a quien equivocadamente hacía languidecer prisionero entre rejas aun en 1914 en un castillo de esa capital.

En 1917 pasó al “San Gabriel” y el 19 al “Instituto Nacional Mejía” donde se graduó de Bachiller en 1924 e ingresó a la Facultad de Medicina, pero el 25 murió su padrastro y el 26 le siguió su madre, entonces quedó desprovisto de toda protección económica y libre de hacer lo que a bien se le antojaba.

Era un joven vital, de solamente veinte años, extrovertido y simpático. Su buen físico le recomendaba, su conversación atraía y sentía una gran pasión por el teatro. El 27 decidió inscribirse en el Conservatorio Nacional y el Director del Curso de Declamación, Abelardo Reboredo, lo puso a estudiar Arte Dramático y Declamación y al poco tiempo debutó en el teatro Sucre con la obra “Asirse de un cabello”, mereciendo los elogios de la prensa. Desde el 28 hizo carrera en la “Compañía Dramática Nacional” empeñada en hacer buen teatro como sucedía en las grandes capitales de Europa y tanto, que las mejores obras que se estrenaban en ese continente inmediatamente las traducían para representarlas en Quito, abriendo el horizonte teatral con actores criollos. Icaza aprovechó tan favorable disposición, comenzó a escribir a base de su sentido deluz “Sin sentido” en 102 Págs. pieza dramática y fatalista en tres actos y prólogo. Por esos tiempos vivía un hermoso romance con Marina Moncayo y frecuentaba la fina bohemia del Quito de los chullas intelectuales de los años treinta, llenos de arte, música y cultura, donde a la par del teatro florecía el pasillo y los serenos. Con su amigo Humberto Proaño Alarcón abrió cauces a estas actividades del espíritu. Leíamos – diría más tarde Icaza – a Freud, a Marx, las obras de Lenin, libros de filosofía y todos los folletos que llegaban al Ecuador provenientes de la Unión Soviética, también leíamos algo de matemáticas, estábamos hasta donde era posible, al día.

En 1933 publicó “Barro de la Sierra” en 68 págs. libro de relatos cortos, “visión estructural del sistema, cuentos pungentes y dramáticos más que tanteos de inteligencia como se ha dicho, pues es tan fuerte su capacidad de emoción concentrada y comunicativa que restalla y relampaguea como golpe de látigo” y por eso el libro “llamó la atención de los críticos siempre desdeñosos ante este amanuense autor”

En 1934 nació su hija Cristina Icaza y tras muchos esfuerzos obtuvo que los Talleres Gráficos Nacionales editaran “Huasipungo” en 214 págs. novela escrita meses atrás. Los mil ejemplares se vendieron a S/.2 cada uno. El libro le asimiló a la corriente de escritores indigenistas, al principio no le dio la justa fama, que recién empezó a recibir proveniente de críticos del exterior, pero al mismo tiempo eclipsó su producción inicial, el teatro.

En su Patria Huasipungo fue criticada por tremendista y hasta hubo intonsos que aconsejaron ignorarla por asquerosa, debido a las crudezas con que relata la pobreza, el hambre, las injusticias, en síntesis la degradación total que cometen en la sierra los tres poderes clásicos desde los días del coloniaje (los latifundistas, el clero y los militares, unidos para continuar beneficiandose a través del fruto del trabajo esclavista) “La gente se escandalizó, el clero le excomulgó, el militarismo le persiguió. Se le hizo campaña desde el púlpito presentando a su autor como masón y hereje, en la política como comunista y en los medios aristocrático como cholo renegado.”

Huasipungo es “el testimonio vigoroso de denuncia de la tragedia de todo el conglomerado indígenapues no contiene tipos, caracteres o personajes singulares y su lectura provocó rabia y solidaridad, sentando la tesis de que la degradación de los indios no proviene de su depravación innata – como lo mantenía el racismo blanco – sino de las condiciones que le fueron impuestas por señores sádicos propietarios de haciendas. En su forma es una novela lineal, de lenguaje crudo y situaciones sórdidas, contiene la imagen de un mundo que algún día cambiará, pero hasta que eso ocurra seguirá leyéndose Huasipungo como fiel testimonio histórico, idiomático y como la más representativa de las novelas ecuatorianas que tienen por motivo al indio de la cordillera”.

La obra fue lanzada en el exterior en 1936 por la Editorial Sol de Buenos Aires por los caminos de amerindia y del mundo como la novela del año y desde entonces ha sido traducida a numerosos idiomas y ha conocido múltiples ediciones. En Lima se editaron cincuenta mil ejemplares que se agotaron en ocho días.

En 1935 siguió explorando el tema de la identidad y de las relaciones raciales y de clase y editó su segunda novela titulada “En las calles” en 279 págs. que obtuvo el primer premio en el Concurso Nacional promovido por el Grupo América de Quito, demostrando que lo urbano es el elemento complementario de las relaciones de producción agraria aunque, a primera vista, parezcan dos medios diferentes. “En las Calles comienza con una huelga de obreros y termina con un episodio sangriento de la llamada Guerra de los Cuatro Días. Detalla la fricción entre el gamonalismo serrano y la plutocracia costeña, el trágico drama de la vida del indio, su dolor sin esperanza. Las posteriores ediciones de 1944 y siguientes contienen algunas variantes en el argumento. Entonces apareció la segunda edición de Huasipungo con un Vocabulario agregado por su autor para facilitar la comprensión de la lectura y dos juicios críticos.

En 1936 contrajo matrimonio con Marina Moncayo su amante, su amiga, su esposa, su consejera y su secretaria, con quien fue feliz hasta la muerte, también organizó la Sociedad de Escritores Ecuatorianos (S. E. A.) con Alejandro Carrión, José de la Cuadra, Alfonso Cuesta y Cuesta, Francisco Ferrandís Albors, Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert, Pablo Palacio, Angel Felicísimo Rojas, Humberto Salvador y otros y publicó para teatro “Flagelo” en un acto, “estampa de vivos matices de primitivismo humano y de sordas voces que demuestran la dureza de la vida del indio” estrenada el 5 de agosto de 1940 en Buenos Aires, en el Teatro del Pueblo, que era teatro polémico, por el director Barletta, siendo calificada de “obra de extraordinaria belleza en su dolorosa reciedumbre y que alcanza en algunos momentos, a pesar de su actitud anti teatral, un dramatismo conmovedor”. Como en Flagelo se exponen los problemas del indio ecuatoriano, tomaron por sorpresa a un público que estaba desprevenido y cuya opinión se dividió dando lugar a discusiones acaloradas. A la octava noche la administración del teatro decidió invitar al Embajador ecuatoriano para que hiciera el favor de aclarar el asunto pero lo acabó enredando más aún al manifestar que el problema del indio no era un problema social sino cósmico (¿?) vaya uno a saber qué mismo quiso expresar el tal Embajador. Descalzi ha escrito que tiene escenas de teatro puro en las que el movimiento silencioso revela el genio dramático del autor”, pues Flagelo no tiene hilo argumental, es expresionista y se desarrolla a través de un pregonero y de un látigo que no se ve pero se escucha sin cesar”.

Del 36 también es el Sindicato de Escritores Ecuatorianos, El 37 se separó de su empleo y fundó con sus amigos peruanos Genaro Carnero Checa y Pedro Jorge Vera la librería “Agencia General de Publicaciones” en un pequeño local de la calle Mejía, comprándole una gran cantidad de libros viejos a Janer y Co. de Guayaquil. La Agencia sirvió de lugar de tertulia a la intelectualidad de esos tiempos pero no fue un negocio rentable. Ese año nació su hija Fenia Icaza Moncayo y Huasipungo comenzó a ser traducida, primero al francés, después lo sería a los más importantes idiomas del mundo. Icaza empezó a dirigir la revista SEA, órgano del Sindicato por él formado y editó “Cholos” en 244 págs. con prosa más elaborada donde los personajes, sin dejar de ser indios, valen por lo que son, “denuncia que los procesos sociales contemporáneos no modifican las injustas y oprobiosas estructuras básicas que siguen intactas, pues el mestizo o cholo circula por entre las clases económicas y sociales acomodándose como puede, porque solo es un subproducto racial y n un grupo de poder”. Agustín Cueva Dávila ha opinado de esta obra que literariamente está por debajo de su interés sociológico, que es inmenso, de suerte que debe ser considerada como testimonio histórico y social.

En 1939 salió Huasipungo en edición para niños, adaptada por su autor y por Juan O. Trevor. Con ilustraciones a color. El 40 concurrió al P rimer Congreso Indigenista de México celebrado en la población de Patzcuaro y dictó varias conferencias en Costa Rica. Numerosas ediciones de Huasipungo circulaban en el Continente, su fama crecía y ha seguido en aumento hasta nuestros días, siendo el libro ecuatoriano más famoso de todos los tiempos, aunque ni siquiera es el mejor de Icaza.

En 1942 participó invitado por Nelson Rockefeller en el Primer Seminario de Asuntos Latinoamericanos celebrado en New York y dio a la luz pública su novela realista “Media Vida Deslumbrados” con “exploraciones nuevas sobre las posibilidades del cholerío, con una trama bien hilvanada, desarrollo fluido y lenguaje expresivo que mantiene vivo en todo momento el interés del lector” El cholismo había sido tratado en el Perú desde los años veinte como sinónimo del mestizaje urbano pero corresponde a Icaza el mérito de haberlo asimilado a la literatura ecuatoriana como sujeto principal de su creación, adelantándose en mucho a las tendencias del realismo de los años cincuenta.

En Diciembre del 43 el escritor y revolucionario mexicano José Revueltas, de paso con varios amigos hacia Lima, le conoció en la Librería Vera y Cia. de Guayaquil y dijo: Icaza tiene un estilo áspero, crudamente realista, excesivamente nacional. A veces muestra ciertas tendencias al abuso de la tesis, presentada sin habilidad y a base de símbolos vulgares.

En 1944 fue miembro fundador de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el 46 dirigió por tres temporadas la Compañía de Teatro Marina Moncayo que en 1947 estrenó el ballet “El Amaño” y los dramas “Los Repatriados” de Leonard Frank, “El vals de los perros” de Andreiev, “Los ojos más bellos del mundo” de Marcel Achard, “Jean de la Luna” de Jean Serment,

“El Dictador” de Jules Romain, que ocasionó escozor al presidente José María Velasco Ibarra. El 48 salió “Huairapamushcas” en 297 págs. (en español “Los Hijos del Viento” analizando el funcionamiento de una comuna como forma socioeconómica de origen precolombino) a través de las historias paralelas de un pueblo de cholos y de una hacienda. Este último año fue electo Vicepresidente de la CCE y asistió invitado a la posesión presidencial de Rómulo Gallegos en Venezuela, recorriendo la región del río Orinoco con el escritor norteamericano Waldo Frank. Más tarde se desplazó a Cuba.

En 1949 viajó a San Juan de Puerto Rico y fue designado Adjunto Cultural en Buenos Aires por el gobierno de Galo Plaza, recorrió la Argentina dictando conferencias y en 1950 apareció en Quito su libro, “Seis Relatos”, que reeditó en 1953 en dicho país del sur bajo el título de “Seis Veces la Muerte”. Este año volvió a estar con nosotros.

Por entonces instaló una pequeña librería en las calles Espejo y Flores que estaba separada por unas desteñidas cortinas de la trastienda, en la que escribía “El Chulla Romero y Flores.” Raúl Pérez Torres cuenta que en alguna ocasión, al filo del mediodía, le atendió personalmente y vendió los dos tomos de Los Miserables publicados por la popular Editorial Tor y como le entregó parte del precio en calidad de anticipo, apuntó el faltante en su cuaderno de las deudas, muchas de las cuales quizá nunca pudo cobrar, pero así era Jorge de irregular en sus negocios, por eso su economía no prosperaba.

El 55 y por su amistad personal con el Dr. Carlos Guevara Moreno ingresó al C.F.P. En 1956 celebró los veinte y cinco años de Huasipungo con la décima sexta edición en castellano y catorce traducciones a idiomas tan extraños a nuestra cultura como el checo, el búlgaro y el eslavo. Ese año viajó por Bolivia y Perú en plan cultural recibiendo múltiples homenajes. El 57 estuvo en Lima en el III Festival del Libro Hispanoamericano.

En 1958 apareció finalmente su gran novela “El Chulla Romero y Flores” en 232 págs. de “sencillo argumento expresado con maestría en diálogos y coros de un hondo y dolorido análisis”. Chulla significa en quichua “uno solo” y se dice del mestizo pobre de la ciudad, que aunque siempre anda bien vestido sólo posee ese traje elegante. La novela enfrenta al protagonista -un tipo humano – con su propio destino, de manera que bajo ningún concepto se convierte en un héroe convencional. Su autor siempre pensó que era lo mejor de lo suyo pues la construyó en base a una técnica elaborada, siendo el protagonista un hombre de la clase media, con el cual se sentía identificado.

Hernán Rodríguez Castelo ha expresado que es la mayor novela de Icaza, una de las cuatro o cinco mayores de la literatura ecuatoriana y la más importante de la década de los años cincuenta al sesenta, que son para la novela ecuatoriana, de pausa y decisiva maduración. El título tuvo algo que ver con Remigio Romero y Cordero, gran poeta y para mejor hacer también coronado y al mismo tiempo pobre de solemnidad, quien vivía en Quito una bohemia de tragos baratos entre remilgos nobiliarios. Todo un intríngulis propio de una ciudad pequeña y convencional como el Quito de entonces, donde todos se conocían y sabían quienes eran, echándose prosa unos a otros en medio de una pobreza generalizada y casi franciscana. Entonces la Municipalidad de Guayaquil le otorgó su Medalla de Oro al mérito literario.

En 1959 fue designado Director de la Biblioteca Nacional. El 60 editó una recopilación de sus “Viejos Cuentos” en 325 págs., viajó a la China y la Unión Soviética “donde por obvias razones su libro era muy socorrido”, a Checoslovaquia y a Francia con Pedro Jorge Vera, Diógenes Paredes, Nelson Estupiñán Bass y Oswaldo Guayasamín, se entrevistaron con Mao Tse Tung, Nikita Krushev y el Presidente checo Novodny. Cuando se iba a retratar con Krushev, éste le dijo que sabía que no era comunista y si no le importaba retratarse con el mayor demonio de Occidente, pero fue respondido que no parecía demonio sino uno de los angelotes que pintaba Rubens, lo que causó enorme gracia al líder ruso.

El 61 salieron sus “Obras Escogidas” prologadas por su amigo Ferrandis Albors que vivía en Montevideo conteniendo cuatro novelas y ocho de sus cuentos y visitó Cuba invitado por la editorial “Casa de las Américas”, siendo homenajeado por la intelectualidad de ese país y por Fidel Castro en persona cuando aún era considerado un héroe, ya que después se volvió el tirano que atormentó a su sufrida patria hasta que finalizaron sus días viejo, achacoso y desacreditado. Icaza no era afiliado a ningún Partido ni hacía política, sin embargo eran innegables sus simpatías por las izquierdas; mas, comenzaba la guerra fría chino – soviética que escindió al comunismo ecuatoriano en dos bandos, los Chinos pekineses contra los Rusos cabezones y se alineó con estos últimos por puro sentimentalismo con sus viejos amigotes.

En 1963 se tradujo “Huasipungo” al ruso y concurrió al Congreso Sionista de Río de Janeiro. El 66 apareció la edición cubana de Huasipungo” en cien mil ejemplares por la que no percibió derechos de autor pues en ese país no se pagan desde el ascenso del Castro – comunismo al poder, así de simple. El 64 se tradujo Huasipungo al inglés y el 57 lo había sido al francés.

El 67 asistió al II Congreso Latinoamericano de escritores reunido en México. El 68 comenzó la preparación de “Atrapados” y anunció tener una nueva novela y un tomo de teatro en preparación. El 69 fue profesor del Centro Andino de la U. de Nueva México en Quito. El 70 y con su esposa Marina Moncayo quiso llevar a escena la versión teatral de “Huasipungo” pero el gobierno dictatorial civil de Velasco Ibarra prohibió que fuera representada. Huasipungo para teatro fue adaptada por el Dr. Ricardo Descalzi del Castillo a pedido de Icaza. Un año después estrenó su versión teatral de “El Chulla Romero y Flores” con gran éxito en Quito.

En 1970 declaró que tenía “el dolor de empezar a sentirse enfermo. Sentir que la fuerza física empieza a fallar mientras la espiritual está intacta”. En 1972 salió al fin, impresa en Buenos Aires, su anunciada novela “Atrapados”, que el llamó “trilogía de corte experimental” y que trasunta bríos verdaderamente juveniles y fuera calificada de valiosa síntesis de su vida personal, artística y política. “Atrapados” se compone de tres tomos: 1) “El Juramento” donde narra experiencias juveniles 2) “En la Ficción” con investigaciones acerca de su producción teatral y novelística. Intervienen sus propios personajes y hay una revolución dentro de la novela cuando ellos discuten la verosimilitud de sus personalidades y 3) “En la Realidad” aquí se incorporan otros elementos tales como los Coros. El Protagonista – Icaza mismo – inicia la investigación de un crimen, lo ayudan sus amigos los cholos, pero los gamonales dificultan su labor. Al finaldebe ocultar la verdad en un informe falso, vencido por las influencias de estos últimos y el mensaje de todo es que el cholo o mestizo no sabe quien es ni quien quiere ser. Esta obra, por el tono coloquial de primera persona con que la escribiera ha sido comparada con la película “Ocho y Medio” de Fellini.

En 1973 viajó a dictar conferencias a los Estados Unidos, el 74 fue nombrado Embajador en la Unión Soviética, Polonia y Alemania Oeste. El profesor de la U. Southern California, Theodore Alan Sackett, realizó un extenso estudio sobre “el arte en la novelística de Jorge Icaza” concluyendo que el lenguaje casi taquigráfico utilizado en Huasipungo constituía una evolución en la narrativa hispanoamericana, por ser el más libre en las letras americanas hasta entonces”.

Había comenzado a escribir una novela titulada “Los Jauregui” y otra “La milagrosa“ pero no las pudo concluir pues falleció en Quito el 26 de Mayo de 1978 de casi setenta y dos años de edad, a consecuencia de un cáncer al estómago que no fue diagnosticado a tiempo.

Había residido muchos años en una villa de su propiedad, a pocas casas de la Plaza de Santo Domingo, en el tradicional barrio de la Mama Cuchara y tan antiguo como la quiteñidad del Chulla Romero y Flores pues Icaza siempre fue un chulla esencial, pero al final de su vida vivía en una villa propia en la República del Salvador.

Su estatura mediana, contextura vigorosa, tez trigueña, voz fuerte y bien modulada, carácter amplio y expansivo, buen conversador y lleno de anécdotas agradables, su obra no ha perdido fuerza con el paso del tiempo y por el contrario “Huasipungo”, “El Chulla Romero y Flores” y sus otras novelas así como su teatro, se han reafirmado en el mundo literario americano, pues son acabadas obras de arte literario, siendo su mayor legado la defensa de los indios frente a las injustas estructuras sociales del Ecuador y el estudio profundo y señero de la psicología del Cholo que para Icaza era el mestizo urbano del país.

Acostumbraba escribir primero un borrador a máquina, “voy haciéndolo de cuartilla en cuartilla porque no paso a la siguiente sino después de corregir y rehacer cada una, cuantas veces sea necesario, hasta que considero que al fin está bien. Cuando ya tengo doscientas cuartillas que constituyen un tomo, las dejo reposar por cuatro o cinco meses. Después releo todo lo escrito y por lo general rescribo casi todo a fin de pulirlo, de darle la forma definitiva. En cuanto a la hora me es indiferente. Aunque prefiero ciertas fases de la noche porque entonces puedo acomodarme en mi cama y trabajo hasta que me vence el sueño”. musculado, delgadito y de pequeña estatura, que andaba rápido por las calles, siempre de prisa como si tuviera algún asunto urgente que atender. Por eso le decían cariñosamente “Pajarito” pero él no se molestaba. Ese año pronunció y editó luego un “Discurso sobre las ventajas de las matemáticas.”

En 1892 habló en la velada que se llevaron a efecto en la Universidad de Cuenca con motivo del IV Centenario del descubrimiento de América. El 93 salieron a la luz sus “Breves reflexiones sobre la Economía Política” folleto de un cierto sabor erudito y con Octavio Díaz editó “Principios Católicos” en la imprenta del Clero, hasta que en 1896 cesó dicha publicación a causa de las amenazas del Jefe Civil y Militar del Azuay, General Leonidas Plaza, que no toleró sus reiteradas embestidas. De allí en adelante Díaz empezó a evolucionar hacia la doctrina liberal y su socio Iglesias, por el contrario, se fue haciendo cada vez más recalcitrante, hasta convertirse con los años en uno de los humanistas conservadores vividores fanáticos de Cuenca. Por eso su amigo Manuel J. Calle le calificó de más papista que el Papa, por su ciega intransigencia con los que se apartaban de lo que él llamaba la verdad revelada y las normas canónicas; pues para Iglesias, por sobre todo los conocimientos humanos solo existía el infalible matemático y sobre él únicamente Dios.

A principios de 1896 colaboró para el periódico “El Ciudadano”. En Mayo fue apresado por habérsele pillado en conversaciones políticas contra el régimen alfarista en los portales de la casa de Hortensia Mata, con Nicolás Duran a) El Lupe, Francisco Roldan y el Dr. Emiliano Hinostroza. En los Retenes se les unió el Dr. José María Astudillo Regalado y bajo la terrible acusación de ser propaladores de rumores falsos contra el gobierno fueron enviados al Panóptico de Quito. Poco después salió Astudillo en libertad por la garantía que extendió a su favor el Dr. José Peralta, a cambio de que suspenda la publicación del periódico “La Alianza Obrera” que redactaba con Nicanor Aguilar. En cambio, iglesias y sus contertulios sufrieron varias semanas de prisión con diarios baños fríos, fueron desterrados y salieron al Perú.

En Julio acompañó a las fuerzas revolucionarias conservadoras en su campaña militar. Estuvo con Antonio Muñoz Vernaza en Gualaceo, avanzaron a Azogues, Biblián y Tambo,penetraron por Tixan con Antonio Vega Muñoz a la provincia del Chimborazo y se unieron a las fuerzas de Pedro Ignacio Lizarzaburo, combatiendo entre el 18 y 19 de Julio en Columbe y en Tanquis. El 21 picaron a la Florida y amenazaron Riobamba, pero entonces vino la desunión azul y Vega se retiró con los cuencanos al Azuay, dejando solo a Lizarzaburo, que a la postre fue vencido por los refuerzos enviados desde Quito.

Entretanto Vega tomaba Cuenca el 5 de Agosto derrotando a las fuerzas del Coronel León Valles Franco. Finalmente fue el propio Presidente Alfaro quien sitió Cuenca y por mediación del Obispo Miguel León Garrido celebró un armisticio con los conservadores y pudo entrar en la ciudad.

En 1897 figuró como redactor del periódico “La Prensa Libre” con Ángel Vélez y volvió a arremeter contra el liberalismo hasta que el 14 de Diciembre de 1898 cayó preso Vélez a quien los soldados le quitaron la imprenta para que no siguiera insultando a Alfaro y encerrado en una celda del Seminario convertida en calabozo, le bañaban a la una de la mañana por varias semanas, hasta que recobró su libertad sin ganas se seguir haciendo periodismo.

Aunque era Abogado prefería ganarse la vida como Perito topógrafo o como Partidor agrimensor de herencias dada su impecable fama de Juez incorruptible. Por eso, en algunas ocasiones, su amigo el Dr. Guillermo Ochoa Alvear le llevó de Conjuez a la Corte Superior de Justicia del Azuay, aunque sus mayores triunfos y alegrías los consiguió como polemista furioso.

Tuvo numerosos embates por la prensa con amigos y hasta con desconocidos. Con el Dr. Manuel María Ortíz, Vice rector de la Universidad de Cuenca, discutió sobre Física. En 1913 publicó un estudio jurídico titulado “¿Cómo debe testar quien ignora lengua Castellana?” ensayo en 58 págs. refutando el opúsculo del Dr. Adolfo A. Torres “El Testamento con  intérpretes”, basado casi íntegramente en los Comentarios al Código Civil francés por el tratadista Lauraine, que Torres tenía en edición Castellana en treinta y tres tomos, como quedó claramente demostrado por Iglesias, dejando en el ridículo a su oponente. Su Pseudónimo “Junius” era famoso y no faltaron quienes opinaran que lo había adoptado por su maestro Julio “Julius” Matovelle, quien revisaba y hasta corregía lo suyo.

“Tenía la costumbre de glosar sus libros favoritos y cuantas veces le solicitaron para ocupar la cátedra de Matemáticas, que era su fuerte, se negaba, aduciendo que no podía servir a ningún régimen liberal, equivocando a la Patria con sus gobiernos” ¡Tanta su tozudez!

“Vestía usualmente de negro y salía a la calle con la boca hermética y cruzadas las manos. Regresaba a su casa a descansar pero se enredaba en las matemáticas o proponiéndose en el ajedrez y en la baraja lances peregrinos o problemas de solitario…”

“Su cuarto tenía una chulla ventana, allí – entrando y saliendo al patiecito – calaba su birrete de borlas y mataba el tiempo con sus periódicos favoritos, en general, los de candente polémica: “Fray Gerundio”, hojas volantes, contra réplicas, protestas, las Charlas famosas de Ernesto Mora pseudónimo de su amigo Calle, en fin, todo lo que tuviese condimento, buena salsa o ají picante para un paladar ávido de aperitivos. Tenía genio matemático y vocación cenobítica. Luchaba con los guarismos y con las tablas Pitagóricas y Logarítmicas.” Por eso le reputaban hombre raro y de genio colérico.

“De mezquina contextura física, daba motivo a la rechifla, a la sandunga, pero de su fanatismo por la severidad teológica no se veía libre ni el Prelado y más que el laicismo, le temía la tonsura”.

Sus amigos no eran muchos pero si muy buenos y le querían… El Dr. José Vega, benemérito sacerdote confesor de asilos y leprocomios que solía celebrar Misa a las cinco de la mañana todos los días. El poeta y abogado Gonzalo Novillo que cantaba las derrotas conservadoras de Cuenca en el Cebollar. El Presbítero Daniel Sélleri llegado a Coronel durante la campaña Restauradora de 1883 y luego a guerrillero de trabuco al hombro y capellán castrense del ejército del Coronel Manuel Folleco en Pangor en 1896. Todos ellos miopes en política pero Curas valentones y de opinión, con quienes pasaba largas horas en amenas pláticas y en el inocente juego del ajedrez o el tresillo.

En 1934 publicó el folleto “Cerebro empastelado” con acopio de erudición propia, citas ajenas y testimonios al granel contra su coideario conservador el Dr. Juventino Vélez. Después discutió largamente en “El Mercurio” con varios artículos titulados “Explicación Obligada”. de Benigno Iglesias Vázquez y de Zoila Toledo Alvarado, su círculo familiar era conservador, fue el segundo de seis hijos.

Su madre jugo un papel importante en su inicio y formación. Llegada la noche, bajo la tenue luz de las velas, impartía enseñanza cristiana, remendando de fe el ambiente y logrando que el niño empiece tempranamente a vivir la religión, por eso se las ingeniaba para conseguir telas y vestirse de cura, el juego predilecto que después sería su vida misma, siendo sus mejores amigos Andrés F. Córdova e Ignacio Molina.

En 1896 se insurreccionó el Azuay contra el régimen liberal y el Coronel Antonio Vega Muñoz se levantó en armas pero fue derrotado por las fuerzas del gobierno que entraron triunfadoras en Cuenca. Su padre Iglesias estuvo entre los derrotados y tuvo que buscar refugio por algunas semanas en una de las haciendas de las montañas vecinas donde pronto se le unieron su esposa e hijos, entre ellos el tierno José Benigno, de aproximadamente cinco años de edad.

Tras este episodio medio aventurero José Benigno ingresó en la escuela dirigida por Angel María Vicuña. Era normal en todo hasta en las pequeñas travesuras propias de su edad pues solía escaparse de clase pero su madre le hallaba detrás del cementerio y su padre al conocer de estas travesuras, remedió la situación con una fuerte reprimenda. Luego siguió estudios en la Escuela Central de Cañar. El director Fernando Andrade, impulsaba moralmente a José Benigno a que no desmaye en sus estudios y aproveche sus cualidades y virtudes, estímulo que se vio coronado al ser presentado como uno de los mejores estudiantes de este establecimiento. Era considerado por pertenecer a un círculo tradicional, aunque luego de la revolución había entrado la pobreza en su hogar pues le fue difícil a su padre conseguir trabajo.

De doce años fue estudiante en la Congregación de Padres Oblatos de Cuenca pero a las pocas semanas abandonó el establecimiento y regresó a Cañar para comunicar la decisión de hacerse sacerdote a sus padres, estos entraron en un silencio abismal. La decisión causaba hermetismo pero no extrañeza pues el Director Julio Matovelle era persona difícil por estricto y fanático. Ingresó entonces al Seminario de Cuenca, teniendo poco tiempo para poder visitar a su familia, su madre comenzó a viajar de Cañar a Cuenca, la travesía se realizaba a caballo y duraba hasta dos días. Su hermano Humberto iglesias contaría años más tarde que en ocasiones el Canónigo Guillermo Arias Morales, Rector del Seminario no le permitía las visitas. Era capellán el Canónigo Juan Bautista Cordero, y fueron sus profesores Nicolás Brito y Alberto Ordóñez que ocupaban las cátedras de Teología; el Dr. Juan Cuesta enseñaba Teología Moral; Lizardo Abad Derecho Canónigo; el Padre Jesús Arriaga Sagrada Escritura; Nicanor Aguilar, Historia y el Dr. Leopoldo Cordero, Música. Como se ve, el pensum académico ignoraba por completo a la modernidad y a las ciencias, tan atrasados estaban los estudios eclesiásticos en el Azuay. Como seminarista José Benigno sobresalió con luz propia entre sus compañeros inspirando admiración y respeto, queienes comentarían posteriormente que más temor infundía el seminarista iglesias que el propio Rector, sujeto bondadosisimo con el alumnado.

En 1918, ante el Obispo Manuel María Pólit; y los padres Alberto Ordóñez Crespo y Hermida, rindió sus últimos exámenes; fue una exposición sin obstáculos. Monseñor Pólit dispuso que se le conceda una beca para continuar en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma, pero tan laudable intención se vio frustrada por su situación económica.

El 27 de Julio siguiente se ordenó y el 2 de agosto celebró su primera misa en Cañar, la conducción de esta ceremonia estuvo a cargo del Padre Manuel Balladares, la familia había escogido como padrino de Vinajeras al Dr. Miguel Moscoso, quien posteriormente invitó a un acto preparado en honor del nuevo sacerdote.

Su primera misión fue Azogues, donde permaneció siete meses como Coadjuntor y logró ganar el cariño y respeto de la gente por su elocuencia y elegancia. En febrero de 1919 fue enviado a Gonzol en el cantón Alausí, provincia de Chimborazo, allí permanece casi un año, su trabajo se centralizó principalmente en lo que es la evangelización y la ayuda social. Conjuntamente con el Padre Sarmiento formaron un equipo de trabajo eficiente y el proceso de evangelización iba por buen camino cuando de pronto recibió la orden de viajar a la pequeña población de ingapirca en la provincia del Cañar, donde se había producido un incendio de grandes proporciones que arrasó con la iglesia y el convento. Su llegada puso la imagen de esperanza en la todas las gestiones.

Su madre, que le acompañaba a todo, vendió su casa en Cañar y alguna otra propiedad, y logró un capital de cuatro mil sucres, con lo que adquirieron un terreno en dos mil sucres a una familia Calle, una quinta denominada “El Paraíso”, lugar en donde nuestro joven sacerdote solía aislarse del mundo a meditar.

Por entonces algunos cándidos se dieron a comentar que el país pronto se vería invadido de diversos grupos que pregonaban doctrinas contrarias al catolicismo, y ante esta preocupación intentó traer a los Padres Redentoristas para “que salven a la gente de Biblian” lo cual se ve frustrado por la falta de apoyo, sin embargo consiguió recolectar tres mil sucres, que finalmente fueron repartidos entre el sector indigente de la población rural.

En 1925 dio inicio a la construcción de un Santuario, obra monumental, hoy considerada reliquia nacional por su estructura arquitectónica, ornamental y física, aunque en aquella época era solo una mísera construcción de madera y barro. Siendo su historia la siguiente: Se vivía una época de terribles epidemias, el tifus exantemático azolaba la campiña azuaya dada la miseria y falta de higiene en los campesinos, en su mayor parte indígenas, que habitaban chozas de barro con pisos de tierra en insalubre comunidad con animales domésticos como el cuy. Aldeas, caseríos y poblados eran diezmados, la confianza, el ánimo y hasta la fe en Dios se perdía pues para colmos no llovía pero un veinte de enero Biblián se roció con la mano divina, llegó la lluvia, reverdeció la fe, amaneció nuevamente la esperanza y María Santísima, en la advocación de la Virgen del Rocío, quedó desde esa fecha como patrona del pueblo.

Su presencia vendrá a reforzar esa fe y recibiendo la colaboración de la población, inició el Santuario de la Virgen del Rocío pues la población subía la altísima colina perdida entre el follaje y la hojarasca, llevando arena en sus espaldas. Posteriormente incrementaría una construcción destinada a hotel, una visión conocedora de lo que representa el turismo, agregaría también una construcción de bóvedas que resultaron a la postre un ingreso eficiente para sostener y costear todos los gastos que demandaba el mantenimiento de esta gran construcción. Toda la obra era dirigida personalmente por el sacerdote, asesorado por vastos conocedores de la arquitectura.

En 1927 fundó el Centro de Socorros Mutuos, institución de objetivos sociales que en su célula agrupaba a un sector connotado y selecto de la sociedad, esta institución fue también bastión fundamental en labores espirituales y culturales, había despertado el pueblo. También le preocupó los pobres y los niños, logrando establecer un taller de zapatería bajo la dirección de Francisco Ochoa, hábil y destacado artesano de Cuenca, esto sin duda benefició a la clase obrera de la localidad y permitió que aparezcan nuevos maestros en esta rama y que servirían de maestros para las futuras generaciones.

Una de sus inclinaciones era hacia la literatura y el arte, dramas y trabajos en prosa, el pueblo de Biblián logró representar ciertos dramas de su autoría, lamentablemente nunca dio a conocer a nadie sobre estas obras y no se sabe nada mas de ellas. Fundó el Club Deportivo “24 de mayo” y el Club de Tiro “General Angel Isaac Chiriboga”.

En cuanto a su tarea catequizadora avanzó algunos peldaños con la ayuda de Manuel Miranda. Para 1940 era ya toda una institución, los pequeños asistían a clases de religión los sábados por la mañana y los días domingos por la tarde en el convento parroquial, dándose instrucción por grupos; recibían conferencias bíblicas y luego pasaban al catecismo; su profesor, conjuntamente con las catequistas y el Párroco entregaban notas extras, que serían cambiadas por juguetes durante la navidad; quienes querían ganarse estas notas extras debían asistir puntualmente a las clases de catecismo y escuchar misa todos los domingos y días feriados.

Su pasión fueron los niños, gustaba hacer cualquier sacrificio con el fin de verlos sonreír; los dotaba de implementos deportivos y constantemente estimulaba con premios y sorpresas, añoraba verlos crecer junto a el; claro está que muchos le tenían recelo y miedo hasta que le conocían.

En 1944 Biblián tomaba otro sendero con su cantonización, en la que tuvo una gran incidencia, pues fue Vicepresidente del Comité pro Cantonización y su asistencia a las reuniones fue fundamental. El 1 de agosto murió su padre.

En 1958, el Arzobispo de Cuenca, Manuel de Jesús Serrano, le extendió el nombramiento de Canónigo Honorario de esa Diócesis; además le fue otorgada la dignidad del Examinador Sinodal de Teología del Seminario Mayor de Cuenca. Debía continuar este homenaje con el título de Consultor Diocesano de Azogues y Prelado Doméstico o Capellán de su Santidad Paulo VI, adquiriendo desde entonces la jerarquía de monseñor, este acto tuvo lugar durante la permanencia de Monseñor Raúl Vela Chiriboga en la provincia del Cañar.

Biblian se había convertido en un próspero Cantón, el sector era una granja productiva y la sociedad cobraba ribetes de vida colectiva. Había noche en que se encerraba en su biblioteca, que era muy completa. Durante estas meditaciones dejaría escrito en hojas sueltas, la historia de Biblián, su propia historia, lo vivido, episodios, gestas, triunfos, sufrimientos y sucesos, lamentablemente nada publicó por descuido y/o humildad y a su muerte se perdió. Aquí viene otro pasaje triste de su vida, aproximadamente en 1959 murió su madre, su compañera.

Su pensamiento conservador aunque no anacrónico hacía que la gente no le viera como el político mentiroso, era al cordón que ataba el reclamo justo pues en muchas ocasiones se enfrentó con los sectores representativos de la clase oligárquica explotadora de los pobres, sobre todo con el sector del sombrero de paja toquilla.

Esta participación política sirvió de base para que entablara una gran amistad con Jacinto Jijón y Caamaño, llegando a visitar en algunas oportunidades su propiedad, y hasta escribió constantemente para el periódico conservador.

También aprovechaba los momentos libres para visitar en una de sus haciendas a su cordial amigo Alfonso Andrade Chiriboga pues ambos compartían una gran afición por los caballos. En su ancianidad una comisión formada por Nila Carpio Flores, Elvira Samaniego y Laura Cabrera realizaron una serie de actos, rifas, bailes, dramas y otros para conseguir dinero, y con este le entregaron un vehículo Jeep Nissan, en una memorable ceremonia, Monseñor Iglesias se sintió muy agradecido y emocionado por el hecho, aunque en el fondo sentía pena por el recuerdo de sus viejos y leales caballos, a los que ya no podía montar por sus achaques.

Todo el parque Central lleno de gente, luego se vería complicado con un derrame cerebral y le ingresaron en el Hospital de Biblián, falleciendo el 16 de marzo de 1989 con 97 años de edad. Fue un ejemplo de sencillez, humildad y trabajo, hizo crecer a un pueblo que se había estancado, físicamente y en su fe, fue uno de los impulsadores para que se de la Cantonización y fue el principal gestor para la construcción de la Iglesia de la Virgen del Rocío en plena montaña e impulsador de muchos proyectos que se hicieron realidad y otros que los soñó pero no los pudo llegar a cumplir. Estatura mas que mediana, contextura gruesa, excelente salud hasta en la ancianidad. Trabajador incansable y soñador en grande, nunca decayeron sus proyectos, que supo llevarlos a feliz éxito.